viernes, 4 de septiembre de 2020

299. EL PROPÓSITO DE DIOS CONTRA ASIRIA. (Isaías 14:24 -27).

La profecía señala el tiempo del juicio a Asiria.

24 Jehová de los ejércitos juró diciendo: Ciertamente se hará de la manera que lo he pensado, y será confirmado como lo he determinado; 25 que quebrantaré al asirio en mi tierra, y en mis montes lo hollaré; y su yugo será apartado de ellos, y su carga será quitada de su hombro. 26 Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida sobre todas las naciones. 27 Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano extendida, ¿Quién la hará retroceder? (Isaías 14).

24. De la manera que lo he pensado. El largo mensaje dirigido contra Babilonia es seguido por un corto pronunciamiento contra Asiria (vers. 24-27). Asiria estaba acostumbrada a hacer lo que le placía. Creía que podía imponer su voluntad en todo el mundo mediante la fuerza de sus ejércitos. Pero Dios deseaba enseñarle que era la voluntad divina, y no la de Asiria, la que regía en la tierra. Ningún propósito que se oponga a la voluntad divina puede prevalecer.

25. Al asirio. Estas palabras se refieren al tiempo cuando Senaquerib invadió a Judea y envió parte de su ejército para que sitiara a Jerusalén. Su yugo pesó sobre el país por un tiempo, pero finalmente Dios lo quebrantó y libertó a su pueblo.

26. La mano. Cuando Isaías captó en visión la grandeza de Dios, también comprendió la insignificancia del hombre. En ese tiempo, toda la tierra estaba aterrada por el poderío asirio. Pero Isaías vio que Jehová era quien había medido "las aguas con el hueco de su mano y los cielos con su palmo"; que ante él las naciones son "como la gota de agua que cae del cubo, y como menudo polvo en las balanzas" (cap. 40: 12, 15). Sólo aquel que conoce a Dios puede comprender claramente los asuntos del mundo. "Como nada son todas las naciones delante de él; y en su comparación serán estimadas en menos de nada, y que lo que no es" (Isa. 40:17).  Para aquel 213 que viera a Dios sentado en su trono eterno, Asiria ya no era motivo de siniestros presagios ni temor. En el tiempo de prueba máxima, cuando la fuerza asiria parecía estar a punto de liquidar a Judá, el pueblo necesitaba muchísimo un mensaje de ánimo como éste.

27. ¿Quién la hará retroceder? Isaías vio la mano de Dios extendida para castigar a Asiria y a las otras naciones de su tiempo. Sabía que no había ningún poder ni en el cielo ni en la tierra que pudiera detenerla. Cuando Dios se propone algo, su voluntad se cumple, no importa cuál sea el deseo del hombre (Núm. 23: 19; Job 9: 12; Isa. 43: 13; Dan. 4: 32, 35). Con estas palabras concluye el mensaje contra Asiria. 4CBA/Ministerio Hno. Pio

 

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