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Gloria de Dios es encubrir un asunto; Pero honra del rey es escudriñarlo. 3
Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, Y para el
corazón de los reyes, no hay investigación. (Proverbios 25).
2. Gloria. Para Dios es motivo de gloria ser infinito y, por
lo mismo poder ocultar muchas cosas de las mentes humanas, limitadas y
entenebrecidas por el pecado (Deut. 29: 29).
Los misterios de la Biblia que están ahora más allá de nuestra plena comprensión demuestran que ella es en verdad la Palabra de Dios.
Los misterios de la Biblia que están ahora más allá de nuestra plena comprensión demuestran que ella es en verdad la Palabra de Dios.
Honra. Heb. kabod, "gloria", "honra".
La misma voz se traduce "gloria" en la primera parte del versículo.
La misma voz se traduce "gloria" en la primera parte del versículo.
Escudriñarlo. Un gobernante debe mostrar al pueblo que se
preocupa de que se trate con justicia aun a los más humildes. Es sin honor para
él mostrar que ha investigado bien todos los detalles de los casos notorios y
los ha juzgado con estricta equidad.
3. Los Cielos. Puede determinarse con bastante precisión la altura
de los cielos atmosféricos. Se desconoce la "altura" o dimensión del
cielo estelar. Los más modernos telescopios, que penetran enormes distancias,
no llegan a ningún límite en los cielos siderales. Por eso es insondable la
"altura" de los cielos. Cada nuevo descubrimiento revela nuevas
"alturas" o dimensiones para investigar.
La Tierra. Los hombres han sido incapaces de medir las alturas
del espacio exterior, y sus excavaciones en la tierra no han sido más que
perforaciones superficiales. Los estudios realizados mediante ondas sonoras y
sísmicas han proporcionado una información muy superior a la que había en
tiempos de Salomón; pero el conocimiento real de la materia del corazón de la
tierra dista muchísimo de ser completo.
No Hay Investigación. Así como las alturas de los cielos y las
profundidades de la tierra son inescrutables, el corazón de los reyes es un
enigma para sus prójimos. Aún los seres humanos más estrechamente vinculados
entre sí no saben en realidad lo que pasa en la mente del otro. Mucho menos
podrá sondear un súbdito la mente del rey. Aun el cortesano que cree que puede
conservar el aprecio del rey mediante lisonjas, nunca sabe cuándo encontrará
que otro ha ocupado su
lugar. 3CBA
Ministerio
Hno. Pio
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