1 TODO tiene su tiempo, y todo lo que se quiere
debajo del cielo tiene su hora.
2 Tiempo de nacer, y tiempo de morir; tiempo de
plantar,
y tiempo de arrancar lo plantado;
3 tiempo de matar, y tiempo de curar; tiempo de
destruir, y tiempo de edificar;
4 tiempo de llorar, y tiempo de reír; tiempo de
endechar, y tiempo de bailar;
5 tiempo de esparcir piedras, y tiempo de juntar
piedras;
tiempo de abrazar, y tiempo de abstenerse de abrazar;
6 tiempo de buscar, y tiempo de perder; tiempo de
guardar, y tiempo de desechar;
7 tiempo de romper, y tiempo de coser; tiempo de
callar, y tiempo de hablar;
8 tiempo de amar, y tiempo de aborrecer; tiempo de
guerra, y tiempo de paz.
9 ¿Qué provecho tiene el que trabaja, de aquello en
que se afana?
10 Yo he visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos
de los hombres
para que se ocupen en él. (Eclesiastés 3).
1. Tiempo. Heb. "un tiempo determinado"; de una raíz que significa
"determinar", "decretar". Por lo tanto, no sólo se trata de un tiempo
conveniente, sino determinado.
Dios ha ordenado ciertos tiempos o estaciones,
para los diversos fenómenos naturales.
(ver Lam. 3: 37; cf. Sant. 4: 15).
Lo que se quiere. De una palabra hebrea que etimológicamente significa
"deleitarse en", "hallar placer en". Por consiguiente, esta
expresión significa básicamente "aquello en lo que uno se
deleita". Esta misma voz se traduce "delicia" (Sal. 1:
2; Isa. 58: 13), "gusto" (Isa. 58: 3),
"complacencia" (Sal. 16: 3; Mal. 1: 10).
Hora. De
un vocablo común hebreo usado para "tiempo"
y que con frecuencia significa el comienzo de un lapso.
2. De
Nacer. Algunos consideran esta forma verbal como activa, y
por tal razón podría traducirse: "un tiempo para dar a luz". Sin embargo, la
mayoría de los eruditos sostienen que debe entenderse como una forma
intransitiva; de ahí que prefieran la forma "de nacer".
De morir. Nacer
y morir son, a no dudarlo, los dos acontecimientos más importantes de la
vida. Pero nadie puede determinar el tiempo de su entrada en
el mundo, y, en circunstancias ordinarias, poco puede hacer en cuanto al tiempo de su salida.
De plantar. Esta expresión concuerda con la que la precede. "Plantar"
equivale a "dar a luz", y "arrancar" a "morir".
Una expresión atañe a la vida humana; la otra, a la vida vegetal.
Arrancar. Heb.
"desarraigar". Llega un tiempo cuando hay que arrancar aun los
mejores árboles frutales.
3. De
Matar. Los comentadores no están de acuerdo en cuanto a si
Salomón se refiere aquí a la guerra o a otras circunstancias. Es posible que
tuviera en mente la ejecución de los criminales y las medidas que deben tomarse
para proteger las comunidades en caso de peligro. O quizá estuviera pensando en
un animal doméstico herido, cuya lastimadura era de tal grado que, ante la
imposibilidad de curarlo era más misericordioso matarlo que dejarlo sufrir.
De destruir. Hay un tiempo cuando conviene demoler los edificios para reemplazarlos
por otros. Durante milenios ha sido habitual en el Cercano Oriente utilizar una
y otra vez las ruinas de una civilización como materiales para construir una
nueva. Salomón aquí quizá se refiera a sus grandes proyectos de construcciones.
4. De
Llorar. A veces es mejor expresar las emociones que
reprimirlas.
Israel lloró amargamente en el exilio (Sal. 137: 1).
También
llegará el día cuando el pueblo de Dios reirá (Sal. 52: 1-6).
De endechar. Término específico para referirse a las ruidosas lamentaciones públicas
y a las expresiones de dolor manifestadas por los orientales.
(ver 2 Sam. 3: 31;
Jer. 4: 8; 9: 17-22; 49: 3).
De bailar. En la antigüedad, sobre todo en el Cercano Oriente, la danza era una
parte importante de las ceremonias religiosas y festivas.
(ver 2 Sam. 6: 14, 16;
1 Crón. 15: 29; cf. Mat. 11: 17; com. Exo. 15: 20; 32: 19).
5. De
Esparcir Piedras. Quizá se refiera a limpiar el campo de las piedras que
estorbaban el cultivo, para usarlas después en la construcción de cercas entre
las propiedades, o muros de contención, para los campos y los viñedos (ver Isa.
5: 2, 5).
De abrazar. Posiblemente un eufemismo para expresar la relación conyugal entre
esposos.
(ver Prov. 5: 20), o una expresión figurada para
referirse a la ociosidad.
(ver Ecl. 4: 5: "el necio cruza sus manos").
6. De
Perder. Quizá mejor, "de dar por perdido", lo que
guardaría equilibrio con "buscar".
Es probable que se haga referencia
aquí al animal que se había extraviado del rebaño o la manada. La demasiado
intensa búsqueda podría provocar una reacción de desagrado de los vecinos, o
aun ser inútil.
De desechar. Esta expresión se ilustra en los pasajes siguientes:
2 Rey. 7: 15; Prov. 11: 24, 25; Jn. 1:5; Mat. 16:25;
Hech. 27:18, 19, 38.
7. De
Romper. Compárese con Gén. 37: 29; 2 Sam. 1: 11;
1 Rey. 11: 11; 2 Crón. 23: 13; Job 1: 20; 2: 12.
De callar. Hay circunstancias cuando "el silencio es oro" (ver Lev. 10:
3).
8. De
Amar. Compárese con las palabras de Cristo (Mat. 5: 43, 44).
De guerra. La exactitud de esta declaración se capta si se entiende el hecho de
que, a la batalla del gran día del Señor aún venidera (Apoc. 16: 15-17),
seguirá la paz eterna (Apoc. 21 y 22).
9. ¿Qué Provecho? Ver com. cap. 1: 3.
La pregunta de Salomón exige una respuesta
negativa.
¿Para qué se afana el hombre por mejorar su condición
en la vida, cuando queda frustrado vez tras vez? Debe aprender que quien coloca
las pruebas a lo largo del sendero de la vida es un Padre amante, que
disciplina a sus hijos terrenales para el bien eterno de ellos.
(ver Heb. 12: 11; Apoc. 3: 19-21).
10.
Trabajo. Ver com, cap. 1: 13. La rígida disciplina de la vida,
necesaria para el que busca la inmortalidad (ver Rom. 2: 6, 7), la administra
un Padre omnipotente y amante. Sin embargo, el ser humano está en libertad de
elegir su propia forma de vida, de desarrollar su propio carácter y de decidir
su propio destino eterno. Se puede hacer frente con éxito a las dificultades reales
de la vida únicamente bajo la dirección de Dios.
3CBA
Ministerio Hno. Pio
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