“Mejor es servir a Dios, los beneficios son mejores, ni hablar de las bendiciones. Porque da estabilidad y prosperidad
permanentes”.
11 Porque Jehová me dijo de esta manera con mano fuerte, y me
enseñó que no caminase por el camino de este pueblo, diciendo: 12 No
llaméis conspiración a todas las cosas que este pueblo llama conspiración; ni
temáis lo que ellos temen, ni tengáis miedo 13 A Jehová de los ejércitos,
a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo. 14 Entonces
él será por santuario; pero a las dos casas de Israel, por piedra para tropezar
y por el tropezadero para caer, y por lazo y por red al morador de
Jerusalén. 15 Y muchos tropezarán entre ellos. caerán, y serán
quebrantados; y se enredarán y serán apresados. 16 Ata el testimonio,
sella la ley entre mis discípulos. 17 Esperaré, pues, a Jehová, el cual
escondió su rostro de la casa de Jacob, y en él confiaré. 18 He aquí, yo y
los hijos que me dio Jehová somos por señales y presagios en Israel, de parte
de Jehová de los ejércitos, que mora en el monte de Sion. (Isaías 8).
11. Camino de este pueblo. Isaías no debía
ceder ante la tendencia popular de alejarse de Dios. Dios pronunció esta orden
en forma enfática, "con mano fuerte". Isaías no tenía por qué dudar
en cuanto al camino correcto que debía seguir.
12. No llaméis. Aunque Dios
habla a Isaías personalmente, también incluye al pueblo (vers. 1l). Hasta el
vers. 15 inclusive, Dios sigue dirigiéndose al pueblo. En el vers. 16 vuelve a
dirigirse personalmente a Isaías.
Conspiración. Siria e Israel habían
conspirado contra Judá (cap. 7: 2, 5-6), y Acaz, por su parte, se había aliado
con Asiria contra Israel y Siria (2 Rey. 16: 7-9). Acaz y el pueblo de Judá
tenían temor de la alianza sirio-israelita, y se habían unido con los paganos a
fin de hacerle frente. Por haber confiado en los paganos en vez de confiar en
Dios, el Señor había reprendido a Acaz. Que su pueblo profeso se aliara con los
idólatras era una ofensa para el Dios del cielo.
EL SEÑOR deseaba que su pueblo se mantuviera independiente, separado del
mundo. Hemos de consultar a Dios y encontrar nuestra fuerza en él. Sólo así
podrá acompañarnos la presencia del Señor. Sólo así podremos realizar su obra
en la forma como él desea que la hagamos.
Cuando el pueblo de Dios establece cualquier clase de alianza con los
que no conocen al Señor, LA POLÍTICA HUMANA inevitablemente reemplaza los
principios celestiales, y la obra del Señor sufre. Nuestra fuerza no radica en una estrecha
vinculación con el mundo, sino en la completa separación de él.
13. A él santificad. O, "A ése tened
por santo"(BJ). Isaías había captado una visión de la santidad de Dios
(cap. 6: 1- 4), y ahora pedía al pueblo de Judá que reconociera la santidad del
Señor. Si el pueblo no captaba la visión de la infinita santidad de Dios, nunca
alcanzaría la santidad.
Sea él vuestro temor. Ver com. Deut.
4: 10; 6: 2. Un pueblo que temiera a Dios nunca necesitaría temer al hombre.
Acaz tenía miedo de Peka y Rezín porque rehusaba temer a Jehová. Pero el temor
de Dios es muy diferente del temor de los hombres. Temer a Dios no significa
tenerle miedo, sino mostrarle respeto, confiar en él, amarle, entrar en su
presencia con regocijo.
14. Por santuario. Heb. miqdash,
"lugar sagrado", "santuario". Los que temieran debidamente
al Señor (ver com. vers. 13) encontrarían en él un refugio que los preservaría
del peligro (ver com. Sal. 91: 1). Isaías procuraba apartar al
pueblo de las cosas terrenas para que dirigiera la vista a Dios. Cristo fue y
es hoy día el verdadero "santuario" de Israel.
Las dos casas de Israel. Por esta frase
se ve claramente que Isaías no se dirige sólo a Judá, sino también a Israel.
Tanto Israel como Judá se habían rebelado contra Dios y su ley. Habían hecho de
Dios un motivo de ofensa en vez de que fuera un santuario de vida y esperanza
como él quería serlo.
Piedra para tropezar. Jesús dijo que
él era la roca (Mat. 21: 42-44). Pablo citó este pasaje de Isa. 8: 14 con
referencia a Cristo (Rom. 9: 33), y Pedro hizo una aplicación aún más precisa
de este versículo (1 Ped. 2: 6-8). Durante la construcción del templo de
Salomón no podía hallarse la ubicación de cierta enorme piedra, ya preparada en
la cantera y transportada a Jerusalén. Por largo tiempo estorbó a los
constructores, quedó sin uso y fue rechazada; pero finalmente se descubrió 184
que era la piedra angular, la más importante de toda la estructura, y fue
puesta en su posición clave (DTG 548-549). Jesús es la piedra angular del
judaísmo, por tanto tiempo rechazada.
Para los que no conocieron a Cristo, él fue piedra de tropiezo y ofensa.
