domingo, 27 de diciembre de 2020

490. PROFECÍAS DE CASTIGO PARA ISRAEL (SECCIÓN I. 5° año, 4°.1 mes, 5°.1 día). EL COMIENZO DE LA ACTIVIDAD PROFÉTICO: Las Cuatro Señales Y Su Interpretación (EZEQUIEL 5).

Ezequiel 5. Presenta Las Cuatro Señales Y Su Interpretación. Vers. (1-4) Con el símbolo del cabello, (5-11) se presenta el juicio contra Jerusalén por su rebelión, (12-17) ejecutado por medio del hambre, la espada y la dispersión.

1 Y TU, hijo de hombre, tómate un cuchillo agudo, toma una navaja de barbero, y hazla pasar sobre tu cabeza y tu barba; toma después una balanza de pesar y divide los cabellos. 2 Una tercera parte quemarás a fuego en medio de la ciudad, cuando se cumplan los días del asedio; y tomarás una tercera parte y la cortarás con espada alrededor de la ciudad; y una tercera parte esparcirás al viento, y yo desenvainaré espada en pos de ellos. 3 Tomarás también de allí unos pocos en número, y los atarás en la falda de tu manto. 4 Y tomarás otra vez de ellos, y los echarás en medio del fuego, y en el fuego los quemarás; de allí saldrá el fuego a toda la casa de Israel.

5 Así ha dicho Jehová el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella. Y ella cambió mis decretos y mis ordenanzas en impiedad más que las naciones, y más que las tierras que están alrededor de ella; porque desecharon mis decretos y mis mandamientos, y no anduvieron en ellos. 7 Por tanto, así ha dicho Jehová: ¿Por haberos multiplicado más que las naciones que están alrededor de vosotros, no habéis andando en mis mandamientos, ni habéis guardado mis leyes?  Ni aun según las leyes de las naciones que están alrededor de vosotros habéis andado. 8 Así, pues, ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti; sí, yo, y haré juicios en medio de ti ante los ojos de las naciones.

Y haré en ti lo que nunca hice, ni jamás haré cosa semejante, a causa de todas tus abominaciones. 10 Por eso los padres comerán a los hijos en medio de ti, y los hijos comerán a sus padres; y haré en ti juicios, y esparciré a todos los vientos todo lo que quedare de ti. 11Por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, ciertamente por haber profanado mi santuario con todas tus abominaciones, te quebrantaré yo también; mi ojo no perdonará, ni tampoco tendré yo misericordia.

12 Una tercera parte de ti morirá de pestilencia y será consumida de hambre en medio de ti; y una tercera parte caerá a espada alrededor de ti; y una tercera parte esparciré a todos los vientos, y tras ellos desenvainaré espada. 13 Y se cumplirá mi furor y saciaré en ellos mi enojo, y tomaré satisfacción; y sabrán que yo Jehová he hablado en mi celo, cuando cumpla en ellos mi enojo. 14 Y te convertiré en soledad y en oprobio entre las naciones que están alrededor de ti, a los ojos de todo transeúnte. 15 Y serás oprobio y escarnio y escarmiento y espanto a las naciones que están alrededor de ti, cuando yo haga en ti juicios con furor e indignación, y en reprensiones de ira. Yo Jehová he hablado.

16 Cuando arroje yo sobre ellos las perniciosas saetas del hambre, que serán para destrucción, las cuales enviaré para destruiros, entonces aumentaré el hambre sobre vosotros, y quebrantaré entre vosotros el sustento del pan. 17 Enviaré, pues, sobre vosotros hambre, y bestias feroces que te destruyan; y pestilencia y sangre pasarán por en medio de ti, y enviaré sobre ti espada. Yo Jehová he hablado. (Ezequiel 5).

1. Navaja de barbero. Corresponde mejor: "Toma una espada afilada, tómala como navaja de barbero" (BJ). Evidentemente el profeta debía tomar una espada, por cansa de su simbolismo, para emplearla como navaja. Con referencia a la figura de la navaja, ver Isa. 7:20, donde se emplea este instrumento como símbolo de la devastación obrada por un ejército invasor. Nótese que en el cap. 5 continúa sin interrupción la narración profético que comenzara en el cap. 4: 1.

