Mateo 27:1-31. El Arresto Y El Juicio. Vers. (1-2) Cristo, atado, es enviado a Pilato. (3-18) Judas se ahorca. (19-23) Pilato es aconsejado por su esposa, (24-25) se lava las manos (26-28) y suelta a Barrabás. (29-31) Cristo es coronado con espinas.
1 VENIDA la mañana, todos los principales sacerdotes y los ancianos del pueblo entraron en consejo contra Jesús, para entregarle a muerte. 2 Y le llevaron atado, y le entregaron a Poncio Pilato, el gobernador.
3 Entonces Judas, el que le había entregado, viendo que era condenado, devolvió arrepentido las treinta piezas de plata a los principales sacerdotes y a los ancianos, 4 diciendo: Yo he pecado entregando sangre inocente. Mas ellos dijeron: ¿Qué nos importa a nosotros? ¡Allá tú! 5 Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó.
6 Los principales sacerdotes, tomando las piezas de plata, dijeron: No es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre. 7 Y después de consultar, compraron con ellas el campo del alfarero, para sepultura de los extranjeros. 8 Por lo cual aquel campo se llama hasta el día de hoy: Campo de sangre.
9 Así se cumplió lo dicho por el profeta Jeremías, cuando dijo: Y tomaron las treinta piezas de plata, precio del apreciado, según precio puesto por los hijos de Israel; 10 y las dieron para el campo del alfarero, como me ordenó el Señor.
11 Jesús, pues, estaba en pie delante del gobernador; y éste le preguntó, diciendo: ¿Eres tú el Rey de los judíos? Y Jesús le dijo: Tú lo dices. 12 Y siendo acusado por los principales sacerdotes y por los ancianos, nada respondió. 13 Pilato entonces le dijo: ¿No oyes cuántas cosas testifican contra ti? 14 Pero Jesús no le respondió ni una palabra; de tal manera que el gobernador se maravillaba mucho. 15 Ahora bien, en el día de la fiesta acostumbraba el gobernador soltar al pueblo un preso, el que quisiesen.
16 Y tenían entonces un preso famoso llamado Barrabás. 17 Reunidos, pues, ellos, les dijo Pilato: ¿A quién queréis que os suelte: a Barrabás, o a Jesús, llamado el Cristo? 18 Porque sabía que por envidia le habían entregado.
19 Y estando él sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: No tengas nada que ver con ese Justo; porque hoy he padecido mucho en sueños por causa de él. 20 Pero los principales sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidiese a Barrabás, y que Jesús fuese muerto. 21 Y respondiendo el gobernador, les dijo: ¿A cuál de los dos queréis que os suelte? Y ellos dijeron: A Barrabás. 22 Pilato les dijo: ¿Qué, pues, haré de Jesús, llamado el Cristo? Todos le dijeron: ¡Sea crucificado! 23 Y el gobernador les dijo: Pues ¿Qué mal ha hecho? Pero ellos gritaban aún más, diciendo: ¡Sea crucificado!
24 Viendo Pilato que nada adelantaba, sino que se hacía más alboroto, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo, diciendo: Inocente soy yo de la sangre de este justo; allá vosotros. 25 Y respondiendo todo el pueblo, dijo: Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos.
26 Entonces les soltó a Barrabás; y habiendo azotado a Jesús, le entregó para ser crucificado. 27 Entonces los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de él a toda la compañía; 28 y desnudándole, le echaron encima un manto de escarlata,
29 y pusieron sobre su cabeza una corona tejida de espinas, y una caña en su mano derecha; e hincando la rodilla delante de él, le escarnecían, diciendo: ¡Salve, Rey de los judíos! 30 Y escupiéndole, tomaban la caña y le golpeaban en la cabeza. 31 Después de haberle escarnecido, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y le llevaron para crucificarle. (Mateo 27).
1. Venida la mañana. [Juicio diurno ante el sanedrín, Mat. 27:1 = Mar. 15:1 = Luc. 22:66-71. Comentario principal: Lucas.] Mateo y Marcos registran con lujo de detalles el juicio nocturno ante el sanedrín, pero apenas mencionan el juicio diurno. Como puede verse por el relato que hace Lucas del juicio diurno, su proceso fue similar al de la noche, por lo menos en lo que atañe a sus elementos esenciales.
