Isaías 7:10-16.
En medio de esa crisis. Dios en su misericordia promete salvarlos. Y da una
señal por la incredulidad del rey de confiar en Dios. Esa señal no solo sería
local, que tendría su cumplimiento, en el tiempo del profeta, también sería una
señal profética que se cumpliría en el futuro; con La venida del Mesías, la
esperanza suprema de la humanidad.
10 Habló también Jehová a Acaz, diciendo: 11 Pide para ti señal de
Jehová tu Dios, demandándola ya sea de abajo en lo profundo, o de arriba en lo
alto. 12 Y respondió Acaz: No pediré, y no tentaré a Jehová. 13 Dijo
entonces Isaías: Oíd ahora, casa de David. ¿Os es poco el ser molestos a los
hombres, sino que también lo seáis a mi Dios? 14 Por tanto, el Señor mismo
os dará señal: He aquí que la virgen concebirá, y dará a luz un hijo, y llamará
su nombre Emanuel. 15 Comerá mantequilla y miel, hasta que sepa desechar
lo malo y escoger lo bueno. 16 Porque antes que el niño sepa desechar lo
malo y escoger lo bueno, la tierra de los dos reyes que tú temes será abandonada. (Isaías
7:10-16).
10-11. Pide para ti señal. Dios hizo este
ofrecimiento para fortalecer la fe de Acaz. Se da esta clase de señales para
confirmar la fe de los débiles o de quienes tienen prejuicios. De abajo
en lo profundo. Los masoretas (t. I, pp. 3839) entendían que el texto
hebreo, escrito únicamente con consonantes, h'mq sh'lh, representaba las
palabras ha'émeq she'alah, "la profundidad demanda". Pero los
revisores de la LXX y algunos traductores griegos, varios siglos antes habían
entendido que h'mq sh'lh representaba las palabras ha'émeq she'olah, "la
profundidad de Seol". No hay forma de saber qué interpretación
es correcta, aunque la estructura gramatical de la segunda interpretación hace
que sea más lógica la traducción "la profundidad del Seol".
"Pide para ti una señal de Yahveh tu Dios en lo profundo del seol o en lo
más alto" (BJ). Ver com. 2 Sam. 12: 23, 22: 6; Prov. 15: 11 para el
significado de la palabra Seol. En Deut. 32: 22; Job 11: 8; Sal. 86: 13; 139: 8
hay otros ejemplos de este contraste entre el cielo y la profundidad del Seol.
12. No pediré. Acaz rehusó dejarse
persuadir. Ni quería creer, ni que nada le ayudara a creer. Había fijado su
política; estaba decidido a llevarla a cabo y temía cualquier cosa que pudiera
influir en él para cambiarla. La ayuda que procuraba era la de Asiria, no la de
Dios. No tentaré a Jehová. Es decir, no quería poner al Señor
a prueba pidiendo una señal. Con esto Acaz reveló su terquedad y rebelión
contra Dios. El Señor había ofrecido ayudarlo y guiarlo, pero prefirió confiar
en Asiria en vez de confiar en Dios. Estaba decidido a no tener nada que ver
con Dios, y lo manifestó con toda claridad.
13-14. El Señor mismo os dará. Acaz había de
recibir una señal de parte del Señor aunque no lo quisiera, pero la señal había
de ser determinada por Dios. Para estimular a los que permanecerían fieles
durante los años de crisis que sobrevendrían en el futuro, Dios creyó
conveniente proporcionar la seguridad de que él estaría con ellos. La nación ya
había recibido una señal en la persona de sear-jasub, primogénito de Isaías
(ver com. vers. 3; cf. cap. 8: 18), cuyo nombre significa "remanente
volverá", y cuya presencia era un recordativo constante de que en las
futuras invasiones asirías se salvaría un remanente.
