Jeremías
3:21-25. Israel,
reprobado y llamado por Dios, hace una solemne confesión de sus pecados. No
puede haber una reconciliación sin reconocer la falta que conlleva en pedir
perdón.
En la
vida no solo basta reconocer y confesar, y pedir perdón. También hay que
avanzar, crecer y madurar en la fe. Es una lucha diaria. Jesús dijo: velad y
orad. Solo así, Israel estaría seguro y convertido por siempre. Pero eso es otra historia…
21 Voz fue oída sobre las alturas, llanto de los
ruegos de los hijos de Israel; porque han torcido su camino, de Jehová su Dios
se han olvidado. 22 Convertíos, hijos rebeldes, y sanaré vuestras
rebeliones. He aquí nosotros venimos a ti, porque tú eres Jehová nuestro
Dios. 23 Ciertamente vanidad son los collados, y el bullicio sobre los
montes; ciertamente en Jehová nuestro Dios está la salvación de Israel. 24
Confusión consumió el trabajo de nuestros padres desde nuestra juventud; sus
ovejas, sus vacas, sus hijos y sus hijas. 25 Yacemos en nuestra confusión,
y nuestra afrenta nos cubre; porque pecamos contra Jehová nuestro Dios,
nosotros y nuestros padres, desde nuestra juventud y hasta este día, y no hemos
escuchado la voz de Jehová nuestro Dios. (Jeremías 3).
21. Voz Fue Oída. Después de una transición repentina y dramática (vers. 21-25), el profeta representa a su pueblo arrepentido de corazón y listo para confesar sus faltas.
Sobre
Las Alturas. Los lugares que habían sido escenario de licenciosa
idolatría son personificados: repiten el eco del llanto y las súplicas (cf.
cap. 7:29). En el antiguo Cercano Oriente se acostumbraba lamentarse
públicamente en lugares elevados (Juec. 11:37; Isa. 15:2).
22. Convertíos, Hijos Rebeldes. Ver com. vers. 12;
cf. vers. 14. El hebreo emplea el mismo verbo para dar la idea de
"volver" (vers. 1) y "convertirse" (vers. 14, 22).
Sanaré. Cf. cap. 30: 17; 33:
6. He Aquí Nosotros Venimos. Esta debería haber sido la
respuesta del pueblo al ofrecimiento de perdón y restauración. El Señor les dio
las "palabras mismas [exactas] con las cuales podían dirigirse a él"
(PR 30l).
23. Vanidad Son. En hebreo, la primera
parte de este versículo es muy breve, y por consiguiente difícil de entender.
Dice literalmente: "Verdaderamente en vano [para decepción] de los cerros
tumulto las montañas". En varios manuscritos hebreos aparece la frase,
"tumulto de las montañas". La LXX dice: "Ciertamente para
mentira eran las alturas de los montes". A pesar de las dificultades de
traducción, puede interpretarse fácilmente que el pasaje se refiere a las vanas
y engañosas orgías del culto idólatra, y se traza nítidamente el contraste
entre este culto y la seguridad que ofrece la adoración a Jehová.
24. Confusión. Heb. bósheth,
"vergüenza", palabra que se aplicaba también, como oprobio, a Baal
(ver com. Jer. 2: 26). En hebreo, bósheth lleva artículo. La vergüenza de
Israel era la idolatría (Jer. 11:13; Ose. 9:10).
Consumió. Algunos comentadores
piensan que se refiere al gran número de ovejas y ganado que fueron sacrificados
a los dioses paganos y a los niños quemados en sacrificio en los ritos de
Moloc, dios de Amón (Sal. 106: 38; Jer. 7: 31). Es más probable que sea una
referencia a la ruina general causada por la apostasía de Israel.
25. Yacemos. El Señor deseaba que reconocieran plenamente el pecado y aceptaran el castigo, sin presentar excusas ni causas atenuantes para sus faltas. Una persona que sufre dolor o angustia con frecuencia se lanza al suelo o sobre una cama (2 Sam. 12: 16; 13: 31; 1Rey. 21: 4), para dar mejor expresión a las abrumadoras emociones que lo oprimen. (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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