Como consecuencia de su apostasía, Jerusalén es sitiada y humillada por
sus enemigos “los asirios”. (1-6) Es el
riguroso juicio de Dios sobre Jerusalén. (7-8) La insaciabilidad de sus
enemigos, que ya se sienten triunfantes.
1 ¡AY DE
Ariel, de Ariel, ciudad donde habitó David! Añadid un año a otro, las fiestas
sigan su curso. 2 Mas yo pondré a Ariel en apretura, y será desconsolada y
triste; y será a mí como Ariel. 3 Porque acamparé contra ti alrededor, y
te sitiaré con campamentos, y levantaré contra ti baluartes. 4 Entonces
serás humillada, hablarás desde la tierra, y tu habla saldrá del polvo; y será
tu voz de la tierra como la de un fantasma, y tu habla susurrará desde el
polvo. 5 Y la muchedumbre de tus enemigos será como polvo menudo, y la
multitud de los fuertes como tamo que pasa; y será repentinamente, en un
momento. 6 Por Jehová de los ejércitos serás visitada con truenos, con
terremotos y con gran ruido, con torbellino y tempestad, y llama de fuego
consumidor.
7 Y será como sueño de visión nocturna la multitud de todas las naciones que pelean contra Ariel, y todos los que pelean contra ella y su fortaleza, y los que la ponen en apretura. 8 Y les sucederá como el que tiene hambre y sueña, y le parece que come, pero cuando despierta, su estómago está vacío; o como el que tiene sed y sueña, y le parece que bebe, pero cuando despierta, Se halla cansado y sediento; así será la multitud de todas las naciones que pelearán contra el monte de Sion. (Isaías 29).
1. Ariel. Un
nombre simbólico que se aplica aquí a Jerusalén o a una parte de la ciudad. No
se conoce exactamente la etimología ni el sentido de esta palabra. Posiblemente
fue acuñada por Isaías, o puede haber sido una palabra enigmática semejante a
"Sesach" (Jer. 25: 26, RVA), que representaba a Babilonia (ver com.
Jer. 51: 41). Es probable que Ariel signifique "altar de Dios" (en
Eze. 43: 15-16 la misma palabra se traduce como
"altar"). Otros han sugerido que debe traducirse como
"león de Dios". Este capítulo y los siguientes parecen referirse a la
invasión de Judá realizada por Senaquerib y su infructuoso asedio de Jerusalén.
Antes de la invasión asiria, Dios dio claras advertencias acerca del terror que
pronto sobrevendría. A los judíos se les reprendió por su hipocresía, su
terquedad y su falta de comprensión de la importancia de los acontecimientos
futuros.
Añadid un
año a otro. La gente atendía sus asuntos sin preocuparse por el futuro, como si un
año siguiera al otro sin que se alterara la placentera rutina de la vida.
Cumplían con la celebración de las fiestas anuales y, seguían adorando en el
templo, pero al mismo tiempo participaban en crímenes que amenazaban con
destruir la nación (cap. 1: 4; 10-13, 21-23).
2. Será a
mí como Ariel. El Señor había pronunciado sentencia sobre Jerusalén, y la ciudad sería
como "Ariel", quizá como un "altar" (ver com. vers. 1),
sobre el cual sus propios habitantes serían el sacrificio (Eze. 11: 3,7).
3.
Acamparé contra ti. Se representa a Jerusalén como si estuviera
sitiada. Escenas como la que aquí se describe aparecen muchas veces en las
esculturas asirias (ver com. Eze. 4: 2; t. II, ilustración frente a la p. 64).
Se levantaban rampas contra los muros de la ciudad y se acercaban máquinas de
guerra para derribar las defensas (Jer. 33: 4; Eze. 4: 2). He aquí una buena
descripción del método que Senaquerib se proponía emplear para tomar la ciudad
de Jerusalén (2 Rey. 19: 32).
4. Serás
humillada. Aunque Jerusalén no sería tomada, habría de ser abatida hasta el
polvo. Completamente humillado, Ezequías envió sus mensajeros al rey asirio,
admitiendo su error, implorando su protección y expresando su disposición para
aceptar las demandas que se le hicieran (2 Rey. 18: 14). Se compara a Jerusalén
con un enemigo cautivo, humillado ante su apresador, caído en tierra,
balbuceando votos de sumisión con la esperanza de salvar la vida (ver com. Lev.
19: 31; Deut. 18: 11).
5. En un
momento. Ver el relato de la liberación repentina e inesperada de Jerusalén
(37:36).
6. Serás
visitada. Jerusalén sería visitada con los castigos divinos. Con frecuencia se
emplean palabras similares para describir los momentos cuando Dios se revela
(Exo. 19:16; Sal. 77:18; Heb. 12:18-19; Apoc. 8: 5; 11:19; 16:18). Aquí quizá
las palabras sean una representación figurada de las atrocidades de la guerra,
o pueden ser una descripción literal de algún terrible cataclismo natural que
azotó a los ejércitos asirios (ver com. 2 Rey. 19:35).
7. Como
sueño. Un sueño se va tan pronto como viene. Las fuerzas asirias se
desvanecerían como un sueño (Sal. 73: 19-20).
8. El que
tiene hambre. En su imaginación, los asirios ya habían devorado a Jerusalén.
Senaquerib estaba seguro de que triunfaría, pero de pronto Dios frustró sus
esperanzas destruyendo al ejército sitiador, e hizo que él volviera a su país
sin botín alguno (37:36-37). (4CBA). Ministerio Hno. Pio
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