domingo, 26 de julio de 2020

90. HUMILDAD VERSUS ORGULLO.

6 No te alabes delante del rey, Ni estés en el lugar de los grandes; 7 Porque mejor es que se te diga: Sube acá, Y no que seas humillado delante del príncipe A quien han mirado tus ojos. (Proverbios 25).

6. Ni Estés En El Lugar. Cf.  Luc. 14: 7-11. 
“Porque cualquiera que se enaltece, será humillado;
 y el que se humilla, será enaltecido”. 
El principio que aquí se enuncia ataca la raíz del orgullo: el deseo de ensalzarse ante los demás. 
El orgullo es, junto con el egoísmo, la raíz de todo pecado. Jesús mismo dio el ejemplo supremo de humildad (Isa. 52: 13-14; Fil. 2: 6-10).
Humillado. Aquel cuyo principal objetivo en la vida es favorecer sus intereses personales, 
se encuentra a menudo con otros que lo obligan a conformarse con una posición inferior.
Enaltecido. Pero el que olvida sus intereses personales y se ocupa de animar y ayudar a otros, es muchas veces aquel a quien sus prójimos se complacen en honrar. Aún más: la humildad es, evidentemente, el pasaporte para entrar en el ensalzamiento en el reino de los cielos; mientras que el deseo de enaltecerse es una infranqueable barrera que impide entrar en el reino (cf.  Isa. 14: 12- 15; Fil. 2: 5-8). 5CBA
7. Sube Acá. Amán se esforzó por ser poderoso en la corte persa. Sin vacilar pidió honores reales cuando pensó que él sería el honrado por el rey (Est. 6: 6-11); pero sufrió la terrible humillación de que se le exigiera que debía honrar a quien odiaba, a un hombre que no había buscado honores para sí, pero a quien el rey había ascendido como resultado de su servicio fiel. Sufrirán un gran disgusto los que se adelantan para ocupar lugares importantes en la corte, pero que son públicamente rebajados para que otro ocupe su posición (ver Luc. 14: 7-11). 3CBA/Ministerio Hno. Pio

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