lunes, 15 de marzo de 2021

576. MENSAJES PROFÉTICOS PARA ISRAEL (AMOS 6).

Amos 6. Ayes para los que postergan el día de Jehová.

Vers. (1-6) El desenfreno de Israel, (7-11) que será devastado con desolación, (12-14) y su falta de voluntad para corregirse.

*En los vers. 7, en adelante se predice el castigo de la nación por los crímenes mencionados en los vers. 1-6.

¡AY DE los reposados en Sión, y de los confiados en el monte de Samaria, los notables y principales entre las naciones, a los cuales acude la casa de Israel! 2 Pasad a Calne, y mirad; y de allí id a la gran Hamat; descended luego a Gat de los filisteos; ved si son aquellos reinos mejores que estos reinos, si su extensión es mayor que la vuestra, 3 oh vosotros que dilatáis el día malo, y acercáis la silla de iniquidad. Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los novillos de en medio del engordadero; 5 gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más, preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José.

7 Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres. 8 Jehová el Señor juró por sí mismo, Jehová Dios de los ejércitos ha dicho: Abomino la grandeza de Jacob, y aborrezco sus palacios; y entregaré al enemigo la ciudad y cuanto hay en ella. 9 Y acontecerá que si diez hombres quedaren en una casa, morirán. 10 Y un pariente tomará a cada uno, y lo quemará para sacar los huesos de casa; y dirá al que estará en los rincones de la casa: ¿Hay aún alguno contigo? Y dirá: No. Y dirá aquél: Calla, porque no podemos mencionar el nombre de Jehová. 11 Porque he aquí, Jehová mandará, y herirá con hendiduras la casa mayor, y la casa menor con aberturas.

12 ¿Correrán los caballos por las peñas? ¿Ararán en ellas con bueyes? ¿Por qué habéis vosotros convertido el juicio en veneno, y el fruto de justicia en ajenjo? 13 Vosotros que os alegráis en nada, que decís: ¿No hemos adquirido poder con nuestra fuerza? 14 Pues he aquí, oh casa de Israel, dice Jehová Dios de los ejércitos, levantaré yo sobre vosotros a una nación que os oprimirá desde la entrada de Hamat hasta el arroyo del Arabá. (Amos 6).

1. Los reposados. O sea, los que estaban en un estado de complacencia propia e imaginaria seguridad (ver Isa. 32: 9; Sof. 1: 12). Sión también es censurada, pues esta peligrosa condición apóstata y de apatía también existía en el reino del sur (Amós 2: 4).

Monte de Samaria. Cf. Amós 3: 9; 4: 1; ver com. 1 Rey. 16: 24. Los habitantes de Samaria sin duda la consideraban casi inexpugnable porque estaba situada sobre un monte que dominaba la pequeña planicie circundante, y por estar poderosamente fortificada con gruesos muros. Su poderío fácilmente podría haber creado un sentimiento de confianza en los que dependían de fortificaciones materiales antes que de la protección de Dios. Sabemos que esas fortificaciones eran poderosas porque el formidable ejército del imperio asirio necesitó dos años (tres de acuerdo con el cómputo inclusivo, ver t. II, pp. 139-140) para poder tomar Samaria (ver com. 2 Rey. 18: 9- 10). Notables. Del verbo nagab, "distinguir"; es decir los caudillos de la nación. 

Principales entre las naciones. "Primera entre las naciones". "Capital de las naciones" (BJ). Los israelitas ostentaban este orgulloso título de "capital", porque habían sido escogidos por Dios para llevar al resto del mundo el conocimiento del Dios del cielo (cf. Exo. 19: 5; 2 Sam. 7: 23; ver pp. 28-32).

A los cuales. Se refiere a los caudillos de la nación, a quienes correspondía guiar al pueblo y que, por lo tanto, deberían haber sido modelos de rectitud y justicia.

2. Calne. Probablemente deba identificarse con Kullani, hoy Kullankoy, cerca de Arfad (ver com. Isa. 10: 9; ver el mapa frente a la p. 321). Tiglat-pileser III, rey de Asiria, se jactó de haber tomado la ciudad.

