viernes, 31 de julio de 2020

146. AGUR: CONFESIÓN DE SU FE Y SUS DOS PUNTOS EN SU ORACIÓN.

1 PALABRAS de Agur, hijo de Jaqué; la profecía que dijo el varón a Itiel, a ltiel y a Ucal.
2 Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.
3 Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.
4 ¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? 
¿Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? 
¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes? 
5 Toda palabra de Dios es limpia; El es escudo a los que en él esperan.
6 No añadas a sus palabras, para que no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.
7 Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera:
8 Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí; 
No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario;
9 No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová?
 O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios. (Proverbios 30).

1. Palabras De Agur. Se ha discutido mucho la interpretación de este versículo, pues en ningún otro pasaje bíblico se mencionan a Agur, a Jaqué y a Ucal. El nombre de Itiel aparece en Neh. 11: 7 como un descendiente de Benjamín. Algunos intérpretes judíos creen que "Agur" era un nombre alegórico para Salomón. Presentan la primera frase de la siguiente forma: 
"Las palabras del recolector, el hijo del Piadoso [u Obediente]". Se refieren a David como el "Piadoso". La Vulgata presenta una idea similar: "Palabras del que congrega [Salomón], 
el hijo del que rebosa saber [David]" (Traducción de Scío San Miguel, 1847).
Los que consideran que Salomón no fue el autor de esta sección se apoyan en que tiene un tono un poco inferior a la parte precedente del libro. También destacan que es difícil que Salomón haya podido escribir los vers. 2 y 3.
Una versión griega y varios expositores deducen que el término traducido "profecía" es Massa, nombre de un lugar, quizá el mismo que aparece en Gén. 25: 14; 1 Crón. 1: 30. Pero este nombre no aclara en absoluto la identidad de Agur. Alude, probablemente al "más sabio de los hombres", que aprendió de los hábitos y costumbres de los seres más pequeños, según se cita en Prov. 6: 6 y 30: 25 (ver 4T 455, 456. Esta última referencia tampoco es concluyente; por lo demás no es necesario que sepamos a quién se refieren estas palabras inspiradas).
2. Entendimiento. Esta parece ser la franca confesión de una persona que admite no haber llegado al máximo desarrollo intelectual que le es posible.
3. Yo Ni Aprendí Sabiduría, Ni Conozco La Ciencia Del Santo.
*La manifestación de humildad de Agur, al reconocer su limitación como ser humano, manifiesta sinceridad. A pesar de lo que dice y luego escribe, mostrando tanta sabiduría sobre la vida y la conducta que debe seguir todo ser temeroso de Dios. 
Podríamos decir hoy. ¡Éste no tiene grado académico! 
¡No tiene estudios superiores! Y más… 
En ese sentido, el autor dice que no aprendió sabiduría. 
Pero todo el que habla de Dios y vive sus enseñanzas es sabio, 
aprendió la sabiduría de Dios. 
La sabiduría divina, supera grandemente 
a la sabiduría de cualquier mortal o 
científico que haya existido.
Ni Conozco La Ciencia Del Santo. 
Por otra parte, esta su relación con el todopoderoso. 
Reconoce también su incapacidad ante la ciencia de Dios.
 ¿Quién podrá alcanzar su sabiduría? 
Dios es mal alto que los cielos. Su sabiduría es infinita. Ningún humano puede alcanzarlo. 
Dios es la fuente de la sabiduría, la ciencia y la inteligencia. Prov.1:1-7; 9:10. 
Y la ciencia es en sí, el poder de Dios para crear y poner en orden su creación y sostenerla. 3:19,20, y la ciencia de Dios o el conocimiento se manifiesta en la vida de aquel que acepta y recibe en su corazón y vida. 2:10; 8:10-12,34; Ecles. 7:11. 
Pero podemos llegar a comprenderlo, si caminamos en sus caminos.  
¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables sus caminos! Porque ¿quién entendió la mente del Señor? 
¿O quién fue su consejero? Rom. 11:33,34.
“Para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Efes. 3:17-19. Amen.
4. ¿Quién Subió? Sólo así se podría obtener un conocimiento adecuado "del Santo". Jesús afirmó que sólo él podía revelar al Padre porque únicamente él había estado en el cielo con el Padre. (Juan l: 18; 3: 13; CC 13).
Ató Las Aguas. Cf. Job 38 y 39.
5. Palabra. Heb. 'imrah, vocablo que sólo aparece aquí en Proverbios. Posiblemente este término poético, haya sido tomado de un salmo donde aparece la misma idea (Sal. 119: 140). Jehová ha guardado con especial cuidado su Palabra; y esta Palabra se convierte en escudo y protección infalibles para todos los que aprenden a confiar en ella.
Limpia. O, "refinada".
6. No Añadas. La Palabra de Dios ha sido purificada por el cuidado divino; por lo tanto, no deberíamos alterarla. Nuestra mente limitada nunca podrá comprender plenamente los pensamientos de Dios. (Prov. 30: 3, 4; Isa. 55: 7-9).
Moisés advirtió algo similar en cuanto a los pronunciamientos de Dios (Deut. 4: 2). 
Juan concluye el último libro de la Biblia con una prohibición mucho más enfática (Apoc. 22: 18, 19). No hay aquí intención alguna de prohibir la exposición de la Palabra de Dios, siempre que esa Palabra no sea adulterada para hacerla servir de apoyo a las conclusiones a las cuales se desea llegar. La modificación de la norma objetiva de la verdad, o su abandono, es lo que trae confusión y acarrea la reprensión de Dios.

7. Dos Cosas. En los vers. 7-9 se presentan a Dios dos pedidos que el autor 
desea que se cumplan durante su vida.
8. Vanidad. Heb. shaw', "vanidad", "fraude", lo vacío e inútil.
Pobreza Ni Riquezas. Una plegaria de que Dios lo mantenga en un término medio
 por las razones que da en el vers. 9.
9. No Sea Que Me Sacie. El mayor peligro de las riquezas es que tienden a hacer creer al rico que no necesita de la bondad de Dios, lo cual lo induce a separarse de la única Fuente de la verdadera riqueza (Job 21: 13-15; Sal. 73: 12). Y el pobre se siente muy inclinado a pensar que Dios no se preocupa de él, y su escasez económica puede impulsarlo a emplear medios pecaminosos para suplir sus necesidades (ver Isa. 8: 21). Todos, ricos y pobres, deben mantener la convicción de que dependen del Padre celestial. 3CBA
Ministerio Hno. Pio

No hay comentarios:

Publicar un comentario