Hasta los capítulos 13-23. Isaías ha hablado extensamente acerca de los juicios divinos sobre diversas naciones que tuvieron que ver algo con el pueblo de Dios.
Ahora su visión profética se ensancha para abarcar
todo el amplio horizonte de la historia. En los cap. 24-28 describe las
escenas finales, cuando el pueblo de Dios será libertado y sus enemigos,
derrotados.
En el capítulo 24, Isaías presenta un cuadro gráfico de la condición de
esta tierra cuando sus reyes sean subyugados (vers. 21-22), antes de que Jehová
de los ejércitos reine "en el monte de Sion y en Jerusalén" (vers.
23).
Éste capítulo trata sobre los funestos juicios de Dios sobre la tierra.
los juicios son sobre gentes que dependieron de la borrachera y los banquetes
para ser felices. En esencia son castigados por traspasar la ley de Dios.
1 HE AQUÍ que Jehová vacía la tierra y la desnuda, y trastorna su faz, y hace esparcir a sus moradores. 2 Y sucederá así como al pueblo, también al sacerdote; como al siervo, así a su amo; como a la criada, a su ama; como al que compra, al que vende; como al que presta, al que toma prestado; como al que da a logro, así al que lo recibe. 3 La tierra será enteramente vaciada, y completamente saqueada; porque Jehová ha pronunciado esta palabra. 4 Se destruyó, cayó la tierra; enfermó, cayó el mundo; enfermaron los altos pueblos de la tierra. 5 Y la tierra se contaminó bajo sus moradores; porque traspasaron las leyes, falsearon el derecho, quebrantaron el pacto sempiterno. 6 Por esta causa la maldición consumió la tierra, y sus moradores fueron asolados; por esta causa fueron consumidos los habitantes de la tierra, y disminuyeron los hombres. 7 Se perdió el vino, enfermó la vid, gimieron todos los que eran alegres de corazón. 8 Cesó el regocijo de los panderos, se acabó el estruendo de los que se alegran, cesó la alegría del arpa. 9 No beberán vino con cantar; la sidra les será amarga a los que la bebieren. 10 Quebrantada está la ciudad por la vanidad; toda casa se ha cerrado, para que no entre nadie. 11 Hay clamores por falta de vino en las calles; todo gozo se oscureció, se desterró la alegría de la tierra. 12 La ciudad quedó desolada, y con ruina fue derribada la puerta. (Isaías 24).
1. Vacía la tierra. Como todos los
mensajes proféticos de Isaías, la profecía del cap. 24 originalmente se dirigió
al Israel literal. Ella describe la manera en que Dios habría asolado la tierra
y vencido a los enemigos de Israel si éste hubiera sido fiel. Pero en vista de
la infidelidad de Israel, esta profecía, como otras que originalmente fueron
pronunciadas para esa nación, será cumplida con el pueblo de Dios hoy (ver pp.
32-38). En Apoc. 20, Juan aplica la descripción que aquí se presenta de la
tierra, al desolado aspecto que ella tendrá durante el milenio.
Hasta aquí Isaías ha hablado extensamente acerca de los juicios divinos sobre diversas naciones (cap. 13-23). Ahora su visión profética se ensancha para abarcar todo el amplio horizonte de la historia. En los cap. 24-28 describe las escenas finales, cuando el pueblo de Dios será libertado y sus enemigos, derrotados. En el cap. 24, Isaías presenta un cuadro gráfico de la condición de esta tierra cuando sus reyes sean subyugados (vers. 21-22), antes de que Jehová de los ejércitos reine "en el monte de Sion y en Jerusalén" (vers. 23).
Trastorna su faz. He aquí una
notable descripción de los terribles cataclismos que sacudirán la tierra en
ocasión de la segunda venida de Cristo (Sal. 46: 1-3, 6, 8; Apoc. 6: 16; 16:
18-20).
2. Así como al pueblo. Cuando Cristo
vuelva no habrá clases favorecidas. Todas sufrirán la misma calamidad. Ricos y
pobres, encumbrados y humildes, gente de toda clase social, color y ocupación,
todos sufrirán la misma destrucción común (Apoc. 6: 15; 19: 18).
3. Enteramente vaciada. Al regresar
Cristo a la tierra, todos los impíos vivos serán muertos y todos los justos
ascenderán con él al cielo (Jer. 25: 30-33; Luc. 17: 26, 29-30; 1 Tes. 5: 3;
Apoc. 19: 11-21; 20: 4-6. De este modo, la tierra quedará sin habitantes (Jer.