Hamat. Importante ciudad de la antigüedad, situada a orillas del río Orontes (ver com. Gén. 10: 18; ver el mapa frente a la p. 321). Tiglat-pileser III cobró tributo a Hamat, separó 19 distritos de la ciudad y los dio a sus generales. Sargón II se jactaba de haber destruido las raíces de la ciudad.

Gat. Una de las cinco ciudades principales de los filisteos (1 Sam. 6: 17), situada cerca del valle de Ela. Es evidente que las tres ciudades que se mencionan en este versículo se presentan a Israel como ejemplos de lugares prósperos que más tarde fueron destruidos o subyugados, y que por lo tanto eran ejemplos adecuados de lo que sucedería con la impía Samaria. Tanto Gat como Asdod Fueron destruidas por Uzías, quien derribó sus muros (2 Crón. 26: 6); sin embargo, Asdod (Azoto) fue reedificada, y se la menciona más tarde, aun en el período intertestamentario (1 Mac. 5: 68; 10: 84). Gat desapareció de la historia después de que fue destruida por Uzías. Amós, que fue contemporáneo de Uzías, presenta este suceso como una apropiada ilustración de la inminente suerte de Samaria.

Mejores que. El profeta pregunta a los israelitas si tienen derecho a esperar una suerte mejor que la de Gat, Calne y Hamát.

3. Dilatáis. "Creéis alejar" (BJ). La complacencia pecaminosa de Israel lo hacía creer que postergaba el tiempo del juicio divino.

Silla de iniquidad. "Reino de violencia" (BJ). Israel creía alejar el día de la calamidad, pero al mismo tiempo entronizaba la iniquidad (o "violencia") en su medio.

4. Camas de marfil. Mejor, lechos con incrustaciones de marfil, en los cuales se recostaban los ricos como parte de su derroche y libertinaje. Amós, un sencillo "boyero" y recogedor de "higos silvestres" (cap. 7: 14), expresa su sorpresa ante la vida voluptuosa de las clases superiores de Samaria. Engordadero. Es evidente que los novillos eran engordados para las mesas de los holgazanes de Israel.

5. Flauta. Heb. nébel. Ver com. cap. 5:23. Como David. David prestó mucha atención a la música y elaboró minuciosos planes para fomentar el canto coral y su acompañamiento musical para honrar a Dios en el templo (1 Crón. 15: 16; 23: 2-5; 2 Crón. 29: 25-30). Estos apóstatas eran músicos como David; pero, a diferencia de éste, su canto y su música eran degradantes.

6. Tazones. Heb. mizraq, recipientes usados en los sacrificios para libaciones de vino y para asperjar sangre (Exo. 38: 3; Núm. 7: 13; 1 Crón. 28: 17; 2 Crón. 4: 8, 22; Zac. 14: 20). Los sacrilegos príncipes, entregados a la disipación, los usaban en sus fiestas, con lo que demostraban su falta de piedad y su complacencia en las orgías (cf. Dan. 5: 2-4).

Ungüentos más preciosos. Quizá los que únicamente debían usarse en el culto divino (ver Exo. 30: 23-25). Si el pueblo hubiese comprendido realmente su pecaminosidad, se habría lamentado y no se hubiera ungido (ver 2 Sam. 14: 2).

No se afligen. La lujuria de Israel ahogaba el pensamiento del sufrimiento, pues un pensamiento tal perturba el sentimiento de despreocupación. El pueblo se había entregado de tal manera a la sensualidad que no se preocupaba por la ruina venidera de Israel. 

El egoísmo del pecado engendra dos males: menosprecio de Dios y del hombre. El caso de Adán ilustra esto: Adán menospreció a Dios cuando desobedeció la orden divina de que no comiera del árbol prohibido; y menospreció al hombre cuando echó la culpa de su desobediencia a su amada Eva (Gén. 3: 16, 9-12).

Quebrantamiento de José. Las dificultades existentes en el reino del norte, que aquí es llamado "José", poco perturbaban a los que se entregaban al placer desenfrenado.

