11 Buena es la ciencia con herencia, y provechosa para los que ven el
sol. 12 Porque escudo es la ciencia, y escudo es el dinero; más la
sabiduría excede, en que da vida a sus poseedores. 13 Mira la obra de
Dios; porque ¿quién podrá enderezar lo que él torció? 14 En el día del
bien goza del bien; y en el día de la adversidad considera. Dios hizo tanto lo
uno como lo otro, a fin de que el hombre nada halle después de él. 15 Todo
esto he visto en los días de mi vanidad. Justo hay que perece por su justicia,
y hay impío que por su maldad alarga sus días. 16 No seas demasiado justo,
ni seas sabio con exceso; ¿por qué habrás de destruirte? 17 No hagas mucho
mal, ni seas insensato; ¿por qué habrás de morir antes de tu tiempo? 18
Bueno es que tomes esto, y también de aquello no apartes tu mano; porque aquel
que a Dios teme, saldrá bien en todo. 19 La sabiduría fortalece al sabio
más que diez poderosos que haya en una ciudad. 20 Ciertamente no hay
hombre justo en la tierra, que haga el bien y nunca peque. 21 Tampoco
apliques tu corazón a todas las cosas que se hablan, para que no oigas a tu
siervo cuando dice mal de ti; 22 porque tu corazón sabe que tú también
dijiste mal de otros muchas veces. (Eclesiastés 7).
11. Buena es la ciencia. Algunos entienden
que la sabiduría es la mejor herencia; otros, que una herencia con sabiduría
para usarla de la mejor manera posible, es una doble bendición.
12. Escudo es la ciencia. O,
"protección". La primera parte del versículo dice:
"En la sombra sabiduría, en la sombra plata". Tanto la sabiduría como
el dinero proporcionan protección y ayuda, aunque no en la misma forma. El rico
que también es sabio tiene una doble protección. La "sombra"
simboliza comúnmente protección ante el peligro (Sal. 17: 8; 91: 1; Isa. 32:
2). A veces las riquezas pueden salvar vidas (Prov. 13: 8), y la sabiduría
puede librar una ciudad (Ecl. 9: 15). La riqueza no puede comprar la
salvación eterna (Sal. 49: 6, 7) ni proporcionar una genuina paz mental (Luc.
12: 15). La verdadera sabiduría puede hacer que una persona mantenga una
correcta relación con Dios (Salmos 111:10; Job 28:28). En
Sant. 3: 17 hay una descripción inspiradora de la verdadera sabiduría.
La sabiduría excede. La palabra de
la cual se traduce "excede" se usa 12 veces en este libro.
"Aventaja" sería una mejor traducción, si se tiene en cuenta la
superioridad de la ciencia sobre el dinero.
Da vida. Mejor, "preserva vivo". La sabiduría
puede salvar la vida en tiempo de peligro, pero las riquezas pueden ser la
causa de la muerte de un rico. La sabiduría puede librar del exceso de apetito
que acorta la vida; las riquezas facilitan la complacencia excesiva del apetito
y pueden hacer que su poseedor pierda la salud y muera. Pero aquí se sugiere
algo más que la mera vida física. La sabiduría en su sentido superior induce a
la práctica de la verdadera piedad (Prov. 3: 13-18; 8: 35). Es en el espíritu
en donde se efectúa la verdadera preservación de la vida que conduce a la
inmortalidad (Juan 5: 21; 6: 63).
13. La obra de Dios. Es decir, la
forma en que la Providencia nos conduce a través de la vida
(ver Job 9: 12; 11: 10; 12: 14). Torció. Quizá
sea una referencia a las diversas vicisitudes de la vida, sus aflicciones,
dificultades, prueba y sufrimientos. Abrahán tuvo su "cruz" que
llevar (Gén. 15: 2, 3); también Ana (1 Sam. 1: 5, 6) y Pablo (2 Cor. 12: 7).
Debemos reconocer que la mano de Dios lo rige todo, y hemos de proceder por fe
(Rom. 11: 36; 2 Cor. 4: 18; Heb. 2: 10), sin hacer preguntas en cuanto a la
sabiduría y bondad de Dios (Job 9: 12; 11: 10; 12: 14).
14. Goza del bien. Cuando las cosas van
bien, debemos estar contentos y agradecidos. Compárese con lo que le sucedió al
pueblo de Dios en los días de Ester (Est. 8: 16, 17). En el día de la
adversidad considera. O "en el día del mal, mira". Aunque
las cosas no vayan como nos gustaría que fueran, no necesitamos quejarnos ni
refunfuñar. Es un pecado dudar de Dios y abatirse. Hizo. Dios equilibra
las cosas. La prosperidad sigue a la adversidad. No es bueno que uno
viva completamente libre de cuidados y pruebas (ver Job 1: 21; 2: 10). Debemos
considerar con sumo cuidado los sucesos diarios de la vida (Prov. 4: 26). La
verdadera felicidad no consiste en la posesión de las cosas materiales (Luc.
12: 15; cf. Mat. 6: 33, 34).
Nada halle después de él. Nadie puede
anticipar su futuro ni dominar del todo las circunstancias en que se verá
envuelto. Por lo tanto, hay que confiar en Dios y someterse a 1106 su voluntad,
con la seguridad de que en sus manos todo resultará para bien (Rom. 8: 28; cf.
