viernes, 31 de julio de 2020

150. LOS PADRES NO DEBEN SER DESPRECIADOS.

El ojo que escarnece a su padre Y menosprecia la enseñanza de la madre, 
Los cuervos de la cañada lo saquen, Y lo devoren los hijos del águila. 
(Proverbios 30:17).
Escarnece A Su Padre. Se promete larga vida a los que honran a sus padres (Exo. 20: 12).
Aquí se amenaza con una muerte violenta y sin sepultura a los que quebrantan el mandamiento. 3CBA

Hijos, obedeced en el Señor a vuestros padres, porque esto es justo. 2 Honra a tu padre y a tu madre, que es el primer mandamiento con promesa; 3 para que te vaya bien, y seas de larga vida sobre la tierra. 4 Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en disciplina y amonestación del Señor. Efesios 6.
1. HIJOS. El apóstol pasa naturalmente del tema de los esposos y las esposas, a los hijos (ver Col. 3: 20).
Obedeced. Este es un imperativo más intenso que "estén sujetas", que se usa para expresar la relación de la esposa con el esposo (cap. 5: 22) e indica un tipo diferente de relación. La desobediencia a los padres es considerada en toda la Biblia como uno de los mayores males (cf.  Rom. 1:30; 2 Tim. 3:2). 
La obediencia de los hijos es razonable y justa. El niño al nacer es el más indefenso de todos los seres, y durante años depende completamente del amor y la ternura de sus padres. No puede existir vida familiar ordenada sin la obediencia de los hijos, porque el niño no está capacitado para juzgar las razones de determinadas formas de conducta. Pero lo más importante es que un hijo que desobedece a sus padres desobedecerá también a Dios, pues desconocerá totalmente la disciplina y las restricciones que son absolutamente esenciales para el crecimiento cristiano. La palabra "obediencia" no es agradable para algunos oídos modernos; pero a los que les cae mal por considerarla como una "imposición", se hacen responsables por la parte que les corresponde en el alarmante aumento de la delincuencia juvenil en los últimos años.
EN EL SEÑOR. Esta frase se refiere a "obedeced" y no a "padres". Establece que los hijos, dentro de su entendimiento espiritual, deben obedecer por principio y no por necesidad. Obedecer "en el Señor" es dar la clase de obediencia que se produce por estar "en Cristo" (ver com. cap. 1: 1). Esto puede también indicar las limitaciones inherentes en todas las órdenes humanas, aun en las que los padres dan a los hijos. Las órdenes paternas deben estar en armonía con la voluntad de Dios (Hech. 5:29). Los padres deben sentirse responsables por cualquier desviación moral en que pueda incurrir el niño, pero a la vez tienen que respetar la conciencia incipiente de los pequeños. Sólo así la obediencia podrá ser "en el Señor".
JUSTO. Esta es la razón principal que se da para que haya obediencia, pero es suficiente. La obediencia es justa porque Dios la ordena; los padres tienen derecho a ella, y es para el bien de los hijos. 
La obediencia "agrada al Señor" (Col. 3:20). En el campo de las relaciones humanas, la vigencia de la ley es tan esencial como lo es en el mundo natural, pues de otro modo sólo existirían el caos y la anarquía. 
Las tristes historias de familias en las cuales los padres no ejercen el debido control, demuestran que la obediencia a los padres es justa cuando es exigida de acuerdo con la ley de Dios.
2. HONRA. Ver com. Exo. 20:12. Esta honra no es un respeto sentimental, sino obediencia verdadera. 
En Mat. 15:4-8 se nos presenta un comentario divino de este principio. La obediencia a los padres se puede considerar como la raíz de la cual surge la obediencia; también se debería recordar que es menester honrar a ambos padres. No se debe estimar más a un progenitor que al otro. La honra que corresponde a los padres puede demostrarse en una variedad de formas que incluyen las pequeñas atenciones que los jóvenes debieran tener para con sus mayores; confianza en la palabra y en el juicio de sus padres y lealtad a la estabilidad y al nombre de la familia.
PRIMER MANDAMIENTO. Obedecer a los padres no es sólo natural sino que corresponde con la expresa voluntad de Dios. Es el primero y el único mandamiento del Decálogo en el cual se incluye una promesa específica. La promesa presentada en el segundo mandamiento (Exo. 20:6) es de naturaleza general, se aplica a la observancia de todos los mandamientos; pero se promete una bendición especial a quienes obedecen a sus padres.
3. TE VAYA BIEN. Puede considerarse que el quinto mandamiento como aparece en el registro de 
Deut. 5:16, proporciona la base para esta declaración, aunque Pablo no cita la promesa palabra por palabra. Los hijos son más felices cuando han aprendido a obedecer a sus padres, y todos son más felices cuando han aprendido a obedecer a Dios (ver com. Exo. 20:12).
LARGA VIDA. Las palabras del quinto mandamiento "para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da", se refieren en primer lugar a la entrada de Israel en la tierra de Canaán. 
Pablo presenta aquí la promesa en un sentido más general, para todo ser humano. La vida es un don de Dios (Hech. 17:25), y una existencia larga es una bendición. Quien recibe la bendición de Dios en esta tierra, tiene la promesa de vida eterna.
Se reconoce el hecho de que una vida familiar saludable, de la cual forma parte la obediencia, favorece el bienestar de la sociedad y de las naciones. La obediencia a padres cristianos significa sobriedad, diligencia en el trabajo, dominio propio y todas aquellas otras virtudes que proporcionan salud espiritual y física. Pablo presenta una ley natural y al mismo tiempo anuncia las bendiciones especiales de Dios para el obediente. En un hogar cristiano no habrá vicios que acorten la vida.
4. PADRES. Puede usarse genéricamente para incluir a los padres y a las madres; sin embargo, la responsabilidad final de disciplinar a los hijos, por lo general, recae sobre el padre. Por otra parte, los padres generalmente necesitan seguir más el consejo que viene a continuación, porque si las madres tienden a ser demasiado indulgentes, los padres son más propensos a ser severos.
NO PROVOQUÉIS. Esta prohibición es esencial porque la obediencia que se pide de los hijos debe descansar sobre una base moral. La razón para esta admonición se encuentra en el pasaje paralelo de Col. 3: 21: "Para que no se desalienten". La actual decadencia de la autoridad de los padres se origina, a veces, en las exigencias injustas, irritantes o aun brutales que los padres imponen a los hijos, especialmente a los desobedientes. Muy a menudo se considera a los niños como "perturbadores de la paz" del hogar y como una molestia. Las exigencias caprichosas e inconsecuentes de algunos padres son otra causa de muchos resentimientos en los niños. Puede lograrse una obediencia externa por medios violentos; pero será a expensas de la honra y el respeto.
CRIADLOS. Gr. ektréfo (ver com. cap. 5: 29). [Nadie aborreció jamás. Pablo presenta una verdad general. El hombre que odia su propia carne debe estar mentalmente desequilibrado.
Sustenta. Gr. ektréfo, "sustentar", "criar". En el cap. 6: 4 se utiliza esta palabra para referirse a la crianza de los hijos. A veces se habla de un buen esposo como de quien sustenta apropiadamente a su familia.
Cuida. Gr. zálpÇ, literalmente "calentar", de donde deriva en sentido figurado "acariciar", "confortar".  En el NT esta palabra se utiliza sólo en 1 Tes. 2: 7, en donde el apóstol afirma que se preocupaba por los hermanos de Tesalónica "como la nodriza que cuida con ternura a sus propios hijos"].
DISCIPLINA. Gr. paidéia, "disciplina", "educación", "castigo", "corrección".  
Paidéia se utiliza en Heb. 12: 5-11 para describirla "disciplina del Señor" que "da fruto apacible de justicia". Compárese con el uso del verbo paidéuo en 1 Cor. 11: 32; 2 Cor. 6: 9. La disciplina, el castigo y la instrucción del Señor son manifestaciones de su amor (Apoc. 3:19), y lo mismo debe ser en el caso de los padres.
AMONESTACIÓN. Gr. nouthesía, "amonestación admonición", "corrección". Este vocablo implica instrucción o disciplina que se transmite por medio de la palabra, en forma de advertencia o admonición.  Además de este pasaje, nouthesía se usa en el NT sólo en 1 Cor. 10: 11 y Tito 3: 10. El verbo afín nouthetéo, se encuentra en Rom. 15: 14; Col. 1: 28; 2 Tes. 3: 15; etc. La amonestación es adecuada en cualquier sistema educativo y puede utilizarse con varios propósitos. La admonición o consejo incentiva al niño cuando está en lo correcto, y lo pone sobre aviso cuando se halla equivocado.
Algunos educadores han sugerido seriamente que debiera dejarse que el niño forme sus propias ideas y convicciones religiosas, puesto que es impropio imponérselas cuando no está capacitado para pensar por sí mismo. Este argumento es falaz debido a que es imposible que el pequeño crezca sin ningún tipo de convicciones religiosas. Si los padres o tutores no instruyen a sus niños en la verdad, alguien los instruirá en el error. En esto no hay término medio.
DEL SEÑOR. Para que los hijos crezcan en el temor del Señor, la "disciplina y amonestación" dadas por los padres deben provenir del Señor y tener su aprobación. Los padres ocupan el lugar de Dios frente a sus hijos pequeños, lo cual constituye una importantísima responsabilidad de padres y madres. 6CBA

Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen
 en la tierra que Jehová tu Dios te da. Exodo 20:12.
HONRA A TU PADRE. Habiendo abarcado con los cuatro primeros mandamientos nuestros deberes para con Dios, ahora entramos en la segunda tabla de la ley, que trata de nuestros deberes para con nuestros prójimos (Mat. 22: 34-40). Puesto que antes de la edad cuando se tiene responsabilidad moral los padres son para sus hijos como los representantes 
de Dios (PP 316), es lógico y adecuado que nuestro primer deber que atañe al hombre se refiriera a ellos (Deut. 6: 6, 7; Efe. 6: 1-3; Col. 3: 20). Otro propósito de este mandamiento es crear respeto por toda autoridad legítima.  Un respeto tal comienza con el concepto que los niños tienen de sus padres. En la mente del niño esto se convierte en la base para el respeto y la obediencia que se deben a los que tienen una autoridad legítima sobre él para toda la vida, particularmente en la iglesia y en el estado (Rom. 13: 1-7; Heb. 13: 17; 1 Ped. 2: 13-18). Está incluido en el espíritu de este mandamiento el pensamiento de que los que gobiernan en el hogar y fuera de él debieran conducirse de tal manera que sean siempre dignos del respeto y de la obediencia de quienes dependen de ellos (Efe. 6:4, 9; Col.3:21; 4: 1). 1CBA
Ministerio Hno. Pio

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