viernes, 31 de diciembre de 2021

939. LOS JUICIOS DE DIOS: LAS SIETE TROMPETAS: La 5° Y 6° Trompetas (APOCALIPSIS 9).

Apocalipsis 9

LOS JUICIOS DE DIOS:

LA QUINTA TROMPETA: Langosta, 9:1-12.

(1) Al sonar la quinta trompeta cae una estrella del cielo,

a la cual se le da la llave del pozo del abismo.

(2-11) Abre el abismo y salen langostas con poder de escorpiones.

(12) El primer ay es pasado,

LA SEXTA TROMPETA: Los Ángeles Del Éufrates, 9:13-21.

(13) Suena la sexta trompeta.

(14-21) Son sueltos cuatro ángeles que estaban atados. 

EL QUINTO ÁNGEL tocó la trompeta, y vi una estrella que cayó del cielo a la tierra; y se le dio la llave del pozo del abismo.

2 Y abrió el pozo del abismo, y subió humo del pozo como humo de un gran horno; y se oscureció el sol y el aire por el humo del pozo. 3 Y del humo salieron langostas sobre la tierra; y se les dio poder, como tienen poder los escorpiones de la tierra.

4 Y se les mandó que no dañasen a la hierba de la tierra, ni a cosa verde alguna, ni a ningún árbol, sino solamente a los hombres que no tuviesen el sello de Dios en sus frentes.

5 Y les fue dado, no que los matasen, sino que los atormentasen cinco meses; y su tormento era como tormento de escorpión cuando hiere al hombre. 6 Y en aquellos días los hombres buscarán la muerte, pero no la hallarán; y ansiarán morir, pero la muerte huirá de ellos.

7 El aspecto de las langostas era semejante a caballos preparados para la guerra; en las cabezas tenían como coronas de oro; sus caras eran como caras humanas; 8 tenían cabello como cabello de mujer; sus dientes eran como de leones; 9 tenían corazas como corazas de hierro; el ruido de sus alas era como el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla; 10 tenían colas como de escorpiones, y también aguijones; y en sus colas tenían poder para dañar a los hombres durante cinco meses. 11 Y tienen por rey sobre ellos al ángel del abismo, cuyo nombre en hebreo es Abadón, y en griego, Apolión.

12 El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto.

13 EL SEXTO ÁNGEL tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que estaba delante de Dios,

14 diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Éufrates. 15 Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres. 16 Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número,

17 Así vi en visión los caballos y a sus jinetes, los cuales tenían corazas de fuego, de zafiro y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre. 18 Por estas tres plagas fue muerta la tercera parte de los hombres; por el fuego, el humo y el azufre que salían de su boca. 19 Pues el poder de los caballos estaba en su boca y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban.

20 Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; 21 y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos. (Apocalipsis 9).

1. El quinto ángel. La quinta trompeta, el primer "ay", 

se presenta en los vers. 1-12.

(ver com. cap. 8:13; cf. cap. 9:12-13).

Una estrella que cayó. O "una estrella que había caído".

Esta estrella no se ve caer, como la que se menciona en la tercera trompeta (cap. 8:10); se presenta como que ya ha caído sobre la tierra.

Es interesante notar que la figura de una estrella caída aparece también en la literatura apocalíptica judía, para describir a Satanás como una estrella que cayó del ciclo. (Enoc Etiópico 88:1).

Se le dio. El poder representado por la llave no era intrínsecamente suyo; 

le fue concedido por un poder superior

La llave. La posesión de la llave significa poder para abrir y para cerrar.

 (Apoc. 3:7; cf. Mat. 16:19).

Diversos comentadores han identificado las trompetas quinta y sexta con el asolamiento causado por los árabes mahometanos y los turcos.

Destacan las guerras entre los persas y los romanos, dirigidas respectivamente por Cosroes II (590-628) y Heraclio I (610-641), como causa del debilitamiento de los dos imperios, lo que preparó el camino para las conquistas de los musulmanes, Sugieren que la llave simboliza la caída de Cosroes, cuya derrota y asesinato en el año 628 d. C. marcó el fin del Imperio Persa como poder efectivo y abrió el camino para el avance de las fuerzas árabes.