2. Le llevaron atado. [Primer juicio ante Pilato, Mat. 27: 2, 11-14 = Mar. 15: 2-5 = Luc. 23: 1-5 = Juan 18: 28-38. Comentario principal: Lucas y Juan.] Jesús fue atado por los funcionarios cuando lo prendieron en el huerto, y así compareció delante de Anás (Juan 18: 12-13, 24). Evidentemente, en algún momento del juicio ante el sanedrín le habían soltado las manos.
Según Josefo (Guerra v. 4. 2), el edificio donde se reunía el sanedrín estaba en el ángulo suroeste del predio del templo (ver mapa p. 215). Desde allí Jesús fue llevado al pretorio romano, residencia oficial de Pilato. Algunos han identificado el pretorio con la torre Antonia, muy próxima al norte del predio del templo. Otros han pensado que sería el antiguo palacio de Herodes, a menos de 1 km del predio del templo, hacia el oeste. Se sabe que gobernadores romanos posteriores residieron en este palacio cuando estuvieron en Jerusalén (Id., ii.14. 8; 15. 5).
Le entregaron. Es evidente que todo el sanedrín acompañó a Jesús hasta el palacio (Mar. 15: 1; Luc. 23: 1).
Poncio Pilato. Ver com. Luc. 3:1. Gobernador. Gr. h'gemÇn, mejor traducido como "procurador" (BJ). El h'gemÇn era un romano de la orden ecuestre, designado por el César y directamente responsable ante él. La residencia oficial del procurador romano, o "gobernador", se encontraba en Cesarea. Sin embargo, era la práctica de los procuradores trasladarse a Jerusalén particularmente en ocasión de las grandes fiestas judías, cuando se reunían allí miles de peregrinos, a fin de evitar cualquier desorden. Siempre existía la posibilidad de un levantamiento popular contra Roma, y una ocasión tal como la pascua proporcionaba a los judíos la oportunidad ideal para una insurrección. Se esperaba de Pilato que confirmara la sentencia de muerte y ejecutara a Jesús (DTG 671).
3. Entonces Judas. [Confesión y muerte de Judas, Mat. 27: 3-10. Ver diagrama 9, p. 223.] Judas se presentó para hacer su confesión cuando el juicio diurno u oficial ante el sanedrín estaba por concluir, probablemente cuando se pronunció el veredicto. O Judas vio que Jesús estaba por ser condenado, u oyó que se pronunciaba la sentencia.
Era condenado. Ver com. cap. 26: 66.
Arrepentido. "Acosado por el remordimiento" (BJ). Gr. metamélomai, literalmente, "estar triste después". Pablo emplea este verbo metamélomai para referirse al pesar que sintió después de haber enviado una dura 531reprensión a la iglesia de Corinto (2 Cor. 7: 8). El arrepentimiento de Judas fue como el de Esaú. Lo que sintió fue remordimiento no acompañado por un cambio de parecer. En el caso de Judas, lo llevó al suicidio. No hubo ningún cambio básico en el carácter.
Treinta piezas. Ver com. cap. 26: 15.
4. Yo he pecado. Judas había confiado plenamente en que Jesús se libraría de sus atormentadores (DTG 668). Al darse cuenta de que Jesús no lo haría, se sintió movido a hacer su confesión. En este momento el traidor se adelanta como único testigo para dar testimonio de la inocencia de Jesús. Con referencia a los reglamentos judiciales Judíos que protegían a una persona condenada, ver la segunda Nota Adicional del capítulo 26.
¿Qué nos importa a nosotros? El sanedrín desconoció por completo el nuevo testimonio violentamente presentado en el juicio por la confesión de Judas. Su confesión debe haber perturbado mucho a los dirigentes, cuya complicidad en el complot se hacía pública de esta manera. Era evidente que habían sobornado a Judas, y esa acción era una violación directa de las leyes de Moisés (Exo. 23: 8).
5. En el templo. El sanedrín no se reunía en el templo mismo, sino en un edificio muy cerca del templo (ver com. vers. 2).
