miércoles, 30 de septiembre de 2020

351. UN MENSAJE DE ESPERANZA Y CONSUELO (Isaías 40:1-2).

Los pensamientos del profeta se anticipan al tiempo cuando Dios concederá su favor a su pueblo…

1 CONSOLAOS, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. 2 Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados. (Isaías 40).

1. Consolaos, consolaos, pueblo mío. Con este capítulo comienza la tercera y última sección del libro de Isaías. El problema del llamado Déutero-lsaías se considera en las pp. 126-128. Los cap. 40-66 son, en muchos sentidos, la parte más importante de la profecía de Isaías. Los cap. 1-35 constan mayormente de reproches contra las transgresiones y anuncios de castigos venideros. En los cap. 36-39 se relatan sucesos relacionados con la invasión de Senaquerib, la enfermedad y curación de Ezequías y la visita de los embajadores babilonios. En los capítulos que siguen, el mensaje del profeta es muy diferente, tanto en su contenido como en su estilo. Las amenazas de juicios y castigos quedan mayormente en el pasado, y el resto del libro presenta promesas del derramamiento de la gracia divina sobre los justos. En buena medida se debe a los cap. 40-66 el que se llame a Isaías el "profeta evangélico". Aquí, en el lenguaje más sublime que jamás haya pronunciado un orador inspirado, Isaías expone el glorioso futuro de Israel como fiel "siervo" de Dios, su liberación de todo enemigo, la venida del Mesías y el establecimiento del reino mesiánico.

Los pensamientos del profeta se anticipan al tiempo cuando Dios concederá su favor a su pueblo y las bendiciones de la justicia y la paz.

Son muchas las predicciones relacionadas con el Mesías venidero: su carácter y su ministerio, su vida, su abnegado servicio y su muerte. Se describen el engrandecimiento de la iglesia y el ingreso en ella de los gentiles. También se pintan cuadros arrobadores de la tierra restaurada a la paz y la hermosura edénicas. En toda esta sección, Israel (es decir, el pueblo de Judá, pues el reino del norte ya no existía) aparece como el pueblo elegido de Dios, como su "siervo", su "escogido" en quien Dios "tiene contentamiento" (cap. 42: 1; etc.).

El peligro representado por Asiria, el principal enemigo de Judá en los cap. 1-39, en buena medida había desaparecido. Pero por miedo del profeta Isaías, Dios prepara a su pueblo para una calamidad aún mayor: el cautiverio babilónico que llegaría un siglo más tarde. 

En la sección que comienza con el cap. 40, Dios encuentra a los israelitas desanimados por el aparente fracaso del propósito divino para ellos como nación, y los insta a esperar con fe la gloriosa perspectiva que les aguardaría cuando regresaran del cautiverio (ver pp. 33-34).

En la primera parte del libro, Isaías presenta un mensaje de reproche. Ahora pronuncia promesas de consuelo y esperanza. La sección anterior trata mayormente de la injusticia del pueblo; ésta habla de la justicia de Dios. Los cap. 1-39 se refieren principalmente al éxito del enemigo en apartar al pueblo de Dios de sus elevados ideales; los cap. 40-66 se ocupan del éxito de Dios en llevar de nuevo a Israel a su posición ideal como luz y esperanza del mundo. Se presenta un cuadro notable del Mesías como Siervo de Dios, y de los hombres que siguen sus pisadas y son sus testigos. Aparecen también cuadros sublimes de Dios como la esperanza de su pueblo, y del pueblo que se vuelve a él y ocupa su posición designada como representante de Dios en la tierra. En estos capítulos los Judíos son liberados del poder de Babilonia, ocupan de nuevo la tierra prometida, y los lugares desiertos de la tierra llegan a ser como "huerto de Jehová" (cap. 51: 3).

2. Hablad al corazón de Jerusalén. El libro de Isaías comienza con un duro mensaje de reprensión para Jerusalén (cap. 1: 2-10). Ella era entonces una "ciudad asolada", impía como Sodoma y Gomorra (cap. 1: 8-10); pero ahora Isaías contempla el momento cuando "su tiempo" se habrá cumplido y Dios le envía un mensaje consolador. Ya ha sido castigada por sus pecados, y ahora se le ofrecen perdón y restauración.

Su tiempo. "Su milicia" (BJ). Esta "milicia" incluye las invasiones militares en tiempos de Isaías, las conquistas babilónicas en los días de Nabucodonosor más de un siglo después 284 y, en sentido figurado, la milicia más amplia de la iglesia en contra de las potestades de las tinieblas en todas las edades. Anticipándose con visión profética al tiempo de la restauración después del cautiverio babilónico, Isaías habla con confianza, como si los enemigos de Israel ya hubieran sido vencidos (ver t. I, p. 31). 4CBA/Ministerio Hno. Pio


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