Abismo. Gr. fréatos t's abússou, "pozo del lugar sin fondo", o "pozo del abismo".

La palabra ábussos se usa repetidas veces en la LXX para traducir la palabra hebrea tehom (ver com. Gén. 1:2, donde ábussos representa el océano primitivo).

En Job 41:31 representa el mar en general; en Sal. 71:20, 

las profundidades de la tierra.

El ábussos es donde vive el leviatán, 

según la LXX, cuyo texto se refleja en la BJ. 

He aquí la descripción que aparece en Job: "Hace del abismo una olla borbotante, cambia el mar en pebetero.

Deja tras sí una estela luminosa, el abismo diríase una melena blanca... Es rey de todos los hijos del orgullo" (Job 41:23-24, 26, BJ).

El pozo del abismo puede considerarse como un símbolo de las extensas regiones de los desiertos árabes, de donde salieron los seguidores de Mahoma para extender sus conquistas en grandes regiones.

2. Pozo del abismo. Ver com. vers. 1.

Se oscureció. Cf. com. cap. 6:12. 

La oscuridad es también característica de la quinta plaga (cap. 16:10).

El oscurecimiento del sol puede considerarse, con respecto a los musulmanes, como el oscurecimiento del sol del cristianismo. Tal fue el efecto de la propagación de la religión del Islam.

3. Langostas. Esta plaga recuerda la plaga de langostas que azotó a Egipto.

 (Exo. 10:13-15).

Beato, monje español, identificó en el siglo VIII d. C. el símbolo de las langostas con los árabes musulmanes, quienes en sus días habían invadido todo el norte del África, el Cercano Oriente y España. Desde ese tiempo se conoce a muchos expositores que han hecho una identificación similar

Como... los escorpiones. Las langostas normalmente no atacan a los seres humanos; pero se afirma que estas langostas tienen veneno de escorpiones, y éstos son conocidos por ser hostiles a los seres humanos.

(Eze. 2:6; Luc. 10:19; 11:12).

4. No dañasen. Las langostas destruyen la vegetación, no a las personas; pero a estas langostas se les ordena que no hagan daño a ninguna cosa verde. 

Sus ataques deben dirigirse sólo contra los impíos.

Los que identifican el símbolo de la langosta con los sarracenos, han sugerido que esta prohibición refleja la política de los conquistadores árabes, quienes no destruían indiscriminadamente la propiedad ni mataban a los cristianos y los judíos si se sometían al pago de un tributo.

En cuanto a cierta clase de personas se registra que Abubeker, el sucesor de Mahoma, dijo a sus soldados: " 'Hallaréis otra clase de personas que pertenecen a la sinagoga de Satanás, que tienen la coronilla afeitada; estad seguros de hendir sus cráneos, y no les deis cuartel, hasta que se hagan mahometanos o paguen tributo' " (citado en Edward Gibbon, The Decline and Fall of the Roman Empire, Ed. J. B. Bury, t. 5, p. 416).

Esta clase de personas aún no ha sido identificada en forma definitiva.

Si esta restricción se aplica a los árabes musulmanes como parte de su conducta, puede considerarse como que representa su política de no exterminar a los vencidos. Este proceder fue adoptado para que los subyugados apoyaran a los guerreros que salían a conquistar.

Que no tuviesen el sello de Dios. Algunos han sugerido que como la observancia del sábado será finalmente la señal externa de la obra interior de sellamiento realizada por el Espíritu Santo (ver com. Eze. 9:4), los atacados aquí por las "langostas" son los que no observan el verdadero día de reposo, el sábado. En sus frentes. Cf. Eze. 9:4, Apoc. 7:3.

5. No que los matasen. El castigo infligido por las langostas es la tortura, 

no la muerte;

Cinco meses. Se trata este período en la Nota Adicional al final de este capítulo.

Escorpión. Ver com. vers. 3.

La picadura de un escorpión puede ser sumamente dolorosa, 

pero pocas veces es fatal para el hombre.

6. Buscarán la muerte. Compárese este proceder con el que 

se describe en el cap. 6:16. Cf. Job 3:21; Jer. 8:3.

