El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la
enseñanza de la madre,
Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila.
(Proverbios 30:17).
Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila.
(Proverbios 30:17).
Escarnece A Su Padre. Se promete larga vida a los que honran a sus
padres (Exo. 20: 12).
Aquí se amenaza con una muerte violenta y sin
sepultura a los que quebrantan el mandamiento. 3CBA
1 Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es
justo. 2 Honra a tu padre y a tu
madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 para
que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a
ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor.
Efesios 6.
1. HIJOS. El apóstol pasa naturalmente del tema de los esposos y las esposas, a
los hijos (ver Col. 3: 20).
Obedeced. Este es un imperativo más intenso que "estén
sujetas", que se usa para expresar la relación de la esposa con el esposo
(cap. 5: 22) e indica un tipo diferente de relación. La desobediencia a los
padres es considerada en toda la Biblia como uno de los mayores males (cf. Rom. 1:30; 2 Tim. 3:2).
La obediencia de los hijos es razonable y justa. El niño al nacer es el más indefenso de todos los seres, y durante años depende completamente del amor y la ternura de sus padres. No puede existir vida familiar ordenada sin la obediencia de los hijos, porque el niño no está capacitado para juzgar las razones de determinadas formas de conducta. Pero lo más importante es que un hijo que desobedece a sus padres desobedecerá también a Dios, pues desconocerá totalmente la disciplina y las restricciones que son absolutamente esenciales para el crecimiento cristiano. La palabra "obediencia" no es agradable para algunos oídos modernos; pero a los que les cae mal por considerarla como una "imposición", se hacen responsables por la parte que les corresponde en el alarmante aumento de la delincuencia juvenil en los últimos años.
La obediencia de los hijos es razonable y justa. El niño al nacer es el más indefenso de todos los seres, y durante años depende completamente del amor y la ternura de sus padres. No puede existir vida familiar ordenada sin la obediencia de los hijos, porque el niño no está capacitado para juzgar las razones de determinadas formas de conducta. Pero lo más importante es que un hijo que desobedece a sus padres desobedecerá también a Dios, pues desconocerá totalmente la disciplina y las restricciones que son absolutamente esenciales para el crecimiento cristiano. La palabra "obediencia" no es agradable para algunos oídos modernos; pero a los que les cae mal por considerarla como una "imposición", se hacen responsables por la parte que les corresponde en el alarmante aumento de la delincuencia juvenil en los últimos años.
EN EL SEÑOR. Esta frase se refiere a "obedeced" y no a
"padres". Establece que los
hijos, dentro de su entendimiento espiritual, deben obedecer por principio y no
por necesidad. Obedecer "en el Señor" es dar la clase de obediencia
que se produce por estar "en Cristo" (ver com. cap. 1: 1). Esto puede también indicar las limitaciones
inherentes en todas las órdenes humanas, aun en las que los padres dan a los
hijos. Las órdenes paternas deben estar en armonía con la voluntad de Dios
(Hech. 5:29). Los padres deben sentirse responsables por cualquier desviación
moral en que pueda incurrir el niño, pero a la vez tienen que respetar la
conciencia incipiente de los pequeños. Sólo así la obediencia podrá ser "en el Señor".
JUSTO. Esta es la razón principal que se da para que haya obediencia, pero es
suficiente. La obediencia es justa porque Dios la ordena; los padres tienen
derecho a ella, y es para el bien de los hijos.
La obediencia "agrada al Señor" (Col. 3:20). En el campo de las relaciones humanas, la vigencia de la ley es tan esencial como lo es en el mundo natural, pues de otro modo sólo existirían el caos y la anarquía.
Las tristes historias de familias en las cuales los padres no ejercen el debido control, demuestran que la obediencia a los padres es justa cuando es exigida de acuerdo con la ley de Dios.
La obediencia "agrada al Señor" (Col. 3:20). En el campo de las relaciones humanas, la vigencia de la ley es tan esencial como lo es en el mundo natural, pues de otro modo sólo existirían el caos y la anarquía.
Las tristes historias de familias en las cuales los padres no ejercen el debido control, demuestran que la obediencia a los padres es justa cuando es exigida de acuerdo con la ley de Dios.
2. HONRA. Ver com. Exo. 20:12. Esta honra no es un respeto sentimental, sino
obediencia verdadera.
En Mat. 15:4-8 se nos presenta un comentario divino de este principio. La obediencia a los padres se puede considerar como la raíz de la cual surge la obediencia; también se debería recordar que es menester honrar a ambos padres. No se debe estimar más a un progenitor que al otro. La honra que corresponde a los padres puede demostrarse en una variedad de formas que incluyen las pequeñas atenciones que los jóvenes debieran tener para con sus mayores; confianza en la palabra y en el juicio de sus padres y lealtad a la estabilidad y al nombre de la familia.
