jueves, 27 de agosto de 2020

271. EL PROFETA ISAÍAS VE LA GLORIA DEL SEÑOR. (Isaías 6:1-4).

Isaías 6:1-4. Presenta la visión de la gloria divina, vista por el profeta Isaías. La visión es oportuna, porque llega en el momento en que el profeta estaba a punto de claudicar en su misión.

1 En el año que murió el rey Uzías vi yo al Señor sentado sobre un trono alto y sublime, y sus faldas llenaban el templo. 2 Por encima de él había serafines; cada uno tenía seis alas; con dos cubrían sus rostros, con dos cubrían sus pies, y con dos volaban. 3 Y el uno al otro daba voces, diciendo: Santo, santo, santo, Jehová de los ejércitos; toda la tierra está llena de su gloria. 4 Y los quiciales de las puertas se estremecieron con la voz del que clamaba, y la casa se llenó de humo. (Isaías 6).

1. En El Año. Probablemente el año 7401/739 a. C. Evidentemente esta fecha es importante. En el año final del largo reinado de Uzías (52 años), el Señor concedió al joven Isaías una visión que confirmaba su vocación para que ejerciera la misión profética, y le dio un mensaje de reprensión para Israel (PR 226-228; 2JT 348-349). Era un tiempo de peligro y crisis. El gran rey asirio Tiglat-pileser III había ascendido al trono en 745, y casi inmediatamente comenzó una serie de campañas que culminaron con la conquista de buena parte del Asia Occidental (ver p. 130). En 745 luchó contra Babilonia; en 744 invadió el territorio al noreste de Asiria, y entre 743 y 738 realizó campañas anuales contra el noroeste. En sus anales, Tiglat-pileser menciona con frecuencia a Azriau de Iauda, al que generalmente se identifica con Azarías (Uzías) de Judá, quien sin duda era el caudillo de la resistencia contra la agresión asiria en los países de la región mediterránea del Asia. También se menciona a Manahem de Israel. Uzías murió mientras Tiglat-pileser dirigía sus campañas contra los reyes occidentales. El que se había opuesto tan decididamente a Asiria, había muerto. ¿Cuál sería la suerte de Judá? ¿Todo el mundo caería presa de las armas asirias? Por causa de sus pecados, el profeso pueblo de Dios había perdido la protección divina. El poderío asirio parecía invencible, y aparentemente antes de mucho Judá sería vencido, y Asiria dominaría al mundo.

Señor sentado sobre un trono. Esta manifestación de la gloria divina acaeció en una de las visitas de Isaías a los sagrados recintos del templo (PR 228). Dios tenía el propósito de que Isaías pudiera captar una visión más amplia que la que le proporcionaba su ambiente. Dios deseaba hacerle saber que, a pesar del poderío de Asiría, él seguía siendo supremo en su trono, y que bajo su dominio estaban todos los asuntos terrenales. A Moisés se le concedió una visión similar de Dios (Exo. 24: 10). Más de cien años antes del tiempo de Isaías, el profeta Micaías había visto a Jehová sentado en su trono, rodeado de los ejércitos del cielo (1 Rey. 22: 19). Anteriormente, durante el reinado de Uzías, Amós también vio al Señor, "que estaba sobre el altar" (Amós 9: 1). Más tarde, durante el cautiverio babilónico, tanto Daniel (Dan. 7: 9) como Ezequiel (Eze. 1: 1; 10: 1-5) vieron visiones del Señor en su trono. También Juan, en la isla de Patmos, vio algo similar (Apoc. 4: 1-6). Cuando los peligros asedian al pueblo de Dios, y las potestades de las tinieblas parecen estar a punto de prevalecer, Dios invita a con templarlo sentado en su trono, dirigiendo los asuntos del cielo y la tierra, a fin de que los suyos se reanimen y tengan esperanza (Ed 169).

Sus faldas llenaban el templo. En el momento cuando se le, concedió esta visión, Isaías estaba orando en el atrio del templo (PR 228). Las puertas del templo parecieron abrirse ante él, y en el lugar santísimo vio a Dios mismo sentado en su trono. La palabra hebrea hekal, comúnmente empleada para referirse al templo, designa a ese lugar como "templo" o "palacio" del gran Rey del cielo (cf. Sal. 11: 4; 29: 9; Hab. 2: 20). Las "faldas" son la vestimenta de la infinita gloria de Dios. Juan (cap. 12: 41) aplica esta visión a Cristo.

2. Serafínes. Heb. sérafim, que significa literalmente, "los que queman" o "los que arden". Seis alas. Compárese con Apoc. 4: 8, donde los seres vivientes que Juan vio en derredor del trono también tenían seis alas. Sin embargo, los seres vivientes vistos por Ezequiel, sólo tenían cuatro alas (Eze. 1: 6). Isaías vio que estos ángeles con dos alas se cubrían el rostro, en actitud de homenaje y reverencia delante de Dios, con dos alas se cubrían los pies, y con dos volaban. Ezequiel vio (que los seres vivientes con dos alas se cubrían el cuerpo, mientras extendían las otras dos hacia arriba (Eze. 1: 11).

3. Santo, santo, santo. Los ángeles que rodean el trono de Dios sienten profundamente el principal atributo divino: la perfecta santidad de carácter. Los seres vivientes que Juan vio en torno del trono también clamaban: "Santo, santo, santo es el Señor Dios Todo poderoso" (Apoc. 4: 8). Dios procuraba impresionar en la mente de Isaías el concepto de su santidad, a fin de que el profeta siempre colocara ante su pueblo este atributo del carácter divino, para que pudiera sentirse estimulado a apartarse de sus pecados y aspirara a la santidad. En el rollo 1QIsª de los Manuscritos del Mar Muerto (t. I, p. 35; t. IV, p. 128) se omite la palabra "diciendo", y sólo aparece dos veces la palabra "santo".

Llena de su gloria. Cf. cap. 40: 5. La percepción de la gloria y de la santidad de Dios induce a los hombres a humillarse ante él. En un tiempo cuando las tinieblas cubrían la tierra y oscuridad las naciones (cap. 60: 2), Isaías esperaba la hora cuando la gloria de Dios cubriría toda la tierra.

4. Los quiciales de las puertas. Literalmente, "los umbrales", es decir la piedra horizontal en la cual estaban los orificios dentro de los cuales giraban los pivotes de las puertas. Los cimientos mismos del templo parecían estremecerse ante la voz de Dios. Humo. Como de incienso, que reflejaba la luminosa gloria de Dios. Cf. Exo. 19:18, donde se describe al monte Sinaí como cubierto de humo y temblando "en gran manera", y Apoc. 15: 8, donde el templo aparece lleno de humo a causa de la gloria de Dios. 4CBA/Ministerio Hno. Pio


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