sábado, 18 de julio de 2020

08. ¿COMO EVITAR QUE LOS HIJOS NOS DECEPCIONEN?


El que engendra al insensato, para su tristeza lo engendra; y el padre del necio no se alegrará. El hijo necio es pesadumbre de su padre, Y amargura a la que lo dio a luz. (Proverbios 17:21,25).

No es difícil ver a padres que criaron hijos sin sabiduría. Se les ve, manteniéndolos aun de adultos, porque no le enseñaron, ni aprendieron a ser independientes. Se dice que los hijos deben aprender entre otras cosas: saber y hacer el bien, ser autónomos y útiles. 
Entonces así, el padre se alegrará de sus hijos.
*Muchos padres, nunca piensan en el futuro. Solo ven el presente de sus hijos. Por ello no lo preparan para la vida, para el futuro. Los hijos son fruto, de lo que los padres hicieron con ellos en parte. Digo en parte. Porque desde que uno llega a tener uso de razón, es responsable de lo que hace o deja de hacer. Por eso es importante, que Debe pensar que sus decisiones, 
no solo lo afectarán a él; también a sus padres.
*Más adelante veremos la historia de José. De cómo su preparación en el hogar, en los deberes diarios; fue lo que le dio el éxito, en la adversidad y en la prosperidad en Egipto.


EL LEGADO DE LOS PADRES A LOS HIJOS.
“LA LEY DE LA HERENCIA”.
La condición física y mental de los padres se perpetua en su posteridad.  Este es un asunto que no se considera debidamente.  Cuando quiera que los hábitos de los padres contraríen las leyes físicas, el daño que se infligen a sí mismos se repetirá en las generaciones futuras....
Mediante la cultura física, mental y moral todos pueden llegar a ser colaboradores de Cristo.  
Muchísimo depende de los padres. A ellos les toca decidir si traerán al mundo hijos que serán una bendición o una maldición.*
Cuanto más nobles sean los propósitos que animen a los padres, cuanto más elevadas sus dotes intelectuales y morales, cuanto más desarrolladas sus facultades físicas, mejor será el equipo que para la vida den a sus hijos.  Cultivando en sí mismos las mejores prendas, los padres influyen en la formación de la sociedad de mañana y en el ennoblecimiento de las futuras generaciones.*

MUCHOS PADRES SON LAMENTABLEMENTE IGNORANTES.
Los que han sido encargados de la propiedad de Dios, constituida por las almas y los cuerpos de los niños formados a su imagen, deben erigir barreras contra la sensualidad de esta épocas que está arruinando la salud física y moral de millares. Si se pudiera remontar a la verdadera causa de muchos crímenes cometidos en esta época, se vería que de ellos es responsable la ignorancia de padres y madres indiferentes al respecto. A 154 esta lamentable ignorancia se sacrifica la salud y la vida misma. 
Padres, si no dais a vuestros hijos la educación que Dios os impone darles por precepto y ejemplo, tendréis que responder a Dios por los resultados. 
Estos no se limitarán a vuestros hijos. Se extenderán a través de generaciones. Así como un cardo que se deja crecer en el campo produce una cosecha de su especie, los pecados resultantes de vuestra negligencia obrarán para arruinar a quienes caigan dentro de la esfera de su influencia.*

LOS MALES DE LA INTEMPERANCIA SE PERPETÚAN.
La glotonería y el consumo de vino corrompen la sangre, inflaman las pasiones y producen enfermedades de todas clases.  Pero el mal no termina allí.  Los padres legan enfermedades a sus hijos.  Por lo general, todo hombre intemperante que engendra hijos les transmite sus inclinaciones y malas tendencias, así como la enfermedad de su propia sangre inflamada y corrompida.  El libertinaje, la enfermedad y la idiotez se traspasan como herencia miserable de padre a hijo y de generación a generación; y esto produce angustia y sufrimiento en el mundo, pues viene a ser una repetición de la caída del hombre. . . .
Sin embargo, sin reflexionar ni preocuparse por ello, los hombres y las mujeres de la generación actual se entregan a la intemperancia al cometer excesos en el comer y emborracharse, y por ello dejan a la siguiente generación un legado de enfermedades, intelectos debilitados y una moralidad contaminada.*

