Mateo 4:12-25. Comienzos del ministerio en Galilea. Vers. (12-16) Vive en Capernaún, 17 y comienza a predicar. (18-20) Llama a Pedro y a Andrés, (21-22) a Santiago y a Juan, (23-25) y sana a todos los Enfermos.
12 Cuando Jesús oyó que Juan estaba preso, volvió a Galilea; 13 y dejando a Nazaret, vino y habitó en Capernaúm, ciudad marítima, en la región de Zabulón y de Neftalí, 14 para que se cumpliese lo dicho por el profeta Isaías, cuando dijo: 15 Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí, Camino del mar, al otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles; 16 El pueblo asentado en tinieblas vio gran luz; Y a los asentados en región de sombra de muerte, Luz les resplandeció. 17 Desde entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado.
18 Andando Jesús junto al mar de Galilea, vio a dos hermanos, Simón, llamado Pedro, y Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. 19 Y les dijo: Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres. 20 Ellos entonces, dejando al instante las redes, le siguieron.
21 Pasando de allí, vio a otros dos hermanos, Jacobo hijo de Zebedeo, y Juan su hermano, en la barca con Zebedeo su padre, que remendaban sus redes; y los llamó. 22 Y ellos, dejando al instante la barca y a su padre, le siguieron.
23 Y recorrió Jesús toda Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y predicando el evangelio del reino, y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo. 24 Y se difundió su fama por toda Siria; y le trajeron todos los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos; y los sanó. 25 Y le siguió mucha gente de Galilea, de Decápolis, de Jerusalén, de Judea y del otro lado del Jordán. (Mateo 4).
12. Cuando. [Comienzo del ministerio en Galilea, Mat. 4: 12 = Mar. 1: 14-15 = Luc. 4: 14-15. Comentario principal: Mateo. Ver mapa, p. 208; diagramas pp. 219, 221.] Ninguno de los tres Evangelios sinópticos relata lo que se conoce como primer ministerio de Jesús en Judea. Este período se extendió desde la tentación hasta el comienzo del ministerio en Galilea, es decir, desde la pascua del año 28 d. C. hasta la del año 29 d. C., con un retiro fugaz a Galilea durante el invierno (diciembre-marzo) del año 28/29 (ver Nota Adicional de Luc. 4; diagrama 6, p. 219). La inspiración no ha explicado en forma directa el silencio de los evangelistas sinópticos en cuanto a este primer ministerio en Judea. Lucas habla del ministerio de Jesús como si hubiera comenzado en Galilea (Hech. 10:37-38).
Algo del éxito del primer ministerio de Jesús en Judea se deduce por la queja de los discípulos de Juan en el sentido de que "todos" acudían "a él" (Juan 3: 26) y por la respuesta de Juan: "Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe" (cap. 3: 30). A pesar de la evidente popularidad y éxito de Jesús (DTG 152-153), el ministerio en Judea produjo poco fruto (DTG 165, 211-212). Aunque los breves comentarios de Juan constituyen toda la información de lo que ocurrió en este período, es claro que transcurrió un lapso considerable (cf. DTG 185, 198). Evidentemente (Juan 3: 22-24) Juan el Bautista y Jesús predicaban ambos en Judea en este tiempo, y la popularidad de que había gozado Juan se estaba volcando gradualmente hacia Jesús (cap. 3:26; DTG 150).
No pasó mucho tiempo hasta que el poder de Jesús sobre las multitudes excedió al que había tenido Juan, que por algún tiempo había sido mayor que el de los mismos dirigentes (DTG 150, 152-153; ver com. Juan 3: 22, 26; 4: 3).
El rechazo de Jesús por parte del sanedrín después de la curación en Betesda (Juan 5: 16, 18), provocó la terminación de su obra en Judea y lo indujo a retirarse a Galilea para comenzar formalmente su ministerio allí. Otro factor determinante fue el encarcelamiento de Juan el Bautista (Mat. 4: 12; Mar. 1: 14; ver com. Juan 4: l).
Jesús oyó. Es interesante notar que el encarcelamiento de Juan el Bautista había coincidido aproximadamente con el momento cuando Jesús fue rechazado por los dirigentes judíos y con el fin de su primer ministerio en Judea (ver el diagrama p. 219), y que la muerte de Juan ocurrió más o menos un año más tarde, poco antes de la crisis que dio fin a la obra de Cristo en Galilea (ver cap. 14: 10-21; diagrama p. 221). El encarcelamiento de Juan junto con el rechazo de Jesús por parte de los dirigentes judíos, indujo a Cristo a retirarse a Galilea para seguir allí con su obra (ver Nota Adicional de Luc. 4).
