Dios, Muestra su grandeza incomparable. Y que ninguna imagen, escultura,
ídolos, serán una representación de Dios. por eso pregunta: ¿A qué, pues,
haréis semejante a Dios, o qué imagen le compondréis?
18 ¿A qué, pues, haréis semejante a Dios, o qué imagen le
compondréis? 19 El artífice prepara la imagen de talla, el platero le
extiende el oro y le funde cadenas de plata. 20 El pobre escoge, para
ofrecerle, madera que no se apolille; se busca un maestro sabio, que le haga
una imagen de talla que no se mueva. 21 ¿No sabéis? ¿No habéis oído? ¿Nunca
os lo han dicho desde el principio? ¿No habéis sido enseñados desde que la
tierra se fundó? 22 El está sentado sobre el círculo de la tierra, cuyos
moradores son como langostas; él extiende los cielos como una cortina, los
despliega como una tienda para morar. 23 El convierte en nada a los
poderosos, y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana. 24 Como si
nunca hubieran sido plantados, como si nunca hubieran sido sembrados, como si
nunca su tronco hubiera tenido raíz en la tierra; tan pronto como sopla en
ellos se secan, y el torbellino los lleva como hojarasca. 25 ¿A qué, pues,
me haréis semejante o me compararéis? dice el Santo. (Isaías 40).
18. ¿A Qué, Pues, Haréis Semejante? Ver com. vers. 9. Cuando se perciben la grandeza y la infinidad de Dios,
se ve claramente la suma necedad de la idolatría. Muchos de los hebreos seguían
a los paganos en su adoración de ídolos. Isaías procuraba llevarlos de nuevo a
la adoración y al servicio del verdadero Dios.
19. El Artífice. Los ídolos son
hechos, irremediablemente, por las manos del hombre, pero éste, a su vez, es
obra de Dios. En tiempos de Isaías los hombres desplegaban su mayor ingenio y
empleaban sus metales más preciosos en la fabricación de ídolos. Pero a pesar
de todo su cuidado, los ídolos seguían siendo el producto de las manos del
hombre. ¿Qué virtud podría haber en poner como objetos de culto a las cosas
hechas por la mano del hombre? Isaías amonesta a los hombres para que adoren al
verdadero Dios, porque él los ha creado. ¡Qué insensatez la del hombre que
adora, no al Creador, sino lo que él mismo ha creado! ¡Algo semejante a lo que
ocurriría si el Creador adorase lo que ha creado!
20. Madera. El pobre, que no tiene
recursos para hacerse un ídolo de metal precioso, lo hace de madera; pero una
vez hecho el ídolo, ¿qué es lo que tiene sino madera? ¿Cuánto tiempo durará un
dios tal? ¡Hasta 286 que se pudra la madera! Isaías muestra a su pueblo la
insensatez de adorar dioses hechos por manos humanas.
21. ¿No Sabéis? ¿Sois
totalmente faltos de sabiduría? El sentido común ¿no os muestra claramente la
necedad de vuestra acción? En este pasaje Isaías recurre a la intuición básica
del hombre, sin mencionar para nada el mandamiento divino ni la revelación. Aun
sin conocer la revelación, los hombres tienen sentido común suficiente, si es
que lo emplean, para darse cuenta de que los ídolos hechos por las manos del
hombre no son objetos apropiados para el culto (ver Rom. 1: 18-23).
22. El Círculo. Heb.jug, la
gran bóveda celeste (Job 22: 14), o el horizonte (como debería traducirse en
Prov. 8: 27). El Señor del cielo reina supremo sobre todo, por encima del gran
universo que ha creado. Algunos han pensado que este pasaje es una prueba de
que Isaías sabía, quizá por revelación, que la tierra es esférica. Es posible
que haya sabido esto, pero la palabra jug parece referirse más bien a un
círculo que a una esfera, y no puede presentarse este texto como una evidencia
de lo que Isaías podía saber respecto a la esfericidad de la tierra. Más bien
parece pintar el cuadro de Dios entronizado sobre la vasta bóveda celeste. Aun
los hombres más encumbrados son totalmente insignificantes cuando se los
compara con él. Dios mora en "los cielos de los cielos" (1 Rey. 8:
27), por así decirlo; "extiende los cielos como cortina" (Sal. 104:
2), y tiene su trono en el cielo (Isa. 66: 1).
23. Los Poderosos. Dios quita
reyes y destruye las naciones. Los gobernantes terrenales ocupan sus tronos
sólo mientras Dios se lo permite (Sal. 75: 7; Jer. 27: 5; Dan. 2: 21; 4: 17,
25; Hech. 17: 26; Rom. 13: 1; ver la Nota Adicional de Dan. 4). ¿Por qué
entonces temer a los reyes de Babilonia, de Asiria o de Egipto, o algún otro
poder en tanto que Jehová sea Dios?
24. Como Si Nunca Hubieran Sido Plantados. Los llamados grandes hombres de la tierra son apenas mejor que la hierba
que se seca o la flor que se marchita (vers. 8). Se desvanecen cuando el viento
de Jehová sopla sobre ellos (vers. 7).
25. Dice El Santo. El atributo
característico de Dios no es tanto su gran sabiduría o poder como su perfecta
santidad. He ahí el secreto de su sabiduría y su poder. La justicia es el
cimiento de su trono. En agudo contraste con Dios, las deidades paganas -Baal,
Moloc, Istar, etc.- son viles criaturas, la deificación misma de los vicios y
las pasiones de los hombres. 4CBA/Ministerio Hno. Pio
No hay comentarios:
Publicar un comentario