MOTIVOS POR REDOBLAR LA COMPRENSIÓN Y PACIENCIA.
Los padres y las madres pueden estudiar su propio carácter en sus hijos.  A menudo pueden leer lecciones humillantes cuando ven sus propias imperfecciones reproducidas en sus hijos e hijas. Mientras procuran reprimir y corregir en sus hijos las tendencias hereditarias al mal, los padres deben pedir la ayuda de una doble dosis de paciencia, perseverancia y amor.* 155
Cuando un hijo revela los rasgos malos que heredó de sus padres, ¿deben éstos airarse por esta reproducción de sus propios defectos? De ninguna manera. Ejerzan los padres una vigilancia cuidadosa sobre sí mismos, precaviéndose contra toda tosquedad y rudeza, no sea que estos defectos 
se vuelvan a ver en sus hijos.*
Manifestad la mansedumbre y amabilidad de Cristo al tratar con los pequeñuelos rebeldes. 
Tened siempre presente que recibieron su perversidad como herencia de su padre o de su madre. 
Tened por tanto paciencia con los niños que heredaron vuestros propios rasgos de carácter.*
Los padres deben confiar implícitamente en el poder de Cristo para transformar las tendencias al mal que fueron transmitidas a sus hijos.*
Tened paciencia, padres y madres. Con frecuencia, vuestra negligencia pasada dificultará vuestra obra; pero Dios os dará fuerza si queréis confiar en él. Obrad sabia y tiernamente con vuestros hijos.* HC


LA RESPONSABILIDAD DE LOS PADRES*
Vi que descansa sobre los padres una gran responsabilidad. Estos no deben ser manejados por sus hijos, sino que deben dirigirlos a ellos. Se me señaló el caso de Abrahán. El era fiel en su casa, gobernó a su familia después de él, y ello fue recordado por Dios.
Se me mencionó luego el caso de Elí. Él no reprendía a sus hijos y éstos se pervirtieron y envilecieron y por su maldad extraviaron a Israel. Cuando Dios hizo conocer sus pecados a Samuel, y le comunicó la grave maldición que los iba a sobrecoger porque Elí no los había reprendido, dijo que sus pecados no podían ser limpiados por sacrificios u ofrendas. Cuando Samuel le transmitió lo que el Señor le había revelado, Elí se sometió, diciendo: "Jehová es; haga lo que bien le pareciera." (1 Sam. 3: 18).
 La maldición de Dios no tardó en sobrevenir. Aquellos malvados sacerdotes fueron muertos así como treinta mil hombres de Israel, y el arca de Dios fue tomada por el enemigo. Y cuando Elí oyó que el arca de Dios había sido tomada, cayó de espaldas y murió.
Todo este mal resultó de la negligencia de Elí en cuanto a reprender a sus hijos. Vi que si Dios era tan escrupuloso que advertía tales cosas antiguamente, no las nota menos en estos último días.
Los padres deben gobernar a sus hijos, corregir sus acciones y subyugarlos, o Dios destruirá seguramente a sus hijos en el día de su gran ira; y los padres que no hayan dominado a sus hijos no quedarán sin culpa. De manera especial, deben los siervos de Dios gobernar sus propias familias y mantenerlas en buena sujeción. Vi que no están preparados para juzgar o decidir asuntos de la iglesia, a menos que puedan gobernar bien su propia casa. Primero deben poner orden en su casa, y luego su juicio e influencia pesarán en la iglesia. 1JT 28


LA EDUCACIÓN DE LOS HIJOS
LA FALSA IDEA que muchos conservan, 
de que es perjudicial imponer restricciones a los niños, 
está arruinando a miles y millares. 
Satanás se posesionará seguramente de los niños si no estamos en guardia.  
No estimulemos su asociación con los impíos. Apartémoslos. 
Salgamos de entre los tales nosotros mismos, 
y demostrémosles que estamos de parte del Señor.

