martes, 28 de julio de 2020

117. AMONESTACIÓN CONTRA LA MALICIA.

12 El hombre malo, el hombre depravado, Es el que anda en perversidad de boca; 
13 Que guiña los ojos, que habla con los pies, Que hace señas con los dedos. 14 Perversidades hay en su corazón; anda pensando el mal en todo tiempo; Siembra las discordias. 15 Por tanto, su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio. (Proverbios 6).

12. El Hombre Malo. Heb. 'adam beliyya'al, "hombre inútil", sin valor, vil.  
En 2 Cor. 6: 15, "Belial" aparece como sinónimo de vileza y maldad.
Perversidad De Boca. Literalmente, "con boca torcida", "con boca falsa". 
La inactividad y la pereza muchas veces llevan a la traición y al engaño. La perversidad de boca caracteriza el camino del malo. Este no sólo miente, sino que también defiende el mal e interpreta falsamente el bien. El salmista describe una "perversidad" similar: "Llena está su boca de maldición y de engaños y de fraude; debajo de su lengua hay vejación y maldad"
 (Sal. 10: 7).
13. Guiña Los Ojos. La sagaz guiñada del malhechor parece revelar las profundidades de su infamia. Los impíos tienen un lenguaje secreto propio, y emplean manos y pies tanto como labios y ojos para comunicarse con sus compañeros cuando están en la presencia de personas honradas. Todo el cuerpo del maleante es una revelación exterior de la maldad interior: hombros caídos, actitud cabizbaja y pasos vacilantes acompañan a la depravación que se practica por mucho tiempo.
14. En Su Corazón. El corazón del pecador está tan pervertido, que todo pensamiento y todo lo que imagina está contaminado con el mal. El impío no se conforma con permanecer en la impiedad sino que siempre procura atraer a otros a la dificultad en que él se encuentra. 
Si el tiempo y la energía gastados en tramar el mal lo utilizara en algo provechoso, llevaría una vida honrada y estable. Sin embargo, parece estar obsesionado con la necesidad de inventar 
nuevas formas para defraudar a otros.
15. Su Calamidad Vendrá. Como el malvado ha consagrado su mente, su cuerpo y su tiempo completamente al mal, su caso finalmente se vuelve desesperado. Ha resistido los buenos impulsos durante tanto tiempo, que éstos ya no tienen poder para inspirarlo, y se encuentra quebrantado y sin remedio. 3CBA
Ministerio Hno. Pio

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