miércoles, 26 de agosto de 2020

268. AYES SOBRE LOS MALVADOS: JUICIOS A LA IMPIEDAD. (ISAÍAS 5:13-19).

13 Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento; y su gloria pereció de hambre, y su multitud se secó de sed. 14 Por eso ensanchó su interior el Seol, y sin medida extendió su boca; y allá descenderá la gloria de ellos, y su multitud, y su fausto, y el que en él se regocijaba. 15 Y el hombre será humillado, y el varón será abatido, y serán bajados los ojos de los altivos. 16 Pero Jehová de los ejércitos será exaltado en juicio, y el Dios Santo será santificado con justicia. 17 Y los corderos serán apacentados según su costumbre; y extraños devorarán los campos desolados de los ricos. 18 ¡Ay de los que traen la iniquidad con cuerdas de vanidad, y el pecado como coyundas de carreta, 19 los cuales dicen: Venga ya, apresúrese su obra, y veamos; acérquese, y venga el consejo del Santo de Israel, para que lo sepamos! (Isaías 5).

13. Fue llevado cautivo. Si bien el pueblo de Israel no fue llevado cautivo por los asirios hasta el año 723/722 a. C., el profeta habla como si el cautiverio ya fuera un hecho consumado. No tuvo conocimiento. El pecado es necedad. Los que pecan habitualmente demuestran que no son sabios, sino necios. El pecado paga dividendos, pero no de prosperidad, paz y honra, sino de ignominia, angustia y muerte. El que escoge el pecado, escoge la muerte. Con claridad, y repetidas veces, Dios había indicado cuál sería el resultado de la transgresión. Además, la experiencia pasada con frecuencia había demostrado cuál era el terrible fruto de la desobediencia. En este momento, al persistir en su impiedad, el pueblo de Israel y de Judá revelaban su total falta de "conocimiento", con lo que se acarrearon su propia destrucción. Fueron destruidos porque les "faltó conocimiento", porque desecharon el conocimiento (Ose. 4: 6).

14. Ensanchó su interior el Seol. El Seol (Heb. she'ol) es la morada simbólica de los muertos (ver com. 2 Sam. 12: 23; 22: 6). Se "ensanchó" para dar cabida al gran número de personas que llegaban del mundo de los vivos. La gloria de ellos. Los nobles de Jerusalén, las multitudes del pueblo, todos los que se gloriaban en la pompa de ese momento y se complacían en sus iniquidades, todos descenderían igualmente a la destrucción.

15. El hombre será humillado. Cf. cap. 2: 9, 11, 17. Personas de todas las clases sociales, tanto los pequeños como los grandes, serían humillados. La destrucción venidera no perdonaría a ninguno.

16. Será exaltado en juicio. Es decir, Dios sería honrado y vindicado por sus actos de justicia. El resultado final del pecado es la humillación, pero a la larga la justicia y la rectitud traen honra y gloria. El Señor procede de tal modo que es honrado y glorificado ante todo el universo. Santificado con justicia. "El Dios Santo muestra su santidad por su justicia" (BJ). El trato justo de Dios para con los hombres demuestra la santidad de su carácter. El carácter del pueblo de Dios ha de asemejarse al del Señor. Israel había perdido de vista el hecho de que Dios es santo, y en consecuencia no había comprendido ni la importancia ni el significado de la justicia. Consciente del excelso carácter de Dios, Isaías sentía una preocupación constante porque Israel llegara a ser también un pueblo santo y justo. Siempre mantuvo delante de ellos este ideal.

17. Según su costumbre. También puede traducirse: "en su pastizal" (BJ, NC) (ver Eze. 34: 11-15). Se presenta al Israel restaurado como corderos que son apacentados juntos en paz y felicidad. Y extraños devorarán. El hebreo del resto del vers. 17 no es claro. La traducción "entre las ruinas gordos cabritos ramonearán" (BJ) se basa en la traducción de la LXX, y concuerda con el contexto. Según esta traducción, las tierras que ahora estaban desoladas serían transformadas en pastizales donde los animales domésticos pastarían juntos en paz.

18. Traen la iniquidad. El tercer ay se dirige a los que persisten en sus malas acciones, a pesar de estar perfectamente conscientes de lo que hacen. Por su propia voluntad se han ligado con cuerdas a sus iniquidades, por así decirlo, y en su maldad resisten cualquier influencia que pudiera libertarlos (cap. 61: 1). Coyundas de carreta. Una coyunda o cuerda de carreta es más gruesa y más fuerte que una cuerda común, y representa una rebeldía más acentuada que hace que los impíos estén ligados a sus pecados con lazos imposibles de romper. Por haber persistido en el mal, sellan su propio destino.

19. Apresúrese. Estos pecadores temerariamente desafían a Dios a que siga adelante con lo que se propone hacer frente al espíritu perverso de ellos. Su rebeldía contra Dios es muy evidente. Isaías constantemente señalaba cuán segura era la inminente tragedia. El nombre de su segundo hijo, Maher-salalhasbaz (cap. 8: 3), significa "el despojo se apresura, la presa se precipita". Este nombre había de ser para Israel una señal de la inminencia de la ruina que con tanta frecuencia el profeta predecía (cap. 8: 18). Pero el pueblo hacía oídos sordos a las advertencias divinas. Ante los solemnes mensajes de Isaías acerca del inminente castigo, respondían burlándose: "Que Dios apresure la destrucción de la cual tú siempre hablas. Querríamos verla con nuestros propios ojos". Así provocaban su propia destrucción. Compárese con Mal. 2: 17; 3: 13. 4CBA/Ministerio Hno. Pio

 

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