Amos 7. Las Visiones De Amenazas Contra El Israel Impenitente.
Versículos (1-3) Los castigos de las langostas (4-6) y del fuego, son desviados por la oración de Amós. (7-9) Se ejemplifica el rechazo de Israel por medio de una plomada de albañil. (10-13) Amasias se queja de Amós ante el rey; y conmina a Amos, a que salga de Israel y vuelva a Judá. (14-15) Amos le muestra que ha sido llamado a profetizar, (16-17) y le hace saber su castigo.
1 Así me ha mostrado Jehová el Señor: He aquí, él criaba langostas cuando comenzaba a crecer el heno tardío; y he aquí era el heno tardío después de las siegas del rey. 2 Y aconteció que cuando acabó de comer la hierba de la tierra, yo dije: Señor Jehová, perdona ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño. 3 Se arrepintió Jehová de esto: No será, dijo Jehová.
4 Jehová el Señor me mostró así: He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar con fuego; y consumió un gran abismo, y consumió una parte de la tierra. 5 Y dije: Señor Jehová, cesa ahora; ¿quién levantará a Jacob? porque es pequeño. 6 Se arrepintió Jehová de esto: No será esto tampoco, dijo Jehová el Señor.
7 Me enseñó así: He aquí el Señor estaba sobre un muro hecho a plomo, y en su mano una plomada de albañil. 8 Jehová entonces me dijo: ¿Qué ves, Amós? Y dije: Una plomada de albañil. Y el albañil en medio de mi pueblo de Israel; no lo toleraré más. 9 Los lugares altos de Isaac serán destruidos y los santuarios de Israel serán asolados, y me levantaré con espada sobre la casa Jeroboam.
10 Entonces el sacerdote Amasías de Bet-el envió a decir a Jeroboam rey de Israel: Amós se ha levantado contra ti en medio de la casa de Israel; la tierra no puede sufrir todas sus palabras. 11 Porque así ha dicho Amós: Jeroboam morirá a espada, e Israel será llevado de su tierra en cautiverio 12 Y Amasías dijo a Amós: Vidente, vete, huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza allá; 13 y no profetices más en Bet-el, porque es santuario del rey, y capital del reino.
14 Entonces respondió Amós, y dijo a Amasías: No soy profeta, ni soy hijo de profeta, sino que soy boyero, y recojo higos silvestres. 15 Y Jehová me tomó de detrás del ganado y me dijo: Ve y profetiza a mi pueblo Israel.
16 Ahora, pues, oye palabra de Jehová. Tú dices: No profetices contra Israel, ni hables contra la casa de Isaac. 17 Por tanto, así ha dicho Jehová: Tu mujer será ramera en medio de la ciudad, y tus hijos y tus hijas caerán a espada, y tu tierra será repartida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será llevado cautivo lejos de su tierra. (Amos 7).
1. Cuando comenzaba. Lo más probable es que se trate del tiempo cuando comenzaba a crecer la segunda cosecha del mismo campo. Los estragos de las langostas en ese momento serían sumamente perjudiciales.
Las siegas del rey. Esta afirmación ha hecho pensar a algunos que la primera cosecha de ciertos campos era tomada por el rey para su propio uso.
2. Hierba. Heb. 'éÑeb, no lo que generalmente entendemos por "hierba", sino más bien la hierba alta y más madura en la cual se encuentra la semilla (com. Gén. 1: 11).
Perdona. Amós ruega a Dios que perdone a Israel, pues espera poder evitar el cumplimiento de esta profecía. El profeta pone su confianza no en la justicia divina sino en la misericordia celestial.
Levantará. "¿Cómo va a resistir Jacob?" (BJ). El profeta pregunta: "Si Israel tiene que soportar el severo castigo que describe la visión, ¿cómo podrá sobrevivir?"
3. Se arrepintió Jehová. Ver com. Núm. 23: 19. Cuando el pecador se arrepiente de su mal, Dios "se arrepiente" de su propósito de castigarlo y destruirlo (ver Jer. 18: 8; 42: 10; Joel 2: 12-14; Jon. 3). Las amenazas divinas son en realidad profecías condicionales. El que se cumplan o no está condicionado por nuestro mal o buen proceder.