Os. Por el vers. 13 puede verse que este pronombre
plural se refiere a la casa de David, esto es, a la casa real de Judá, de la
cual Acaz era el representante en ese momento. Los vers. 1-2 parecen sugerir
que la expresión "casa de David" designa específicamente a Acaz. Por
esto, algunos consideran que se emplea el plural como plural de majestad, y
aplican el mensaje exclusivamente a Acaz, rey y líder de Judá. Otros sugieren
que se emplea el plural para incluir no sólo al rey Acaz, sino también a sus
sucesores en el trono de David. 176
Señal. Heb.'oth, "señal",
"prenda", "marca", "recordativo". En el AT un
'oth no corresponde necesariamente a un milagro. En esencia, como en los casos
del arco iris del pacto (Gén. 9: 12), del Sábado (Exo. 31: 13; Eze. 20: 12,
20), de la sangre del cordero pascual en los postes de la puerta (Exo. 12: 13)
y de los incensarios de Coré, Datán y Abiram (Núm. 16: 38), 'oth era el
recordativo visible de una importante verdad espiritual. Las
"señales" de Egipto (Exo. 4: 8; 7: 3; Deut. 4: 34; etc.) y las que le
fueron dadas a Gedeón Juec. 6: 17), a Ezequías (2 Rey. 20: 8-9; Isa. 38: 1-8)
fueron señales milagrosas, cuyo propósito era lograr cooperación e inspirar fe.
Sin excepción, la "señal" consistía en un objeto o un acto cuyo
propósito era confirmar o recordar la verdad espiritual o el mensaje profético ligado
a él por la Inspiración. El aspecto milagroso podría estar presente o no. Una
de las características esenciales de la "señal" era que fuera
literalmente visible para la persona o personas a quienes era dada, para que a
su vez los ojos de la fe pudieran percibir la voluntad de Dios y se aferraran a
sus promesas. Cuando alguien exigía una "señal", como la que Dios
aquí invitaba a Acaz que le pidiera (Isa. 7: 11), o cuando Dios mismo escogía
la "señal", era, sin excepción, literalmente visible para aquellos a
quienes iba dirigida.
En relación con esto es importante notar la declaración de Isaías:
"He aquí, yo y los hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios
en Israel, de parte de Jehová de los ejércitos" (Isa. 8: 18), afirmación
cuyo significado es aclarado por el hecho de que aparece en la misma secuencia
profético con la "señal" prometida en el cap. 7: 14. Los nombres:
Isaías, que significa "Jehová salvará"; sear-jasub, que quiere decir
"Un remanente volverá", y Maher-salal-hasbaz, que significa "El
despojo se apresura, la presa se precipita", hablaban con elocuencia de
acontecimientos futuros relacionados con las inminentes y repetidas invasiones
asirias de Judá. Isaías y sus hijos eran "señales" designadas por
Dios para obtener, de ser posible, la cooperación de Acaz y Judá durante los
años de crisis que acompañarían al colapso y cautiverio del reino del norte, o
sea de Israel.
La virgen. Heb. 'almah. Este vocablo,
tanto en singular como en plural, sólo aparece nueve veces en el AT (Gén. 24: 43;
Exo. 2: 8; 1 Crón. 15: 20; Sal. 46, título; 68: 25; Prov. 30: 19; Cant. 1: 3;
6: 8; Isa. 7: 14). Nunca se encuentra en un contexto que permita determinar con
precisión su significado. Esta inseguridad ha suscitado diferencias de opinión
en cuanto a si debería traducirse como "virgen" o "mujer
joven". Se han hecho esfuerzos complicados por probar que significa
exclusivamente una cosa o la otra; pero hasta el momento la evidencia
presentada en favor de cualquiera de las dos posiciones no ha sido suficiente
como para convencer a todos los eruditos hebraístas. Los lexicógrafos del
hebreo concuerdan en que 'almah proviene de la raíz 'alam, "tener madurez
[en el aspecto sexual]", y que la palabra 'almah significa una "mujer
joven", capaz de tener hijos. Tanto 'almah como 'élem, la forma masculina
de la palabra, claramente indican madurez física, pero no hay absoluta
evidencia de que impliquen virginidad ni estado matrimonial. Sin embargo, puede
señalarse que, en Cant. 6: 8-9, las "doncellas" ('alamoth, plural de
'almah) están clasificadas con las "reinas" y las
"concubinas", en contraste con una joven "perfecta". La
construcción hebrea permite que se entienda que la 'almah de Isa. 7:
14 pudo haber ya concebido. Si cuando Isaías escribió todavía era
virgen, nos encontraríamos con otro nacimiento milagroso similar al de Jesús,
lo que crearía un grave problema teológico. Para mayor información léase
Problems in Bible Translation (Problemas en la traducción de la Biblia), pp.