7. Semejante a caballos. Este pasaje recuerda a otro similar del AT. 

Ver com. Joel 2:4.

Algunos ven en los caballos una referencia a la caballería, peculiar de las fuerzas militares árabes.

Coronas. Gr. stéfanos, símbolo de victoria (ver com. cap. 2:10).

Algunos ven aquí una referencia al turbante, que por mucho tiempo fue el tocado nacional de los árabes.

Caras humanas. Tal vez indique que los instrumentos de este castigo son seres humanos.

8. Cabello de mujer. Algunos han aplicado este detalle de la visión al cabello largo que se dice que usaban las tropas árabes.

Dientes... de leones. Símbolo que sugiere fuerza y voracidad.

9. Corazas de hierro. Las escamas de las langostas pueden haber sugerido esta descripción. El símbolo indica que los instrumentos de este castigo eran invencibles. Estruendo de muchos carros. Cf. Joel 2:5.

10. Como de escorpiones. 

Es decir, como las colas de los escorpiones, 

que tienen aguijones ponzoñosos.

Dañar a los hombres. Ver com. vers. 5.

Cinco meses. Ver la Nota Adicional al final del capítulo.

11. Por rey sobre ellos. El sabio Agur declaró que "las langostas... no tienen rey, y salen todas por cuadrillas" (Prov. 30:27); sin embargo, las langostas de este pasaje están mucho más organizadas en su obra de destrucción, pues tienen un gobernante cuyas órdenes obedecen.

Algunos que aplican la quinta y sexta trompetas a los árabes y turcos musulmanes, ven en este rey una referencia a Osmán (Otmán I, 1299-1326), el fundador tradicional del imperio otomano.

Su primer ataque contra el Imperio Griego, que según Gibbon aconteció el 27 de julio de 1299, es tomado como la señal del comienzo del período de tormento de cinco meses (Apoc. 9:7,10).

Este período se trata en la Nota Adicional al final de este capítulo.

Ángel. O "mensajero", el que está a cargo de las fuerzas que salen del pozo del abismo. Abismo. Ver com. vers. 1.

Abadón. Gr. AbbadÇn, transliteración del Heb. 'abbadon, "destrucción", "ruina". 

Esta palabra se usa en sentido genérico en Job 31:12, y equivale a "infierno"

 (Heb. she'ol, el reino figurado de los muertos; ver com. Prov. 15:11) en Job 26:6. 

El uso de este nombre hebreo aquí es importante porque buena parte del simbolismo de Juan tiene origen hebreo.

En la tradición judía el 'Abbadon es personificado (ver Talmud Shabbath 89a).

En griego. Juan añade un nombre griego -la traducción de 'Abbadon- para sus lectores de habla griega.

Apolión. Gr. apollúÇn, "el que destruye", "destructor". 

12. Ay. Ver com. cap. 8:13.

13. Sexto ángel. Osea el segundo "ay" 

(ver com. cap. 8:13; 11:14; cf. cap. 9:12).

Cuatro cuernos. Algunos MSS omiten el número "cuatro", pero la evidencia textual se inclina (cf. p. 10). Por su inclusión. En cuanto a los cuernos del altar del incienso en el antiguo tabernáculo del desierto, ver Exo. 37:26.

Altar de oro. Sin duda el mismo altar en donde el ángel había ofrecido las oraciones de los santos (cap. 8:3-5).

14. Cuatro ángeles. El profeta había visto antes cuatro ángeles que tenían poder para retener los vientos a fin de que no soplasen (cap. 7:1). Tenían poder mundial; pero los cuatro que se presentan aquí parecen estar limitados.

La mayoría de los comentadores que aplican la quinta trompeta a los árabes mahometanos, han visto en la sexta una representación de los turcos.

Algunos de ellos relacionan a los cuatro ángeles con los cuatro sultanatos del imperio turco (otomano), los que identifican como Alepo, Iconio, Damasco y Bagdad.

Otros ven en estos ángeles las fuerzas destructivas que se dirigieron contra el mundo occidental.

Están atados. Literalmente "han estado atados".

Estos ángeles han sido impedidos de realizar su obra de castigo hasta que el sexto ángel haga sonar su trompeta.