Estaba preso. Ver com. Luc. 3: 19-20. Literalmente "fue entregado". Es posible que los dirigentes judíos, celosos de la popularidad de Juan entre el pueblo, dieran su consentimiento al plan de encarcelar a Juan. Así podrían librarse del profeta sin que el pueblo los considerara responsables. El hecho de que el sanedrín acusara públicamente a Jesús por este mismo tiempo (ver Nota Adicional de Luc. 4), indica una estrecha relación entre los dos acontecimientos. Así la amenaza del sanedrín después de la curación en Betesda (DTG 183-184) sin duda tuvo el propósito de intimidar a Jesús para que desistiera de su obra pública.
Volvió. Es decir, transfirió su ministerio a esa región. Esto ocurrió en la primavera (marzo-mayo) del año 29 d. C., después de la pascua, y fue por lo menos la tercera vez desde su bautismo en que Jesús "volvió" de Judea a Galilea. La primera de esas idas a Galilea ocurrió en el invierno (hemisferio norte) de 27/28 d. C. (Juan 1: 43), y la segunda, un año más tarde, en el invierno 28/29 d. C. (ver com. Juan 4: 1-4). Después de partir de Judea, luego de la pascua del año 29 d. C., Jesús no volvió otra vez a Judea hasta la fiesta de los tabernáculos entre septiembre y octubre del año 30 d. C. (DTG 358, 360, 413-416). El alejamiento de Jerusalén en la primavera del año 29 d. C. después de la pascua, señala el comienzo formal de lo que comúnmente se llama el ministerio en Galilea (DTG 198-199; DMJ 8). Lejos de las autoridades judías, que ahora se proponían matarlo, Jesús podía realizar su obra con menos interferencia.
Al trabajar primero en Judea, Jesús se proponía dar a los dirigentes judíos la oportunidad de aceptarlo como al Mesías. Si lo hubieran hecho, sin duda la nación judía se habría unido a él y habría tenido el privilegio de representarlo ante las naciones del mundo, plan que originalmente habían previsto los santos profetas de antaño (ver t. IV, pp. 27-30).
Galilea. Ver com. cap. 2: 22. Estando en Galilea distante de Jerusalén, y por lo tanto menos expuesta a la influencia de los dirigentes religiosos que allí se encontraban, los judíos de Galilea eran de corazón más sencillo y tenían menos prejuicios. Sentían menos la influencia de los preconceptos religiosos que sus compatriotas de Judea. Eran más fervientes y sinceros y estaban más dispuestos a escuchar el mensaje de Cristo en forma imparcial. En verdad, su afán de escuchar lo que Jesús tenía que decirles, muchas veces obligó a Jesús a ir de lugar en lugar, a fin de que el entusiasmo suscitado no fuera tan grande como para que las autoridades creyeran que peligraba la paz y la seguridad de la nación.
13. Dejando a Nazaret. [Retiro a Capernaúm, Mat. 4: 13-17 = Luc. 4: 31ª. Comentario principal: Mateo. Ver mapa p. 208; diagrama p. 221.] Mateo no dice nada del rechazo de Jesús por parte de sus coterráneos de Nazaret (ver com. Luc. 4: 28-29). Su silencio con referencia a muchos de los hechos registrados con más detalles por los otros escritores evangélicos, puede deberse a que le importaban más las enseñanzas de Jesús que las cosas que Jesús hacía (ver p. 181). Con referencia a las circunstancias que impulsaron a Jesús a alejarse de Nazaret, ver com. Luc. 4: 16-39.
Capernaúm. Posiblemente este nombre se derive de las palabras hebreas kafar, "aldea", y najum, "Nahúm", y signifique "aldea de Nahúm". Algunos han pensado que el profeta Nahúm habría vivido en Capernaúm, pero no hay ninguna confirmación de esto. Se cree que la ciudad se encontraba en el lugar que hoy se conoce como Tell Hum, en la orilla noroeste del mar de Galilea. Puesto que el lago se encuentra a unos 210 m bajo el nivel del Mediterráneo, el clima de Capernaúm es suave y tibio.