Se ahorcó. Debe haberse ahorcado casi inmediatamente, pues los que llevaban a Jesús al Calvario vieron por el camino el cadáver destrozado de Judas, cuando salieron de la ciudad (DTG 669; cf. Hech. 1: 18).
6. No es lícito. Es probable que esta restricción se basara en Deut. 23: 18.
El tesoro. Gr. korbanás, transliteración de una palabra aramea que significa "dádiva". Es probable que aquí korbanás se refiera al lugar donde se guardaban las dádivas ofrecidas al templo.
Precio de sangre. Los sacerdotes no se atrevían a colocar las treinta piezas en la tesorería del templo, pero estaban ansiosos de derramar la sangre inocente que con ese dinero habían comprado. Manifestaron escrúpulos similares cuando se negaron a entrar en el pretorio de Pilato para que, sin contaminación, pudieran participar de la pascua (Juan 18: 28).
7. Consultar. No se dice si consultaron en ese momento o más tarde. Es probable que un asunto de tan poca trascendencia hubiera sido dejado para decidirse después de la pascua.
El campo del alfarero. Llamado "Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre" (Hech. 1:19). No se conoce la ubicación de este campo.
8. El día de hoy. Es decir, cuando Mateo escribió el Evangelio que lleva su nombre.
9. Se cumplió. En cuanto al sentido con el cual Mateo hace referencia al cumplimiento de las profecías del AT, ver com. cap. 1: 22.
Jeremías. Sin embargo, la cita proviene básicamente de Zac. 11: 13, con posibles alusiones a Jer. 18: 2-12; 19: 1-15; 32: 6-9. Con referencia al hecho de que una cita puede derivarse de varios autores del AT, pero que es atribuida al principal de ellos, ver com. Mar. 1: 2.
Los hijos de Israel. Literalmente, "algunos de los hijos de Israel".
11. Jesús, pues, estaba en pie. Aquí Mateo retoma el relato iniciado en el vers. 2 (ver allí el comentario), después de interrumpirlo para narrar lo que hizo Judas al final del juicio diurno ante el sanedrín (ver com. vers. 3). Los miembros del sanedrín se negaron a entrar en el pretorio para no contaminarse, de modo que no pudieran comer la pascua (Juan 18: 28).
Gobernador. Ver com. vers. 2.
¿Eres tú? La construcción griega de la pregunta insinúa que Pilato difícilmente podía creer que una persona como Jesús pudiera ser un revolucionario como lo habían indicado los, judíos en las acusaciones que habían hecho contra él (Luc. 23: 2, 5, 14). Lucas (cap. 23: 2) registra la triple acusación de Caifás contra Jesús: agitación sediciosa, prohibición de pagar impuestos, y pretensión a un trono real. Sólo Juan (cap. 18: 28-38) presenta un relato más o menos extenso del primer juicio ante Pilato y el marco de la pregunta que aquí, súbitamente, registran los sinópticos.
Tú lo dices. Equivale a un "sí" (ver com. cap. 26:64).
En el transcurso de todo su, juicio, ya fuera ante los judíos, Pilato o Herodes, Jesús sólo respondió a aquellas preguntas que tenían que ver con su mesianismo. Afirmó ser Hijo de Dios y Rey de los Judíos (Mat. 26:63-64; Juan 18:33-36). Los Judíos consideraron que la primera afirmación equivalía a blasfemia, y los romanos, por su parte, que la segunda era un acto de traición.
12. Nada respondió. Cf. cap. 26: 63.
13. ¿No oyes? Se esperaría que una persona común afirmara a voz en cuello su inocencia, ya fuera inocente o culpable. Pilato se maravilló del dominio propio de Jesús, porque le resultaba tan inexplicable como admirable.
Para este momento Pilato había comprendido perfectamente que las acusaciones contra Jesús eran completamente malintencionadas (cf. Mar. 15: 10). Por lo tanto, no había ninguna necesidad de que Jesús se defendiera.