En Mat. 15:4-8 se nos presenta un comentario divino de este principio. La obediencia a los padres se puede considerar como la raíz de la cual surge la obediencia; también se debería recordar que es menester honrar a ambos padres. No se debe estimar más a un progenitor que al otro. La honra que corresponde a los padres puede demostrarse en una variedad de formas que incluyen las pequeñas atenciones que los jóvenes debieran tener para con sus mayores; confianza en la palabra y en el juicio de sus padres y lealtad a la estabilidad y al nombre de la familia.
PRIMER MANDAMIENTO. Obedecer a los padres no es sólo natural sino que corresponde con la
expresa voluntad de Dios. Es el primero y el único mandamiento del Decálogo en
el cual se incluye una promesa específica. La promesa presentada en el segundo
mandamiento (Exo. 20:6) es de naturaleza general, se aplica a la observancia de
todos los mandamientos; pero se promete una bendición especial a quienes
obedecen a sus padres.
3. TE VAYA BIEN. Puede considerarse que el quinto mandamiento como aparece en el
registro de
Deut. 5:16, proporciona la base para esta declaración, aunque Pablo no cita la promesa palabra por palabra. Los hijos son más felices cuando han aprendido a obedecer a sus padres, y todos son más felices cuando han aprendido a obedecer a Dios (ver com. Exo. 20:12).
Deut. 5:16, proporciona la base para esta declaración, aunque Pablo no cita la promesa palabra por palabra. Los hijos son más felices cuando han aprendido a obedecer a sus padres, y todos son más felices cuando han aprendido a obedecer a Dios (ver com. Exo. 20:12).
LARGA VIDA. Las palabras del quinto mandamiento "para que tus días se
alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da", se refieren en primer
lugar a la entrada de Israel en la tierra de Canaán.
Pablo presenta aquí la promesa en un sentido más general, para todo ser humano. La vida es un don de Dios (Hech. 17:25), y una existencia larga es una bendición. Quien recibe la bendición de Dios en esta tierra, tiene la promesa de vida eterna.
Pablo presenta aquí la promesa en un sentido más general, para todo ser humano. La vida es un don de Dios (Hech. 17:25), y una existencia larga es una bendición. Quien recibe la bendición de Dios en esta tierra, tiene la promesa de vida eterna.
Se reconoce el hecho de que una vida familiar saludable, de la cual
forma parte la obediencia, favorece el bienestar de la sociedad y de las
naciones. La obediencia a padres cristianos significa sobriedad,
diligencia en el trabajo, dominio propio y todas aquellas otras virtudes que
proporcionan salud espiritual y física. Pablo presenta una ley natural y al
mismo tiempo anuncia las bendiciones especiales de Dios para el obediente. En
un hogar cristiano no habrá vicios que acorten la vida.
4. PADRES. Puede usarse genéricamente
para incluir a los padres y a las madres; sin embargo, la responsabilidad final
de disciplinar a los hijos, por lo general, recae sobre el padre. Por otra
parte, los padres generalmente necesitan seguir más el consejo que viene a
continuación, porque si las madres tienden a ser demasiado indulgentes, los
padres son más propensos a ser severos.
NO PROVOQUÉIS. Esta prohibición es esencial porque la obediencia que se pide de los
hijos debe descansar sobre una base moral. La razón para esta admonición se
encuentra en el pasaje paralelo de Col. 3: 21: "Para que no se
desalienten". La actual decadencia de la autoridad de los padres se
origina, a veces, en las exigencias injustas, irritantes o aun brutales que los
padres imponen a los hijos, especialmente a los desobedientes. Muy a menudo se
considera a los niños como "perturbadores de la paz" del hogar y como
una molestia. Las exigencias caprichosas e inconsecuentes de algunos padres son
otra causa de muchos resentimientos en los niños. Puede lograrse una obediencia
externa por medios violentos; pero será a expensas de la honra y el respeto.
CRIADLOS. Gr. ektréfo (ver com. cap. 5: 29). [Nadie aborreció jamás. Pablo presenta una verdad general. El hombre que odia su propia carne
debe estar mentalmente desequilibrado.
Sustenta. Gr. ektréfo, "sustentar", "criar". En el cap. 6: 4
se utiliza esta palabra para referirse a la crianza de los hijos. A veces se
habla de un buen esposo como de quien sustenta apropiadamente a su familia.
Cuida. Gr. zálpÇ, literalmente "calentar", de donde deriva en sentido
figurado "acariciar", "confortar". En el NT esta palabra se utiliza sólo en 1
Tes. 2: 7, en donde el apóstol afirma que se preocupaba por los hermanos de
Tesalónica "como la nodriza que cuida con ternura a sus propios
hijos"].
