Se describe el juicio futuro contra Babilonia, antes de que retomara su
hegemonía en el mundo antiguo conocido. Seria juzgada por su crimen contra la
humanidad y el cielo.
6 Aullad, porque cerca está el día de Jehová; vendrá como asolamiento
del Todopoderoso. 7 Por tanto, toda mano se debilitará, y desfallecerá
todo corazón de hombre, 8 y se llenarán de terror; angustias y dolores se
apoderarán de ellos; tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada
cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas. 9 He aquí el
día de Jehová viene, terrible, y de indignación y ardor de ira, para convertir
la tierra en soledad, y raer de ella a sus pecadores. 10 Por lo cual las
estrellas de los cielos y sus luceros no darán su luz; y el sol se oscurecerá
al nacer, y la luna no dará su resplandor. 11 Y
castigaré al mundo por su maldad, y a los impíos por su iniquidad; y
haré que cese la arrogancia de los soberbios, y abatiré la altivez de los
fuertes. 12 Haré más precioso que el oro fino al varón, y más que el oro
de Ofir al hombre. 13 Porque haré estremecer los cielos, y la tierra se
moverá de su lugar, en la indignación de Jehová de los ejércitos, y en el día
del ardor de su ira. 14 Y como gacela perseguida, y como oveja sin pastor,
cada cual mirará hacia su pueblo, y cada uno huirá a su tierra. 15
Cualquiera que sea hallado será alanceado; y cualquiera que por ellos sea
tomado, caerá a espada. 16 Sus niños serán estrellados delante de ellos;
sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. 17 He aquí que yo
despierto contra ellos a los medos, que no se ocuparán de la plata, ni
codiciarán oro. 18 Con arco tirarán a los niños, y no tendrán misericordia
del fruto del vientre, ni su ojo perdonará a los hijos. (Isaías 13).
6. El Día De Jehová. Esta expresión
aparece por lo menos 20 veces en los escritos de los profetas del AT. Siempre
se emplea en relación con el tiempo del castigo divino sobre una ciudad o
nación (no para referirse al castigo de una sola persona), o al castigo final
de los habitantes de toda la tierra. Como contraste, las Escrituras describen
lo que podría llamarse "el día del hombre" como "el día de
salvación" (Isa. 49: 8; 2 Cor. 6: 2), "y tiempo de tu buena voluntad"
(Sal. 69: 13), o "tiempo aceptable" (Isa. 49: 8), cuando aún perdura
el tiempo de gracia para los hombres y las naciones (Sal. 95: 7-8; Heb. 4: 7).
Por lo contrario, "el día de Jehová" es la ocasión cuando
concluye históricamente el tiempo de gracia de una nación o de una ciudad, y
finalmente será el momento cuando se sellará eternamente el destino de todos
los hombres. Mientras sea "día de salvación", los hombres y las
naciones están libres de ejercer 205 esa facultad que Dios les dio para elegir
entre el bien y el mal, pero cuando llegue el "día de Jehová", la
voluntad de Dios será suprema, pues ya no se verá limitada por el ejercicio de
la voluntad humana.
En relación con Judá, "el día de Jehová" (Isa. 2: 12; Joel 1:
15; 2: 1; Sof. 1: 7) Fue el día cuando como nación no se le permitió seguir con
su impía conducta y recibió el castigo ordenado por Dios (Eze. 12: 21-28). Lo
mismo aconteció con Israel, el reino del norte (Amós 5: 18), con Egipto (Eze.
30: 3), con Edom (Abd. 15) y con otras naciones de la antigüedad (Dan. 5:
22-31). Lo que ocurre con una ciudad o toda una nación cuando llega el
"día de Jehová" es similar a lo que ocurrirá a todo el mundo cuando
termine su tiempo de gracia. Por ejemplo, en Mat. 24 Jesús hace una descripción
del "día de Jehová" para la ciudad de Jerusalén y la nación judía,
que tiene mucho parecido con lo que ocurrirá en todo el mundo citando él
regrese a la tierra al "fin del siglo" (Mat. 24: 3; Luc. 21: 20; cf.