14. Se maravillaba mucho. Ver com. vers. 13.
15. Gobernador. [Segundo juicio ante Pilato, Mat. 27: 15-31ª = Mar. 15: 6-19 = Luc. 23: 13, 25 = Juan 18: 39 a 19: 16. Comentario principal: Mateo y Juan. Ver mapa p. 215; diagramas 9, 11, pp. 223-224] Gr. h'gemÇn (ver com. vers. 2). Juan proporciona un registro más completo y más cronológico del segundo y último juicio que los sinópticos. Sin duda, al menos en buena parte, el registro de Juan debería insertarse entre los vers. 23 y 24 de Mat. 27, antes de la culminación del juicio, el cual se registra en los vers. 24-26.
Soltar. Según DTG, la costumbre de conceder una amnistía a presos políticos en ocasión de una fiesta era una práctica de origen pagano (p. 681). Era una demostración de la política conciliatoria de Roma para con los pueblos de las provincias subyugadas y tenía el propósito de ganar su favor.
16. Famoso. Gr. epís'mos, "marcado", "ilustre", "notorio". Es probable que Barrabás fuera el caudillo, o uno de los caudillos, de una revuelta que había ocurrido recientemente en Jerusalén. Los anales históricos de la época indican que las revueltas y las insurrecciones eran comunes tanto en Judea como en Galilea.
Barrabás. La evidencia textual se inclina (cf. p. 147) por el texto "Jesús Barrabás". Pilato ofreció al pueblo la posibilidad de escoger entre uno que pretendía ser un salvador político (DTG 681), que prometía la liberación de la tiranía de Roma, y el Salvador del mundo, que había venido a salvar al hombre de la tiranía del pecado. Pero el pueblo prefirió someterse al liderazgo de Barrabás antes que al de Cristo.
17. Llamado el Cristo. Los miembros del sanedrín ya habían acusado a Jesús delante de Pilato por haber declarado ser "el Cristo, un rey" (Luc. 23:2). El título viene del equivalente griego de la palabra hebrea transliterada Mesías, y que significa "ungido" (ver com. Mat. 1:1). Los Judíos del tiempo de Cristo concebían al Mesías de la profecía como a un caudillo militar destinado a liberar a la nación de la esclavitud romana. Sin duda Pilato comprendía bien el significado del título Mesías o Cristo. El que se ofreciera a soltar a Jesús indicaba que, para efectuar el trueque, Pilato reconocía a Jesús como preso, presuntamente culpable de las acusaciones que se le hacían, y que, como tal, podía recibir la amnistía que concedía la costumbre.
18. Por envidia. Pilato ya había captado los malignos motivos que impelían al sanedrín, y posiblemente propuso la elección entre Cristo y Barrabás con la intención deliberada de probar ante el pueblo y para satisfacción de él mismo, la falta de sinceridad que ya había detectado en sus dirigentes. Los Judíos habían acusado a Cristo de ser rebelde contra Roma, pero deseaban que se soltara a Barrabás que era públicamente culpable de rebelión.
19. Su mujer le mandó. Pareciera que la carta de la esposa de Pilato, a quien la tradición ha dado el nombre de Claudia Procla, llegó justamente antes de que Pilato enviara a buscar a Barrabás (DTG 680-681). Pilato ya estaba convencido de la inocencia de Jesús, y la advertencia de su mujer le proporcionó una confirmación sobrenatural de eso.
En sueños. Comparar con los sueños dados a Nabucodonosor (ver com. Dan. 2: 1) y a los magos que vinieron a ver a Jesús (ver com. Mat. 2: 1).
20. Persuadieron a la multitud. Los esfuerzos realizados por los dirigentes para influir en la decisión de la multitud irreflexivo, constituyeron una prueba absoluta de la falta de sinceridad de sus acusaciones contra Jesús. Buena parte del apoyo popular a Jesús venía de Galilea y de Perea, donde había trabajado hacía poco tiempo. Probablemente los peregrinos que venían de esas regiones no habían entrado aún en la ciudad a una hora tan temprana. Una cosa que los dirigentes temían era que los peregrinos que simpatizaban con Jesús intentaran liberarlo (ver com. cap. 26: 59). Es indudable que estos astutos dirigentes se proponían conseguir que todo el caso se concluyera antes de que tal intento pudiera hacerse. La multitud de Jerusalén, la cual Josefo repetidas veces describe como revoltosa, estaba completamente bajo el control de los dirigentes religiosos. Pilato esperaba que algunos de los amigos de Jesús hablaran en favor del preso. Es evidente que no sabía que la turba reunida ante el pretorio estaba compuesta en su mayoría, si no en su totalidad, por personas que no simpatizaban con Jesús o que le eran indiferentes. Por esta 533 razón el plan de Pilato fracasó, sin duda, para gran sorpresa y disgusto de él.