La invasión de langostas fue vista en visión por el profeta. Difieren las opiniones en cuanto a si se refiere a una invasión literal de insectos, ya hubiera sucedido o como una amenaza futura, o si se trata de castigos anteriores que Dios había usado para que su pueblo se arrepintiera, o si se refiere a una invasión enemiga tal como la de Tiglat-pileser III (1 Crón. 5:26). Ver com. Amós 7:4.
4. Fuego. Como en el caso de las langostas (ver com. vers. 3), hay diferencia de opiniones en cuanto a si el fuego representaba una agostadora sequía o una invasión enemiga. En favor de la primera opinión podría citarse el paralelismo entre los castigos aquí descritos y los mencionados en cap. 4: 6-9.
Por otro lado, las incursiones del enemigo que fueron los preliminares del catastrófico derrumbamiento final de la nación también podrían ser adecuadamente representadas por estos símbolos. Esta visión muestra que Dios había estado dispuesto a mitigar los castigos con que antes los había amenazado o que había ejecutado. Sin embargo, el pueblo ya había llegado al límite de la tolerancia de Dios. Se pondría la plomada (vers. 8) y el pueblo iría en cautiverio (vers. 9).
Gran abismo. Posible referencia a las fuentes y manantiales subterráneos (ver Gén. 7:11; 49:25) que se secarían con la sequía.
Consumió una parte. Si el fuego representa una invasión, es posible que haya aquí una predicción de la invasión del rey asirio cuando conquistó las regiones oriental y norte de Israel, y llevó parte del pueblo cautivo a Asiria (2 Rey. 15: 29).
5. Y dije. La intercesión del profeta es aquí la misma que expresó en el vers. 2, con la excepción de que ahora dice "cesa" en vez de "perdona" (ver com. vers. 2).
7. Plomada. Instrumento usado por los edificadores para que su obra sea uniforme y perpendicular. Sin duda la "plomada" simboliza el examen de la conducta de Israel hecho por Jehová.
8. ¿Qué ves? La pregunta da oportunidad para que haya una explicación del símbolo (ver Jer. 1:11,13; 24:3).
Pongo plomada. Para estar seguro de que el muro cumple con las especificaciones. Por supuesto, Israel no cumplió con los requisitos divinos, por lo cual sería rechazado.
No lo toleraré más. El reino del norte no sería tolerado más (cf. cap. 8: 2). Israel continuó aferrado al mal, por lo que ya no había esperanza de que se arrepintiera, y por esto el profeta no intercede más. El reino del norte sufriría la conquista asiria y sería llevado en cautiverio (2 Rey. 18: 9-12).
9. Los lugares altos. Ver com. Jer. 2:20.
Isaac. Aquí se usa como sinónimo de Israel.
Los santuarios. Eran los centros del culto a los ídolos en Dan y Bet-el (1 Rey. 12: 26-30), en Gilgal (Amós 4: 4) y tal vez en otros lugares.
Con espada. Es muy lógico suponer que Jeroboam II era popular debido a su éxito en sus guerras y por haber vencido a Siria (2 Rey. 14: 23-28); sin embargo, su "casa" o dinastía fue derribada por la espada cuando Salum asesinó a Zacarías, el hijo de Jeroboam (2 Rey. 15: 8-10).
10. El sacerdote Amasías. El mensaje directo del profeta, que condenaba la maldad del pueblo de Israel, naturalmente despertó intensa oposición. Los sacerdotes de Bet-el (1 Rey. 12: 31-32; 13: 33) acusaron a Amós delante del rey. Amasías quizá era el principal de los sacerdotes idólatras, y se esforzó hábilmente para que la predicación de Amós contra la casa real pareciera ser una traición. Así esperaba acallar los mensajes del profeta Amós dirigidos contra Israel.
Se ha levantado contra ti. "Conspira contra ti" (BJ). El odio de los impíos contra los hijos de Dios, ha hecho que con frecuencia los justos sean acusados de conspirar contra el gobierno (Jer. 37: 11-15; 38: 4; Hech. 16: 20-21; 17: 6-7).
