Abdías 1. En su primera parte de esta visión. Versículos (1-16), Se Predice La Destrucción De Edom, Por Su Maldad Contra Su Hermano Israel: por lo que se convocan a las naciones paganas para que ataquen y destruyan a Edom (1-2). La causa de su caída y destrucción, es por su orgullo. Que le hizo pensar que era inexpugnable, por ubicarse en las alturas rocosas (3-9). El orgullo, ocasionó que actuara con soberbia, crueldad y maldad contra Jacob (10-14). El castigo de Edom, en el día de Jehová (15-16).
Y en su segunda parte es el Triunfo y restauración de Israel (17-21).
“Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre”. La maldad de Edom, fue hacer daño a su hermano. Y sus pecados se enumeran en los versículos 10-16. Donde se relatan, “con vívido colorido poético, el insensible proceder de Edom con Judá”.
“como tú hiciste se hará contigo” es una regla espiritual y moral, que lo que hacemos a otros, reacciona en contra o a favor nuestro. “El arrogante actúa, en su maldad, pensando que nunca nadie le pedirá cuenta de sus maldades”. Pero hay un Dios, que lo ve todo. Y el día del juicio de Edom, llegó y éste, desapareció para siempre.
*Las promesas de restauración de los vers. 17-21, para Israel, nunca se cumplieron completamente debido al fracaso de los judíos en el exilio y después del exilio, para efectuar el reavivamiento espiritual necesario que hubiera hecho posible el cumplimiento de su destino divino.
En relación con la restauración de Judá (vers. 17-21) habría de sobrevenir Un día de juicio sobre las naciones.
1 Visión de Abdías. Jehová el Señor ha dicho así en cuanto a Edom: Hemos oído el pregón de Jehová, y mensajero ha sido enviado a las naciones. Levantaos, y levantémonos contra este pueblo en batalla. 2 He aquí, pequeño te he hecho entre las naciones; estás abatido en gran manera.
3 La soberbia de tu corazón te ha engañado, tú que moras en las hendiduras de las peñas, en tu altísima morada; que dices en tu corazón: ¿quién me derribará a tierra? 4 Si te remontares como águila, y aunque entre las estrellas pusieres tu nido, de ahí te derribaré, dice Jehová. 5 Si ladrones vinieran a ti, o robadores de noche (¡cómo has sido destruido!), ¿no hurtarían lo que les bastase? Si entraran a ti vendimiadores, ¿no dejarían algún rebusco?
6 ¡Cómo fueron escudriñadas las cosas de Esaú! Sus tesoros escondidos fueron buscados. 7 Todos tus aliados te han engañado; hasta los confines te hicieron llegar; los que estaban en paz contigo prevalecieron contra ti; los que comían tu pan pusieron lazo debajo de ti; no hay en ello entendimiento. 8 ¿No haré que perezcan en aquel día, dice Jehová, los sabios de Edom, y la prudencia del monte de Esaú? 9 Y tus valientes, oh Temán, serán amedrentados; porque todo hombre será cortado del monte de Esaú por el estrago.
10 Por la injuria a tu hermano Jacob te cubrirá vergüenza, y serás cortado para siempre. 11 El día que estando tú delante, llevaban extraños cautivos su ejército, y extraños entraban por sus puertas, y echaban suertes sobre Jerusalén, tú también eras como uno de ellos. 12 Pues no debiste tú haber estado mirando en el día de tu hermano, en el día de su infortunio; no debiste haberte alegrado de los hijos de Judá en el día en que se perdieron, ni debiste haberte jactado en el día de la angustia. 13 No debiste haber entrado por la puerta de mi pueblo en el día de su quebrantamiento; no, no debiste haber mirado su mal en el día de su quebranto, ni haber echado mano a sus bienes en el día de su calamidad. 14 Tampoco debiste haberte parado en las encrucijadas para matar a los que de ellos escapasen; ni debiste haber entregado a los que quedaban en el día de angustia.
15 Porque cercano está el día de Jehová sobre todas las naciones; como tú hiciste se hará contigo; tu recompensa volverá sobre tu cabeza. 16 De la manera que vosotros bebisteis en mi santo monte, beberán continuamente todas las naciones; beberán, y engullirán, y serán como si no hubieran sido.
