Saber esperar en Dios, es confiar total e impolutamente en su gracia.
20 Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas;
escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. 21
Porque he aquí que Jehová sale de su lugar para castigar al morador de la
tierra por su maldad contra él; y la tierra descubrirá la sangre derramada
sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos. (Isaías 26).
20. Indignación. La indignación
de Dios contra sus enemigos. La "indignación" final de Dios se
sintetiza en las siete plagas postreras (Apoc. 14: 10; 15: 1; cf. Isa. 34: 2;
Nah. 1: 6). El pueblo de Dios tuvo que permanecer dentro de sus casas mientras
eran muertos los primogénitos de Egipto (Exo. 12: 22- 23). Dios invita a su
pueblo a que se esconda en él durante las siete últimas plagas, para que él
pueda serle "amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las
tribulaciones" (Sal. 46: 1). Protegido de esta manera, su pueblo no
necesita temer, "aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes
al corazón del mar" (Sal. 46: 2; cf. Sal. 25: 5; 91: 1-10). La indignación
divina no dura sino "un momento" (Isa. 54: 8; cf. Sal. 30: 5). Para
el Señor la obra del juicio es una "extraña obra" (Isa. 28: 21). Pero
la hora de la indignación divina contra los impíos es también la hora de la liberación
y el triunfo del pueblo de Dios.
21. Descubrirá La Sangre. La tierra ha
sido contaminada por muchos crímenes y mucha sangre inocente que clama por
venganza como la de Abel (Gén. 4: 10; Apoc. 6: 10; 18: 20, 24; 19: 2). En los
siguientes pasajes se hace referencia a la venganza divina sobre los impíos:
Miq. 1: 3-9; Jud. 14-15; Apoc. 19: 11-21. (4CBA). Ministerio Hno. Pio
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