miércoles, 29 de julio de 2020

134. OÍR EL LLAMADO DE LA SABIDURÍA, ES LLEGAR A TENER SUS FRUTOS.

Oíd, porque hablaré cosas excelentes, Y abriré mis labios para cosas rectas.
7 Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.
8 Justas son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
9 Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables a los que han hallado sabiduría. (Proverbios 8).

6-7. Cosas Excelentes. Heb. negidim, literalmente, "cosas de príncipes". Nagid significa "príncipe", "principal", "gobernante", etc. La sabiduría hablará palabras apropiadas para un gobernante. Una de las debilidades de nuestros tiempos es que los príncipes y los gobernantes muchas veces hablan lo que no es correcto (Eze. 22: 25-28). Si los que deben ser ejemplo de nobleza descienden al nivel de quienes obran maldades, la moralidad de toda la nación también decae.
8. Cosa Perversa. Las palabras de la verdadera sabiduría no contienen perversión alguna. Ahora, cuando se atribuye a la ciencia una posición más honrosa de la que se concede a la bondad, y cuando se busca menos la sabiduría que el conocimiento, muchos que tienen fama de ser sabios con frecuencia hacen afirmaciones que están muy lejos de lo recto. Esto se debe a que su filosofía básica, su concepto de la vida, depende de falsas teorías acerca del bien y del mal. "El temor de Jehová es el principio de la sabiduría", y los que rehúsan creer en un Dios personal y en una norma absoluta de conducta no son sabios.
 (Sal. 14: 1; 1 Tim. 6: 20, 21; 2 Ped. 3: 35).
9. Son Rectas. El más humilde cristiano que acepta la revelación de Dios en su Palabra, tiene en su creencia un fundamento tan firme como el trono de Dios. Bien podría decirse de él que ha llegado a una mejor comprensión de la verdadera naturaleza del universo que el incrédulo más sabio. (cf. Sal. 25:14; 1 Cor. 2:14; PR 21). 3CBA 
Ministerio Hno. Pio


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