152-157.
El vocablo hebreo que se emplea específicamente para designar a una
virgen es bethulah, que significa precisamente "virgen", sin que
tenga otro sentido en las 50 veces que aparece en el AT. Según el uso bíblico,
la bethulah era una mujer casadera, ya fuera joven o anciana, aunque probablemente
joven y que se había mantenido separada de varón. Ni una sola vez se emplea la
palabra 'almah para referirse a la virginidad, cosa que sí ocurre con bethulah
y sus derivados. Para bethulah no existe ninguna forma masculina equivalente,
pero muchas veces la palabra aparece en relación con bajur, "joven maduro,
vigoroso, no casado", o "joven selecto". Bajur y bethulah
indican el más alto ideal hebreo de la juventud, así como 'élem y 'almah
denotan madurez física. Sin excepción, donde se habla claramente de
integridad moral y de virginidad se emplean bajur y bethulah, y no 'élem y
'almah.
Isaías dice que Dios se goza con su pueblo como "el joven [bajur]
[que] se desposa con la virgen [bethulah]" (Isa. 62: 5). Es muy
significativo que se emplee el símbolo de Sión, una "virgen pura"
(parthénos, 2 Cor. 11: 2), para representar al pueblo de Dios. La palabra que
se emplea para describir a esa "virgen" es siempre bethulah, nunca
'almah (2 Rey. 19: 2 1; Isa. 37: 22; 62: 5; Jer. 14: 17; 31: 4; Lam. 1: 15;
etc.). Nunca se denomina 'almah al pueblo de Dios. El Señor no puede aceptar
una iglesia que no pueda denominarse bethulah. Dios no se preocupa tanto por la
edad como por el carácter. Isaías emplea la palabra bethulah cinco veces (cap.
23: 4, 12; 37: 22; 47: 1; 62: 5). Si hubiera deseado que se entendiera que la
"virgen" del cap. 7: 14 era una bethulah en el sentido estricto del
término, lógicamente debería haber empleado esa palabra aquí. Sin embargo, al
citar este pasaje, Mateo emplea la palabra parthénos, que corresponde con
bethulah, y claramente indica virginidad. En cuanto a las razones por las
cuales hace esta interpretación, ver com. Mat. 1:23. La LXX emplea el
término parthénos, "virgen".
El contexto de Isa. 7: 14, juntamente con lo anteriormente dicho en
relación con las palabras traducidas "señal" y "virgen",
confirman que la predicción hecha aquí tenía una aplicación inmediata dentro
del marco de las circunstancias históricas presentadas en el capítulo. La
interpretación que Mateo le da al pasaje confirma que esta predicción también
señala la venida del Mesías. Muchas profecías del AT tienen, como ésta, una
doble aplicación: en primer lugar, se aplican al futuro inmediato, y en segundo
lugar, al futuro más distante (ver com. Deut. 18: 15).
En la narración de Isa. 7: 14 no se agrega nada en cuanto a la identidad
de la "mujer joven" a la cual alude Isaías. Sin embargo, en hebreo se
la llama "la mujer joven", lo cual indica que se trata de una joven
específica. Si dicha "joven" estuvo presente en tal ocasión, o si
Acaz o aun el mismo Isaías conocían su identidad, es algo incierto (ver
Gesenio, Hebrew Grammar, sección 126). Basados en el silencio que se
guarda en cuanto a la "joven" del vers. 14 de este capítulo, algunos
han sugerido que dicha predicción se cumplió en la persona de una mujer
desconocida para nosotros, pero bien conocida para Acaz e Isaías. Suponiendo
que la "señal" debía ser milagrosa y que la palabra 'almah significa
específicamente "virgen" y no sólo "mujer joven", algunos
han sugerido que el cumplimiento literal de la predicción en los días de Isaías
requirió que la madre del hijo prometido fuera una virgen como María, en el
sentido estricto del término. Seguramente que para Dios hubiera sido
enteramente posible hacerlo si así lo hubiese escogido; pero un niño tal
representaría, como Cristo, la unión de las naturalezas divina y humana, lo
cual privaría a Cristo de su posición exclusiva como el único Hijo de Dios, que
fue a la vez divino y humano.