Éufrates. Algunos comentadores que aplican la sexta trompeta a los turcos, dan una interpretación literal al Éufrates, en el sentido de que fue por la región del Éufrates por donde penetraron los turcos en el imperio bizantino.

Pero como los nombres de Sodoma, Egipto (cap. 11:8) 

y Babilonia (cap. 14:8; 17:5; 18:2,10,21) 

se usan simbólicamente en el Apocalipsis, 

otros comentadores sostienen que el Éufrates también debe entenderse simbólicamente (ver com. cap. 16:12).

Algunos de ellos advierten que para los israelitas el Éufrates constituía la frontera norte de la tierra que idealmente habían de ocupar (Deut. 1:7-8) y que en la cumbre de su poder lo dominaron por lo menos hasta cierto punto.

 (Ver com. 1Rey. 4:21).

Más allá del Éufrates estaban las naciones paganas del norte que repetidas veces dominaron a Israel (cf. com, Jer. 1:14).

Según este punto de vista, el Éufrates indica aquí una frontera más allá de la cual Dios retiene las fuerzas que ejecutan sus juicios durante la sexta trompeta.

Otros relacionan el Éufrates con la Babilonia simbólica. Hacen notar que como la apostasía final se describe más tarde en el Apocalipsis como la Babilonia simbólica (cap. 17:5), y se llama especialmente la atención a que está sentada "sobre muchas aguas" (vers. 1), y que como la Babilonia histórica estaba situada junto a las aguas del Éufrates (ver t. IV, p. 823), este río simboliza aquí el dominio del poder representado como la Babilonia simbólica.

 (Cf. com. cap. 16:12).

15. Cuatro ángeles. Ver com. vers. 14.

Para la hora. En cuanto a la expresión, para la hora, día, mes y año",

ver Nota Adicional al final del capítulo; cf. com. cap. 17:12.

Tercera parte. Ver com. cap. 8:7.

16. Ejércitos de los jinetes. Los cuatro ángeles se describen como ejecutando sus castigos por medio de un gran ejército de caballería. En los tiempos antiguos la caballería era el arma más rápida y ágil de un ejército. Por lo tanto, puede considerarse aquí como un símbolo de la rapidez y los vastos alcances de este castigo.

Doscientos millones. El número sin duda simboliza una hueste inmensa, innumerable.

Oí. El verbo griego usado aquí significa oír y entender.

La información oral confirmó su impresión de una hueste innumerable.

17. Así vi. La descripción de los caballos y de sus jinetes parece seguir el paralelismo invertido hebreo común: primero los caballos, luego se menciona a los jinetes; después se describe a los jinetes y finalmente a los caballos.

Corazas. Es decir, de los jinetes.

De fuego. O ardientes. Tal vez parecía brillante no sólo la armadura de los jinetes, sino que las tropas pueden haberle parecido al profeta que estaban vestidas como con fuego. Ver com. "zafiro".

Zafiro. Gr. huakínthinos, un color violeta o azul oscuro. 

Algunos sugieren que esto puede representar el humo que acompañaba al fuego (ver com. "fuego, humo y azufre").

Otros ven en el color una descripción del uniforme turco, en el cual predominaban los colores rojo (o escarlata), azul y amarillo. 

Creen que el fuego representa el color rojo, y el azufre, al amarillo. 

Azufre. Gr. theiodes, "como azufre".

El fuego y el azufre se mencionan juntos frecuentemente en el Apocalipsis.

(Cap. 9:18; 14: 10; 19:20; 20: 10; 21:8).

En cuanto a un posible significado del color, ver com. "zafiro".

Cabezas de leones. Esta comparación de los jinetes con el rey de las fieras, sugiere ferocidad y majestad.

Fuego, humo y azufre. Los mismos adornos que parecían revestir a los jinetes, salen también por las bocas de sus caballos. El "humo" en lugar del "zafiro" de los jinetes, apoya la creencia de que los dos son lo mismo (ver com. "zafiro"). Compárese con la descripción del leviatán en Job 41:19-21.

