Continua el juicio o rendición de cuentas, empezando con
Babilonia, que, por sus acciones y arrogancia, es simbolizado con el gran
engañador, satanás. De cómo tanto el rey de Babilonia y Satanás, el rey de la
Babilonia espiritual; serian destruidos.
4 pronunciarás este proverbio contra el rey de Babilonia, y dirás: ¡Cómo paró el opresor, cómo acabó la ciudad codiciosa de oro! 5 Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores; 6 el que hería a los pueblos con furor, con llaga permanente, el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad. 7 Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas. 8 Aun los cipreses se regocijaron a causa de ti, y los cedros del Líbano, diciendo: Desde que tú pereciste, no ha subido cortador contra nosotros. 9 El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida saliesen a recibirte, hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra, a todos los reyes de las naciones. 10 Todos ellos darán voces, y te dirán: ¿Tú también te debilitaste como nosotros, y llegaste a ser como nosotros? 11 Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán. 12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones. 13 Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte; 14 sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo. 15 Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo. 16 Se inclinarán hacia ti los que te vean, te contemplarán, diciendo: ¿Es éste aquel varón que hacía temblar la tierra, que trastornaba los reinos; 17 que puso el mundo como un desierto, que asoló sus ciudades, que a sus presos nunca abrió la cárcel? 18 Todos los reyes de las naciones, todos ellos yacen con honra cada uno en su morada; 19 pero tú echado eres de tu sepulcro como vástago abominable, como vestido de muertos pasados a espada, que descendieron al fondo de la sepultura; como cuerpo muerto hollado. 20 No serás contado con ellos en la sepultura; porque tú destruiste tu tierra, mataste a tu pueblo. No será nombrada para siempre la descendencia de los malignos. 21 Preparad sus hijos para el matadero, por la maldad de sus padres; no se levanten, ni posean la tierra, ni llenen de ciudades la faz del mundo. 22 Porque yo me levantaré contra ellos, dice Jehová de los ejércitos, y raeré de Babilonia el nombre y el remanente, hijo y nieto, dice Jehová. 23 Y la convertiré en posesión de erizos, y en lagunas de agua; y la barreré con escobas de destrucción, dice Jehová de los ejércitos. (Isaías 14).
4. Proverbio. Heb. mashal, palabra que la
RVR traduce "proverbio" 16 veces, "parábola" 11 veces,
"refrán" 8 veces, "discurso" 2 veces (ver t. III, p. 957).
En vista de que la palabra mashal aquí se refiere a toda la sección comprendida
en los vers. 4-28, y no sólo a la exclamación del vers. 4, es preferible hablar
de "parábola" o "discurso" (cf. Núm. 23: 7; Job. 29: 1;
Eze. 17: 2). Para comprender la aplicación de esta sección a la Babilonia
literal, compárese Isa. 13: 1 con cap. 14: 28 (ver com. cap. 13: 4; 14: 1).
Cuando el pueblo de Dios fuera liberado del cautiverio (cap. 14: 1-3), se
burlaría de su opresor con estas palabras. Ver com. cap. 13:4 para la
aplicación a la Babilonia simbólica. El rey de Babilonia. El
que tenía la principal responsabilidad en la política babilónico. En el com.
vers. 12 se estudia el título de "rey de Babilonia" como designación
simbólica de Lucifer.
La ciudad codiciosa de oro. Toda esta frase
se traduce de la palabra madhebah, la cual se suponía que provenía del arameo
dahab, "oro". En hebreo "oro" es zahab. Por esto los
eruditos pensaban que la interpretación tradicional era incorrecta, pues no
había razón de emplear una palabra aramea habiendo una hebrea equivalente. Se
sospechaba que más bien el problema era un error de copia, en la cual se habían
confundido las letras r y d, que son muy parecidas (ver p. 16), y que el texto
original era marhebah, "terror", "insolencia". La
traducción de la LXX, las versiones siríaca y los tárgumes apoyaban tal teoría.
El hecho de que en el rollo 1QIsª se lea marhebah parece confirmar esta idea.
Por lo tanto, es correcta la traducción "Cómo se acabó el opresor y pasó
la vejación" (NC); "Cómo ha acabado el tirano, cómo ha cesado su opresión"
(BJ, nota). En estas traducciones se mantiene claramente el paralelismo,
característico de la poesía hebrea. Ver com. 13: 19 y nota adicional de Dan. 4.
5. El báculo. El báculo y el cetro
simbolizan el poder. El Señor quebrantaría del todo el poder de Babilonia (ver
com. cap. 13: 19-22).
6. Que hería a los pueblos. Babilonia que
210 con su furia, "con... golpes sin parar" hería a las naciones (ver
también Jer. 50: 23), y las gobernaba con ira, sería sometida a la ira, y
herida con golpe tras golpe, hasta que finalmente no pudiera recuperarse.
