Es la profecía de la predicación de Juan el Bautista, preparando el
camino al Mesías en su primera venida.
3 Voz que clama en el desierto: Preparad camino a Jehová; enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios. 4 Todo valle sea alzado, y bájese todo monte y collado; y lo torcido se enderece, y lo áspero se allane. 5 Y se manifestará la gloria de Jehová, y toda carne juntamente la verá; porque la boca de Jehová ha hablado. 6 Voz que decía: Da voces. Y yo respondí: ¿Qué tengo que decir a voces? Que toda carne es hierba, y toda su gloria como flor del campo. 7 La hierba se seca, y la flor se marchita, porque el viento de Jehová sopló en ella; ciertamente como hierba es el pueblo. 8 Sécase la hierba, marchítase la flor; mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre. (Isaías 40).
3. Preparad camino. El propósito
divino era que cuando Judá regresara del cautiverio babilónico, se esforzara al
máximo en la preparación de ella misma, como también de las naciones que la
rodeaban, para la venida del Mesías. Aguardaba a la nación un
futuro glorioso, pues el programa divino continuaría aceleradamente y sin
interrupción hasta que el Mesías apareciera y estableciera su reino eterno (ver
pp. 31-32). El proceso de preparación llegaría al máximo con la vida y el
ministerio de Juan el Bautista, a cuya obra se refieren específicamente estas
palabras (ver com. Mat. 3: 3).
Del mismo modo, la iglesia hoy tiene el privilegio de preparar el "camino a Jehová", a fin de que él pueda volver a la tierra con poder y gloria. Esta preparación, como en el caso del antiguo Israel, es doble.
En primer lugar, consiste en la transformación del carácter, y en segundo término, en la proclamación del mensaje evangélico a toda la humanidad. Compárese con Isa. 62: 10 -12; Mal. 3: 2.
Calzada. El simbolismo empleado aquí se trata en com. Mat.
3: 3.
4. Todo valle. Los preparativos para la venida de un monarca terrenal incluían la reparación del camino por el cual había de pasar, para que no tuviera dificultad en llegar. Estas palabras aplicadas a la venida del Mesías Rey, tienen un sentido espiritual (ver com. Mat. 3:3).
La obra de Juan el Bautista fue la de exhortar a los hombres a que prepararan sus propios corazones y sus vidas para la venida de Jesús (Mat. 3: 5-12; Luc. 3: 3-17).
Los mensajeros de Dios en los últimos tiempos han de proclamar un
mensaje similar.
5. La Gloria De Jehová. Esta se
revelaría en la vida y en el ministerio de nuestro Señor (Juan 1:14; 2:11; 2
Ped. 1:16; ver com. Luc. 2:52). Cuando Jesús aparezca por segunda vez, los
hombres contemplarán su gloria visible (Mat. 16:27; 25:31; Apoc. 1:7).
6. ¿Qué Tengo Que Decir? El mensajero de Dios estaba perplejo. ¿Qué mensaje podría presentar que fuera apropiado para una nación que estaba sufriendo por causa de sus pecados? ¿Qué mensaje hubo para Sodoma y Gomorra (cap. 1: 9-10) en el día de su destrucción?
Toda Carne
Es Hierba. Compárese con Job 14: 2; Sal. 90: 5; 102: 11; 103: 15;
Sant. 1: 10; 1Ped. 1: 24.
7. El Viento De Jehová Sopló. Como viento
abrasador, el aliento del desagrado de Dios reduce los consejos de los impíos a
la nada. Lo que es profano no puede perdurar en la presencia divina. Dios envía
su Espíritu a fin de que los hombres inmundos e impíos puedan ser transformados
y renovados a la imagen de su Creador, pero si se resisten, perecerán como la
flor del campo.
8. Sécase La Hierba. El hombre no es inmortal. El hombre, en lo que se refiere al elemento básico de la vida, no es superior a la hierba del campo (Ecl. 3: 9-21). La Palabra Del Dios Nuestro. La voluntad revelada de Dios es el alimento espiritual por el cual el hombre ha de subsistir (Mat. 4: 4; Juan 6: 48-63). La verdad nunca cambia, pues su Autor es "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Heb. 13: 8). Los que vienen a él en busca del alimento para sus almas, nunca tendrán hambre (Juan 6: 35), ni tampoco tendrán sed (Juan 4: 14). 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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