Teniendo en cuenta que por este tiempo Acaz era un joven de unos 21 años
(2 Rey. 16: 12; cf. t. II, p. 79), otros han sugerido que esta
"joven" podría haber sido su propia esposa, o alguna otra joven de la
corte real presente en esa ocasión. Otros piensan que Isaías alude a su propia
esposa, "la profetisa" del cap. 8: 3, que quizá lo acompañó en esta
entrevista con el rey Acaz (ver com. cap. 8: 3). El hecho de que el ministerio
profético de Isaías continuó durante un medio siglo, o más, después de este
suceso ocurrido en la primera parte de su ministerio (PR 281; cf. cap. 1: 1; 6:
1), confirma que por esa época él mismo era joven, y que su esposa bien podía
denominarse "la mujer joven".
Concebirá. En hebreo el verbo aparece
en el tiempo perfecto, el cual se emplea comúnmente para indicar una acción terminada,
y normalmente debería traducirse como "ha concebido" (BJ). Pero los
profetas muchas veces emplearon el tiempo perfecto para indicar una acción
futura. Estaban tan confiados de que sus predicciones se cumplirían, que
hablaban de acontecimientos futuros como si ya se hubieran realizado (t. I, p.
31). De ser así, la traducción "concebirá" sería totalmente correcta.
No es posible definir cuál traducción refleja con mayor precisión la intención
de la Inspiración, pero muchos consideran que la interpretación más natural del
hebreo indica que la concepción de ese niño, que habría de ser
"señal", ya había ocurrido cuando Isaías pronunció estas palabras. La
secuencia de los tiempos verbales en el vers. 14 parece exigirlo. Los que
consideran que la "mujer joven" era esposa de Acaz o alguna otra
joven de la familia real, sugieren que esta predicción era una
"señal" para Acaz pues es de suponer que Isaías no sabría que ella
había concebido y que ninguno de ellos podría en el momento saber el sexo del
niño aún no nacido. Cabe recordar que la "señal" no necesariamente
equivale a "milagro" (ver com. "Señal"). 178
Llamará. El texto hebreo más comúnmente aceptado dice
"ella llamará", "le pondrá por nombre" (BJ). Sin embargo,
varios manuscritos dicen "tú llamarás". Si se entiende de esta forma,
el niño no nacido aún sería miembro de la familia real, y su madre, la esposa
de Acaz o alguna otra joven a cuyo hijo Acaz tenía el derecho de ponerle
nombre. Sin embargo, es más probable que sea correcto leer "ella llamará";
"le llama" (NC).
Emanuel. Heb. 'Immanu 'el, literalmente "con nosotros
Dios", entendiéndose por el contexto que Dios nos acompaña para librarnos
de nuestros enemigos. Con referencia al sentido mesiánico de este nombre, ver
com. Mat. 1: 23. A semejanza del nombre Isaías, que significa "Jehová
salvará", Sear-jasub (vers. 3), que quiere decir "remanente
volverá" , o sea que Judá no caería junto con el reino del norte, y
Maher-salal-hasbaz, que significa "el despojo se apresura, la presa se
precipita", el nombre Emanuel era un nombre distintivo dado por Dios como
señal, para testificar del propósito divino con respecto a Judá en ese tiempo,
y para dar a entender la naturaleza de los acontecimientos que pronto habrían
de transcurrir. Ver com. cap. 8: 1-3, 8, 10. La señal de "Emanuel"
testificaría de la presencia de Dios en medio de su pueblo para guiar, proteger
y bendecir. En tanto que otras naciones serían derrotadas, Judá habría de ser
sostenida. Si bien Israel perecería, Judá sobreviviría. Cuando Senaquerib atacó
a la tierra de Judá para destruirla, Ezequías, hijo de Acaz, sin duda encontró
consuelo y estímulo en las palabras de Isaías referentes a Emanuel. En su
mensaje de estímulo al pueblo de Jerusalén, Ezequías asegura que "con
nosotros está Jehová nuestro Dios para ayudarnos y pelear nuestras
batallas" (2 Crón. 32: 7-8).
