Dios consuela al pueblo, en que cifre sus esperanzas en él; por lo que
hizo y hará.
26 Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio. 27 ¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, 283 y de mi Dios pasó mi juicio? 28 ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. 29 El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán. (Isaías 40).
26. Levantad En Alto Vuestros Ojos. Si los hombres únicamente levantaran la vista al cielo, tendrían el
privilegio de contemplar una evidencia innegable del Creador y Sostenedor de
todas las cosas (Sal. 19: 1-3; Hech. 14: 17; Rom. 1: 19-23). Por así decirlo,
Dios está entronizado más allá de los ejércitos de estrellas que llenan el
cielo, gobernando el universo que creó. Cuando consideramos el número de
estrellas, su orden y disposición, su gloria y hermosura, no podemos menos de
quedar impresionados por nuestra propia insignificancia y el poder de Dios que
todo lo trasciende. Todos los cuerpos celestes siguen su ruta designada; cada
uno tiene su nombre y su lugar; cada tino tiene su papel que desempeñar en la
gran procesión sideral.
27. Mi Camino Está Escondido. Muchos de los
habitantes de Judá sentían que Dios los había olvidado y que no los trataba con
justicia. Pero había muchas cosas que ellos mismos no comprendían. Sentado en
su trono en los cielos, Dios lo ve todo, lo sabe todo, y lo considera todo.
Pesa cuidadosamente cada factor, tanto pasado como presente, tanto futuro como
pasado. No hay nada que no tome en cuenta, ningún detalle que escape a su
atención. Todo lo que hace es sabio, justo, recto y bueno. ¿Quién es el hombre
para que sienta que Dios lo está dejando a un lado o lo está tratando
injustamente?
28. ¿No Has Sabido? Ver com. vers.
21. El Dios Eterno. ¿Cuán ancianos son los hombres más viejos
y más sabios si se los compara con el Dios eterno? En comparación con la
eternidad, nuestro mundo no ha existido más que un momento. Los más sabios de
entre los hombres son, en el mejor de los casos, la encarnación de la debilidad
y la necedad, si se los compara con el Eterno. Nadie puede sondear las
profundidades de la providencia y de la sabiduría de Dios (Sal. 145: 3; Rom.
11: 33). El que "cuenta el número de las estrellas" y cuyo
"entendimiento es infinito", es suficientemente bondadoso y
misericordioso como para suplir todas las necesidades de los hombres (Sal. 147:
3-5; Hech. 14: 17).
29. El Da Esfuerzo. El Dios que no
desfallece, imparte fuerza a los corazones que desmayan. No importa cuál sea la
necesidad del hombre, Dios es capaz de suplirla 287 (Sal. 104: 27; 145: 15).
Quienes con espíritu manso y humilde reconocen sus propias debilidades y
faltas, pueden estar segurísimos de que sus necesidades serán suplidas (Isa.
57: 15; Mat. 5: 3-6). Dios siempre escucha el clamor de los que se sienten
insuficientes para realizar la tarea que tienen por delante y desean obtener la
ayuda del cielo. La fuerza de Dios se perfecciona en la debilidad humana (2
Cor. 12: 9). Este hecho ha sido comprobado en la vida de incontables miles de
personas.
30. Jóvenes. Los jóvenes en la plenitud
de su vigor se cansan y extenúan; aun los muchachos en lo mejor de su vida
llegan al punto de faltarles las fuerzas. Muchas luchas se pierden por causa de
la debilidad del cuerpo o del espíritu, aun de parte de los más fuertes.
31. Esperan A Jehová. Esto es, buscar
a Jehová con sinceridad y humildad para obtener sabiduría y fuerza, y luego
aguardar con paciencia la dirección divina (ver com. cap. 30: 21; cf. 57: 15).
Tendrán Nuevas Fuerzas. La vida
cristiana es un proceso constante de recibir de parte de Dios, y de dar a Dios.
Se gastan fuerzas en el servicio del Maestro (cf. Mar. 5: 30), pero siempre hay
una nueva provisión de gracia y vitalidad que se puede recibir de Aquel que no
conoce el cansancio. El que no recibe de continuo fuerza de Dios, pronto se
hallará en una condición tal que no podrá servir a Dios (ver DTG 767).
Como Las Águilas. Uno de los
espectáculos más asombrosos del mundo natural es el del águila que se remonta
más y más sin aparente dificultad. Del mismo modo, el hijo de Dios que obtiene
su fuerza de lo alto puede seguir siempre hacia adelante y hacia arriba,
siempre alcanzando nuevas alturas. (Sal. 103: 5). Los cristianos tienen el
privilegio de progresar continuamente de gracia en gracia y de victoria en
victoria (1 Cor. 15: 57; 2 Cor 2: 14; Ed 16; DTG 633-634). Se añade fuerza
sobre fuerza, y el progreso es constante. Surgen metas siempre más elevadas, y
finalmente el cristiano llega al "premio del supremo llamamiento de Dios
en Cristo Jesús" (Fil. 3: 14). 4CBA/Ministerio Hno. Pio