17 Mas en el monte de Sión habrá un remanente que se salve; y será santo, y la casa de Jacob recuperará sus posesiones. 18 La casa de Jacob será fuego, y la casa de José será llama, y la casa de Esaú estopa, y los quemarán y los consumirán; ni aun resto quedará de la casa de Esaú, porque Jehová lo ha dicho. 19 Y los del Neguev poseerán el monte de Esaú, y los de la Sefela a los filisteos; poseerán también los campos de Efraín, y los campos de Samaria; y Benjamín a Galaad. 20 Y los cautivos de este ejército de los hijos de Israel poseerán lo de los cananeos hasta Sarepta; y los cautivos de Jerusalén que están en Sefarad poseerán las ciudades del Neguev. 21 Y subirán salvadores al monte de Sión para juzgar al monte de Esaú; y el reino será de Jehová. (Abdías 1).
1. Visión. Las tres palabras introductorias constituyen el título del libro. Abdías no identifica el tiempo en que vivió. La fecha de su profecía debe deducirse de la evidencia interna.
Edom. Los edomitas descendían de Esaú, y por lo tanto eran consanguíneos de los israelitas (Gén. 36: 1). Su territorio estaba al sur del mar Muerto, a lo largo del Arabá, extendiéndose por unos 160 km hacia el sur.
Hemos oído. La LXX dice: "He oído". Pregón. "Una nueva" (BJ). Heb. shernu'ah, "un informe", "noticias", "nueva".
2. Te he hecho. El tiempo del verbo que figura aquí puede entenderse como un perfecto profético, y por lo tanto podría traducirse "te haré". Se habla de acontecimientos que todavía no han ocurrido como que ya hubieran acontecido. El uso de este tiempo hace resaltar la certeza del cumplimiento.
3. En las hendiduras. El territorio de Edom era montañoso. Los nombres "monte de Seir" y "monte de Esaú" (Jos. 24: 4; Abd. 8) son, pues, singularmente apropiados.
Peñas. Heb. sela', "roca" (BJ), que puede transliterarse "Sela" y de ese modo corresponde con una importante ciudad de Edom. Sela más tarde fue llamada Petra por los griegos. Estaba en una posición defensiva excelente, ubicada en un angosto valle rodeado por precipicios rocosos (ver com. Jer. 49: 16).
Me derribará. Una pretensión jactancioso y arrogante. Los descendientes de Esaú se sentían seguros en la solidez de sus defensas naturales. Compárese con el jactancioso orgullo de Faraón (Exo. 5: 1-2) y de Nabucodonosor (Dan. 4: 28-31).
4. Como águila. Es característico que el águila construya su nido entre las altas rocas (Job 39: 27- 28). Entre las estrellas. Una pintoresca ilustración de la impotencia de Edom contra los juicios venideros.
5. Ladrones. Heb. gannabim, de la raíz ganab,el verbo usado en el mandamiento del Decálogo contra el robo (Exo. 20: 15).
Robadores. Heb. shadad, "devastar", "despojar", "tratar violentamente", y por lo tanto "despojadores". Muchas veces los ladrones y saqueadores se llevan unas cosas pero dejan otras. Sin embargo, para acentuar la plenitud de la destrucción que sobrevendda a Edom, Abdías al contrario muestra que nada sería dejado.
Vendimiadores. La ley prohibía a los israelitas que vendimiaran completamente tina viña (Lev. 19: 10; Deut. 24: 21). Esa generosidad no entraría en los cálculos de los despojadores de Edom.
6. Escudriñadas. La LXX indica más bien algo que ha sido saqueado.
7. Tus aliados. La frase dice literalmente: "Todos los hombres de tu pacto", es decir, todos los aliados con Edom.
Hasta los confines. Se puede dar varias interpretaciones a esta frase: (1) Los edomitas mismos fueron desposeídos y expulsados hasta sus confines. (2) Embajadores edomitas que recurrieron a los aliados en procura de ayuda, fueron conducidos hasta los límites sin respuesta para sus pedidos. (3) Los aliados abandonaron a los edomitas en sus límites y los entregaron a sus enemigos. (4) Se negó albergue a refugiados edomitas y fueron enviados de vuelta a sus fronteras.
Los que estaban en paz. Esta frase parece ser paralela con "tus aliados". Lazo. Heb. mazor, cuyo significado es dudoso. La palabra, quizá de una raíz diferente, está en Jer. 30:12 y Ose. 5:13 con el significado de "llaga". Pero ese sentido en Abd. 7 es incongruente. La LXX tiene énedra, "emboscada". La traducción "lazo" (RVR y BJ) evidentemente se basa en la LXX.