7. Van a cautividad. En los vers. 7-11 se predice el castigo de la nación por los crímenes mencionados en los vers. 1-6. Los israelitas, rechazados por Dios, debían experimentar el cautiverio y una ruina completa. La sombría distinción que se le hace a Israel es que irá "a la cabeza" de los dos reinos hebreos que serán llevados cautivos.

Placeres. Heb. mirzaj, "fiesta religiosa", o sea una de las fiestas orgiásticas que se celebraban en honor de un ídolo.

8. Juró. Aquí Jehová se adapta al lenguaje y a las circunstancias humanas (cf. Jer. 51: 14; Amós 4: 2). Dios de los ejércitos. Ver com. Jer. 7: 3; t. 1, p. 182.

Grandeza. Heb. ga'on, "altura", "eminencia" u "orgullo" (ver com. Jer. 12: 5). Aquí se hace una clara referencia a los palacios y otros edificios que eran motivo de orgullo para Israel (cf. Dan. 4: 30; ver com. Ose. 5: 5). Es malo malgastar dinero que se ha ganado honradamente, construyendo edificios lujosos; pero los israelitas habían alcanzado su lujo y esplendor mediante fraudes y, particularmente, cometiendo injusticias contra los pobres (Amós 2: 6-7; 3: 10; 4: 1). 

El odio divino por la "grandeza" y los "palacios" de Israel revela que Dios no odia a los hombres sino sus hechos pecaminosos y sus obras (Eze. 18:29-32; Ose. 11:1-4, 8; Juan 3:16). La ciudad. Es decir, Samaria.

9. Diez. Quizá sea una referencia a los "diez" del cap. 5: 3, el remanente de las guerras reñidas en las últimas etapas de la historia de Israel. Es bueno recordar que Israel no perdió su prosperidad en un solo desastre, sino que la desintegración de la nación se produjo en etapas graduales (2 Rey. 15: 19-20, 29; 17: 5-18).

Morirán. Si esos "diez" se hubiesen salvado de la muerte en la guerra, habrían muerto de hambre y pestilencia en el sitio contra Samaria (2 Rey. 17: 5).

10. Un pariente. Es decir, el pariente más cercano que hubiera sobrevivido.

Lo quemará. El pariente entraba en la casa para celebrar los ritos funerarios cerca del cadáver. Algunos creen que los ritos consistían en quemar incienso cerca del cuerpo; pero otros piensan que la acción de quemar que aquí se menciona era una verdadera cremación. Generalmente los judíos enterraban a sus muertos, pero en ciertos casos recurrían a la cremación (Lev. 20: 14; 1 Sam. 31: 12). La cremación puede haber sido necesaria en ese tiempo debido a la gran cantidad de muertes o a la naturaleza de la pestilencia, o porque no se podía llegar, por causa del asedio, al lugar donde se los sepultaba fuera de la ciudad. Si el pariente cercano no podía sepultar el cuerpo, se veía forzado a quemarlo.

Los huesos. Es decir, el cadáver. Los rincones. El pariente es presentado aquí como si hablara con algunos sobrevivientes en algún rincón de la casa.

No podemos mencionar. Esta prohibición ha sido interpretada de varias maneras. (1) Que emanaba de una profunda desesperación de los sobrevivientes, quienes creían que como ese era el día del juicio, resultaba demasiado tarde para invocar el nombre de Jehová. No invocaron a Dios en vida, por tanto no podían invocarlo en la muerte. (2) Que el "no" señala la dureza de corazón y la incredulidad del pueblo, que a pesar de sus desgracias no estaba dispuesto a confesar el nombre de Jehová. (3) Que la prohibición expresaba el temor de que al invocar el nombre de Dios, los ojos del Altísimo se dirigieran a ese sobreviviente, y él también tendría que enfrentarse al castigo de la muerte. (4) Que el que habla piensa que Dios es el autor de sus desgracias, y por eso está impaciente ante la sola mención del nombre de Jehová. (5) Que probablemente había algún decreto que prohibía "mencionar" el nombre de Jehová, o que el hacerlo causaba ridículo o hubiera acarreado alguna otra forma de presión social; por lo cual era preferible que el que amaba sinceramente a Jehová y procuraba obedecerle, se callara para evitar represalias. la mejor explicación para esta prohibición sería, quizá, un sentimiento de desesperación que prevalecía en los israelitas sobrevivientes: el sentimiento de que ahora no valía la pena invocar a Jehová.

