7 Ciertamente la opresión hace entontecer al sabio, y las dádivas
corrompen el corazón. 8 Mejor es el fin del negocio que su principio;
mejor es el sufrido de espíritu que el altivo de espíritu. 9 No te
apresures en tu espíritu a enojarte; porque el enojo reposa en el seno de los
necios. 10 Nunca digas: ¿Cuál es la causa de que los tiempos pasados
fueron mejores que estos? Porque nunca de esto preguntarás con sabiduría. (Eclesiastés
7).
7. Opresión. El mismo vocablo hebreo
original se traduce "violencia" en Eze. 22: 12. Se refiere al uso
tiránico de la oportunidad y la capacidad para defraudar a otros a fin de
enriquecerse uno mismo.
Entontecer. Es decir, corromper. Si un
sabio cae en el hábito pecaminoso de oprimir y extorsionar, se corromperá, y
con toda seguridad será despreciado por otros.
Las dádivas. O sea, el soborno. El
juicio imparcial de una persona se corrompe y causa daños graves cuando acepta
sobornos (ver Exo. 23: 8; Deut. 16: 19; Prov. 15: 27). El "corazón"
es un símbolo del entendimiento y de la fibra moral (Ose. 4: 11).
8. Negocio. La palabra hebrea traducida
"negocio" más frecuentemente significa "palabra" o
"asunto"; "una cosa" (NC). Es raro que uno pueda ver por
adelantado la influencia final de una palabra u observación.
Sufrido de espíritu. La raíz de
"sufrido" significa "ser tardo". De modo que el
"sufrido de espíritu", literalmente es "tardo de espíritu".
Establézcase un contraste con la expresión "impaciente de espíritu"
(Prov. 14: 29). Una forma similar aparece en el NT, donde "esperado con
paciencia" (Heb. 6: 15) y "tener paciencia" (Sant. 5: 7, 8)
literalmente significa "sed tardos [pacientes] de alma".
Altivo de espíritu. "Alto"
o "exaltado de espíritu" (ver Sal. 138: 6; Isa. 5: 15; 10: 33; cf.
Jer. 31: 115).
9. Apresures. O, "alborotes",
"espantes", "conturbes". Hay que gobernar bien las
emociones. (ver Santiago
1: 19). Enojo. Ver Efe. 4: 26, 31; Tito 1: 7.
Reposa. Las palabras y las acciones engendradas por la ira
con frecuencia ocasionan gran daño, son muy difíciles de olvidar y a menudo se
vuelven contra su autor (Prov. 14: 33).
10. Tiempos pasados. El
indisciplinado de espíritu con frecuencia cree que el presente es más penoso
que el pasado, y por eso se vuelve malhumorado y quisquilloso. También es
fácil que los ancianos piensen así, olvidándose de las dificultades de antaño y
quizá de sus propias faltas. Frecuentemente los hijos de Israel añoraron
en el desierto su vida anterior en Egipto. Job demostró una debilidad similar. (29:2). Compárese con el comportamiento de los ancianos que se
describe en Esdras 3:12 y Hageo 2:3, y también del salmista (Sal. 77: 5- 9). 3CBA/Ministerio
Hno. Pio
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