En ello. Mejor "en él" (BJ). La LXX dice "entre ellos". La referencia podría ser a la perplejidad y confusión que sobrevendrían a los edomitas cuando fueran engañados por sus aliados en quienes confiaban.
8. Perezcan... los sabios. Es evidente que Edom era notable por su sabiduría (Jer. 49:7). Monte de Esaú. Ver com. vers. 3.
9. Temán. Un distrito de Edom, u otro nombre para el mismo (ver com. Jer. 49: 7).
10. La injuria. "Por la matanza, por la violencia" (BJ). Ver p. 1011.
Vergüenza. Cf. Jer. 3: 25; Miq. 7:10.
11. Estando tú. Aceptando la fecha de Abdías adoptada por este Comentario, los sucesos de los vers. 10-14 se refieren a la destrucción de Jerusalén hecha por Nabucodonosor en 586 a. C. (ver p. 1011).
12. No debiste tú. En los vers. 12-14 se relata, con vívido colorido poético, el insensible proceder de Edom con Judá. Haber estado mirando. Es decir, con perversa satisfacción.
Jactado. Literalmente, "agrandar tu boca", quizá hablando y haciendo alarde. Se ha observado un clímax ascendente en este versículo. Primero, la mirada de satisfacción, luego, el gozo perverso y finalmente, la expresión regocijada de jactancia e insultante burla.
13. No debiste haber entrado. Cf. Eze. 35: 5.
14. Haberte parado. Este crimen parece haber sido el de aislar a los fugitivos de Judá para entregarlos como cautivos. Siendo vecinos de Judá, sin duda los edomitas conocían mejor las rutas de escape que los babilonios.
15. El día de Jehová. En relación con la restauración de Judá (vers. 17-21) habría de sobrevenir Un día de juicio sobre las naciones. En cuanto al significado de la expresión "día de Jehová", ver com. Isa. 13: 6. Las profecías de la ruina de Edom debieran entenderse en el contexto de las profecías concernientes al futuro de Israel. Como las promesas de la restauración de Israel eran condicionales e Israel no cumplió las condiciones, tampoco se cumplieron todos los detalles de las predicciones de ruina (ver p. 36; com. Eze. 34: 11, 14).
Tu recompensa. Mejor, "tu merecido" (BJ). Así será en el juicio final. Cada uno recibirá "según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo" (2 Cor. 5:10; cf. Apoc. 22:12).
16. De la manera que... bebisteis. Algunos sostienen que la cláusula inicial se dirige a los israelitas que habían bebido la copa de la ira de Dios por sus pecados (Isa. 51: 17). El pueblo de Dios había sido castigado; así también lo serían los paganos. Otros piensan que puesto que Abdías se ocupa especialmente de los edomitas, estas palabras se refieren a ellos. La frase "en mi santo monte" podría, pues, aludir a escenas de francachela y embriaguez como las que quizá ocurrieron en Jerusalén para celebrar la caída de Judá.
Continuamente. Heb. tamid. En cuanto a la definición de tamid, ver com. Dan. 8: 11. No puede tratarse de perpetuidad porque después de beber, las naciones serán "como si no hubieran sido". En vez de tamid, muchos manuscritos hebreos dicen sabib, "en derredor". La LXX dice "vino", como si fuera de jémer, palabra que en hebreo se parece a tamid.
Como si no hubieran sido. La LXX dice "serán como no existiendo". La expresión denota destrucción completa. Las naciones que se opusieran a Dios dejarían de existir. Estas palabras se han usado frecuentemente para describir la suerte final de los impíos (ver com. EGW al fin de este capítulo). Los impíos serán totalmente aniquilados. "El alma y el cuerpo" serán destruidos "en el infierno" (Mat. 10:28). Esta es "la muerte segunda" (Apoc. 20:13-15).
La Biblia no apoya la doctrina de un infierno que arde siempre, en el cual los perdidos sufrirán un castigo sin fin.
La destrucción de los impíos no constituirá un acto de poder arbitrario de Dios simplemente para mostrar su autoridad y soberanía moral. Es cierto que será un despliegue de su poder soberano, pero un despliegue que se hará necesario porque, lamentablemente, los impíos han formado caracteres tales que los descalificarán del todo para la pureza y la santidad del hogar de los redimidos. Será un acto de misericordia evitarles una existencia que sería sumamente repulsiva y odiosa para su maligna naturaleza (ver CS 40-41; DTG 82-83, 712-713; CC 18).