11. Jehová. . . herirá. Una repetición y confirmación de los castigos con que el profeta había amenazado anteriormente (vers. 8).

12. Peñas. La parte final de este capítulo revela la necedad de los que piensan que pueden desafiar los juicios de Dios con su propia fortaleza y resistir al enemigo enviado para castigarlos: los caballos no pueden galopar sobre peñas rocosas.

En ellas. Estas palabras no están en el hebreo. "Por las peñas" es el lugar donde aran los bueyes y por donde corren los caballos.

Con bueyes. Heb. babbeqarim. Algunos creen que esta palabra hebrea debería puntuarse y dividirse de otra manera: bebaqaryam, "con buey mar". Se leería entonces así: ", ¿Arará uno el mar con buey?" Sea como fuere, la lección es que las tentativas de Israel de evitar el castigo inminente serían inútiles. Un mal proceder inevitablemente traería el desastre sobre la nación.

Veneno. Heb. ro'sh, "hierba venenosa" (ver com. Sal. 69: 21). La justicia se había convertido en la más mortífera injusticia, y todos sufrirían los terribles e inevitables resultados.

Ajenjo. Heb. la'anah, planta del género Artemisa, sumamente amarga (Deut. 29: 18; ver com. Prov. 5: 4).  Israel había pervertido la justicia; su fruto era la más amarga injusticia y el mal más amargo.

13. En nada. Heb. lo'dabar. Amós destaca la necedad de los que ponen su fe en lo que realmente no existe, en sus ídolos, su alardeada seguridad y el poder de que se vanagloriaban. 

Algunos eruditos bíblicos creen que las referencias en estos versículos son a nombres propios. Lodebar era el nombre de un lugar de Galaad (2 Sam. 9: 4-5; 17: 27).

Poder. Heb. qarnáyim. Algunos piensan que esta palabra se refiere a Carnáyim, una poderosa fortaleza que se menciona en 1 Mac. 5: 26; 2 Mac. 12: 21. 

Por esto la traducción de la BJ es la siguiente: "Vosotros que os alegráis por Lo-Debar, que decís: "¿No tomamos Carnáyim con nuestra propia fuerza?" Por otra parte, qarnáyim significa "dos cuernos", y en el AT el cuerno es símbolo de poder (ver com. 1 Rey. 22: 11).

14. Una nación. Una referencia a los asirios que, como instrumentos de la ira de Dios (Isa. 10: 5-6), invadirían a Israel desde el norte, específicamente "desde la entrada de Hamat", ciudad del norte de Siria (ver com. Núm. 34: 8; Amós 6: 2). Compárese con expresiones similares presentadas en otras ocasiones como una advertencia de que persistir en no arrepentirse ocasionaría el desastre nacional (ver Isa. 5: 26; Jer. 5: 15).

Arabá. Arabá es la depresión que se extiende desde el mar de Galilea hasta el golfo de Akaba (ver com.  Deut. 1:1). El arroyo de Arabá quizá fuera algún curso de agua que desembocaba en el extremo norte del mar Muerto. Es muy significativo que estos linderos, el norte y el sur, limitaban el territorio que recuperó Jeroboam 11 en el tiempo de la mayor prosperidad de Israel (2 Rey. 14: 25). 4CBA

COMENTARIOS (EGW).

Sobre el Versículo 1. En vez de la ciudad atestada, buscad algún lugar retraído, donde vuestros hijos estarán, hasta donde se pueda, protegidos de la tentación, y allí educadlos para ser útiles. El profeta Ezequiel enumera así las causas que condujeron al pecado y la destrucción de Sodoma: "Soberbia, hartura de pan, y abundancia de ociosidad tuvo ella y sus hijas; y no corroboró la mano del afligido y del menesteroso." (Eze. 16: 49.) Todos los que quieran escapar a la suerte de Sodoma, deben rehuir la conducta que trajo los juicios de Dios sobre aquella ciudad perversa.

