domingo, 19 de julio de 2020

09. CUANDO LA JUSTICIA ES PARCIAL.


Tener respeto a la persona del impío, 
Para pervertir el derecho del justo, 
no es bueno. Prov. 18:5.
Las dadiva o coimas, sobornos, es una realidad en todos los tiempos. 
Y los jueces fallan a favor del culpable, en vez de hacer justicia al que lo pide.

No hagáis distinción de persona en el juicio; 
así al pequeño como al grande oiréis; 
no tendréis temor de ninguno, 
porque el juicio es de Dios; 
y la causa que os fuere difícil, 
la traeréis a mí, y yo la oiré. Deut. 1: 17.
* El pobre debía recibir el mismo trato que el rico 
o que la persona de elevada posición. 
No debía haber acepción de personas.
 (Exo. 23: 2, 5; Lev. 19: 15).
El juicio es de Dios. 
Ni riquezas, ni poder, ni posición, ni alcurnia, 
ni educación debían afectar la decisión judicial.
Los jueces de Israel estaban en el lugar de Dios. En efecto, se los llamaba 'elohim, 
literalmente "dioses", la misma palabra aplicada a Dios en textos como Gén. 1: 1-31 
(ver Exo. 7: 1). Se usa la palabra 'elohim para referirse a jueces en Exo. 21: 6 y 22: 8, 9,
 puesto que como tales hablaban en lugar de Dios y decidían en su nombre. 1CBA

“También estos son dichos de los sabios: Hacer acepción de personas en el juicio no es bueno. El que dijere al malo: Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones; Mas los que lo reprendieren tendrán felicidad, Y sobre ellos vendrá gran bendición”. Prov. 24: 23-25.
*Los jueces que perdonan a los culpables no gozan de la simpatía de quienes 
han sido perjudicados por ellos.
Pero cuando esos jueces alaban al impío como si fuera bueno, hacen más que liberar a un criminal para que continúe su guerra contra la sociedad: entenebrecen la distinción entre el bien y el mal y hacen que los jóvenes crezcan sin respeto por la ley y el orden.
Tales magistrados se ganan el odio de naciones enteras, porque generalmente el pueblo siente mucho respeto por justicia. Los ciudadanos se sienten agraviados por las acciones que debilitan las bases de su paz y prosperidad.

*Los que con justicia condenan y hacen castigar al malhechor gozarán de satisfacción de haber cumplido con su deber. Es muy satisfactorio hacer lo bueno. Esa satisfacción es mayor aún si se puede ayudar al pueblo, protegiéndolo de sus enemigos y afianzándolo en su respeto por la autoridad. Los gobernantes rectos reciben una bendición especial. No sólo los aman los gobernados, sino que el Señor mismo los recompensa con su protección y conducción especiales (Sal. 72). También en el pueblo gobernado por estos dirigentes hay una bendición: pueden descansar seguros, sabiendo que se les hará justicia cuando sea necesario. 3CBA
Ministerio Hno. Pio

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