viernes, 7 de agosto de 2020

208. LA VANIDAD DE LAS RIQUEZAS SIN PROVECHO.

1 HAY un mal que he visto debajo del cielo, y muy común entre los hombres: 2 El del hombre a quien Dios da riquezas y bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea; pero Dios no le da facultad de disfrutar de ello, sino que lo disfrutan los extraños. Esto es vanidad, y mal doloroso. (Eclesiastés 6).

1. Común entre los hombres. O "que pesa sobre los hombres" (BJ). Salomón declara lo que ha observado personalmente. 2. Dios da. Dios es el creador y señor del universo. A él se debe todo lo que hay de bueno en el mundo. Riquezas, bienes y honra. El rey David reconocía a Dios como la fuente de estas bendiciones. (1 Crón. 29: 12). La "honra" que aquí se menciona es la de la gloria y el esplendor materiales, como los que Dios había conferido a Salomón (1 Rey. 3: 13; 2 Crón. 1: 11, 12). Alma. Es decir, la persona misma (ver caps. 2: 24; 4: 8). Los extraños. Heb. "un hombre, un extraño". El mismo vocablo se traduce como "extranjero" (Deut. 14: 21; 15: 3). El énfasis se pone en el hecho de que ese infortunado no tendrá herederos propios para que continúen con su obra y perpetúen su nombre. Compárese con el caso de Abrahán (Gén. 15: 2). Mal. También se traduce "quebranto", enfermedades" (Isa. 53: 3, 4), y "enfermedad" (Jer. 6: 7; 10: 19). 3CBA/Ministerio Hno. Pio 


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