Pidiese. Literalmente, "pidiesen para ellos". Los dirigentes proponían la liberación de un hombre culpable del mismo crimen -el de ser un falso Mesías- del que habían acusado a Jesús (ver com. vers. 16), e instaron a que se condenase al verdadero Mesías. Dicho de otro modo, si Jesús hubiera sido el Mesías político que ellos esperaban, y si se hubiera proclamado rey de los Judíos y hubiera acaudillado a la nación en su revuelta contra Roma, sin duda habrían estado ansiosos de ir tras él.
22. ¿Qué, pues, haré? A Pilato le faltaba el valor moral necesario para dar el veredicto que sabía era correcto. Al igual que él, muchas personas hoy buscan maneras de evitar enfrentarse con esta decisión (ver com. vers. 24), pero tarde o temprano deben hacer una decisión final en favor de Cristo o en contra de él.
23. ¿Qué mal? Pilato, representante del poder imperial romano, estaba discutiendo este asunto con la turba de Jerusalén. No sólo eso, sino que iba perdiendo terreno. No podían responder a su pregunta porque la única respuesta válida era decir que Jesús no había hecho ningún mal. Pero lo que les faltaba en lógica les sobraba en bullicio.
Gritaban aún más. Como una jauría de lobos que aúlla persiguiendo a su presa, los componentes del populacho de Jerusalén literalmente "seguían gritando con más fuerza" (BJ).
Debiera notarse que los diversos hechos registrados en Juan 19: 1-16 corresponden aproximadamente a este punto del relato (DTG 685-686). Estos episodios fueron intentos adicionales de Pilato para librar a Jesús.
24. Alboroto. La turba rápidamente se iba descontrolando y se estaba gestando un motín por el cual Pilato tendría que dar cuenta a sus superiores en Roma (cf. Hech. 19: 40). Pilato comenzó a ver que cada intento que había hecho por conseguir que el pueblo y sus dirigentes dieran su consentimiento para librar a Jesús, sólo había servido para aumentar la furia irracional del pueblo.
Se lavó las manos. Con referencia a la estrategia que finalmente llevó a Pilato a hacer esto, ver Juan 19: 12-16. Pilato había declarado repetidas veces que Cristo era inocente, y había procurado soltar a Jesús de ser eso posible.
De lo contrario, por lo menos deseaba evadir la responsabilidad de pronunciar una sentencia (Juan 18: 38; etc.).
(1) Había intentado persuadir a los Judíos para que ellos mismos se ocuparan del juicio de Jesús, dentro de los límites de la ley (Juan 18: 31). (2) Había enviado a Jesús ante Herodes (Luc. 23: 7). (3) Había intentado soltar a Jesús como el preso perdonado en ocasión de la pascua (Juan 18: 39). (4) Había mandado azotar a Jesús con la esperanza de suscitar compasión por él, y así salvarlo de la pena de muerte (Luc. 23: 22).
En comparación con otros pueblos de la antigüedad, los romanos eran conocidos por su claro sentido de Injusticia al ocuparse de individuos acusados, actitud que Pilato, sin duda, compartía.
Se sabe que el emperador Tiberio trataba con severidad a aquellos funcionarios romanos que maltrataban a cualquiera de sus súbditos. Pilato ya se había hecho acreedor del desagrado imperial por causa de su trato brutal y falto de consideración para con los judíos; por este mismo motivo se lo depuso cinco años más tarde, poco después de lo cual se suicidó (DTG 687; cf. Josefo, Antigüedades xviii. 3.2; 4.1-2).
Pilato vaciló en desagradar a los judíos. Sin embargo, si ordenaba la ejecución de Jesús sabiendo que era inocente, bien podría tener que dar cuenta ante el emperador.