Gén. 42: 36).
15. Mi vanidad. Es decir, mis
días fugaces (ver cap. 1: 2). Perece. Los hebreos comúnmente
creían que Dios bendecía al justo con larga vida (Éxodo 20: 12; Deut. 4: 40;
Prov. 3: 1, 2, 13- 16; 4: 10; cf. Salmo 91: 16). El NT presenta otro
aspecto de la vida del justo en la tierra (Mateo 5: 10-12; Juan 17:15; 2 Timoteo 3: 12).
Alarga. Job expresa la misma queja (Job 12: 6; 21: 7;
cf. Sal. 37: 7). El justo Abel murió aún joven, mientras que Caín
vivió hasta edad avanzada. Esta alteración aparente de lo que debiera ser el
orden de las cosas ha perturbado a los justos a través de la historia. Los
hebreos tenían el concepto de que, en circunstancias normales, los impíos
morirían jóvenes (Sal. 37: 9, 10; 55: 23; 58: 3- 9). Por supuesto, el ajuste
final de cuentas será cuando Cristo venga por segunda vez (Mat. 16: 27; cf.
Apoc. 20: 12- 15).
16. Demasiado justo. Un reproche contra el
legalismo, que confía en las formas y expresiones externas de obediencia. La
verdadera religión es una relación personal con Dios, el Santísimo (Lev. 19:2;
Efe. 3: 14), y con el Salvador Jesucristo (Efe. 3: 17-19). Sabio con
exceso. Después de referirse al valor de la sabiduría, Salomón
aconseja contra una actitud que pudiera llevar a poner en duda la dirección
divina. El apóstol Pablo hace la misma advertencia (Rom. 9: 20- 23). Destruirte. El
verbo reflexivo hebreo destaca el hecho de que la conducta de cada uno decide
su destino. El fariseo de la parábola es un ejemplo típico del que se destruye
a sí mismo por causa de su propia justicia y sabiduría humana (Luc. 18: 9- 14).
17. No hagas mucho mal. En otras
palabras, no deseches toda restricción, pues finalmente se llega al punto en
que el Espíritu Santo ya no puede inducir a un sincero arrepentimiento.
¡Cuidado con ignorar o subestimar a Dios! (Sal. 10: 11; cf. Mal. 1:
2, 6; 2: 17; 3: 8, 13). Insensato. Quien peca deliberadamente
-engañándose a sí mismo con la creencia de que Dios ignora lo que él o ella
hace- puede llegar a obsesionarse de tal manera con cierto proceder que, en su
ceguera espiritual, llega a pensar que Dios no existe (Sal. 14: 1). Antes
de tu tiempo. Los excesos con frecuencia acarrean una muerte
prematura, como en el caso de los antediluvianos (Job 22: 16) y de los impíos
de días posteriores (Sal. 55: 23; Prov. 10:27).
18. Tomes esto. Admonición
contra un proceder exagerado o precipitado. La moderación es una buena norma de
vida; los extremos generalmente son peligrosos. A Dios teme. Únicamente
con el temor de Dios se puede transitar por la vida cosechando sus verdaderos
propósitos (Neh. 5: 9; Job 28: 28; Sal. 111:
10; Isa. 33: 6).
19. La sabiduría fortalece. El que es
verdaderamente sabio obtiene sus victorias en la vida porque está lleno de la
sabiduría que desciende de lo alto. La misma palabra hebrea que se traduce
"fortalece" se ha rendido: "prevaleció" (Juec. 3: 10; 6: 2)
y "fortalezca" (Sal. 9: 19). Diez poderosos. El
mismo término hebreo se ha traducido "señor" en Gén. 42: 6 y 11 "príncipe"
en Ecl. 10: 5, así como también en el arameo de Dan. 5: 29.
En una ciudad. Una comparación con los
antiguos consejos de ancianos de los pueblos que legislaban en cuanto a asuntos
locales. La misma clase de consejo se ha perpetuado en la vida de los pueblos
hindúes, donde se lo llama panch, o "cinco", pues son cinco los
ancianos elegidos para hacer cumplir las reglas de vida de la comunidad.
20. No hay hombre justo. Mejor,
"respecto al hombre, no hay ningún justo". Aun el hijo de Dios a
veces puede cometer graves errores, como les sucedió a Abrahán y a David; pero
mediante la gracia fortalecedora de Cristo, obtendrá la victoria sobre ellos
(ver 1 Juan 3: 6; 5: 4).
Nunca peque. Cf. 1 Reyes 8: 46; Prov.
20: 9; Rom. 3: 23; 1 Juan 11: 8.
21. Las cosas que se hablan. Es decir,
las que otros hablan de uno. De nada aprovecha preocuparse por lo que otros
piensan. A tu siervo cuando dice mal de ti. La familiaridad
con frecuencia engendra desdén. Sin embargo, el cristiano debe preocuparse más
por la opinión de Dios que por la de sus prójimos. (1 Cor. 4: 3, 4).
22. Dijiste mal. Del hebreo "ser
liviano", "ser frívolo"; de ahí, "deshonrar", que aquí
significa "hablar desdeñosamente", "hablar
despectivamente". 3CBA/Ministerio Hno. Pio
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