7. Toda la tierra. Aquí se
presenta la paz que existiría una vez que el rey de Babilonia hubiera
desaparecido (vers. 4). Y en forma figurada también representa la situación que
existirá cuando el gobierno de Satanás haya concluido (ver com. cap. 13: 4).
Sólo entonces la tierra estará "en reposo y en paz". La destrucción
de Satanás traerá alegría y regocijo al pueblo de Dios, porque entonces la
opresión del maligno habrá terminado y los redimidos heredarán la tierra renovada
para reinar allí para siempre. Toda la tierra, que por tanto tiempo ha gemido
bajo la maldición de la impiedad, simbólicamente se regocija cuando es liberada
del poder del opresor.
8. Los cipreses. Heb. berosh,
"enebro", "ciprés". En lenguaje altamente simbólico se
compara al "rey de Babilonia" (vers. 4) con un árbol (cf. Dan. 4: 11,
22; Juec. 9: 8-15; Eze. 31: 16). Los otros árboles del bosque se regocijan
cuando este presumido y arrogante "árbol" es cortado. Los monarcas
asirios se jactaban de haber cortado los bosques y de haber dejado desolado el
país (Isa. 37: 24). De la misma manera, los ejércitos de Babilonia devastaron
los países conquistados (Jer. 25: 11). Hay regocijo universal cuando acaba la
obra destructora. Compárese con el regocijo de los "apóstoles y
profetas" cuando caiga la Babilonia simbólica (Apoc. 18: 20; cf. Apoc. 19:
1-6). No ha subido cortador. Puesto que ya nadie tala los
árboles, los bosques de la tierra se alegran por su liberación.
9. Seol. Heb. she'ol (ver com. Prov. 15: 11), morada figurada
de los muertos. Este vocablo se traduce "sepulcro" (VM) en el vers.
11. El "Seol", personificado, se levanta para saludar al rey de
Babilonia. Los muertos dan la bienvenida a su victimario, quien una vez
esclavizó a los pueblos y envió a otros a la muerte. En forma figurada, los
poderes del mal han sido quitados de sus tronos en la tierra, y han descendido
a las tinieblas de la muerte (cf. Apoc. 20: 10, 14). Ezequiel emplea el mismo
simbolismo (Eze. 32: 18-32). Compárese con Isa. 24:22; Apoc. 6:15-16; 19: 20.
10. Como nosotros. El rey de
Babilonia, que había hecho matar a tantos, a su vez sería muerto. Satanás (ver
com. vers. 4, 12), que ha llevado a tantos a la ruina y la muerte, finalmente
deberá caer bajo el imperio de la muerte (Apoc. 20: 10). El autor de la muerte
gustará su amargo fruto.
11. Tu soberbia. Toda la
soberbia y la ostentación del maligno se desvanecen en la frialdad y la
oscuridad de la tumba. El que una vez fuera poderoso rey de Babilonia y
caudillo de las huestes impías (ver com. vers. 4, 12), es completamente
humillado en el polvo. Aquí se ridiculiza la necedad de la arrogancia y del
orgullo (cf. Sal. 2: 1-4). Arpas. Ver t. III, p. 35. Gusanos. Heb.
rimmah, "cresa" o larva de insecto. Cuando descansara en el Seol, el
orgulloso rey de Babilonia tendría larvas por colchón y gusanos (tole'ah,
término general con el cual se describen varios tipos de gusanos y larvas) por
cobertura.
12. Lucero, hijo de la mañana. Heb. helel ben
shajar, "el que brilla hijo de la mañana". El nombre helel, del verbo
halal ("dar luz", "brillar"), como también sus equivalentes
en los otros idiomas semíticos, era comúnmente aplicado al planeta Venus, el astro
matinal, a causa de su brillo sin igual. Venus es el más luminoso de todos los
planetas, y cuando alcanza su máximo esplendor, es siete veces más brillante
que Sirio, la más refulgente de todas las estrellas fijas. En circunstancias
propicias, Venus puede verse a simple vista a mediodía, y de noche proyecta una
sombra. En la LXX, helel se traduce como hesfóros "portador del alba"
o "estrella matutina", nombre común entre los griegos para designar a
Venus cuando aparecía por la mañana.
