15 Oh impío, no aceches la tienda del justo,
No saquees su cámara;
16 Porque siete veces cae el justo,
y vuelve a levantarse;
Más los impíos caerán en el mal.
(Proverbios 24).
No saquees su cámara;
16 Porque siete veces cae el justo,
y vuelve a levantarse;
Más los impíos caerán en el mal.
(Proverbios 24).
15. No Aceches. El impío comúnmente envidia al bueno que goza de la
protección del Señor. Con frecuencia lo consume el siniestro deseo de hacerlo
pecar para que comparta su suerte. Por su parte, el codicioso frecuentemente
procura privar a los inocentes de sus casas a fin de obtener una ganancia
injusta. A los que se aprovechan de los justos no les importa causar dolor y
algunas veces aun eso les es placentero
(Prov. 1: 11, 12; 4: 16; Amós 8: 5, 6).
16. Siete Veces Cae El Justo. El contexto indica que en este pasaje
"caer" equivale a "sufrir alguna calamidad". El impío se
esfuerza en vano para hacer caer al justo. Cada vez que lo hunde en la pobreza
y la miseria, Dios interviene para salvarlo. Pero el pecador es literalmente,
"derribado por la calamidad" y no puede volver a levantarse (cf. Sal.
34:19; Miq. 7:8).
En
sentido espiritual, este versículo es motivo de consuelo para el cristiano que
lucha y se siente desanimado por no poder resistir él pecado. "Siete veces
cae" equivale a decir "cada vez que cae". Si después de cada
fracaso nos levantamos con nueva esperanza, si nos aferramos de nuevo de la
fuerza salvadora tan generosamente ofrecida (Mat. 11: 28; Jud. 24),
entonces el Señor nos considera justos y completará en nosotros la obra que comenzó.
(Fil. 1: 6; Heb. 12: 2). Tanto el deseo de llegar a ser, justo como la fuerza para cumplir ese deseo provienen de Dios (Fil. 2: 13). Por eso nadie debe desesperarse por débil que se considere, siempre que esté dispuesto a que Dios le dé el deseo de hacer lo recto.
(DMJ 120, 121). 3CBA
entonces el Señor nos considera justos y completará en nosotros la obra que comenzó.
(Fil. 1: 6; Heb. 12: 2). Tanto el deseo de llegar a ser, justo como la fuerza para cumplir ese deseo provienen de Dios (Fil. 2: 13). Por eso nadie debe desesperarse por débil que se considere, siempre que esté dispuesto a que Dios le dé el deseo de hacer lo recto.
(DMJ 120, 121). 3CBA
Ministerio
Hno. Pio
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