Es la sentencia final contra babilonia, que dejaría de ser, y nunca
volvería a habitarse. Babilonia recibe el mismo trato que dio a los pueblos en
sus conquistas vers. 16. Además, Babilonia es un símbolo de la apostasía global
y la institución de la mentira, que, en el fin del tiempo, seria juzgada, por
el Dios del cielo. Apoc. 14:8-11; 17, 18. Así como juzgó a Babilonia, juzgará a
los demás pueblos de la tierra que tuvieron algo que ver con el pueblo de Dios.
19 Y Babilonia, hermosura de reinos y ornamento de la grandeza de los caldeos será como Sodoma y Gomorra, a las que trastornó Dios. 20 Nunca más será habitada, ni se morará en ella de generación en generación; ni levantará allí tienda el árabe, ni pastores tendrán allí majada; 21 sino que dormirán allí las fieras del desierto, y sus casas se llenarán de hurones; allí habitarán avestruces, y allí saltarán las cabras salvajes. 22 En sus palacios aullarán hienas, y chacales en sus casas de deleite; y cercano a llegar está su tiempo, y sus días no se alargarán. (Isaías 13).
19. Hermosura de reinos. No fue sino
hasta un siglo después de Isaías que Babilonia, gobernada por la dinastía de
los caldeos, alcanzó su máxima fama y logró renombre universal por su hermosura
y esplendor.
Sodoma. Ver com. Gén. 19: 24. Jeremías, quien conoció a
Babilonia en el apogeo de su poder, también predijo que su destrucción sería
como la de Sodoma y Gomorra (ver Gen. 50: 40). Su asolamiento sería absoluto;
nunca más sería reconstruida (Gen 51: 64). La Babilonia simbólica sufrirá igual
suerte al fin del mundo (Apoc. 18: 21). Mientras vivía Isaías, la ciudad de
Babilonia fue completamente destruida por Senaquerib (ver com. vers. 17), pero
pronto sería reconstruida por Esarhadón, hijo de Senaquerib. Más tarde, cuando
Nabucodonosor llegó a ser rey de Babilonia, la convirtió en una de las ciudades
más hermosas de la antigüedad. Los medo-persas no destruyeron esta ciudad
cuando la conquistaron en 539 a. C., sino que la hicieron su capital. Medio
siglo más tarde, cuando la ciudad se rebeló, Jerjes la destruyó en parte. Después,
nunca fue completamente reconstruida; pasó a ser una capital de Alejandro Magno
después que éste la tomó en 33. Por lo tanto, la profecía de Isaías no se
cumplió sino varios siglos después de su muerte.
Cuando Seleuco Nicátor (312-280 a. C.) reinó
sobre la parte oriental del imperio de Alejandro (ver com. Dan. 7: 6),
Babilonia perdió su importancia. Este rey fundó una nueva capital a orillas del
Tigris, a unos 54 km al norte de Babilonia, en donde estaba Opis, y le puso el
nombre de Seleucia en honor de sí mismo. Desde Babilonia, cuya preeminencia
quedó así permanentemente destruida, se llevaron a la nueva ciudad los
materiales de construcción y parte de los pobladores. Sin Embargo,
Babilonia siguió teniendo cierta importancia durante unos 207 dos
siglos más. En la época de Estrabón, alrededor del año 20 a. C., o poco
después, la mayor parte de la ciudad se había transformado en una vasta
desolación (Estrabón xvi. 1. 5), aunque todavía tenía habitantes. Durante el
reinado de Trajano (98-117 d. C.), Babilonia estaba completamente en ruinas.
20. Nunca más será habitada. Cuando
Babilonia fue finalmente destruida, quedó totalmente abandonada. Un siglo
después de Isaías, Jeremías predijo algo similar (Jer. 51:37). Ni
levantará allí tienda. Desde que Babilonia fue destruida en la
antigüedad (ver com. vers. 19), su lugar no ha sido habitado de nuevo.
Visitantes de épocas pasadas dijeron a veces que los beduinos de las
proximidades evitaban acercarse a las ruinas movidos por un temor supersticioso
que les inspiraba ese lugar. Bien pudo haber ocurrido esto, pero los beduinos
actuales sólo dicen que las antiguas ruinas no ofrecen las condiciones
necesarias para que allí more el hombre. Tal como ha ocurrido durante milenios,
ahora no levanta "allí tienda el árabe".
Sin embargo, si los beduinos se instalaran entre las ruinas de la
antigua Babilonia, esto no invalidaría la predicción de Isaías. El profeta no
tenía tanto en cuenta los muros inexpugnables de Babilonia y sus majestuosos
palacios, como su religión y cultura paganas y su poderío militar. Su
impresionante cuadro de una ciudad abandonada y en ruinas declara enfáticamente
que el arrogante imperio de aquel tiempo tenía que desaparecer de la tierra.
Los siglos dan testimonio de la precisión de la profecía de Isaías, pues hoy
sólo quedan ruinas de aquella civilización de la antigüedad. Cf. com. Eze. 26:
14. El árabe. Se emplea este vocablo para designar en forma
genérica a las tribus nómadas de beduinos que vagan por el desierto al oriente
de Palestina.
21. Las fieras. Al ser abandonada por
los hombres, Babilonia se convirtió en habitación de animales salvajes. En
lugar de ser habitada por hombres fuertes y mujeres hermosas, lo sería por
fieras. Hurones. Heb. 'óaj, vocablo que sólo aparece aquí, y
cuyo significado es incierto. Se cree que es un término onomatopéyico que alude
al aullido de algún animal. Algunos piensan que se refiere al búho gigante. Las
traducciones son diversas: "bestias aulladoras" (VM);
"búhos" (NC); "mochuelos" (BJ).
Las cabras salvajes. Heb. s´a'ir,
"peludo" o "velludo"; es el nombre comúnmente dado a
cabras. El nombre Seir (Gén. 32: 3) deriva de la misma raíz. Este nombre luego
se usó para referirse a demonios o divinidades mitológicas con apariencia de
cabra (los sátiros); pero en este pasaje no hay evidencia alguna de que Isaías
se refiera a demonios, sino a chivos o cabras. Las otras criaturas mencionadas
en Isa. 13: 21-22 son animales literales. Sa'ir sencillamente significa
"cabra salvaje".
22. Hienas y chacales. En lugar de
escucharse la música alegre de las fiestas babilónicas, se escucharían entre
las ruinas de los palacios antiguos los lúgubres aullidos de las hienas y los
chacales. Cercano a llegar. La ciudad de Babilonia fue
completamente destruida por Senaquerib en el año 689 a. C., mientras aún vivía
el profeta Isaías (ver com. vers. 17 y 19); pero esta no fue su destrucción
final, pues la ciudad fue reconstruida. 4CBA
Ministerio Hno. Pio
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