Mat. 24: 30). Por eso, los principios que se aplican cuando el "día de
Jehová" se refiere a una ciudad o nación, también se aplican cuando
"el día de Jehová" sobrevenga a todo el mundo; y una descripción
profética del AT relativa a la destrucción de alguna ciudad o nación antigua,
en términos del "día de Jehová", también se aplica, en principio, al
"día grande de Jehová" (Sof. 1: 14), al final de los siglos. En vista
de que los autores del NT toman la destrucción de la antigua Babilonia como un
símbolo del fin de la Babilonia espiritual (ver com. Isa. 13: 4), y puesto) que
aplican la expresión "día de Jehová" al momento cuando Cristo vuelva
al mundo para ejecutar el castigo (1 Cor. 5: 5; 2 Cor. 1: 14; 1 Tes. 5: 2; 2
Ped. 3: 10), en muchos sentidos el "día de Jehová", para Babilonia
tal como se lo describe en Isa. 13, corresponde con el "día grande de
Jehová" al fin del tiempo.
Vendrá como asolamiento. El "día de
Jehová" nunca aparece en las Escrituras como una ocasión cuando los
hombres tendrán una segunda oportunidad para acepar la salvación. Siempre, y
sin excepción, el "día de Jehová" es un día de juicio, un día de
destrucción, un día de tinieblas (Joel 1: 15; 2: 1-2; Amós 5: 18-20; etc.).
7. Se debilitará. El verbo usado aquí
significa "relajarse", "decaer", "aflojarse".
Esta condición de las manos refleja sentimientos de desánimo,
descorazonamiento, impotencia o, como en este caso, desesperación. En momentos
de desesperación o terror, los hombres dejan caer las manos en señal de
impotencia (cf. Heb. 12: 12).
8. Mujer De Parto. Esta imagen con
frecuencia representa una situación de gran angustia y dolor (Sal. 48: 6; Jer.
4: 31; 6: 24; 13: 21; 49: 24; 50: 43). Rostro De Llamas. Cuando
los hombres se miran despavoridos con los ojos desorbitados por el terror, el
miedo se refleja en su vista con la intensidad de una llama.
9. El Día De Jehová. Ver com. vers.
6. Para Convertir La Tierra En Soledad. El pecado no produce
vista y prosperidad, sino desolación, ruina y muerte. El pecado devastó a
Asiria y a Babilonia, que una vez fueran naciones prósperas; destruyó a muchas
de las mayores ciudades de la tierra y finalmente causará la asolación de todo
el mundo. Esta profecía, que originalmente fue una descripción de la caída de
la Babilonia literal, es aplicada por los escritores del NT a la destrucción de
la Babilonia simbólica en ocasión de la segunda venida de Cristo (ver com.
vers. 4).
Raer de ella a sus pecadores. La destrucción
del pecador no es, como piensan algunos, un acto arbitrario de Dios. El Eterno
ama a los pecadores y procura salvarlos (Eze. 18: 23, 31-32; 2 Ped. 3: 9). Es
el pecado lo que finalmente destruye al pecador. Quienes andan en los caminos
de iniquidad finalmente se vuelven tan corruptos, tan crueles, tan
irrazonables, que las medidas que usan para destruir a quienes los rodean los
sumergen a ellos mismos en una suerte común. "El que derramare sangre de
hombre, por el hombre su sangre será derramada" (Gén. 9: 6). "Todos
los que tomen espada, a espada perecerán" (Mat. 26: 52; cf. Apoc. 13: 10).
La historia ha demostrado la veracidad de estas declaraciones. Babilonia empuñó
la espada, y pereció por ella. Lo mismo ocurrió con los hititas, Asiria, Grecia
y Roma. Un día este principio sellará el destino del mundo pecaminoso.
*A pesar de que cada quien cosecha las consecuencias de su siembra.
Hay algo que pasan por alto muchos. Quien ejecuta la sentencia o el castigo o
la recompensa a esta siembra. Y ese alguien: “es Dios”. Que paga hoy, como
ayer, y en aquel día del juicio final, conforme a sus obras a cada uno. Deut.
32:35; Salm. 94:1; 149:7; Isa. 34:8; Ecles. 12:13,14. Apoc. 20:11-15.
10. Las estrellas. Con frecuencia
se afirma que una oscuridad sobrenatural, durante la cual las luminarias
celestes retendrán su luz, acompañará al grande y terrible "día
de Jehová" (Joel 2: 10-11; 3: 15-16; Amós 8: 9; cf. Mat. 24:
29; Mar. 13: 24-25; Luc. 21: 25; Apoc. 6: 12-13; CS 693-694). Ver PE 41.