Hermanos míos, estáis despreciando los más sagrados requerimientos de Dios porque descuidáis el consagramos vosotros y vuestros hijos a él. Muchos de vosotros estáis descansando en una falsa seguridad, absortos en intereses egoístas, y atraídos por los tesoros terrenales. No teméis mal alguno. El peligro parece estar muy lejos. Llegaréis engañados y seducidos 75 a vuestra ruina eterna, a menos que os despertéis y con penitencia y profunda humillación, volváis al Señor.

Una y otra vez se os ha dirigido la voz del cielo. ¿Le obedeceréis? ¿Escucharéis al Testigo fiel que os aconseja procurar el oro probado en el fuego, la vestidura blanca y el colirio? El oro es la fe y el amor; la vestidura blanca es la justicia de Cristo; el colirio es el discernimiento espiritual que os habilitará para rehuir los ardides de Satanás, para notar el pecado y aborrecerlo; para ver la verdad y obedecerla.

El letargo mortífero del mundo paraliza vuestros sentidos. El pecado ya no os parece repulsivo porque Satanás os ha enceguecido. Pronto se han de derramar los juicios de Dios sobre la tierra. "Escapa por tu vida" (Gén. 19: 17), es la amonestación de los ángeles de Dios. Se oyen otras voces que dicen: "No os excitéis; no hay causa de alarma especial." Los que se sienten cómodos en Sión claman: Paz y seguridad, mientras que el cielo declara que una rápida destrucción está por sobrecoger al transgresor. Los jóvenes, los frívolos, los que aman los placeres consideran estas advertencias como cuentos ociosos, y las rechazan como una broma. Los padres se inclinan a creer que sus hijos tienen razón en el asunto, y todos siguen durmiendo tranquilos. Así sucedió cuando fue destruido el mundo antiguo, y cuando Sodoma y Gomorra fueron consumidas por el fuego.  En la noche anterior a su destrucción, las ciudades de la llanura se revolcaban en el placer.  Se burlaron de Lot por sus temores y advertencias. Pero fueron estos escarnecedores los que perecieron en las llamas. Esa misma noche se cerró para siempre la puerta de la misericordia para los impíos y descuidados habitantes de Sodoma.

Dios es quien tiene en sus manos el destino de las almas. No será siempre burlado; no permitirá que se juegue siempre con él. Sus juicios ya están en la tierra. Fieras y espantosas tempestades siembran la destrucción y la muerte en su estela. El incendio devorador arrasa el bosque desierto y la ciudad 76 atestada. La tempestad y el naufragio aguardan a los que viajan en el mar.  Accidentes y calamidades amenazan a todos los que viajan por tierra. Los huracanes, los terremotos, la espada y el hambre se siguen en rápida sucesión. Sin embargo, los corazones de los hombres se endurecen. No reconocen la voz de advertencia de Dios. No quieren huir al único refugio que hay para protegerse de la tormenta que se prepara.

Muchos de los que han sido colocados sobre las murallas de Sión, para observar con ojo de águila la inminencia del peligro y elevar la voz de amonestación, están ellos mismos dormidos. Los mismos que debieran ser los más activos y vigilantes en esta hora de peligro, están descuidando su deber y trayendo sobre sí mismos la sangre de las almas.

No habéis dado a vuestros hijos la atención y el estímulo que necesitaban.  No los habéis vinculado a vuestro corazón por los más tiernos lazos del amor. Vuestros negocios exigen gran parte de vuestro tiempo y energías; os hacen descuidar los deberes del hogar.  Sin embargo, os habéis acostumbrado tanto a esta carga, que os parecería un gran sacrificio deponerla; pero si pudieseis hacerlo, ello beneficiaría tanto vuestro interés espiritual como la felicidad y la moralidad de vuestros hijos. Sería bueno que pusierais a un lado los cuidados que os dejan perplejos, y hallarais un retiro en el campo, donde no existe ninguna influencia tan fuerte para corromper la moralidad de los jóvenes.