DISCIPLINA. Gr. paidéia, "disciplina", "educación",
"castigo", "corrección".
Paidéia se utiliza en Heb. 12: 5-11 para describirla "disciplina del Señor" que "da fruto apacible de justicia". Compárese con el uso del verbo paidéuo en 1 Cor. 11: 32; 2 Cor. 6: 9. La disciplina, el castigo y la instrucción del Señor son manifestaciones de su amor (Apoc. 3:19), y lo mismo debe ser en el caso de los padres.
Paidéia se utiliza en Heb. 12: 5-11 para describirla "disciplina del Señor" que "da fruto apacible de justicia". Compárese con el uso del verbo paidéuo en 1 Cor. 11: 32; 2 Cor. 6: 9. La disciplina, el castigo y la instrucción del Señor son manifestaciones de su amor (Apoc. 3:19), y lo mismo debe ser en el caso de los padres.
AMONESTACIÓN. Gr. nouthesía, "amonestación admonición",
"corrección". Este vocablo implica instrucción o disciplina que se
transmite por medio de la palabra, en forma de advertencia o admonición. Además de este pasaje, nouthesía se usa en el
NT sólo en 1 Cor. 10: 11 y Tito 3: 10. El verbo afín nouthetéo, se encuentra en
Rom. 15: 14; Col. 1: 28; 2 Tes. 3: 15; etc. La amonestación es adecuada en
cualquier sistema educativo y puede utilizarse con varios propósitos. La
admonición o consejo incentiva al niño cuando está en lo correcto, y lo pone
sobre aviso cuando se halla equivocado.
Algunos educadores han sugerido seriamente que debiera dejarse que el
niño forme sus propias ideas y convicciones religiosas, puesto que es impropio
imponérselas cuando no está capacitado para pensar por sí mismo. Este argumento
es falaz debido a que es imposible que el pequeño crezca sin ningún tipo de
convicciones religiosas. Si los padres o tutores no instruyen a sus niños en la
verdad, alguien los instruirá en el error. En esto no hay término medio.
DEL SEÑOR. Para que los hijos crezcan en el temor del Señor, la "disciplina y
amonestación" dadas por los padres deben provenir del Señor y tener su
aprobación. Los padres ocupan el lugar de Dios frente a sus hijos pequeños, lo
cual constituye una importantísima responsabilidad de padres y madres. 6CBA
Honra a
tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen
en la tierra que Jehová tu Dios te da. Exodo 20:12.
en la tierra que Jehová tu Dios te da. Exodo 20:12.
HONRA A TU PADRE. Habiendo abarcado con
los cuatro primeros mandamientos nuestros deberes para con Dios, ahora entramos
en la segunda tabla de la ley, que trata de nuestros deberes para con nuestros
prójimos (Mat. 22: 34-40). Puesto que
antes de la edad cuando se tiene responsabilidad moral los padres son para sus
hijos como los representantes
de Dios (PP 316), es lógico y adecuado que nuestro primer deber que atañe al hombre se refiriera a ellos (Deut. 6: 6, 7; Efe. 6: 1-3; Col. 3: 20). Otro propósito de este mandamiento es crear respeto por toda autoridad legítima. Un respeto tal comienza con el concepto que los niños tienen de sus padres. En la mente del niño esto se convierte en la base para el respeto y la obediencia que se deben a los que tienen una autoridad legítima sobre él para toda la vida, particularmente en la iglesia y en el estado (Rom. 13: 1-7; Heb. 13: 17; 1 Ped. 2: 13-18). Está incluido en el espíritu de este mandamiento el pensamiento de que los que gobiernan en el hogar y fuera de él debieran conducirse de tal manera que sean siempre dignos del respeto y de la obediencia de quienes dependen de ellos (Efe. 6:4, 9; Col.3:21; 4: 1). 1CBA
de Dios (PP 316), es lógico y adecuado que nuestro primer deber que atañe al hombre se refiriera a ellos (Deut. 6: 6, 7; Efe. 6: 1-3; Col. 3: 20). Otro propósito de este mandamiento es crear respeto por toda autoridad legítima. Un respeto tal comienza con el concepto que los niños tienen de sus padres. En la mente del niño esto se convierte en la base para el respeto y la obediencia que se deben a los que tienen una autoridad legítima sobre él para toda la vida, particularmente en la iglesia y en el estado (Rom. 13: 1-7; Heb. 13: 17; 1 Ped. 2: 13-18). Está incluido en el espíritu de este mandamiento el pensamiento de que los que gobiernan en el hogar y fuera de él debieran conducirse de tal manera que sean siempre dignos del respeto y de la obediencia de quienes dependen de ellos (Efe. 6:4, 9; Col.3:21; 4: 1). 1CBA
Ministerio Hno. Pio
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