Los expositores que identifican la sexta trompeta con los asolamientos causados por los turcos otomanos, ven en el "fuego, humo y azufre" una referencia al uso de la pólvora y las armas de fuego, que comenzaron en ese tiempo. Destacan que la descarga de un fusil hecha por un soldado de caballería parecería a la distancia como si saliese fuego de la boca del caballo.

18. Estas tres. El hecho de que estos castigos se llamen plagas es tomado por algunos como un indicio de que hay un estrecho paralelo entre las trompetas y las siete postreras plagas (ver com. cap. 8:6).

Tercera parte. Ver com. cap. 8:7.

El fuego, el humo y el azufre. Ver com. vers. 17.

19. Boca. Juan ya ha descrito estos caballos diciendo que matan a los hombres con el fuego, humo y azufre que salen de sus bocas (ver com. vers. 17).

Colas. Estos caballos causan destrozos con la cabeza y también con la cola. Compárese con las langostas de la quinta trompeta, cuyo aguijón estaba en su cola (vers. 10).

En relación con los turcos, ciertos expositores ven en estas "colas" una referencia a la cola del caballo como estandarte de esos guerreros.

20. Los otros hombres. La mayoría de los hombres no fueron destruidos por este terrible castigo, pero a pesar de lo que habían sufrido sus prójimos, no aprendieron la lección como debieran haberlo hecho, ni se arrepintieron.

Las obras de sus manos. Específicamente los ídolos que habían hecho.

 (Ver Deut. 4:28; Sal. 135:15; Jer.1:16).

Los hombres que dan ahora a las obras de su genio inventiva más importancia en sus vidas que la que dan a Dios y su reino, están igualmente condenados. 

Las comodidades materiales modernas -las obras de las manos humanas- no son malas, pero a menudo pueden llenar tanto la vida de los seres humanos que se convierten en ídolos, así como lo eran los antiguos dioses de madera, piedra y metal. Cf. com. 1 Juan 5:21.

Demonios. Gr. daimónion (ver com. 1 Cor. 10:20). Se refiere a la adoración de los espíritus, común en los tiempos antiguos y que aún se encuentra ampliamente difundida entre muchos grupos paganos.

Imágenes. En contraste con la adoración de los espíritus, se condena la adoración de objetos concretos, pero inanimados.

Oro. Oro, plata, bronce, piedra y madera: se enumeran en el orden descendente de su valor como materiales.

No pueden ver. Una dramática presentación de la insensatez de su idolatría, porque estos objetos, adorados como dioses, no tienen ni siquiera las facultades propias de un animal, mucho menos las de un hombre.

 (Ver Sal. 115: 4-7; Jer. 10:5; Dan. 5:23).

21. Homicidios. El pecado de la idolatría contra Dios a menudo lleva a cometer crímenes como los que aquí se detallan (Apoc. 21:8; 22:15; cf. Gál. 5:20).

Hechicerías. Ver com. cap. 18:23.

Fornicación. Gr. pornéia, "prostitución", "libertinaje", término genérico que indica toda clase de relación sexual ilícita.

Hurtos. Cf. 1 Cor. 6:10.

NOTA ADICIONAL DEL CAPÍTULO 9

Uno de los primeros expositores bíblicos que se sepa que identificó a los turcos como el poder descrito en la sexta trompeta, fue el reformador suizo Heinrich Bullinger (m. 1575), aunque Martín Lutero ya había explicado que esta trompeta simbolizaba a los musulmanes.

Sin embargo, los comentadores difieren mucho acerca de la ubicación cronológica de esta trompeta y de la quinta, aunque una apreciable mayoría de ellos ha asigna do fechas para la quinta trompeta, correspondientes con el período durante el cual predominaron los árabes mahometanos, y para la sexta trompeta, durante el apogeo de los turcos selyúcidas o el de los turcos otomanos.

En 1832 Guillermo Miller planteó en forma diferente el problema de ubicar estas trompetas al relacionarlas cronológicamente en el quinto artículo de una serie publicada en el Telegraph de Vermont.  

Sobre la base del principio de día por año (ver com. Dan. 7:25), Miller calculó que los cinco meses de la quinta trompeta (Apoc. 9:5) eran 150 años literales, y la hora, día, mes y año de la sexta eran 391 años y 15 días.