Siempre parecía obstruir su camino, evitando que llevaran a cabo sus propios
planes egoístas, impidiendo que cumplierais sus malvados designios. Esa misma
piedra, en la cual tropezaban, era la piedra angular del cielo, Aquel sin el
cual desaparecen del mundo y del universo la vida, el gozo y la paz.
Por lazo. En lugar de la figura de la
piedra, aquí se emplea la de una trampa para hacer resaltar otro aspecto del
problema. Cristo y su mensaje serían como una trampa, como un lazo para los
impíos habitantes de Jerusalén. Aquel que debería ser la vida, la esperanza y
la protección de toda la humanidad, se convertiría en lazo para los que se
negaran a andar en sus caminos. Pero sólo de este modo puede conservarse la
vida en la tierra. Si a los impíos se les permitiera andar sin restricciones en
sus malos caminos, muy pronto se destruirían a sí mismos y a todos los
habitantes de la tierra. Sólo coartando las actividades de los impíos e
imponiéndoles ciertas restricciones, más allá de las cuales no se les permite
pasar, es posible que continúe la vida en esta tierra. Todos los seres humanos
que gozan de la vida pueden estar agradecidos a Dios porque él es como lazo y
trampa para los impíos, pues de otro modo, no habría paz ni gozo, libertad ni
esperanza para los habitantes de la tierra.
15. Tropezarán . . . y caerán. Aquí el Señor
se refiere en primer lugar a la gente del tiempo de Isaías. Pero en
todas las épocas, los que se rebelen contra Dios y su ley "tropezarán... y
caerán" cuando rechacen las advertencias de la santa Palabra de Dios.
Aquellos que por falta de discernimiento espiritual no comprenden la verdadera
importancia de los mensajes de la Palabra de Dios, con frecuencia hacen que
esos mensajes sean un motivo de tropiezo para los que están bajo su influencia.
Nadie necesita caer en el lazo si tiene percepción espiritual y ama la verdad.
16. Ata el testimonio. Esta era la
tarea de Isaías. Estas palabras se refieren a la antigua costumbre de atar un
documento y sellarlo. Algunos de los papiros arameos del siglo V a.C.,
provenientes de la colonia judía de Elefantina en Egipto, fueron hallados aún
atados con hilo, y el nudo estaba sellado con arcilla, marcada con la impresión
de un sello tallado (t. III, frente a la p. 96). Esta era la forma de probar la
autenticidad del contenido de un documento y de mantenerlo intacto. Así había
de ocurrir con las palabras y la ley de Dios. Isaías había presentado un
mensaje de vital importancia para el pueblo: el mensaje divino de vida para la
nación. Ese mensaje debía ser cuidadosamente conservado. Dios había dado su
santa ley a Israel, y la obediencia a esa ley significaba vida para toda la
humanidad. Era de vital importancia que la ley fuera guardada intacta a través
de las edades, que ni una jota ni una tilde fuera alterada o invalidada por
motivo alguno. Ver com. Mat. 5: 17-18.
17. Esperaré. Isaías habla otra vez. Esta
es su respuesta personal al mensaje divino de los vers. 12-16. No importa lo
que otros puedan hacer, el profeta afirma su propósito de obedecer a Dios,
confiar en él y hallar en el Señor su fortaleza.
Escondió su rostro. Dios nunca
oculta su rostro arbitrariamente de un hombre o de una nación. Cuando los
hombres vuelven la espalda a Dios, él esconde su rostro de ellos (cap. 59:
1-2). Dios no sigue hablando indefinidamente a los que no quieren escuchar.
Dios "escondió su rostro", por así decirlo, de Israel porque ese
pueblo había dejado de escuchar la Palabra de Jehová y de obedecer su ley. El
caso de toda la nación era similar al de Saúl cuando el Señor no le contestó
más (1 Sam. 28: 6).
En él confiaré. A despecho de
cuál fuera la experiencia de otros, Isaías siempre confiaría en Dios; tendría
en cuenta sus palabras y andaría en sus caminos (cf. Jos. 24: 15).
18. Yo y los hijos. Como puede verse por los nombres de los hijos de Isaías (ver com. cap. 7:14), él y ellos habían sido ordenados por Dios para ser señales vivientes al pueblo de Judá. Por medio de los mismos Dios proclamó un mensaje vital a su pueblo.
El nombre
"Isaías" significa "Jehová salvará". En verdad, el nombre
de Isaías es el tema del libro que lleva su nombre (ver p. 126). En relación
con las circunstancias inmediatas, esto significaba salvación del poder de
Israel, Siria y Asiria. El nombre del primer hijo de Isaías, SEAR-JASUB, significa "remanente volverá" y ese niño,
por su mismo nombre, prometía que un remanente sería salvado. En esa ocasión
Dios no habría de acabar completamente con Judá como pensaba hacerlo con
Israel. El nombre del segundo hijo de Isaías, MAHER-SALAL-HASBAZ, significa "el despojo se apresura, la presa se precipita".
Este hijo era sin recordativo constante de que el castigo se acercaba a pasos
agigantados y que pronto caería sobre los que rechazaran la gracia de Dios.
Para los que fueran fieles y leales a Dios, el niño Emanuel era la seguridad
que Dios daba de su constante presencia entre ellos. 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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