15. Mantequilla y miel. Mejor
"cuajada y miel"(BJ). En muchas partes del Cercano Oriente todavía
hoy la cuajada o yogurt es considerado como manjar (Exo. 3: 17; Juec. 5: 25).
Una tierra de "leche y miel" era una tierra de abundancia. La mención
que aquí se hace de la cuajada y de la miel significa abundancia de alimento.
La tierra estaría desolada, pero habría suficiente alimento para los pocos que
quedaran en el país después de la invasión asiria. (Isa. 7: 22).
Hasta que sepa. Literalmente,
"en su saber", o sea, "cuando sepa". Cuando el niño que se
llamaría Emanuel fuera suficientemente grande para "desechar lo malo y
escoger lo bueno", tendría "cuajada y miel" para comer. No se
puede saber si esto se refiere a la edad de dos o tres años, cuando el gusto se
acentúa en el niño, o a los doce años, cuando la percepción moral está bien
desarrollada. Dos o tres años más llevarían a 732 a. C., y doce, a 722 (ver
com. Isa. 7: 1). Damasco cayó en 732, y Samaria diez años después. Los pocos
que no fueron llevados cautivos encontrarían abundante alimento (ver com. vers.
21-22) en el país desolado (ver com. vers. 1720, 23-25). Ver com. cap. 8: 4.
16. Porque. Heb. ki. Esta conjunción
exige que el "niño" del vers. 16 sea el mismo "hijo" de los
vers. 14 y 15, y no el "hijo" sear-jasub, del vers. 3, como algunos
han sugerido. El vocablo ki hace que el vers. 16 no pueda separarse de lo que
antecede. Además, el que se emplee el artículo definido "el" antes de
"niño" del vers. 16 requiere que se entienda como antecedente el
último niño mencionado, es decir Emanuel. Antes que. Ver com.
vers. 15.
De los dos reyes . . . será abandonada. Isaías había advertido a Acaz que no se atemorizara de Rezín y Peka,
esos "dos cabos de tizón que humean" (vers. 4). Ahora el profeta
afirma que el niño que pronto nacería no tendría más que unos dos años cuando
esos reyes perdieran sus respectivos tronos. Si Acaz asumió el poder en
736/735, esta entrevista con Isaías pudo haber transcurrido a fines de 735 o a
comienzos de 734. En el año 735, Tiglat-pileser III de Asiria
emprendió una campaña contra Urartu, en las regiones de Armenia. En el año 734
guerreó contra Filistea, y en el 733 y 732 contra Damasco (t. II, pp. 63-64).
Asiria estaba haciendo grandes esfuerzos para dominar la parte noroeste de
Asia. En su campaña contra Asiria, Peka y Rezín se opusieron a Acaz, quien se
había aliado con Tiglat-pileser (2 Rey. 16: 5-7). Judá no tenía razón para
temer si sus caudillos sólo confiaban en la promesa implícita en el nombre
Emanuel: "Dios con nosotros". Cuando el niño que serviría de señal
tuviera unos dos años de edad, los reinados de Peka y Rezín ya habrían dejado
de ser. Esto lleva al año 732, el segundo año de guerra entre Tiglat-pileser y
Damasco. Compárese con Isa. 8: 3-4, donde nuevamente se predice el tiempo del
cumplimiento de esta profecía. Cf. 2 Rey. 15: 30; 16: 9. 4CBA/Ministerio Hno.
Pio
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