Capernaúm era el principal centro judío de la región (cf. cap. 11: 23). Por estar en una de las principales rutas, con Damasco al este, Tiro y Sidón hacia el norte, Jerusalén hacia el sur, y el Mediterráneo al oeste, este centro era un importante puesto aduanero. Había además comercio marítimo con Decápolis, al sur del territorio de Felipe. Quizá Capernaúm no era tan grande como Séforis, la cual, por lo menos antes de que se construyera la ciudad de Tiberias, era la principal ciudad de Galilea. Se cree que Capernaúm no existió antes del exilio babilónico, o que era apenas un villorio, pues no se menciona en el AT.
Capernaúm era un centro ideal desde el cual las noticias de las enseñanzas y de los milagros de Jesús podrían esparcirse rápidamente a todas partes de Galilea, y aún más lejos. La curación del hijo del noble (Juan 4: 46-54) unos seis meses antes (28-29 d. C., ver diagrama p. 220) ya había encendido una chispa de interés en Capernaúm (ver com. Luc. 4: 23). El noble se convirtió con toda su familia (DTG 170), y sin duda esparció las noticias acerca de Jesús y de la curación de su hijo por toda la ciudad, preparando así el camino para el ministerio personal de Cristo.
Durante más o menos un año y medio Jesús vivió en Capernaúm, haciendo de esa ciudad el centro de sus actividades. Pedro ya había estado siguiendo a Jesús por más de un año (cf. Juan 1: 40-42) y, al parecer, abrió su propio hogar a Jesús cuando éste se encontraba en Capernaúm (ver Mar. l: 29-3l; 2: 1; DTG 224, 232-233). Capernaúm llegó a conocerse como "su ciudad" (Mat. 9: 1). Desde este centro Jesús emprendió cada una de sus giras de evangelización por las aldeas de Galilea.
Marítima. Se entiende con referencia al mar de Galilea.
De Zabulón y de Neftalí. Las tierras que habían correspondido a la tribu de Neftalí llegaban hasta el mar de Galilea por el oeste, mientras que las de Zabulón estaban aún más hacia el oeste (Jos. 19: 10-16, 32-40). Las fronteras de estas tribus habían dejado de tener importancia hacía ya mucho tiempo. Mateo destaca que el ministerio de Jesús en Galilea tuvo su centro en la zona anteriormente ocupada por esas dos tribus. Lo hace antes de su cita de Isa. 9: 1-2 (Mat. 4: 15-16). Nazaret estaba dentro de las antiguas fronteras de la tribu de Zabulón, así como Capernaúm estaba dentro de las de Neftalí.
14. Para que se cumpliese. Ver com. cap. 1: 22. Se cita aquí a Isa. 9: 1-2, pero con ligeras variantes, tanto con respecto al hebreo como con la LXX.
Isaías escribió (en torno al año 734 a. C), cuando los ejércitos asirios estaban asolando la parte norte del reino de Israel. Esas tribus estuvieron entre las primeras que sufrieron las despiadadas invasiones asirias (2 Rey 15: 29; cf. 1 Crón. 5: 26).
15. Camino del mar. Ver com. Mat. 4: 13; Mar. 2: 14.
Al otro lado del Jordán. Es decir, dentro de los límites de la tierra prometida.
Gentiles. Después de la deportación de las diez tribus a Asiria en el año 722 a. C., la región conocida como Galilea (Isa. 9: l) pasó a ser habitada casi exclusivamente por gente que no era judía. Pero en el tiempo de Cristo muchos judíos se habían establecido allí, por lo cual la población era muy cosmopolita, una mezcla de judíos y gentiles.
16. Asentado en tinieblas. Las "tinieblas" eran la oscuridad del cautiverio. La "luz" era la liberación de ese cautiverio. Cristo vino como el gran Libertador que disipa las lúgubres tinieblas del cautiverio del pecado y proclama la gloriosa luz de la verdad que ciertamente libera a los hombres. Ver com. Juan 1: 5.
Gran luz. Es decir, Jesús, la "luz verdadera" (ver com. Juan 1:4, 7, 9).
Sombra de muerte. Desde que el pecado entró en el mundo, los hombres han vivido en la "sombra de muerte". Jesús vino a "librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre" (Heb. 2: 15).