4: 25).
4. Los altos pueblos. Mejor, "la
gente encumbrada de la tierra" (VM). Los más encumbrados de entre el
pueblo, los que se han enseñoreado de sus prójimos, serán humillados por el
Señor (cap. 2: 11-12, 17; 13: 11).
5. La Tierra Se Contaminó. Dios es santo.
Dio su ley para que los hombres se mantuvieran puros y el mundo incontaminado.
Pero como ellos han rechazado esa ley, no sólo se contaminaron a sí mismos sino
también contaminan el mundo en que viven. El contagio del pecado ha infectado
la tierra que pisamos, el alimento que comemos, el agua que bebemos y el aire
que respiramos (Gén. 3: 17; Núm. 35: 33; Sal. 107: 34). Cada año que
transcurre, la tierra se vuelve más corrupta. Si Dios no interviniera, llegaría
el tiempo cuando la contaminación del pecado envilecería de tal modo a la raza
humana que sería imposible vivir (Gén. 6: 5, 11-12; DTG 27-28). Pacto
Sempiterno. Ver com. Jer. 32: 31-33; Eze. 16:60.
6. La Maldición Consumió. Satanás, y no
Dios, es el instigador del pecado y el responsable de la maldición que resulta
del pecado. En todas partes actúan fuerzas del mal, y por dondequiera se ve
claramente la obra de Satanás (DTG 590; CS 646). La obra de Satanás se
manifiesta en las enfermedades, en la muerte, en los terremotos, las tormentas,
los incendios y las inundaciones. La transgresión de las leyes divinas no ha
traído paz y prosperidad, sino dificultades, pestilencias, dolor y finalmente,
la muerte. Fueron Consumidos. "Por tanto son abrasados
los habitantes de la tierra" (VM); "arderán los moradores de la
tierra" (NC). Probablemente durante la cuarta plaga (Apoc. 16: 8-9). Disminuyeron
Los Hombres. "Quedan pocos del linaje humano" (BJ).
Posiblemente sean estos "pocos" los justos, el remanente que no ha
caído bajo los castigos de Dios.
7. Se Perdió El Vino. Heb., "el mosto está de luto". Las viñas son destruidas y los frutos de la tierra consumidos por el ardiente calor de la cuarta plaga (Apoc. 16: 8-9; CS 686). El canto de los alegres vendimiadores cesó, pues la tierra está desolada.
8. Los Panderos. Ver t. III, pp.
32-33. Arpa. Heb. kinnor, "lira". Ver t. III,
pp. 35-36. Cuando sobrevengan las terribles calamidades de los últimos días,
los hombres ya no pensarán más en el "regocijo" ni en la
"alegría" (Jer. 7:34; 16:9; 25:10; Apoc. 18:22; cf. Eze. 26:13;
Ose. 2:11).
9. Con Cantar. Por lo general se
relacionan las bebidas alcohólicas con las fiestas y el placer. En aquel día el
Señor transformará las festividades en luto y los cantos en lamentaciones (Amós 8: 10; cf. Dan. 5: 1-6).
10. Quebrantada Está La Ciudad Por La Vanidad. Heb. "quebrantada la ciudad de vacío (tóhu)". La palabra tóhu
es difícil de traducir, pero expresa la idea de "vacío",
"caos", o "nada" (en el sentido de la nada que había antes
de la creación. Ver com. Gén. 1: 2. "Villa vacía" (BJ);
"ciudades desiertas" (NC); "ciudad de confusión" (VM). No
es claro si la "ciudad" aquí representa a Babilonia (Jer. 51: 8) y la
palabra tóhu indica su corrupción moral (1 Sam. 12: 21; Isa. 41: 29 ), o si
tanto la "ciudad" como su condición caótica representan a todo el
mundo. Cualquiera de estas interpretaciones concuerda con el contexto y la idea
bíblica. El mundo volverá a su
primitivo estado caótico.
11. Clamores Por Falta De Vino. La gente
procura escapar de la calamidad por medio de bebidas embriagantes. Todo
gozo se oscureció. Se ha ocultado el sol del placer, y han descendido
las sombras de la noche eterna (Jer. 8: 20). Por fin los hombres se dan cuenta
de que, al excluir de sus vidas a Aquel que es la luz de la vida, se han
acarreado sobre sí mismos una noche sin fin.
12. Desolada. La "ciudad" (vers. 10) ha quedado convertida en ruinas. Todo el mundo ha sido reducido a un desierto desolado, sin luz ni vida. 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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