martes, 28 de julio de 2020

115. AMONESTACIÓN CONTRA LAS FIANZAS.

1 HIJO mío, si salieres fiador por tu amigo, Si has empeñado tu palabra a un extraño, 2 Te has enlazado con las palabras de tu boca, Y has quedado preso en los dichos de tus labios. 3 Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo; Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
4 No des sueño a tus ojos, Ni a tus párpados adormecimiento;
5 Escápate como gacela de la mano del cazador,
Y como ave de la mano del que arma lazos. (Proverbios 6).

1. Si Salieres Fiador. Desde tiempos muy remotos parece que existió la costumbre de buscar fianzas. Job habla de "fianza" Job 17: 3). Judá se ofreció dos veces como fiador de Benjamín.
(Gén. 43: 9; 44: 33).
2. Te Has Enlazado. El que sale de fiador por un amigo puede caer en una trampa, (1) porque promete hacerse responsable por el pago de una suma mayor de la que puede reunir, al menos sin gran dificultad, y (2) porque pone demasiada confianza en la honradez, capacidad y buena suerte de su amigo.  Aunque Salomón advierte en cuanto a los peligros de salir como fiador (caps. 11: 15; 17:18), también insiste en que uno debe ayudar a su amigo y vecino en tiempo de necesidad (14: 21; 17: 17; 18: 24; 27: 10). La combinación de estas ideas sugiere el siguiente consejo: No prometas a un amigo necesitado más que el dinero del cual dispongas en ese momento, y guarda ese dinero durante el tiempo que dure la promesa, para que el acreedor no pueda exigir una suma que exceda de tus posibilidades económicas. Los amigos fracasan muchas veces por descuido, porque saben que la carga recaerá sobre otro; algunas veces por enfermedad, o por poca habilidad financiera.
Su fracaso recae sobre el desventurado fiador con toda la severidad de la ley. Su casa y su campo, sus muebles y su ropa, su negocio y su dinero, todo puede quedar a merced del acreedor. En los días de Salomón, tampoco se escapaba el fiador mismo: tanto a él como su esposa y sus hijos podían ser vendidos como esclavos.
3-5. Líbrate. En vista de las graves consecuencias de tal acción, no es de maravillarse que el sabio aconseje a su hijo que no ahorre esfuerzo alguno para librarse del lazo en el cual lo han hecho caer su afecto por su amigo y su juventud sin experiencia. Aunque la esclavitud no es ahora el castigo de la bondad imprudente de salir de fiador por un amigo, las palabras de Salomón todavía constituyen un consejo importante, y debieran enseñarse a todo joven antes de que se inicie en la vida comercial. 3CBA
Ministerio Hno. Pio

No hay comentarios:

Publicar un comentario