¿No querrán aquellos que aseveran ser hijos del Altísimo, elevar la norma, no simplemente mientras están reunidos en congregación, sino todo el tiempo?
¿No estaréis de parte del Señor y le serviréis con pleno propósito de corazón?
Si hacéis como hicieron los hijos de Israel, abandonando los expresos requerimientos de Dios, recibiréis seguramente sus juicios; pero si apartáis el pecado y ejercitáis una fe viva, obtendréis las más ricas bendiciones del Señor. 2JT. 213

OJALÁ CADA MADRE pudiera comprender cuán grandes son sus deberes y sus responsabilidades, y cuán grande será la recompensa de su fidelidad. La influencia diaria de la madre sobre sus hijos los prepara para la vida o la muerte eternas. La madre ejerce en su hogar un poder más decisivo que el ministro en el púlpito, o el rey en su trono. (SDA Bible Commentary, tomo 2, págs. 1008, 1009). 140

LA DISCIPLINA CORRECTIVA, TAN IMPORTANTE 
COMO EL BUEN EJEMPLO.
Elí era un hombre bueno, de conducta pura, pero demasiado indulgentes. Incurrió en el desagrado de Dios porque no fortaleció los puntos débiles de su carácter. No quería herir los sentimientos de nadie y no tenía el valor moral de reprender y condenar el pecado.
Amaba la pureza y la justicia; pero no tenía la fuerza moral suficiente para suprimir el mal.
Amaba la paz y la armonía, y se volvió cada vez más insensible respecto a la impureza y el crimen.
Elí era amable, afectuoso y de buen corazón, y tenía verdadero interés en el servicio de Dios y la prosperidad de su causa.

Era un hombre de poder en la oración. Nunca se rebeló contra las palabras de Dios. Pero le faltaba algo: no tenía la disposición de carácter para condenar el pecado y cumplir la justicia contra el pecador de tal manera que Dios pudiera confiar en él para mantener a Israel puro. 
No agregó a su fe el valor y el poder para decir No 
en el momento y en el lugar adecuados.
(Testimonies, tomo 4, págs. 516, 517).

Elí estaba familiarizado con la verdad divina. Sabía qué clase de caracteres Dios aprueba, y cuáles condena. Sin embargo permitió que sus hijos crecieran con pasiones desenfrenadas, apetitos pervertidos 
y conducta corrompida.

Elí había educado a sus hijos en la ley de Dios, y les había dado un buen ejemplo con su propia vida; pero no terminaba allí su deber. Dios le exigía, como padre y como sacerdote, que los refrenara para que no siguieran su propia voluntad perversa. En esto había fallado. 
(SDA Bible Commentary, tomo 2, pág. 1009).


¡COMO HACER QUE LOS HIJOS HAGAN SUS DEBERES SIN PROTESTAR!
Si se les enseñara a los niños a considerar el humilde ciclo de deberes diarios como la conducta que el Señor les ha trazado, como una escuela en la cual han de prepararse para prestar un servicio fiel y eficiente, ¡cuánto más agradable y honorable les parecería su trabajo!
El cumplimiento de todo deber como para el Señor rodea de un encanto especial aun los menesteres más humildes, y vincula a los que trabajan en la tierra con los seres santos que hacen la voluntad de Dios 
en el cielo. (PP 619, 620).


