miércoles, 22 de julio de 2020

24. ¿SÓLO DIOS PUEDE GUIAR NUESTRA VIDA?

De Jehová son los pasos del hombre;
 ¿Cómo, pues, entenderá el hombre su camino? 
Prov. 20:24
El hombre no es capaz de ordenar sus pasos (Jer. 10: 23; PR 309, 310). No puede entender su propio camino pues es incapaz de prever lo que le espera; además en cualquier momento Dios puede intervenir para modificar los planes humanos (Prov. 16: 25; 19: 21; MC 325). 3CBA

Hoy la humanidad está, tan resuelto a no creer en Dios, menos le permitirá que guie su vida. No es diferente a sus antepasados. Quiere vivir como le plazca. Pero eso es un error muy grande. Porque creas o no en Dios y su señorío en ti; tiene poder para confirmar 
o destruir tus planes. Así, como fue con el orgulloso monarca Nabucodonosor. (Daniel 4). 
Dios el dueño del mundo. Harías bien, en no olvidarlo.
Tenemos una misión en la vida. En descubrir que papel nos dio Dios. Así, todo saldrá mucho mejor. Tenemos delante de notros, solo dos caminos: la vida o la muerte. 
El cielo o la destrucción eterna…
Entrad por la puerta estrecha; porque ancha es la puerta, y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella; porque estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la vida, y pocos son los que la hallan. Mt. 13,14.
11 Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos. 12 Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. 13 Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras. 14 Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. 15 Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego. Apoc. 20.

¡Decide bien! ¡Construye bien!
24 Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. 25 Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. 26 Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; 27 y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina. Mt. 7.
Ministerio Hno. Pio

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