Los Judíos conocían bien el simbolismo de lavarse las manos como una demostración de inocencia. En ciertos casos lo prescribía la ley (Deut. 21: 6-7; cf. Sal. 26: 6; 73: 13). Pero aunque Pilato pudiera procurar evadir la responsabilidad por la muerte de Jesús, su culpa permanecía.
25. Su sangre sea sobre nosotros. Los Judíos aceptaron con gusto asumir la responsabilidad por la muerte de Jesús. Casi parecían jactarse de su proceder. Los apóstoles más tarde acusaron a los dirigentes de la nación de ser los asesinos de Jesús (Hech. 2: 23; 3: 14-15; 7: 52), y los dirigentes, olvidando que habían aceptado antes esa responsabilidad, se ofendieron por la acusación (Hech. 5: 28).
Sobre nuestros hijos. Dios no castiga a los hijos por los pecados de sus padres. Sin embargo, los resultados de las decisiones equivocadas y de acciones erróneas tienen su efecto natural sobre generaciones posteriores (ver Exo. 20: 5; com. Eze. 18: 2). En el terrible asedio de Jerusalén en el año 70 d. C., una generación después de la crucifixión (ver com. Mat. 24: 15-20), los judíos sufrieron el resultado inevitable de la fatal decisión del día cuando abandonaron el pacto (DTG 688), al afirmar que no tenían rey sino al César (Juan 19: 15).
26. Habiendo azotado a Jesús. En los vers. 26-31, como en muchos otros pasajes (ver pp. 181-182), Mateo se aparta del estricto orden cronológico, puesto que tiene el propósito de completar el relato de la actuación de Pilato antes de hablar de la que les cupo a los soldados (vers. 26; cf. vers. 31). En realidad, la burla (vers. 27-3l) precedió al azotamiento y la entrega para ser crucificado (vers. 26, 3l).
Jesús fue azotado dos veces; la primera, con el propósito de conseguir la aprobación de la turba para soltar a Jesús (Luc. 23: 16, 20, 22; Juan 19:1; DTG 682-684), y la segunda como castigo preliminar a la crucifixión (Mat. 27: 26; Mar. 15: 15; DTG 687, 690).
Josefo (Guerra ii. 14. 9) afirma que Floro, más tarde gobernador romano de Judea, hizo azotar a ciertos habitantes de Jerusalén antes de hacerlos ejecutar. En cuanto a la forma de azotar empleada por los judíos, ver com. Mat. 10: 17.
Le entregó. Pílato accedió a la exigencia de que Jesús fuera crucificado, y dictó esa sentencia (Luc. 23: 24). Al hacer eso, Pilato entregó todo lo que pudiera haber tenido de justicia y de misericordia a los dirigentes sedientos de sangre y a quienes los seguían.
27. Los soldados. Eran soldados romanos, pues esto ocurrió bajo la jurisdicción inmediata de Pilato. Según Hech. 10: 1, Cornelio era centurión de "la compañía llamada la Italiana", quizá la segunda cohorte italiana que estuvo apostada en Siria durante la guerra entre judíos y romanos.
Pretorio. Gr. praitÇrion. Ver com. Mat. 27: 2. Es posible que esta palabra se refiera al edificio o al patio adyacente.
28. Desnudándole. Gr. ekdúÇ, "desvestir". Si bien algunos MSS griegos emplean el verbo endúÇ, la evidencia textual favorece (cf. p.147) el verbo i.
Escarlata. Gr. kókkinos, "rojo", "escarlata". La anilina que se usaba para teñir de este color se obtenía del cuerpo disecado de ciertos insectos. En Mar. 15: 17 dice "púrpura", del griego pórfura. Puesto que los colores púrpura y escarlata son parecidos, fácilmente podría ocurrir que dos observadores emplearan e diferentes términos para referirse al mismo color. Este "manto" bien pudo haber sido capa de soldado, o quizá alguna vestimenta que Pilato hubiera usado antes. Lo colocaron sobre los hombros de Cristo como imitación burlona del manto real de color púrpura.