Es cierto que en el campo no estaríais completamente libres de molestias y perplejidades; pero evitaríais allí muchos males y cerraríais la puerta a un raudal de tentaciones que amenazan abrumar la mente de vuestros hijos. Necesitan ocupación y variedad. La monotonía de su hogar los vuelve inquietos y agitados, y han caído en el hábito de alternar con los muchachos viciosos del pueblo y obtienen así una educación callejera.- 1876, tomo 4, págs. 135, 136. 2JT/EGW

DEBEMOS SERVIR A OTROS. Nada aumentará más la fuerza espiritual y el fervor y profundidad de los sentimientos, como el visitar y servir a los enfermos y abatidos, ayudándoles a ver la luz y a aferrarse de Jesús por la fe. Hay deberes desagradables que alguien debe cumplir, o habrá almas que perecerán. Los cristianos hallarán bendición en hacer estos deberes por desagradables que sean. Cristo asumió la desagradable tarea de bajar de la mansión de 465 pureza y gloria insuperable, para venir a morar como hombre entre los hombres en un mundo mancillado y ennegrecido por el crimen, la violencia y la iniquidad. Lo hizo para salvar almas; y ¿podrán presentar excusas en favor de sus vidas de comodidad egoísta los que fueron objeto de un amor tan asombroso y una condescendencia sin parangón? ¿Preferirán los tales seguir sus propios placeres e inclinaciones, y dejarán que las almas perezcan en las tinieblas porque se arrostran chascos y reproches al trabajar para salvarlas?  Cristo pagó un precio infinito por la redención del hombre, y ¿dirá éste: "Señor mío, no quiero trabajar en tu viña; ruégote que me des por excusado"?

El Señor invita a aquellos que viven cómodamente en Sión a que se levanten y trabajen. ¿No escucharán la voz del Maestro? Él quiere obreros fieles y dedicados a la oración, que siembren junto a todas las aguas. Los que trabajen así se sorprenderán al ver cómo las pruebas, resueltamente soportadas en el nombre y con la fuerza de Jesús, darán firmeza a la fe y renovarán el valor. En la senda de la humilde obediencia hay seguridad y poder, consuelo y esperanza; pero los que no hagan nada por Jesús perderán finalmente su recompensa. Sus manos débiles no podrán aferrarse del Poderoso, sus rodillas vacilantes no podrán soportarlos en el día de la adversidad. Los que den estudios bíblicos y trabajen para Cristo recibirán el premio glorioso, y oirán el "bien, buen siervo y fiel; entra en el gozo de tu Señor." (Mat. 25: 23.) 1JT/EGW

Ampliando Y Aplicando El Comentario Sobre Los Versículos 3-7.

NINGUNA VOZ PARA SALVAR A JUAN. ¿Por qué no se levantó ninguna voz en esa concurrencia para disuadir a Herodes de cumplir su alocado voto? Estaban aturdidos por el vino y para sus sentidos ofuscados no había nada que debiese ser respetado.

Aunque los huéspedes reales estaban prácticamente en condiciones de librarlo de las obligaciones de su juramento, sus lenguas parecían paralizadas. Herodes mismo estaba bajo el engaño de que debía, a fin de mantener su propia reputación, cumplir con el juramento hecho bajo la influencia de la embriaguez. El principio moral, la única salvaguardia del alma, estaba paralizado. Herodes y sus huéspedes eran esclavos, sujetos a la más baja servidumbre por el apetito pervertido. . . .

Las facultades mentales estaban enervadas por el placer de los sentidos, que pervertía sus ideas acerca de la justicia y la misericordia. 47 Satanás buscó esta oportunidad en la persona de Herodías para instarles a tomar decisiones apresuradas que costarían la vida preciosa de uno de los profetas de Dios (Review and Herald, 8- 4-1873).