11. Morirá a espada. Podría ser que Amasías interpretó algo mal los mensajes proféticos de Amós. El profeta había predicho espada contra "la casa de Jeroboam" (vers. 9); pero esto no significaba necesariamente que el mismo monarca perecería a espada. Sin embargo, correctamente entendido, ese castigo caería sobre el rey y la nación si no se arrepentían (ver PR 214).
12. Vete, huye. Algunos han entendido que esta orden del sacerdote significa que Jeroboam II no tomó ninguna medida como respuesta a la acusación de Amasías. Quizá el rey pensó que las declaraciones de un visionario no necesitaban ser tomadas en serio. Como Herodes, pudo haber temido al pueblo (Mat. 14: 5) que, según pudo suponer, estaba impresionado por los mensajes de Amós. De modo que Amasías, el sacerdote apóstata, recurrió a su propia autoridad dentro de los alcances que tenía, en un intento para intimidar a Amós y hacerlo salir del país.
Judá. Amós tal vez sería bien recibido en Judá, pues era de allí.
Come allá tu pan. Quizá haya sido una insinuación de que se le pagaba a Amós para que profetizara y que obtenía ganancia con su piedad. Amasías pudo haber atribuido a Amós los motivos materiales que él mismo tenía.
13. Santuario del rey. Es decir, un santuario fundado o patrocinado por el rey (1 Rey. 12: 26-33). Movido por la dirección divina, el valiente profeta estaba dispuesto a llevar el mensaje de Dios hasta el mismo centro del culto de la apostasía (ver com. Amós 7: 10).
Capital del reino. Literalmente, "Casa del reino" (BJ). Sin duda, un santuario real. Es evidente que tanto Amasías como Amós consideraban que Bet-el era la capital religiosa de la nación. El nombre Bet-el significa "casa de Dios". Jeroboam había usurpado esa "casa de Dios" y la había hecho "Casa del reino".
14. No soy profeta. Amós niega intrépidamente la insinuación de Amasías (ver com. vers. 12), y declara que no es profeta de profesión ni para ganarse la vida, sino sencillamente por invitación de Dios.
Ni soy hijo de profeta. Los alumnos que se educaban en las escuelas de los profetas eran llamados "hijos de los profetas" (1 Rey. 20: 35; 2 Rey. 2: 5). Amós no se preparó en ninguna institución humana. Es un error frecuente suponer que los que no se han educado de acuerdo con normas generalmente aceptadas no tienen ninguna educación. El Señor le enseño a Amós en la soledad de los campos, de los valles y de los montes de Judea, mientras hacía pastar los rebaños y recogía higos silvestres (ver com. Luc. 19: 4).
Recojo higos silvestres. Mejor, "cultivador de sicómoros". Este árbol daba una fruta similar al higo, pero inferior (ver com. 1 Crón. 27: 28; Luc. 19: 4). Una de las principales tareas de quien cultivaba sicómoros era la de perforar la fruta casi madura para permitir su mejor maduración.
15. De detrás del ganado. Cf. 2 Sam. 7: 8, Sal. 78: 70. La orden de Dios era imperativa, y Amós no podía menos que obedecerla. El profeta no se apartaría ahora de ella sólo porque se le oponía Amasías, el sacerdote de Bet-el.
16. Ahora, pues, oye. Amós, consciente de la orden divina, replica con santa osadía. Los que son enviados por Dios no necesitan temer lo que los hombres traten de hacer para silenciar su mensaje.
Ni hables. Es decir, el profeta debía dejar de profetizar (cf. Eze. 21:2,7; Miq. 2: 6, 11). La LXX traduce: "No levantes un tumulto".
17. Tu mujer. El sufrimiento de Amasías sería intenso como esposo y padre cautivo. Esta profecía no dice que su esposa escogería ser "ramera"; sencillamente puede significar que sufriría la violencia de los vencedores cuando la ciudad fuera tomada por un ejército invasor (ver Isa. 13: 16; Lam. 5: 11).