11. Castigaré al mundo. La justicia
exige 206 que la impiedad sea castigada. Dios es justo, y no permitirá que la
maldad de los hombres quede impune. Los pecadores deben comprender
que ciertamente vendrá el día cuando tendrán que rendir cuentas de sus delitos
(Ecl. 8: 11).
12. Más precioso. "Más
escaso" (BJ). Parte del castigo de los impíos comprende la despoblación de
la tierra, la cual queda desolada y en ruinas (vers. 9). Sólo el piadoso
remanente escapará de la destrucción general. Por ser tan pocos, serán tan
"preciosos" o "escasos" como el oro fino de Ofir.
13. Haré Estremecerse Los Cielos. Con
referencia a la caída de la Babilonia literal, los vers. 13 y 14 describen en
forma figurada la total destrucción descrita más literalmente en los vers.
19-22. Esto es literal en lo que atañe al fin del mundo (Heb. 12: 25; Apoc. 6:
14; PP 353). Las escenas finales de la historia de este mundo se caracterizarán
por tremendos cataclismos (Apoc. 6: 14; 16: 18, 21). Es la voz de Dios la que
"sacude los cielos y la tierra" (CS 694-695; cf. Isa. 2: 21).
Ardor de su ira. Es decir, la
indignación de Dios contra la Babilonia literal (vers. 19; ver com. vers. 4).
En lo que se refiere a la Babilonia simbólica y al fin del mundo, las escenas
aquí descritas constituyen los acontecimientos finales de la última de las
siete postreras plagas, en la cual "la gran Babilonia vino en memoria
delante de Dios, para darle el cáliz del vino del ardor de su ira" (Apoc.
16: 19).
14. Como gacela perseguida. Ver com.
vers. 4. En los últimos días los impíos de todas las naciones serán esparcidos
como ovejas sin pastor. Así como el animal asustado busca lugares que en el pasado
le han proporcionado amparo y refugio, así también los impíos buscarán algún
lugar en donde ocultarse de la ira final de Dios; pero no lo hallarán.
15. Será alanceado. El profeta
continúa aquí su gráfica descripción de la caída de Babilonia, aplicada por los
autores del NT a la segunda venida de Cristo (ver com. vers. 4). Los babilonios
huyen ante sus enemigos.
16. SUS NIÑOS serán estrellados delante de ellos; sus casas serán saqueadas, y violadas sus mujeres. Las palabras de Jesús, cuando habla de la regla de oro, en Mt. 7:12. Dice: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas”.
“En la vida, sólo recibimos, el fruto de nuestra siembra”
Era común el accionar de los reinos que invadían y dominaban otro reino.
Estrellaban a sus niños y violentaban a las mujeres. Era lo peor de la crueldad
humana. Se dice lo mismo de lo que pasaría con Samaria por los asirios. (Oseas.
13:16). Y Los babilonios al hacer lo mismo cuando llegaron a Judá. Lam. 5:11.
Sal. 137:8,9. También cosecharían lo mismo al respecto. (Vers. 18). Entonces es
relevante preguntar y preguntarnos: ¿Cómo está nuestra siembra personal?
17. Los medos. En el tiempo de Isaías, Asiria era el principal enemigo de Babilonia. En el año 689, por ejemplo, los ejércitos de Senaquerib destruyeron totalmente esa ciudad (t. II, p. 66). Pero entonces el reino medo era una potencia relativamente insignificante. Esta profecía prevé el momento cuando Media desempeñaría un papel importante en la caída de Babilonia. Cuando Babilonia cayó en manos de Ciro en 539, los medos cooperaron con los persas para provocar esa derrota. En la lucha final, Darío de Media desempeñó una parte muy importante (Dan. 5: 31). Isaías también predijo lo que haría Ciro en la lucha contra Babilonia (Isa. 44: 27-28; 45: 1-3). Sin embargo, la ruina final de Babilonia ocurrió siglos más tarde (ver com. vers. 19). Plata. Aquí se describe a los medos como un pueblo que no se interesaba en el botín. Procuraban adueñarse de la ciudad de Babilonia, pero no les interesaban sus riquezas. 4CBA/Ministerio Hno. Pio
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