Luz les resplandeció. La luz siempre ha sido el símbolo de la presencia divina (ver com. Gén. 1: 3). Jesús proclamó que él era la luz del mundo (Juan 8: 12; 9: 5), cuyos brillantes rayos disipan las tinieblas del pecado y de la muerte. Ver com. cap. 1: 14.
17. Desde entonces. Ver com. Mat. 4: 12; Mar. l: 15.
Comenzó Jesús a predicar. Es decir, en Galilea.
Esta frase no indica necesariamente que ésta fue la primera ocasión en la cual Jesús predicó. Ya había transcurrido aproximadamente un año y medio de su ministerio público (ver com. vers. 12).
Arrepentíos. Del verbo Gr. metanoéÇ. En cuanto a su significado ver com. 3: 2. Los escritos rabínicos dan mucha importancia a la doctrina del arrepentimiento, pues se consideraba que era un requisito necesario para la salvación mediante un Mesías.
Al referirse al motivo por el cual el Mesías no había venido aún, el Talmud cita a rabinos que dicen: "Si Israel se arrepiente, será redimido; si no, no será redimido" (Talmud Sanhedrin 97b) y "Grande es el arrepentimiento, porque trae la redención" (Talmud Yom Tob 86b). Según lo que ellos enseñaban, el arrepentimiento incluía pesar por el pecado, restitución siempre que fuera posible, y la resolución de no repetir el pecado (ver com. 3: 2; 5: 2-3).
El Reino De Los Cielos. Expresión empleada exclusivamente por Mateo (31 veces) en su Evangelio. Mateo emplea cinco veces la expresión "reino de Dios", que es la única que usan los otros evangelistas.
El uso de la palabra "cielo" en lugar del nombre "Dios" responde a la costumbre de los judíos del tiempo de Jesús de no decir el nombre sagrado. Empleaban la expresión "nombre del cielo" en lugar de "nombre de Dios"; "temor del cielo" por "temor de Dios"; "honor del cielo" por "honor de Dios", etc. (ver t. I, p. 181).
La expresión "reino de los cielos" no aparece en el AT, aunque la idea está implícita en los escritos proféticos (Isa. 11:1-12; 35; 65: 17-25; Dan. 2: 44; 7: 18, 22, 27; Miq. 4: 8; etc.).
El "reino de los cielos" o "reino de Dios" era el tema de la enseñanza de Jesús (Luc. 4: 43; 8: 1). Muchas de sus parábolas comienzan con las palabras "el reino de los cielos es semejante a" (Mat. 13: 24, 31, 33, 45-47). Enseñaba a sus discípulos a que oraran por la venida del reino (cap. 6: 10). Su Evangelio era la buena nueva del reino (cap. 4: 23; etc.). Sus discípulos eran los "hijos del reino" (cap. 13: 38). El Padre se complacía en darles el reino (Luc. 12: 32), que habían de heredar (Mat. 25: 34). En esta vida, los cristianos deben darle al reino el lugar supremo en sus afectos y deben convertirlo en la más importante meta de la vida (cap. 6: 33). Cuando Jesús envió a los doce, los mandó que predicaran "el reino de Dios" (Luc. 9: 2, 60).
Juan proclamó la inminencia del establecimiento del reino de los cielos (Mat. 3: 2). Jesús también declaró que el reino se había acercado (cap. 4: 17) e instruyó a sus discípulos, cuando los envió a predicar, que llevaran el mismo mensaje (cap. 10: 7).
El "reino de los cielos" se estableció en la primera venida de Cristo. Jesús mismo era el Rey, y los que creían en él eran sus súbditos. El territorio de ese reino era el corazón y la vida de los súbditos. Evidentemente el mensaje de Jesús se refería al reino de la gracia divina. Pero, como Jesús mismo lo indicó claramente, el reino de la gracia antecedía al reino de la gloria (ver DTG 201-202; CS 394-395). Con respecto a este último, los discípulos preguntaron en el día de la ascensión: "Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo?" (Hech. 1: 6-7). El reino de la gracia se había acercado en los días de Cristo (Mat.3: 2; 4: 17; 10: 7), pero el reino de la gloria estaba en el futuro (cap. 24: 33). Sólo "cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos sus santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria" (cap. 25: 31).
Se Ha Acercado. Ver com. Mar. 1: 15.