El nombre Lucifer deriva del latín, y así aparece en este pasaje en la Vulgata. Significa
"portador de luz". Parece que fueron Tertuliano, Jerónimo y otros
padres de la iglesia los primeros que aplicaron este nombre a Satanás. En la
Edad Media se usó comúnmente con este sentido. En 2 Ped. 1: 19 Cristo aparece
como fosfóros, "lucero de la mañana" (RVR), literalmente,
"portador de luz". En Apoc. 22: 16 se lo llama "estrella
resplandeciente de la mañana" (RVR), literalmente "estrella
matutina", "Lucero radiante" (BJ). Cuando se aplican a Satanás estos
nombres, helel, heosfósros, Lucifer, etc., indican la excelsa posición que una
vez ocupó en el cielo, junto a Cristo; y también insinúan que todavía es rival
de Cristo. Ninguna de estas denominaciones es nombre propio, aunque todas 211
han llegado a tener este sentido. Más bien son términos atributivos que denotan
la excelsa posición desde la cual cayó Lucifer. Esta descripción se aplica a
Satanás antes de su caída, cuando, después de Cristo, era el ser más poderoso
del cielo y ejercía autoridad sobre toda la hueste angelical. Se ofrece una
descripción más amplia en Eze. 28: 12-19. Ahí se lo presenta como "rey de
Tiro".
Cortado fuiste. Con referencia
a la guerra entre Cristo y Satanás, en la cual éste fue derrotado y, expulsado
del cielo, "fue arrojado a la tierra". Ver Apoc. 12: 7-9 y com. Eze.
28: 16-18. Debilitabas a las naciones. Compárese con los vers.
4-6, 9-11.
13. Junto a las estrellas. Ver com. Job
38: 7. El deseo de exaltarse a sí mismo ocasionó la caída de Lucifer. Antes de
su caída era el más hermoso y más sabio de todos los ángeles celestiales. Se
enorgullecía sobremanera por el honor que Dios le había conferido, pero aún
procuraba mayor gloria para sí. Monte del testimonio. Heb.
har-mo'ed, "monte de la asamblea", o "Monte de la Reunión"
(BJ). Compárese con la expresión "monte de Dios" en el pasaje
paralelo de Eze. 28: 16. Lucifer aspiraba a colocar su trono en el "monte
de la congregación", pero el Señor lo arrojó del "monte de
Dios". El "rey de Babilonia" era pagano, y en la mitología
pagana los dioses se congregaban en algún alto monte, donde decidían los
asuntos de la tierra. El rey de Babilonia (ver com. Isa. 14: 4)
intentaría usurpar el control de los dioses, es decir, tener la autoridad
suprema sobre los asuntos terrenales. Como rey de la Babilonia simbólica (ver
com. vers. 4), Satanás también aspiraba imponer su voluntad en las decisiones
celestiales, es decir, a gobernar el universo de Dios.
Los lados del norte. En el Sal. 48:
2 se declara que el monte de Sión está en "los lados del norte", es
decir al norte de la parte principal de la ciudad. Se suponía que Anu, el más
importante de los antiguos dioses de Babilonia, tenía su trono en el tercer
cielo. Su constelación estaba situada entre las estrellas polares, alrededor de
las cuales todas las demás parecían girar. La mitología pagana con frecuencia
representaba a los dioses reunidos en concilio sobre una montaña, en un lugar
lejano situado hacia el norte. Algunos piensan que Isaías empleó esta figura
para describir las jactanciosas pretensiones de Lucifer (vers. 12), "rey
de Babilonia" (vers. 4). El nombre Baal-sefón (Exo. 14: 2)
significa, literalmente, "Baal del norte".
14. Semejante al Altísimo. Lucifer
aspiraba a ser semejante a Dios en posición, poder y gloria, pero no en carácter.
Deseaba para sí el homenaje que la hueste angélica sólo rendía a Dios. Aunque
no era más que un ser creado, pretendía recibir el honor que sólo debe darse al
creador. En vez de procurar que Dios fuera supremo en el afecto de
las huestes angélicas, buscó para sí mismo el primer lugar en el afecto de los
ángeles.
15. Seol. Heb. she'ol.
Simbólicamente, el reino de los muertos (ver com. vers. 9). Satanás sería
derribado desde la excelsa posición a la cual aspiraba hasta las más bajas
profundidades, y allí sería olvidado (cf. Luc. 10: 18; Apoc. 12:9). Nótese en
Isa. 14: 4-19 la serie de marcados contrastes entre el ensalzamiento y la
completa humillación. Los lados del abismo. Literalmente,
"las partes recónditas del pozo". Aquí el "abismo" es
sinónimo de "seol", la región simbólica de los muertos. Con este
sentido es común en el AT usar el término hebreo bor, "pozo" (Isa.
24: 22; Eze. 31: 14, 16, etc.).
16. Los que te vean. Se repite aquí
la figura de los vers 9 y 10. Los "muertos", los "príncipes de
la tierra", los que llegaron al "abismo" antes de Lucifer (vers.
15), lo contemplan atónitos, mientras él desciende al seol para hacerles
compañía. Debe recordarse que en toda esta sección se emplea un lenguaje
enteramente figurado (ver com. vers. 4). ¿Es éste aquel varón? Ver
com. vers. 10.