EL EJEMPLO DE SAMUEL.
Aunque era muy joven cuando se le trajo a servir en el tabernáculo, Samuel tenía ya entonces algunos deberes que cumplir en el servicio de Dios, según su capacidad. Eran al principio muy humildes, y no siempre agradables; pero los desempeñaba lo mejor que podía, con corazón dispuesto...
Si se les enseñara a los niños a considerar el humilde ciclo de deberes diarios como la conducta que el Señor les ha trazado, como una escuela en la cual han de prepararse para prestar un servicio fiel y eficiente, ¡cuánto más agradable y honorable les parecería su trabajo! El cumplimiento de todo deber como para el Señor rodea de un encanto especial aun los menesteres más humildes, y vincula a los que trabajan en la tierra con los seres santos que hacen la voluntad de Dios en el cielo. 
(Patriarcas y Profetas, págs. 619, 620).


EL SECRETO DEL ÉXITO DE JOSÉ EN EGIPTO
“Uno no puede ocupar un puesto elevado sin exponerse al peligro. Así como la tempestad deja incólume a la humilde flor del valle mientras desarraiga al majestuoso árbol de la cumbre de la montaña, así los que han mantenido su integridad en la vida humilde pueden ser arrastrados al abismo por las tentaciones que acosan al éxito y al honor mundanos”.

 Pero el carácter de José soportó la prueba 
tanto de la adversidad como de la prosperidad. 

Manifestó en el palacio de Faraón la misma fidelidad hacia Dios 
que había demostrado en su 223 celda de prisionero….

¿Cómo pudo José dar tal ejemplo de firmeza de carácter, rectitud y sabiduría? 

 En sus primeros años había seguido el deber antes que su inclinación; y la integridad, la confianza sencilla y la disposición noble del joven fructificaron en las acciones del hombre. 

 Una vida sencilla y pura había favorecido
 el desarrollo vigoroso de las facultades 
tanto físicas como intelectuales.

 La comunión con Dios mediante sus obras y la contemplación de las grandes verdades contadas a los herederos de la fe habían elevado y ennoblecido su naturaleza espiritual al ampliar y fortalecer su mente como ningún otro estudio pudo haberlo hecho.

 LA ATENCIÓN FIEL AL DEBER en toda posición, desde la más baja hasta la más elevada, había educado todas sus facultades para el más alto servicio. 

 EL QUE VIVE DE ACUERDO CON LA VOLUNTAD DEL CREADOR adquiere con ello el desarrollo más positivo y noble de su carácter. "El temor del Señor es la sabiduría, y el apartarse del mal la inteligencia." (Job. 28: 28.)
Pocos se dan cuenta de la influencia de las cosas pequeñas de la vida en el desarrollo del carácter. Ninguna tarea que debamos cumplir es realmente pequeña. 
 Las variadas circunstancias que afrontamos día tras día están concebidas para probar nuestra fidelidad, y han de capacitarnos para mayores responsabilidades. 

 ADHIRIÉNDOSE a los principios rectos en las transacciones ordinarias de la vida, la mente se acostumbra a mantener las demandas del deber por encima del placer y de las inclinaciones propias. 224
 LAS MENTES DISCIPLINADAS EN ESTA FORMA no vacilan entre el bien y el mal, como la caña que tiembla movida por el viento; son fieles al deber porque han desarrollado hábitos de lealtad y veracidad. Mediante la fidelidad en lo mínimo, adquieren fuerza para ser fieles en asuntos mayores.

Un carácter recto es de mucho más valor que el oro de Ofir. 
Sin él nadie puede elevarse a un cargo honorable. 
Pero el carácter no se hereda. 
No se puede comprar. La excelencia moral 
y las buenas cualidades mentales 
no son el resultado de la casualidad. 

Los dones más preciosos carecen de valor a menos que sean aprovechados. La formación de un carácter noble es la obra de toda una vida, y debe ser el resultado de un esfuerzo aplicado y perseverante. Dios da las oportunidades; el éxito depende del uso que se haga de ellas. PP/EGW
Ministerio Hno. Pio

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