18. Jesús. [Llamamiento junto al mar, Mat. 4: 18-22 = Mar. 1:16-20 = Luc. 5:1-11. Comentario principal: Lucas.] La RVR añade el nombre "Jesús" para mayor claridad. En el griego se trata de un sujeto tácito.
Simón. Forma griega del nombre Heb. shim'on, Simeón. En los días de Jesús muchos judíos llevaban nombres griegos o adoptaban formas griegas para sus nombres hebreos. Esto ocurría especialmente en el caso de los judíos que vivían fuera de Palestina. Pero aun en Palestina era conveniente tener un nombre griego en vista de que el griego era el idioma comercial e intelectual del mundo de esa época (ver pp. 27, 30-3 l).
Pedro. Gr. Pétros, "canto rodado" o "piedra" (ver com. cap. 16:18), traducción del arameo kefa', palabra que se translitera como Cefas, y que también significa "piedra" (Juan 1:42). Ver un esbozo biográfico de Pedro, en com. Mar. 3:16.
Andrés. Ver com. Mar. 3: 18. Red. Gr. amfíbl'stron, "atarraya", y no díktoun, palabra más genérica que se emplea para cualquier red de pescar o cazar, tampoco sag'n', "brancada, red barrera" (ver com. cap. 13:47).
19. Venid en pos de mí. En el sentido de convertirse en discípulos que dedicaran todo su tiempo al discipulado. De allí en adelante, Pedro y Andrés debían tener como única ocupación el ser alumnos de la escuela de Jesús (ver com. Luc. 5: 11).
Pescadores de hombres. Ver com. Luc. 5: 10.
21. Jacobo. Gr. IákÇbos, equivalente al nombre Jacob (ver com. Gén 25: 26; Mar. 3: 17). Cuando aparecen juntos Jacobo y su hermano Juan como es el caso aquí, Jacobo aparece primero con una sola excepción (Luc. 9: 28). Jacobo era el mayor de los dos (DTG 259).
Zebedeo. Gr. Zebedáios, equivalente del Heb. zabday, que probablemente significa "Jehová ha dado". Quizá Salomé era su esposa (Mat. 27: 56; cf. Mar. 15: 40; 16: 1).
Juan. Ver com. Mar. 3:17. Con referencia al significado del nombre, ver com. Luc. 1: 13. Juan era el menor de los doce (DTG 259). Remendaban. Preparaban las redes para la próxima pesca. Los llamó. Ver com. Mar. 1: 17.
22. Dejando al instante la barca. Ver com. Luc. 5: 11. Su padre. Ver com. Mat. 4: 21; Mar. 1: 20. Le siguieron. Ver com. Luc. 5: 11. Antes de esto, al menos tres de los cuatro discípulos que ahora habían sido llamados a dedicar todo su tiempo a su nueva misión, habían seguido a Jesús en forma intermitente y habían vuelto a su trabajo habitual como pescadores.
23. Recorrió Jesús toda Galilea. [Primera gira en Galilea, Mat. 4: 23-25 = Mar. 1:35-39 = Luc. 4:42-44. Comentario principal: Marcos.] En su relato, Mateo no siempre sigue el estricto orden cronológico de la secuencia de los acontecimientos (ver p. 268). Tiende a agruparlos por su tema y no cronológicamente. El relato de Mateo de la curación de la suegra de Pedro y de los enfermos y afligidos que se reunieron en la puerta de la casa de Pedro al terminar el sábado (cap. 8: 14-17), debería insertarse entre los vers. 22 y 23 del cap. 4 a fin de que sigan la secuencia cronológica del relato de Marcos. En ese Evangelio el orden es el siguiente: el llamamiento junto al mar, la curación del endemoniado en la sinagoga de Capernaúm, lo ocurrido en casa de Pedro y el comienzo de la primera gira misionera en Galilea (Mar. l: 16-39).
Mateo presenta aquí un breve resumen del primer viaje misionero de Jesús por las ciudades, aldeas y pueblos de Galilea durante el verano (Junio-agosto) del año 29 d. C. (ver com. Mar. 1: 39). La forma del verbo que se traduce como "recorrió" indica una gira más extensa que la que parecen insinuar los autores sinópticos. Según Josefo, Galilea era una zona densamente poblada, con más de 200 aldeas y pueblos. El único suceso específico de esta primera gira es la curación de un leproso que Mateo relata (cap. 8: 2-4).
Evangelio. Aquí Mateo emplea por primera vez esta palabra (ver com. Mar. 1: 1).