17. Asoló sus ciudades. Una descripción
literal de las conquistas babilónicas (ver com. vers. 4, 6). Cuando Dios estaba
a punto de crear este mundo, Lucifer, "rey" de la Babilonia simbólica
(ver com. vers. 4), deseó ser consultado. Creía que era capaz de mejorar la obra de Dios, y por eso prometió una existencia más excelsa a los
que le siguieran. Pero cuando consiguió el dominio de este mundo lo único que
hizo fue transformarlo en un lugar desolado y maldito. Finalmente, todos verán
que Satanás ha convertido el mundo en un vasto y triste desierto, muy diferente
del hermosísimo mundo que salió de la mano de Dios (Gén. 1:31). Los resultados inevitables del gobierno de Satanás son desolación y
muerte, no vida ni gozo.
La cárcel. El rey de Babilonia (ver
com. 212 vers. 4) mantenía a sus cautivos en completa sujeción. Compárese este
proceder con el del rey de Egipto (Exo. 5: 2). El rey de Babilonia finalmente
sufriría el mismo castigo que había infligido a otros. Así también Lucifer, rey
de la Babilonia simbólica, en actitud desafiante se niega a liberar a los
cautivos que mantiene en la cárcel de la muerte (Judo. 9).
18. En su morada. Es decir, en su
tumba (ver com. vers. 19). Los impíos muertos en la segunda venida de Jesús
permanecerán en sus sepulcros durante mil años, cada uno "en su
morada" (ver cap. 24: 22 y Apoc. 20: 1-2, 57).
19. Echado eres en tu sepulcro. Debido al odio
que se le tenía al "rey de Babilonia" (ver com. vers. 4), se le
negaría una sepultura honorable (cf. 2 Crón. 24: 25). Durante los mil años
mencionados, Satanás, rey de la Babilonia simbólica, experimentará una muerte
en vida. Alrededor de él están todos los impíos muertos, pero él mismo ni
siquiera puede hallar la paz de la muerte. Para él no hay alivio de la angustia
del remordimiento y del horror que ha acarreado a la tierra. Es un muerto que
vive y para quien una fosa común sería una morada demasiado honrosa. Compárese
con Isa. 14: 9-11. Al fondo de la sepultura. Literalmente,
"a las piedras del pozo". Ver com. vers. 15.
20. No serás contado. Ver com. vers.
19. Mataste a tu pueblo. Ver com. vers. 6. Cuando el hombre
pecó, Satanás se convirtió en el príncipe de este mundo y gobernante de los
pecadores, pero en estos miles de años de su gobierno sólo ha logrado devastar
este mundo y matar a sus habitantes. En lugar del honor y de la gloria que tan
afanosamente buscó, se ha convertido en objeto de desgracia y vergüenza
completas.
21. Preparad sus hijos para el matadero. Esto es, los "hijos" del "rey de Babilonia" (ver
com. vers. 4). Compárese con Joel 3: 9-17. La muerte y la destrucción serán,
similarmente, la suerte final de todos los "hijos" de
iniquidad. Satanás mismo y todos sus malos ángeles serán finalmente
devorados por las llamas y reducidos a cenizas (Eze. 28: 16-18; Mal. 4: 1, 3;
Apoc. 20: 9- 10). Por la maldad. Ver com. Eze. 18: 2.
22. Babilonia. Tanto el "rey de Babilonia" (ver com.
vers. 4) como Satanás, "rey" de la Babilonia simbólica, se ensalzaron
a sí mismos (Dan. 4: 30, 37; Isa. 14: 13). El nombre Babilonia viene de un vocablo que significa "puerta de
Dios" (ver com. Gén.
10: 10; 11: 9), pero se convertirá en
puerta del infierno. En lugar de ser
literalmente gloriosa, Babilonia se convertiría en un objeto de vergüenza. Su
suerte final sería ignominia y afrenta, y no gloria ni honor. Nombre y residuo,
parentela, hijo y nieto, posteridad y descendencia, todo desaparecería de la
famosa ciudad del pasado. Ni un solo habitante quedaría vivo para perpetuar el
nombre de ella. Lo mismo ocurrirá al fin con la Babilonia espiritual (Apoc. 18:
4, 21-23). Hijo y nieto. "Posteridad y descendencia"
(VM), "hijos y nietos" (BJ).
23. Escobas de destrucción. Se compara a la
orgullosa ciudad con residuo y basura que deben ser barridos. Babilonia ha
contaminado la tierra, y no tiene derecho de permanecer donde pueda seguir
ofendiendo al hombre y a Dios. El mundo será más limpio después de que esta
inmundicia haya sido barrida. Con estas palabras concluye la "profecía
sobre Babilonia". 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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