AMONESTACIONES DIVINAS. El Señor no puede soportar mucho más a una generación intemperante y perversa. Hay muchas solemnes amonestaciones en las Escrituras contra el uso de las bebidas embriagantes. En tiempos antiguos, cuando Moisés estaba recapitulando el deseo de Jehová concerniente a su pueblo, se pronunciaron contra los borrachos las siguientes palabras:

"Y suceda que al oír las palabras de esta maldición, él se bendiga en su corazón, diciendo: Tendré paz, aunque ande en la dureza de mi corazón, a fin de que con la embriaguez quite la sed. No querrá Jehová perdonarlo, sino que entonces humeará la ira de Jehová y su celo sobre el tal hombre, y se asentará sobre él toda maldición escrita en este libro, y Jehová borrará su nombre de debajo del cielo". Deuteronomio 29:19-21.

Dice Salomón: "El vino es escarnecedor, la sidra alborotadora, y cualquiera que por ellos yerra no es sabio". ¿Para quién será el ay? ¿Para quién el dolor? ¿Para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿Para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos? Para los que se detienen mucho en el vino, para los que van buscando la mistura. No mires al vino cuando rojea, cuando resplandece su color en la copa. Se entra suavemente; mas al fin como serpiente morderá, y como áspid dará dolor". Prov. 20:1; 23:29-32.

El uso del vino entre los israelitas fue una de las causas que finalmente contribuyó a su cautiverio. El Señor les dijo mediante el profeta Amós: "¡Ay de los reposados en Sion!... Vosotros que dilatáis el día malo, y acercáis la silla de iniquidad. Duermen en camas de marfil, y reposan sobre sus lechos; y comen los corderos del rebaño, y los novillos de en medio del engordadero; gorjean al son de la flauta, e inventan instrumentos musicales, como David; beben vino en tazones, y se ungen con los ungüentos más preciosos; y no se afligen por el quebrantamiento de José. Por tanto, ahora irán a la cabeza de los que van a cautividad, y se acercará el duelo de los que se entregan a los placeres". Amos 6:1-7. 48

"¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es muchacho, y tus príncipes banquetean de mañana! ¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber!" "No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, ni de los príncipes la sidra; no sea que bebiendo olviden la ley, y perviertan el derecho de todos los afligidos". Eclesiastés 10:16,17; Proverbios 31:4-5.

Estas palabras de amonestación y autoridad son claras y decididas. Los que ocupan cargos públicos de confianza, cuiden de que no olviden la ley y perviertan el juicio por el vino y la bebida fuerte.  Gobernantes y jueces debieran siempre estar en condiciones de seguir la indicación del Señor: "A ninguna viuda ni huérfano afligiréis. Porque si tú llegas a afligirles, y ellos clamaren a mí, ciertamente oiré yo su clamor; y mi furor se encenderá, y os mataré a espada, y vuestras mujeres serán viudas, y huérfanos vuestros hijos". Éxodo 22:22-24.

Jehová el Dios de los cielos gobierna. El solo está sobre toda autoridad, sobre todos los reyes y gobernantes. El Señor ha dado en su Palabra instrucciones especiales con respecto al uso del vino y de las bebidas fuertes. Ha prohibido su uso, y ha recalcado su prohibición con severas amonestaciones y amenazas. Pero esta prohibición del uso de las bebidas embriagantes no es un acto de arbitrariedad. Él quiere que los hombres se abstengan a fin de librarse de las consecuencias del uso del vino y de las bebidas alcohólicas. Degradación, crueldad, abyección y contienda son los resultados naturales de la intemperancia. Dios ha señalado las consecuencias de practicar esta conducta impía. Lo ha hecho para que no haya una perversión de sus leyes y para que los hombres eviten la miseria ampliamente extendida resultante de la conducta de hombres perversos los cuales, por amor a la ganancia, venden venenos enloquecedores (Drunkenness and Crime, págs. 4-6). Te/EGW 49 

SECCIÓN II “EL ALCOHOL Y LA SOCIEDAD"

https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/2-la-temperancia-seccion-ii-el-alcohol.html

Ministerio Hno. Pio


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