Sobre tu cabeza. Se le indica a Ezequiel que debe realizar, como representación simbólica, un acto prohibido. Era contrario a la ley que el sacerdote se afeitara la cabeza o la barba (Lev. 21: 5). Esta vez Ezequiel no protesta (ver Eze. 4: 14). Sabe cuándo le es legítimo pedir una modificación de un mandato divino o su revocación y cuándo debe prestar obediencia sin discusiones.

Balanza. Es posible que la balanza represente justicia y el cuidado con que Dios trata a cada alma. Cada alma será tan cuidadosamente pesada y las recompensas serán asignadas de tal modo, que cuando se revelen los juicios de Dios al fin de la historia, no se oirá ni una sola voz de protesta en toda la vasta creación. Desde el más pequeño hasta el más grande, todos se verán obligados a confesar: "Justos y verdaderos son tus caminos, Rey de los santos" (Apoc. 15: 3; ver CS 727).

2. En medio de la ciudad. Es decir, en medio del símbolo que Ezequiel había hecho (cap. 4: 1). La tercera parte que se quemó representaba a los que estuvieran en la ciudad y perecerían por la peste y el hambre (cap. 5: 12). La tercera parte que sería cortada con espada alrededor de la ciudad representa a los que morirían a espada mientras intentaran escapar, como ocurrió en el caso de los hijos de Sedequías y el resto del séquito del rey (Jer. 52: 10). La tercera parte que sería esparcida representa a la pequeña parte de la población que después de haber escapado de la destrucción, sería esparcida entre los paganos. Aun allí la espada había de seguirlos (Eze. 5: 12).

3. En la falda. Esto simboliza la limitada protección que habría de recibir el remanente que quedara en el país, gobernado por Gedalías (2 Rey. 25: 22; Jer. 40: 5-6).

4. En medio del fuego. Buena parte del remanente habría de perecer violentamente. Esta profecía halló un trágico cumplimiento en la conspiración de Ismael contra Gedalías y las calamidades que siguieron (Jer. 40-41). Esto motivó a que muchos descendieran a Egipto, donde murieron en consonancia con la profecía de Jeremías (Jer. 42: 13-17). Los que permanecieron en el país sufrieron otro destierro por orden de Nabuzaradán (Jer. 52: 30). Como resultado de todo esto, la tierra se despobló.

5. En medio de las naciones. Aquí se destaca la posición estratégica de Jerusalén, situada en medio de las naciones del Cercano Oriente y en la encrucijada de los principales caminos de la antigüedad. Su ubicación especial le proporcionaba a Israel grandes oportunidades. Hacia el sur estaba Egipto; hacia el noreste, Asiria y Babilonia, y hacia el norte, los asirios. Sobre la costa estaban los filisteos, y más hacia el norte, los fenicios. A poca distancia hacia el este estaban los moabitas y amonitas, y hacia el sur, los edomitas.

Dios colocó a su pueblo en "medio de las naciones", y quería que fuera una gran fuerza evangelizadora mediante la cual el conocimiento del verdadero Dios debía de extenderse a todo el mundo. Deseaba que la nación de Israel fuera una clara demostración de la superioridad de la verdadera religión por sobre todos los falsos sistemas de culto. El caso de Israel y su prosperidad habían de ser un ejemplo tan atrayente, que todas las naciones buscarían al Dios de Israel (ver las PP. 28-32).

Esta lección es para nosotros también. Dios nos ha colocado como cristianos, individualmente como luces para nuestros vecinos. También espera de nosotros que seamos una demostración de la inmensa superioridad y de las grandes ventajas de ser cristianos. Desea que hagamos de nuestra religión algo tan atrayente como para que otros también la busquen.

6. Ella cambió mis decretos. Mejor, "Pero ella se ha rebelado contra mis normas con más perversidad que las naciones" (BJ). La rebelión es un acto voluntario, premeditado y planificado.

Más que las naciones. Debe entenderse en el sentido de que los israelitas habían pecado contra una luz mayor. Dios juzga a los hombres teniendo en cuenta la luz y las oportunidades que han tenido o que pudieran haber tenido si las hubieran buscado. Quienes forman parte de la iglesia de Dios en este tiempo disponen de la luz acumulada durante siglos. Dios espera de ellos una norma de conducta más elevada que la de las personas de cualquier época anterior. Si se resisten y con rebelión se niegan, como lo hizo Israel, su culpa será proporcionalmente mayor.