Tierra inmunda. Quizá sea una referencia a un país de los "gentiles". Con frecuencia se dice que las iniquidades e idolatrías de un pueblo contaminaban la tierra (Lev. 18: 24-25; Jer. 2: 7).
Será llevado cautivo. Amós confirma, mediante una repetición, su profecía concerniente al cautiverio de Israel (vers. 11), indicando que el propósito divino era inmutable. Amós, como verdadero profeta de Dios, no puede cambiar su mensaje debido a la fuerza de la presión externa. El cautiverio llegaría al Israel impenitente, y efectivamente llegó (2 Rey. 17: 1-9). 4CBA
COMENTARIOS (EGW)
Versículos 10-13,17. Tales fueron algunos de los resultados que tuvo la erección de los dos becerros de oro por Jeroboam. La primera desviación de las formas establecidas de culto introdujo formas de idolatría aun más groseras, hasta que finalmente casi todos los habitantes de la tierra se entregaron a las seductoras prácticas del culto de la naturaleza. Olvidando a su Hacedor, los hijos de Israel "llegaron al profundo, corrompiéronse." (Ose. 9:9.)
Los Profetas continuaron protestando contra esos males, e intercediendo porque se hiciese el bien.
OSEAS rogaba: "Sembrad para vosotros en justicia, segad para vosotros en misericordia; arad para vosotros barbecho: porque es el tiempo de buscar a Jehová, hasta que venga y os enseñe justicia." "Tú 212 pues, conviértete a tu Dios: guarda misericordia y juicio, y en tu Dios espera siempre." "Conviértete, oh Israel, a Jehová tu Dios: porque por tu pecado has caído. . . . Decidle: Quita toda iniquidad, y acepta el bien." (Ose. 10:12; 12:7; 14:1, 2).
SE DIERON a los transgresores muchas oportunidades de arrepentirse. En la hora de su más profunda apostasía y mayor necesidad, Dios les dirigió un mensaje de perdón y esperanza. Declaró: "Te perdiste, oh Israel, mas en mí está tu ayuda. ¿Dónde está tu rey, para que te guarde?" (Ose. 13: 9, 10.) El profeta suplicó: "Venid y volvámonos a Jehová: que él arrebató, y nos curará; hirió, y nos vendará. Darános vida después de dos días: al tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él. Y conoceremos, y proseguiremos en conocer a Jehová: como el alba está aparejada su salida, y vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia tardía y temprana a la tierra." (Ose. 6: 1-3).
A los que habían perdido de vista el plan secular trazado para librar a los pecadores apresados por el poder de Satanás, el Señor ofreció restauración y paz. Declaró: "Yo medicinaré su rebelión, amarélos de voluntad: porque mi furor se apartó de ellos. Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano. Extenderse han sus ramos, y será su gloria como la de la oliva, y olerá como el Líbano. Volverán, y se sentarán bajo de su sombra: serán vivificados como trigo, y florecerán como la vid: su olor, como de vino del Líbano. Ephraim dirá: ¿Qué más tendré yo con los ídolos? Yo lo oiré, y miraré; yo seré a él como la haya verde: de mí será hallado tu fruto. "¿Quién es sabio para que entienda esto, y prudente para que lo sepa? Porque los caminos de Jehová son derechos, y los justos andarán por ellos: mas los rebeldes en ellos caerán." (Ose. 14: 4-9).
Se Recalcó mucho lo benéfico que es buscar a Dios. El Señor mandó esta invitación: "Buscadme, y viviréis; y no busquéis a Beth-el, ni entréis en Gilgal, ni paséis a Beer-seba: porque 213 Gilgal será llevada en cautiverio, y Beth-el será deshecha." "Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así Jehová Dios de los ejércitos será con vosotros, como decís. Aborreced el mal, y amad el bien, y poned juicio en la puerta: quizá Jehová, Dios de los ejércitos, tendrá piedad del remanente de José." (Amós 5: 4, 5, 14, 15).
Un número desproporcionado de los que oyeron estas invitaciones se negaron a valerse de ellas. La palabra de los mensajeros de Dios contrariaba de tal manera los malos deseos de los impenitentes, que el sacerdote idólatra de Betel mandó este aviso al gobernante de Israel: "Amós se ha conjurado contra ti en medio de la casa de Israel: la tierra no puede sufrir todas sus palabras." (Amós 7: 10).
