sábado, 3 de octubre de 2020

368. LA INGRATITUD DE ISRAEL (Isaías 43:22-28).

Por todas las bendiciones que Dios dio a Israel, lo menos que se espera es la gratitud. Pero el Señor, lo Reprueba como inexcusable, por todo lo que hizo a su favor.

22 Y No Me Invocaste A Mí, oh Jacob, sino que de mí te cansaste, oh Israel. 23 No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. 24 No compraste para mí caña aromática por dinero, ni me saciaste con la grosura de tus sacrificios, sino pusiste sobre mí la carga de tus pecados, me fatigaste con tus maldades. 25 Yo, yo soy el que borro tus rebeliones por amor de mí mismo, y no me acordaré de tus pecados. 26 Hazme recordar, entremos en juicio juntamente; habla tú para justificarte. 27 Tu primer padre pecó, y tus enseñadores prevaricaron contra mí. 28 Por tanto, yo profané los príncipes del santuario, y puse por anatema a Jacob y por oprobio a Israel. (Isaías 43). 

22. De Mí Te Cansaste. Sin el cuidado y la bendición de Dios, Israel nunca habría llegado a convertirse en una nación (vers. 21), pero el pueblo no sentía aprecio por lo que Dios había hecho en su favor (Deut. 6: 10-12; 8: 7-18; Isa. 5: 1-7; Eze. 16: 15; Ose. 2: 5-9). 

Israel se dejó absorber por las cosas terrenales y perdió su interés en las cosas de Dios.

23. No Te Hice Servir. "No te he causado molestias" (VM); "no te he abrumado" (NC). Compárese con Isa. 1: 11-12; Mal. 2: 13. Los requerimientos de Dios no habían sido agobiadores. Lo que el Señor pidió a los suyos fue para beneficio de ellos y no de él.             No instituyó la ley ritual para su propio bien, sino para el bien de ellos, a fin de que pudieran entender más perfectamente el camino de la salvación.

25. El Que Borro. Isaías presenta claramente a Cristo como el que salva al hombre del pecado. Es él quien perdona los pecados del hombre. El perdón divino no es meramente una transacción legal que borra del registro los pecados pasados, sino un poder transformador que elimina el pecado de la vida. Al borrar la transgresión, Dios transforma a los pecadores en santos. De ese modo termina realmente con el pecado. La doctrina de la expiación del pecado se presenta claramente tanto en el AT como en el NT.

No Me Acordaré De Tus Pecados. Compárese con Isa. 1:18; Miq. 7:19. Esto ocurre una vez que los pecados son confesados, abandonados y perdonados. Dios trata al pecador arrepentido como si nunca hubiera pecado (Eze. 18:20-21). Las palabras que Cristo dirigió a la mujer sorprendida en pecado son para todos: "Ni yo te condeno; vete, y no peques más" (Juan 8:11).

26. Hazme Recordar. Compárese con Isa. 1:18; Heb. 4:16. Entremos En Juicio. Isaías emplea una frase legal de la época para convocar al pueblo de Israel a que comparezca ante el tribunal divino.

27. Tu Primer Padre. Es decir, Adán, el padre de la raza humana, desde cuyo tiempo el pecado ha existido en el mundo. Tus Enseñadores. Esto es, los dirigentes del pueblo.

28. Por Tanto, Yo Profané. El castigo había recaído sobre el pueblo de Judá por causa de sus transgresiones. Los paganos los habían vituperado cuando los ejércitos de Senaquerib rodearon a Jerusalén (cap. 36: 4-20; 37: 10-13). 4CBA/Ministerio Hno. Pio

 

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