lunes, 3 de agosto de 2020

192. NADA MEJOR QUE DISFRUTAR EL PRODUCTO DE NUESTRO TRABAJO, EL CUAL ES UN DON DE DIOS.

24 No hay cosa mejor para el hombre, sino que coma y beba, y que su alma 
se alegre en su trabajo. También he visto que esto es de la mano de Dios.
25 Porque ¿quién comerá, y quién se cuidará, mejor que yo?
26 Porque al hombre que le agrada, Dios le da sabiduría, ciencia y gozo; mas al pecador da el trabajo de recoger y amontonar, para darlo al que agrada a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu. (Eclesiastés 2).

24. Coma y beba. Salomón presenta su conclusión, basada en lo que experimentó en la vida. 
Piensa que no hay ganancia final. Por lo tanto, ¿por qué no comer, beber y disfrutar de las cosas que ofrece la vida?
Que su alma se alegre. Heb. "muestre el bien a su alma". "Alma" se refiere aquí a los deseos o apetitos de la persona (ver Prov. 10: 3; 13: 25; 27: 7; ver com. Gén. 2: 7; 9: 5; Deut. 6: 5). 
La declaración quizá signifique disfrutar en realidad de los frutos de los trabajos de uno, y también a la satisfacción que proporciona el cumplir con los planes y propósitos propios.
La mano de Dios. Dios quiere que el ser humano no sólo goce de los frutos de su trabajo, sino que también se complazca en la realización de sus tareas. Esta expresión sugiere también que Salomón reconocía el poder soberano de Dios y el desenlace feliz que él reserva para sus hijos terrenales, a pesar del sufrimiento y los desengaños.
25. ¿Quién Se Cuidará? Mejor, "¿quién experimentará más que yo?" Quizá Salomón hable de la obra de su vida, y afirme que su capacidad para apreciar los frutos de ella es mayor que la de cualquier otro. Tal vez hable Dios (vers. 24), y entonces la traducción del vers. 25 sería: "¿Quién comerá y tendrá [mejor] experiencia aparte de él [Dios]?" "¿Quién puede comer y beber sino gracias a Él?" (NC).
26. Porque ... Dios le da. La conjunción causal "Porque" coordina el vers. 26 con el vers. 25; y ambos a su vez se vinculan con el vers. 24. Salomón confiesa el poder omnipotente y la vigilancia omnipresente de Dios, quien no abandona a sus hijos.
Al pecador. Al transgresor, al que rechaza y resiste la voluntad de Dios. 
Heb. "el que yerra el blanco".
De recoger. El pecador desperdicia su vida en trabajos que no le dan entrada al reino eterno. 
Todo lo que acumula es tan sólo para esta vida pasajera. Se afana por amontonar riquezas, las acumula, pero no con un fin eterno (ver Mat. 13: 12; 25: 28; Luc. 12: 20).
Agrada a Dios. La idea de que el fruto de los trabajos del impío pueda ser dado al justo se halla en Job 27: 16, 17; Prov. 13: 22; 28: 8.
Aflicción de espíritu. Ver com. cap. 1: 14. 
El énfasis aquí radica en el hecho fundamental 
de que Dios dispone como le place. 3CBA
Ministerio Hno. Pio

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