Antes de Miller muchos expositores habían aceptado esos cálculos, pero no habían relacionado cronológicamente los dos períodos. Miller expuso la opinión de que el período de la sexta trompeta seguía inmediatamente al de la quinta, constituyendo así un solo lapso de 541 años y 15 días.

Comenzó ese lapso en 1298 d. C., fecha que estableció como el primer ataque de los turcos otomanos contra el imperio bizantino, y así llegó hasta 1839.

De este modo, según su opinión, las dos trompetas representaban a los turcos otomanos: la quinta su surgimiento, y la sexta su período de predominio.

En 1838 Josías Litch, uno de los colaboradores de Miller en el movimiento adventista de Norteamérica, revisó las fechas de Miller, y prolongó la duración de la quinta trompeta desde 1299 hasta 1449, y la sexta, desde 1449 hasta 1840. 

Litch tomó como punto de partida el 27 de julio de 1299, fecha de la batalla de Bafeo, cerca de Nicomedia, la que reconoció como el primer ataque de los turcos otomanos contra el imperio bizantino.

Consideró que 1449 era una fecha importante en la caída del poder bizantino, porque a fines de 1448 un nuevo emperador bizantino, Constantino Paleólogo, pidió permiso al sultán turco Murad II antes de atreverse a subir al trono, y no fue coronado sino hasta el 6 de enero de 1449, después de que se le concedió dicho permiso.

Litch creía que este período de 150 años constituyó el tiempo durante el cual los turcos otomanos "atormentaron" (vers. 5) al imperio bizantino.

Como ya se ha dicho, Litch fijó 1299 como el comienzo de la quinta trompeta, para ser más exactos, el 27 de julio de 1299, fecha de la batalla de Bafeo. Asignó a esta quinta Trompeta un período de 150 años.

Esto lo llevó hasta el 27 de julio de 1449 para el comienzo de la sexta trompeta. 

Sumó 391 años y llegó hasta el 27 de julio de 1840, y los 15 días lo llevaron hasta el mes de agosto de ese año. 

Entonces predijo que en ese mes caería el poder del imperio turco; pero al principio no fijó un día preciso de agosto. 

Poco tiempo antes de que expirara ese período, declaró que el imperio turco sería quebrantado el 11 de agosto, exactamente 15 días después del 27 de julio de 1840.

En ese tiempo la atención de todo el mundo se dirigió a los acontecimientos que sucedían en el imperio turco.

En junio de 1839 Mohamed Alí, bajá de Egipto y vasallo nominal del sultán, se rebeló contra su soberano; derrotó a los turcos y se apoderó de su marina. 

En esos momentos murió el sultán Mahmud II, y los ministros de su sucesor, Abdul Mejid, propusieron un convenio a Mohamed Alí: que recibiría el gobierno hereditario de Egipto, y su hijo Ibrahim, el gobierno de Siria.

Sin embargo, Gran Bretaña, Francia, Austria, Prusia y Rusia, que tenían intereses en el Cercano Oriente, intervinieron en este momento e insistieron en que no se hiciese ningún convenio entre los turcos y Mohamed Alí sin su consentimiento.

Las negociaciones se postergaron hasta mediados de 1840, cuando Gran Bretaña, Austria, Prusia y Rusia firmaron el 15 de julio el tratado de Londres, en el cual convenían respaldar con la fuerza los términos sugeridos el año anterior por los turcos.

Alrededor de este mismo tiempo fue cuando Litch anunció que creía que el poder turco llegaría a su fin el 11 de agosto. En ese mismo día el emisario turco Rifat Bey llegó a Alejandría con las condiciones del pacto de Londres.

En ese día los embajadores de las cuatro potencias también recibieron un comunicado del sultán en el cual preguntaba qué medidas serían tomadas respecto a una circunstancia que afectaba vitalmente a su imperio. Se le dijo que "se habían tomado medidas", pero que él no podía saber cuáles eran.

Litch interpretó que estos sucesos constituían un reconocimiento del gobierno turco de que había desaparecido su poder como Estado independiente.