Mediante Oseas el Señor declaró: "Estando yo curando a Israel, descubrióse la iniquidad de Ephraim, y las maldades de Samaria." "Y la soberbia de Israel testificará contra él en su cara: y no se tornaron a Jehová su Dios, ni lo buscaron con todo esto." (Ose. 7: 1, 10.)
De Generación en Generación, el Señor tuvo paciencia con sus hijos extraviados; y aun entonces, frente a una rebelión desafiante, anhelaba revelarse a ellos, dispuesto a salvarlos. Exclamó: "¿Qué haré a ti, Ephraim? ¿Qué haré a ti, oh Judá? La piedad vuestra es como la nube de la mañana, y como el rocío que de madrugada viene." (Ose. 6: 4.) Los males que se habían extendido por la tierra habían llegado a ser incurables; y se pronunció esta espantosa sentencia sobre Israel: "Ephraim es dado a ídolos; déjalo." "Vinieron los días de la visitación, vinieron los días de la paga; conocerálo Israel." (Ose. 4: 17; 9: 7.)
Las diez tribus de Israel iban a cosechar los frutos de la apostasía que había cobrado forma con la instalación de altares extraños en Betel y en Dan.
El mensaje que Dios le dirigió fue: "Tu becerro, oh Samaria, te hizo alejar; encendióse mi enojo contra ellos, hasta que no pudieron alcanzar inocencia. Porque de Israel es, y artífice lo hizo; que no es Dios: por lo que en 214 pedazos será deshecho el becerro de Samaria." "Por las becerras de Beth-aven serán atemorizados los moradores de Samaria: porque su pueblo lamentará a causa del becerro, y sus sacerdotes que en él se regocijaban. . . . Y aun será él llevado a Asiria en presente al rey Jared [Senaquerib]." (Ose. 8:5, 6; 10:5, 6.)
"He aquí los ojos del Señor Jehová están contra el reino pecador, y yo lo asolaré de la haz de la tierra: mas no destruiré del todo la casa de Jacob, dice Jehová. Porque he aquí yo mandaré, y haré que la casa de Israel sea zarandeada entre todas las gentes, como se zarandea el grano en un harnero, y no cae un granito en la tierra. A cuchillo morirán todos los pecadores de mi pueblo, que dicen: No se acercará, ni nos alcanzará el mal." "Las casas de marfil perecerán; y muchas casas serán arruinadas, dice Jehová." "El Señor Jehová de los ejércitos es el que toca la tierra, y se derretirá, y llorarán todos los que en ella moran." "Tus hijos y tus hijas caerán a cuchillo, y tu tierra será partida por suertes; y tú morirás en tierra inmunda, e Israel será traspasado de su tierra." "Porque te he de hacer esto, aparéjate para venir al encuentro a tu Dios, oh Israel." (Amós 9:8-10; 3:15; 9:5; 7:17; 4:12.)
Los castigos predichos quedaron suspendidos por un tiempo, y durante el largo reinado de Jeroboam II los ejércitos de Israel obtuvieron señaladas victorias; pero ese tiempo de prosperidad aparente no cambió el corazón de los impenitentes, así que fue finalmente decretado: "Jeroboam morirá a cuchillo, e Israel pasará de su tierra en cautiverio." ( Amós 7:11.) Tanto habían progresado en la impenitencia el rey y el pueblo que la intrepidez de esa declaración no tuvo efecto en ellos. Amasías, uno de los que acaudillaban a los sacerdotes idólatras de Betel, agitado por las claras palabras pronunciadas por el profeta contra la nación y su rey, dijo a Amós: "Vidente, vete, y huye a tierra de Judá, y come allá tu pan, y profetiza 215 allí: y no profetices más en Beth-el, porque es santuario del rey, y cabecera del reino." (Vers. 12, 13.) A esto respondió firmemente el profeta: "Por tanto, así ha dicho Jehová: . . . Israel será traspasado de su tierra." (Vers. 17.) PR/EGW
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Ministerio Hno. Pio
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