17. Monte de Sión. El lugar que había sido profanado por Edom y las otras naciones (vers. 16) experimentaría una gloriosa redención. Se salve. Heb. peletah, "escape", "salvación" o "lo que [o quien] escapa". Será santo. La LXX dice que el monte sería santo.
Recuperará sus posesiones. Es decir, después de volver del exilio. Las promesas de los vers. 17- 21 nunca se cumplieron completamente debido al fracaso de los judíos en el exilio y después del exilio, para efectuar el reavivamiento espiritual necesario que hubiera hecho posible el cumplimiento de su destino divino (ver pp. 34-36).
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2020/09/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html
18. Casa de José. Se llama así al reino de Israel porque José fue el padre de Efraín (Gén. 41: 50-52), que era la más importante de las tribus del reino del norte. De acuerdo con el plan divino, los dos reinos debían unirse para formar un solo pueblo (Eze. 37: 19; Ose. 1: 11; Zac. 10: 6; ver com. Abd. 19).
Ni aun resto quedará. Algunos ven en estas palabras una predicción de las victorias de Juan Hircano sobre los idumeos no mucho antes de 100 a. C. Josefo, Antigüedades xiii. 9. 1). Sin embargo, debiera recordarse que el cumplimiento de esta predicción dependía del cumplimiento de las predicciones de la restauración de Judá. Puesto que estas últimas eran condicionales (ver p. 36) y no se cumplieron en gran medida, es imposible establecer un acontecimiento específico como un cumplimiento completo de la primera predicción.
19. Neguev. La zona árida del sur de Judá (ver com. Jos. 15: 19).
Sefela. Nombre de la faja que consistía en montes bajos, situada entre las montañas de Judá y la planicie costera (ver com. Jos. 15:33).
Campos de Samaria. La redistribución del territorio que aquí se indica -con Judá y Benjamín en los territorios que antes poseían las diez tribus- sin duda se debía al hecho de que "a las diez tribus, durante mucho tiempo rebeldes e impenitentes, no se les prometió una restauración completa de su poder anterior en Palestina" (PR 222). Individualmente, los israelitas tenían el privilegio de unirse con el nuevo Estado, pero debía haber sólo una nación.
20. Los cautivos. El hebreo del vers. 20 es oscuro. La traducción de la RVR es bastante fiel, con la excepción de que la palabra "ejército", jel, probablemente podría traducirse como "baluarte". Pero no se sabe a qué baluarte se refiere. La variante jalaj en vez de jel da el nombre de la ciudad de Halah -en el norte de Mesopotamia- donde fueron llevados los cautivos israelitas (2 Rey. 17: 6; 18: 11; 1 Crón. 5: 26).
Sarepta. Aldea de Fenicia ahora llamado Tsarafand (ver 1 Rey. 17: 9), a unos 14 km al sur de Sidón y a unos 20 km al norte de Tiro.
Sefarad. Este lugar sólo se menciona aquí y su ubicación es dudosa. Era un lugar de exiliados provenientes de Jerusalén. Se ha sugerido Sardis, del Asia Menor, así como un lugar del suroeste de Media. La LXX dice "Efrata".
21. Salvadores. Será de Jehová. Abdías termina su profecía con la nota triunfante de la seguridad de una plena y completa redención para Sión. Se hace contrastar al monte de Sión con El monte de Esaú, el santo monte de Dios con las montañas del orgullo humano. Los "salvadores" podrían ser los que vienen de las tierras del cautiverio, mencionados en el vers. 20, para ayudar a Jerusalén contra sus enemigos. La LXX da un significado algo diferente: "Y subirán hombres salvados del monte de Sión para castigar al monte de Esaú".
Un pináculo adecuado del mensaje profético de Abdías como también lo es del registro de la historia humana. Viene el día cuando saldrá la proclama: "Los reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará por los siglos de los siglos" (Apoc. 11: 15). 4CBA
COMENTARIOS DE (EGW)
FUE POR MISERICORDIA para con el mundo por lo que Dios barrió los habitantes de él en tiempo de Noé. Fue también por misericordia por lo que destruyó a los habitantes corrompidos de Sodoma. Debido al poder engañador de Satanás, los obreros de iniquidad se granjean simpatía y admiración y arrastran a otros a la rebelión. Así sucedió en días de Caín y de Noé, como también en tiempo de Abraham y de Lot; y así sucede en nuestros días. Por misericordia para con el universo destruirá Dios finalmente a los que rechazan su gracia.