Estos acontecimientos, que ocurrieron en el tiempo específico de la predicción de Litch, impresionaron mucho a los que estaban interesados en el movimiento milerita de Norteamérica. En verdad, esta predicción de Litch influyó mucho para confirmar la fe en otros períodos proféticos aún no cumplidos -particularmente el de los 2.300 días- que predicaban los mileritas. Por lo tanto, el suceso de 1840 fue un factor importante para fomentar la esperanza del segundo advenimiento tres años más tarde. (Ver CS 382-383).

PERO DEBE DEJARSE EN CLARO que los comentadores y teólogos en general han estado divididos en cuanto a la interpretación de la quinta y sexta trompetas. Esto se ha debido principalmente a tres clases de problemas:

(1) el significado del simbolismo;

(2) el significado del texto griego;

(3) los sucesos históricos y las fechas correspondientes.

Pero el examinar debidamente estos problemas nos llevaría más allá de los límites del espacio propio de este Comentario.

Hablando en términos generales, la interpretación adventista de la quinta y sexta trompetas, especialmente en lo que se refiere al período implicado, es esencialmente la de Litch. (7CBA). 

COMENTARIOS DE EGW

5, 14-15. CS 382. ...Muchos de los que presenciaron la caída de las estrellas la consideraron como un anuncio del juicio venidero -"como un signo precursor espantoso, un presagio misericordioso, de aquel grande y terrible día."- "The Old Countryman," en el Evening Advertiser de Portland, 26 de nov. de 1833. Así fue dirigida la atención del pueblo hacia el cumplimiento de la profecía, y muchos fueron inducidos a hacer caso del aviso del segundo advenimiento.

EN 1840 OTRO NOTABLE CUMPLIMIENTO DE LA PROFECÍA DESPERTÓ INTERÉS GENERAL. Dos años antes, Josías Litch, uno de los principales ministros que predicaban el segundo advenimiento, publicó una explicación del capítulo noveno del Apocalipsis, que predecía la caída del imperio otomano. 

Según sus cálculos esa potencia sería derribada "en el año 1840 de J. C., durante el mes de agosto"; y pocos días antes de su cumplimiento escribió: "Admitiendo que el primer período de 150 años se 383 haya cumplido exactamente antes de que Deacozes subiera al trono con permiso de los turcos, y que los 391 años y quince días comenzaran al terminar el primer período, terminarán el 11 de agosto de 1840, día en que puede anticiparse que el poder otomano en Constantinopla será quebrantado. Y esto es lo que creo que va a confirmarse.' 

Josías Litch, en Signs of the Times, and Expositor of Prophecy, 1/08/1840.

En la fecha misma que había sido especificada, Turquía aceptó, por medio de sus embajadores, la protección de las potencias aliadas de Europa, y se puso así bajo la tutela de las naciones cristianas. El acontecimiento cumplió exactamente la predicción.  Cuando esto se llegó a saber, multitudes se convencieron de que los principios de interpretación profética adoptados por Miller y sus compañeros eran correctos, con lo que recibió un impulso maravilloso el movimiento adventista. Hombres de saber y de posición social se adhirieron a Miller para divulgar sus ideas, y de 1840 a 1844 la obra se extendió rápidamente.  

CAÍDA DEL IMPERIO OTOMANO.

Por más detalles relativos a la predicha caída del imperio turco en el curso del mes de agosto de 1840, véase J. Litch, The Probability of the Second Coming of Christ about A. D. 1843 (obra publicada en junio de 1838);

 J. Litch, An Address to the Clergy (publicada en el verano de 1840; en 1841 se publicó una segunda edición con datos históricos en apoyo de los cálculos anteriores del período profético que se extiende hasta la caída del imperio otomano) ; el Advent Shield and Review, tomo 1 (1844),   

No. 1, art. 2, págs. 56, 57, 59-61 ; 

J. N. Loughborough The Great Advent Movement, págs. 129-132 (ed. de 1905) ; J. Litch, artículo en el Signs of the Times, and Expositor of Prophecy, 1° de agosto de 1840. Véase además el artículo en el Sings of the Times, and Expositor of Prophecy, l.º de febrero de 1841.

Ministerio Hno. Pio