Enfermedad. Gr. nósos, palabra que se emplea con frecuencia para designar una enfermedad grave.
Dolencia. Gr. malakía, término genérico para referirse a la debilidad que resulta de alguna enfermedad. En este caso la palabra malakía describe enfermedades físicas y mentales, quizá menos graves que lo que indica la palabra nósos. Ambos vocablos: nósos y malakía aparecen juntos en la LXX de Deut. 7: 15.
24. Fama. Gr. ako', "lo que se oye", "informe" (ver com. Mar. 1: 28).
Siria. No es del todo claro en qué sentido emplea Mateo la palabra "Siria". Es posible que se refiera a las regiones que quedaban más allá de Galilea, porque más tarde se señala que los que vivían en Tiro y Sidón sabían de Jesús (cap. 15: 21-22), y vinieron a escucharlo y a ser sanados de sus enfermedades (Luc. 6: 17). Por otra parte, el contexto sugiere que Mateo emplea aquí la palabra "Siria" con un sentido más general, e incluye a Galilea en Siria (por lo menos desde el punto de vista geográfico, aunque no político) o quizá con esta palabra se refiera a las regiones más septentrionales de Galilea, en la frontera con Siria (vers. 23, 25). Cualquiera de las últimas sugerencias parece más probable que la primera, sobre todo en vista de que los que vinieron a él en respuesta al informe que habían oído de Jesús vinieron desde Galilea, Decápolis, Judea y Perea (vers. 25). En ese tiempo, Palestina pertenecía a la provincia romana de Siria.
Tormentos. "Sufrimientos" (BJ) o "dolores".
Endemoniados. Ver com. Mar. 1: 23.
Lunáticos. Del verbo Gr. sel'niázomai, "estar alunado". Este verbo sólo aparece en el NT aquí y en el cap. 17: 15. Por los síntomas que se dan en el cap. 17: 15, muchos han llegado a la conclusión de que el verbo sel'niázomai significa "ser epiléptico". También es posible que tuviera connotaciones más amplias.
Paralíticos. Del Gr. paralutikós, de donde proviene la palabra "paralítico".
25. Decápolis. En medio de los dominios de Herodes había una extensa zona autónoma dominada por una unión de ciudades de habla griega. Originalmente esas ciudades fueron diez, por lo que se dio el nombre de Decápolis -"diez ciudades"- a ese distrito. El distrito de Decápolis comenzaba con el extremo oriental del valle de Esdraelón, y se extendía a través del Jordán incluyendo una amplia zona al norte y este de Perea, que iba desde el río Yarmuk hacia el sur, hasta Filadelfia. En la antigüedad esa zona había sido ocupada por la tribu de Manasés. (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
13. Durante su ministerio terrenal, el Salvador aprovechó las oportunidades para encontrarse en las grandes arterias de tránsito. Fue en Capernaum donde Jesús residía en los intervalos de sus viajes de aquí para allá, y ésta llegó a denominarse "su ciudad". Esta ciudad era adecuada para ser el centro de trabajo del Salvador. Siendo el camino de Damasco a Jerusalén y a Egipto, así como al Mar Mediterráneo, era un gran centro 159 de viaje. Personas provenientes de muchos países pasaban por la ciudad, o se quedaban a descansar de sus viajes de aquí para allá. Aquí Jesús podía encontrarse con personas de todas las naciones y los rangos sociales, con los ricos y grandes, así como con los pobres y humildes; y sus lecciones serían llevadas a otros países y a muchos hogares. Así podía excitarse el interés en la investigación de las profecías; la atención sería dirigida al Salvador, y su misión sería presentada al mundo. (Testimonies, tomo 9, pág. 121.). SC 158,159
CH 500
13-16. CH 316
15-16. CH 387; DTG 212; MC 13
16. CS 344; DTG 24; PP 509; PR 507
17. DMJ 8
18. 1JT 568
18-22. DTG 211-216; OE 24, 118
18-24 CH 317
19. CM 424; CS 182; DTG 214; FE 339, 359; HAp 15; 1JT 361; 2JT 354; MC 15; MJ 301; PR 43, 47; 4T 615; 8T 56
20. Ev 459; HAp 294; MC 381
23. CH 535; DTG 76 l; Ev 44; 3JT 369
24-25. DMJ 8
25. DMJ 9
Ministerio Hno. Pio
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