29. Una corona. Gr. stéfanos, generalmente una corona o guirnalda dada a un vencedor. El stéfanos solía hacerse de hojas o de flores y comúnmente se lo entregaba a quienes habían salido victoriosos en una competencia .atlética o en la guerra. Poco comprendieron quienes atormentaban a Jesús que la corona del vencedor era sumamente apropiada en este caso, porque el que la llevaba triunfó, por medio de su muerte, sobre "principados" y "potestades" (Col. 2: 15), y ganó la mayor victoria del tiempo y de la eternidad.
Espinas. Quizá un arbusto de ramas flexibles y numerosas y agudas espinas, que se encuentra comúnmente en las partes más cálidas de Palestina. Su nombre en latín es Zizyphus spina Christi.
Una caña. En imitación de un cetro real.
Hincando la rodilla. Para rendir un sarcástico homenaje.
Rey de los judíos. Alusión a la acusación en base a la cual, Jesús fue condenado y ejecutado (ver com. vers. 11, 37).
30. Y escupiéndole. Comparar con el maltrato sufrido por Jesús después de su juicio ante el sanedrín (cap. 26: 67).
31. Le llevaron. [La crucifixión, Mat. 27.31b-56 = Mar. 15:20-41 = Luc. 23:26-49 = Juan 19:17-37. Comentario principal: Mateo y Juan. Ver mapa p. 215; diagramas 8-9, pp. 222-223.] Eran quizá las 8 o las 9 de la mañana. Con referencia a la probable ubicación del .pretorio de Pilato, ver com. vers. 2. Se desconoce el camino seguido por Jesús desde el pretorio de Pilato hasta el Calvario, pues no se sabe con exactitud dónde quedaba ninguno de los dos lugares. Sin embargo, la tradición señala que lo que hoy se designa como Vía Dolorosa sigue la ruta al Calvario. Esta tradición supone que el Juicio ante Pilato ocurrió en la torre Antonia, muy próxima al norte de la zona del templo (ver Guerra ii. 15. 5), y que la moderna iglesia del Santo Sepulcro se levanta en el sitio del antiguo Gólgota (ver com. vers. 33). Si bien esta identificación es la el más antigua, no puede rastreársela con certeza antes de tiempos de Constantino, en el siglo IV. Cf. com. cap. 26: 36; 27: 33.
COMENTARIOS DE EGW
3-5 DTG 669. JUDAS.
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-76-judas.html
11-31 DTG 671-689. "EN EL TRIBUNAL DE PILATO"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-77-en-el-tribunal-de.html
22. PVGM 237. Cuando se les pidió que escogieran entre Cristo y Barrabás, clamaron: "Suéltanos a Barrabás". Y cuando Pilato preguntó: "¿Qué pues haré de Jesús?" gritaron ferozmente: "Crucifícale". "¿A vuestro rey he de crucificar?" preguntó Pilato, y de los sacerdotes y magistrados se elevó la respuesta: "No tenemos rey sino a César". Cuando Pilato se lavó las manos diciendo: "Inocente soy yo de la sangre de este justo", los sacerdotes se unieron con la turba ignorante en su exclamación apasionada: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos". Lucas 23:18; Mateo 27:22; Juan 19:15; Mateo 27:24,25.
ASÍ HICIERON SU ELECCIÓN LOS DIRIGENTES JUDÍOS. Su decisión fue registrada en el libro que Juan vio en la mano de Aquel que se sienta en el trono, el libro que ningún hombre podía abrir. Con todo su carácter vindicativo aparecerá esta decisión delante de ellos el día en que este libro sea abierto por el León de la tribu de Judá.
LOS JUDÍOS ABRIGABAN LA IDEA DE QUE ERAN LOS FAVORITOS DEL CIELO, y que siempre habían de ser exaltados como iglesia de Dios. Eran los hijos de Abrahán, declaraban, y tan firme les parecía el fundamento de su prosperidad, que 237 desafiaban al cielo y a la tierra a que los desposeyeran de sus derechos. Sin embargo, mediante sus vidas de infidelidad, se estaban preparando para la condenación del cielo y su separación de Dios.
Ministerio Hno. Pio
No hay comentarios:
Publicar un comentario