32 Ahora, pues, hijos, oídme, Y
bienaventurados los que guardan mis caminos. 33 Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis.
34 Bienaventurado el hombre que
me escucha, Velando a mis puertas cada día, Aguardando a los postes de mis
puertas. 35 Porque el que me halle, hallará la vida,
Y alcanzará el favor de Jehová.
36 Mas el que peca contra mí,
defrauda su alma;
Todos los que me aborrecen aman la muerte. (Proverbios 8).
Todos los que me aborrecen aman la muerte. (Proverbios 8).
32. Hijos. En la LXX se habla de un "hijo".
En esa versión no aparece la última parte del vers.
32, ni el vers. 33.
En vista de las bendiciones que proporciona la
sabiduría, sería una locura hacer oídos sordos a su invitación. Compárese con
la declaración de Cristo cuando rechazó un intento de ensalzar a su madre, y
afirmó que la bendición y la felicidad se encuentran en obedecerla Palabra de
Dios (Luc. 11: 28).
33. Atended El Consejo. La
Biblia está llena de instrucciones. Todas sus leyes, estatutos y requisitos
representan una adaptación de la sabiduría divina a las necesidades humanas.
Acatar ese consejo asegura la vida presente y futura. Por lo tanto, se muestran
necios los que consideran que las leyes divinas coartan la libertad de acción.
34. Velando A Mis Puertas Cada Día. Este versículo sugiere varias metáforas. Algunos ven en él estudiantes
que esperan ansiosamente que llegue un famoso profesor para reiniciar su
instrucción. Otros contemplan a los levitas que guardan las puertas del templo.
A algunos les recuerda al enamorado que espera largas horas con la ilusión de
ver a su amada. Todo esto destaca la necesidad de hacer un esfuerzo por
comenzar cada día bajo la dirección de la sabiduría divina. El ser humano necesita muchísimo de esta sabiduría (Sant.
1: 5).
35. Vida. La vida eterna es la recompensa de la búsqueda
diligente de sabiduría. La muerte eterna es el castigo de no hallarla (1 Juan
5: 11, 12). Esta entrega hace que Dios pueda obrar en nosotros y por nosotros
las maravillas de su gracia. Si se concedieran las mismas bendiciones al que no
se ha entregado a Dios, esto sería tan peligroso como dar una afilada navaja de
afeitar a un niño.
36. Aman La Muerte.
Como el resultado de la vida depende de la forma en que consideremos el conocimiento salvador, rechazar la sabiduría equivale a condenar el alma a la muerte eterna.
Como el resultado de la vida depende de la forma en que consideremos el conocimiento salvador, rechazar la sabiduría equivale a condenar el alma a la muerte eterna.
Toda persona escucha muchas veces la invitación de la
sabiduría, y mucho del sufrimiento que experimentarán los que persistan
definitivamente en su impenitencia se deberá al remordimiento que sentirán
cuando se den cuenta de que ellos mismos escogieron la aniquilación que pronto
les sobrevendrá (DTG 712, CS 726). 3CBA
Hasta éste capítulo, la sabiduría se presenta llamando
a oírle
y obedecerle para darnos beneficios y bendiciones.
La sabiduría es parte de Dios o está presente en la
persona de Jesús cuando creó este mundo.
Por eso es importante entender que solo hay una
realidad y verdad: “vivir conforme a sus leyes, nos dará bendiciones que
superan al oro, plata o piedras preciosas.
Y al final la vida eterna al lado de Dios. Amen. Ministerio Hno. Pio
Y al final la vida eterna al lado de Dios. Amen. Ministerio Hno. Pio
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