viernes, 24 de julio de 2020

58. EVITAR LOS ENGAÑOS DE LOS PECADORES.

10 Hijo mío, si los pecadores te quisieran engañar, No consientas. 
11 Si dijeren: Ven con nosotros; Pongamos asechanzas para derramar sangre, Acechemos sin motivo al inocente; 12 Los tragaremos vivos como el Seol, Y enteros, como los que caen en un abismo; 13 Hallaremos riquezas de toda clase, Llenaremos nuestras casas de despojos; 14 Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos, una bolsa, 15 Hijo mío, no andes en camino con ellos. Aparta tu pie de sus veredas, 16 Porque sus pies corren hacia el mal, Y van presurosos a derramar sangre. 17 Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave; 18 Pero ellos a su propia sangre ponen asechanzas, 
Y a sus almas tienden lazo. 19 Tales son las sendas de todo el que es dado a la codicia, La cual quita la vida de sus poseedores. (Proverbios 1).

10. No Consientas. Se recuerda que la voluntad es soberana. Ni los seres humanos ni los demonios nos pueden hacer pecar a menos que nos dejemos convencer (Rom. 6: 13). 
La persona debe proponerse cometer el acto pecaminoso antes de que la pasión pueda dominar la razón (MJ 65). Hay personas que resisten la iniquidad por largo tiempo, pero que a veces se someten a ella.  Creen que han hecho todo lo que se esperaba que hicieran. 
Pero la tentación, por poderosa que sea, nunca es una excusa para el pecado. 
Aunque la presión aumente frente a la continua resistencia, la voluntad puede y debe aprender a decir "no" hasta el mismo fin.
11-12. Para Derramar Sangre. Esta abierta invitación a la crueldad y la codicia quizá parezca tener sólo contados paralelos en nuestra civilización. Sin embargo, las pasiones de los impíos no han cambiado. Nuestra época se caracteriza por asesinatos a sangre fría perpetrados por razones tan baladíes como el deseo de publicidad, de dinero, o la satisfacción de la curiosidad.  Cada día se cometen con refinada crueldad robos que causan mucho sufrimiento a los pobres. Estos versículos son una advertencia muy necesaria para los jóvenes de hoy.
13. Llenaremos Nuestras Casas. Una descripción del motivo que impulsa al ladrón. 
A los codiciosos e insolentes se les persuade fácilmente a caer en el mal cuando se los halaga con la perspectiva de pertenecer a una pandilla famosa y de participar en las ganancias del crimen. En los vers. 15-19 se muestra cuán vana es la esperanza de adquirir ganancias permanentes y satisfactorias robando a otros.
14. Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa. 
La suerte en la biblia indistintamente, tiene, diversas aplicaciones. (Prov. 16:33; 18:18; Lev.16:8-10; Num. 16:29; 26:55; Hech. 1:26). Pero en éste caso, es la invitación de los malvados, a unirse con ellos, para tener un supuesto éxito en robar y hacer daño a la gente. Luego  repartir el botín.
15. No Andes. El autor presenta las razones por las cuales no es provechosa una vida de crímenes, o aun el tratar de obtener ganancias excesivas legalmente. Es peligroso relacionarse con los malhechores aun incidentalmente, pues parecerían impulsados a realizar sus maldades por un poder superior a ellos. El trato frecuente con ellos borra la percepción entre el bien y el mal e induce a imitar su forma de vivir.
16. Sus Pies Corren Hacia El Mal. Es aterradora la rapidez de la degeneración del que ha echado su suerte con los impíos. La conciencia se embota en poco tiempo, de tal manera que la idea del asesinato se vuelve plausible aun para un joven que ha sido criado en el temor de Jehová.
17. Se Tenderá La Red. Los resultados insatisfactorios de una vida de crimen son tan abundantes y evidentes, que aun la inteligencia de un ave debiera ser más que suficiente para evitar la red que se ha tendido.
18. A Su Propia Sangre. La criminalidad inevitablemente lleva a la ruina a los que la practican. Pocos son los que logran ganancias económicas duraderas, y aun ellos pierden la tranquila felicidad que sólo la honradez puede proporcionar. Se ven obligados a conservar la amistad de compañeros indeseables por temor a que los traicionen. No pueden escapar de la trampa en que cayeron tan jactanciosamente. La única forma de liberarse la proporciona el arrepentimiento, lo cual significa que hay disposición para sufrir el castigo por las maldades pasadas.
19. Quita La Vida. El codicioso no presta atención a los sufrimientos de los pobres a quienes oprime y cuya vida puede ser acortada por las privaciones, en ocasiones por la violencia, y en otras por prácticas comerciales consideradas como "lícitas". Las solemnes amonestaciones que se enumeran aquí indican que un pecado tal acarreará malas consecuencias en esta vida y también en el día del juicio (Rom. 6: 23; Sant. 1: 14, 15). 3CBA
Ministerio Hno. Pio

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