"Porque la paga del pecado es muerte: mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro." (Romanos 6: 23.) Mientras la vida es la heredad de los justos, la muerte es la porción de los impíos. Moisés declaró a Israel: "Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal." (Deuteronomio 30:15.) La muerte de la cual se habla en este pasaje no es aquella a la que fue condenado Adán, pues toda la humanidad sufre la penalidad de su transgresión. Es "la muerte segunda," puesta en contraste con la vida eterna.
A consecuencia del pecado de Adán, la muerte pasó a toda la raza humana. Todos descienden igualmente a la tumba. Y debido a las disposiciones del plan de salvación, todos saldrán de los sepulcros. "Ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos." (Hechos 24: 15.) "Porque así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos serán vivificados." (1 Corintios 15: 22.) Pero queda sentada una distinción entre las dos clases que serán resucitadas. "Todos los que están en los sepulcros oirán su voz [del Hijo del hombre]; y los que hicieron bien, saldrán a resurrección de 600 vida; más los que hicieron mal a resurrección de condenación." (S. Juan 5: 28, 29.) Los que hayan sido "tenidos por dignos" de resucitar para la vida son llamados "dichosos y santos." "Sobre los tales la segunda muerte no tiene poder." (Apocalipsis 20: 6, V.M.) Pero los que no hayan asegurado para sí el perdón, por medio del arrepentimiento y de la fe, recibirán el castigo señalado a la transgresión: "la paga del pecado." Sufrirán un castigo de duración e intensidad diversas "según sus obras," pero que terminará finalmente en la segunda muerte. Como, en conformidad con su justicia y con su misericordia, Dios no puede salvar al pecador en sus pecados, le priva de la existencia misma que sus transgresiones tenían ya comprometida y de la que se ha mostrado indigno. Un escritor inspirado dice: "Pues de aquí a poco no será el malo: y contemplarás sobre su lugar, y no parecerá." Y otro dice: "Serán como si no hubieran sido." (Salmo 37: 10; Abdías 16.) Cubiertos de infamia, caerán en irreparable y eterno olvido.
Así se pondrá fin al pecado y a toda la desolación y las ruinas que de él procedieron. El salmista dice: "Reprendiste gentes, destruiste al malo, raíste el nombre de ellos para siempre jamás. Oh enemigo, acabados son para siempre los asolamientos." (Salmo 9: 5, 6.) San Juan, al echar una mirada hacia la eternidad, oyó una antífona universal de alabanzas que no era interrumpida por ninguna disonancia. Oyó a todas las criaturas del cielo y de la tierra rindiendo gloria a Dios. (Apocalipsis 5:13.) No habrá entonces almas perdidas que blasfemen a Dios retorciéndose en tormentos sin fin, ni seres infortunados que desde el infierno unan sus gritos de espanto a los himnos de los elegidos.
En el error fundamental de la inmortalidad natural, descansa la doctrina del estado consciente de los muertos, doctrina que, como la de los tormentos eternos, está en pugna con las enseñanzas de las Sagradas Escrituras, con los dictados de la razón y con nuestros sentimientos de humanidad. CS/EGW
Por su vida y su muerte, Cristo demostró que la justicia de Dios no destruye su misericordia, que el pecado podía ser perdonado, y que la ley es justa y puede ser obedecida perfectamente. Las acusaciones de Satanás fueron refutadas. Dios había dado al hombre evidencia inequívoca de su amor.