7. Por haberos multiplicado. La palabra hebrea así vertida no puede traducirse con certeza. Se ha sugerido que debería traducirse de la siguiente forma: "Porque vuestro bullicio o agitación es mayor que el de las naciones". "Por cuanto habéis sido más turbulentos que las naciones" (VM).

Ni aun según las leyes de las naciones. En varios manuscritos hebreos no aparece la negación, lo cual equivaldría a afirmar que los israelitas habían andado según las costumbres de las naciones. Si se conserva la negación, deberá interpretarse que Israel no se había comportado como las otras naciones, las cuales al menos eran fieles a los dioses que adoraban, mientras que Israel se rebeló contra su Dios.

9. Lo que nunca hice. No se especifica con claridad con qué se compararían las calamidades inminentes, si se refiere a las grandes catástrofes del pasado: el diluvio o la destrucción de Sodoma. Es verdad que ninguna de ellas significó una muerte tan lenta como la que se predice en el vers. 10. Lo que queda claro es que Israel había tenido mayores oportunidades y privilegios que los que se les había confiado a otras naciones; en consecuencia, el castigo de su pecado sería proporcionalmente más severo y más resaltante que el que Dios había infligido o infligiría a cualquier otra nación.

10. Comerán a los hijos. Moisés, y más tarde Jeremías, habían amenazado con este terrible castigo (Lev. 26: 29; Deut. 28: 53; Jer. 19: 9). Esta predicción halló su horrible cumplimiento en el asedio de Samaria (2 Rey. 6: 28-29), en el sitio de Jerusalén por los caldeos (Lam. 4: 10) y finalmente en el sitio de la ciudad por los romanos (Josefo, Guerras vi. 3, 4). Moisés también había advertido que serían esparcidos "por todos los pueblos" (Deut. 28: 64).

11. Vivo yo. Un solemne juramento que aparece 14 veces en el libro de Ezequiel.

Profanado mi santuario. Esta profanación se describe con mayores detalles en el cap. 8.

Te quebrantaré. Diversos manuscritos hebreos y las versiones antiguas dicen así. El texto masorético dice: "te raeré".

12. Una tercera parte. Comienza aquí la explicación de las acciones simbólicas registradas en la primera parte del capítulo. El fuego (vers. 2) representa hambre y pestilencia.

13. Tomaré satisfacción. Heb. najam, en la forma verbal que aparece aquí, "me vengaré" (BJ). Es difícil que concibamos que Dios se satisfaga ejecutando tan terribles castigos como éstos, pues Dios no quiere "la muerte del impío" (cap. 33: 11). Isaías dice que la destrucción es la "extraña obra" de Dios (Isa 28: 21). Ante la necesidad de un castigo, así describe Oseas los sentimientos de Dios: "¿Cómo podré abandonarte, oh Efraín? ¿Te entregaré yo, Israel? ¿Cómo podré yo hacerte como Adma, o ponerte como a Zeboim? Mi corazón se conmueve dentro de mí, se inflama toda mi compasión" (Ose. 11: 8). A pesar de la compasión y de la misericordia de Dios, la rebelión y la iniquidad deben recibir su merecido castigo y el mal debe ser raído de la tierra. 

14. Soledad. Comparar con Lev. 26: 31.

15. Escarmiento. Advertencia". Jerusalén debía haber sido la gran lección objetiva de la forma en que Dios quiere educar a la humanidad (ver las PP. 29-32). Su posición estratégica llamaba la atención de muchas naciones. Ahora era ampliamente conocida su calamidad, que revelaba su verdadera situación religiosa.

16. Hambre. En los vers. 16-17 se hace una recapitulación de las desgracias de Jerusalén. En otros pasajes los castigos de Dios se representan con la figura de saetas (Deut. 32: 23; Sal. 7: 13; 64: 7). Entre otras fuerzas desoladoras, se había amenazado a los judíos con un castigo mediante fieras (Lev. 26: 22; Deut, 32: 24). Los leones y los osos se multiplicaron en el país cuando estuvo deshabitado (2 Rey. 17: 25). La "sangre" sin duda indica muerte violenta. (4CBA) Ministerio Hno. Pio


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