OTRO ENGAÑO iba a ser presentado ahora. Satanás declaró que la misericordia destruía la justicia, que la muerte de Cristo abrogaba la ley del Padre. Si hubiese sido posible que la ley fuera cambiada o abrogada, Cristo no habría necesitado morir. Pero abrogar la ley sería inmortalizar la transgresión y colocar al mundo bajo el dominio de Satanás. Porque la ley era inmutable, porque el hombre podía ser salvo únicamente por la obediencia a sus preceptos, fue levantado Jesús en la cruz. Sin embargo, Satanás representó como destructor de la ley aquel mismo medio por el cual Cristo la estableció. Alrededor de esto girará el último conflicto de la gran lucha entre Cristo y Satanás. El aserto que Satanás presenta ahora es que la ley pronunciada por la misma voz de Dios es deficiente, que alguna especificación de ella ha sido puesta a un lado. Es el último gran engaño que arrojará sobre el mundo. No necesita atacar toda la ley; si puede inducir a los hombres a despreciar un precepto, logra su propósito. "Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos."*(Santiago 2:10). Consintiendo en violar un precepto, 712 los hombres se colocan bajo el poder de Satanás. Substituyendo la ley de Dios por la ley humana, Satanás procurará dominar al mundo. Esta obra está predicha en la profecía. Acerca del gran poder apóstata que representa a Satanás, se ha declarado: "Hablará palabras contra el Altísimo, y a los santos del Altísimo quebrantará, y pensará en mudar los tiempos y la ley: y entregados serán en su mano. (Daniel 7:25).
Los hombres erigirán con seguridad sus leyes para contrarrestar las leyes de Dios. Tratarán de compeler las conciencias ajenas, y en su celo para imponer esas leyes oprimirán a sus semejantes. La guerra contra la ley de Dios, que empezó en el cielo, continuará hasta el fin del tiempo. Cada hombre será probado. El mundo entero ha de decidir si quiere obedecer o desobedecer. Todos serán llamados a elegir entre la ley de Dios y las leyes de los hombres. En esto se trazará la línea divisoria. Habrá solamente dos clases. Todo carácter quedará plenamente definido; y todos demostrarán si han elegido el lado de la lealtad o el de la rebelión. Entonces vendrá el fin. Dios vindicará su ley y librará a su pueblo. Satanás y todos los que se han unido con él en la rebelión serán cortados. El pecado y los pecadores perecerán, raíz y rama,*(Malaquías 4:1).
Satanás la raíz y sus seguidores las ramas. Será cumplida la palabra dirigida al príncipe del mal: "Por cuanto pusiste tu corazón como corazón de Dios,. . . te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín cubridor. . . . En espanto serás, y para siempre dejarás de ser." Entonces "no será el malo: y contemplarás sobre su lugar, y no parecerá;" "serán como si no hubieran sido. (Ezequiel 28:6-19; Salmos 37:10; Abdías 1:16).
Este no es un acto de fuerza arbitraria de parte de Dios. Los que rechazaron su misericordia siegan lo que sembraron. Dios es la fuente de la vida; y cuando uno elige el servicio del pecado, se separa de Dios, y se separa así de la vida. Queda privado "de la vida de Dios." Cristo dice: "Todos los que me aborrecen, aman la muerte."*(Efesios 4:18; Proverbios 8:36).
Dios les da la existencia por un tiempo para que desarrollen su carácter y revelen sus principios. Logrado esto, reciben los resultados de su propia elección. Por una vida de rebelión, Satanás y todos los que se unen con él se colocan de tal manera en desarmonía con Dios que la misma 713 presencia de él es para ellos un fuego consumidor. La gloria de Aquel que es amor los destruye. Al principio de la gran controversia, los ángeles no comprendían esto. Si se hubiese dejado a Satanás y su hueste cosechar el pleno resultado de su pecado, habrían perecido; pero para los seres celestiales no habría sido evidente que ello era el resultado inevitable del pecado. Habría permanecido en su mente una duda en cuanto a la bondad de Dios, como mala semilla para producir su mortífero fruto de pecado y desgracia. Pero no sucederá así cuando la gran controversia termine. Entonces, habiendo sido completado el plan de la redención, el carácter de Dios quedará revelado a todos los seres creados. Se verá que los preceptos de su ley son perfectos e inmutables. El pecado habrá manifestado entonces su naturaleza; Satanás, su carácter.
Entonces el exterminio del pecado vindicará el amor de Dios y rehabilitará su honor delante de un universo compuesto de seres que se deleitarán en hacer su voluntad y en cuyo corazón estará su ley. Bien podían, pues, los ángeles regocijarse al mirar la cruz del Salvador; porque aunque no lo comprendiesen entonces todo, sabían que la destrucción del pecado y de Satanás estaba asegurada para siempre, como también la redención del hombre, y el universo quedaba eternamente seguro. Cristo mismo comprendía plenamente los resultados del sacrificio hecho en el Calvario. Los consideraba todos cuando en la cruz exclamó: "Consumado es." DTG/EGW
Ministerio Hno. Pio
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