Lamentaciones 2. El tema de este capítulo es la furia de la ira divina. Descrita en escena terribles de niños muriendo de hambre, y las madres usándolos luego de alimento…
A). Guerra, sitio, y destrucción. Vers. 1-13.
B). Cautiverio y aflicción. Vers. 14-22.
Jeremías se lamenta por la miseria de Jerusalén, y se queja ante Dios.
1 ¡Como oscureció el Señor en su furor a la hija de Sión! derribó del cielo a la tierra la hermosura de Israel, y no se acordó del estrado de sus pies en el día de su furor. 2 Destruyó el Señor, y no perdonó; destruyó en su furor todas las tiendas de Jacob; echó por tierra las fortalezas de la hija de Judá, humilló al reino y a sus príncipes. 3 Cortó con el ardor de su ira todo el poderío de Israel; retiró de él su diestra frente al enemigo, y se encendió en Jacob como llama de fuego que ha devorado alrededor. 4 Entesó su arco como enemigo, afirmó su mano derecha como adversario, Y destruyó cuanto era hermoso. En la tienda de la hija de Sión derramó como fuego su enojo.
5 El Señor llegó a ser como enemigo, destruyó a Israel; Destruyó todos sus palacios, derribó sus fortalezas, Y multiplicó en la hija de Judá la tristeza y el lamento. 6 Quitó su tienda como enramada de huerto; Destruyó el lugar en donde se congregaban; Jehová ha hecho olvidar las fiestas solemnes y los días de reposo* en Sión, Y en el ardor de su ira ha desechado al rey y al sacerdote. 7 Desechó el Señor su altar, menospreció su santuario; Ha entregado en mano del enemigo los muros de sus palacios; Hicieron resonar su voz en la casa de Jehová como en día de fiesta.
8 Jehová determinó destruir el muro de la hija de Sión; extendió el cordel, no retrajo su mano de la destrucción; hizo, pues, que se lamentara el antemuro y el muro; fueron desolados juntamente. 9 Sus puertas fueron echadas por tierra, destruyó y quebrantó sus cerrojos; Su rey y sus príncipes están entre las naciones donde no hay ley; Sus profetas tampoco hallaron visión de Jehová. 10 Se sentaron en tierra, callaron los ancianos de la hija de Sión; Echaron polvo sobre sus cabezas, se ciñeron de cilicio; Las vírgenes de Jerusalén bajaron sus cabezas a tierra. 11 Mis ojos desfallecieron de lágrimas, se conmovieron mis entrañas, Mi hígado se derramó por tierra a causa del quebrantamiento de la hija de mi pueblo, Cuando desfallecía el niño y el que mamaba, en las plazas de la ciudad. 12 Decían a sus madres: ¿Dónde está el trigo y el vino? Desfallecían como heridos en las calles de la ciudad, Derramando sus almas en el regazo de sus madres. 13 ¿Qué testigo te traeré, o a quién te haré semejante, hija de Jerusalén? ¿A quién te compararé para consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande como el mar es tu quebrantamiento; ¿quién te sanará?
14 Tus profetas vieron para ti vanidad y locura; Y no descubrieron tu pecado para impedir tu cautiverio, Sino que te predicaron vanas profecías y extravíos. 15 Todos los que pasaban por el camino batieron las manos sobre ti; Silbaron, y movieron despectivamente sus cabezas sobre la hija de Jerusalén, diciendo: ¿Es esta la ciudad que decían de perfecta hermosura, el gozo de toda la tierra? 16 Todos tus enemigos abrieron contra ti su boca; Se burlaron, y crujieron los dientes; dijeron: Devorémosla; Ciertamente este es el día que esperábamos; lo hemos hallado, lo hemos visto. 17 Jehová ha hecho lo que tenía determinado; Ha cumplido su palabra, la cual él había mandado desde tiempo antiguo. Destruyó, y no perdonó; Y ha hecho que el enemigo se alegre sobre ti, Y enalteció el poder de tus adversarios. 18 El corazón de ellos clamaba al Señor; Oh hija de Sión, echa lágrimas cual arroyo día y noche; no descanses, ni cesen las niñas de tus ojos.
19 Levántate, da voces en la noche, al comenzar las vigilias; derrama como agua tu corazón ante la presencia del Señor; alza tus manos a él implorando la vida de tus pequeñitos, que desfallecen de hambre en las entradas de todas las calles. 20 Mira, oh Jehová, y considera a quién has hecho así. ¿Han de comer las mujeres el fruto de sus entrañas, los pequeñitos a su tierno cuidado? ¿Han de ser muertos en el santuario del Señor el sacerdote y el profeta? 21 Niños y viejos yacían por tierra en las calles; Mis vírgenes y mis jóvenes cayeron a espada; Mataste en el día de tu furor; degollaste, no perdonaste. 22 Has convocado de todas partes mis temores, como en un día de solemnidad; y en el día del furor de Jehová no hubo quien escapase ni quedase vivo; los que crié y mantuve, mi enemigo los acabó. (Lamentaciones 2).
1. ¡Cómo! Heb. 'ekah (ver com. cap. 1: 1). Este capítulo es un poema acróstico similar al del cap. 1 (ver com. cap. 1: 1). En la BJ y la VM, en los cap. 1 y 2, aparecen los nombres de las letras hebreas con las cuales comienzan los diferentes versículos. Su furor. Nuevamente en los vers. 3, 6, 21-22 se hace referencia al furor de Dios. El tema de este capítulo es la furia de la ira divina.
La Hermosura De Israel. "Gloria" o "esplendor" (BJ) de Israel. Posiblemente se refiera al templo (ver com. Isa. 60: 7; 63: 15).
Estrado De Sus Pies. Es decir, el santuario (Sal. 99:5; 132:7), y de un modo particular, el arca (1 Crón. 28:2; ver com. Eze. 43:7).
2. El Señor. Ampliando la idea del cap. 1: 12-15, el profeta atribuye a Jehová toda la aflicción de Judá, que describe detalladamente. Muchas veces se afirma que el Señor hace lo que no impide (ver com. 2 Sam. 24: 1). De este modo el profeta hace resaltar el aspecto ético de la angustia de Judá.
Tiendas. Heb. naweh, "morada" o "campo de pastoreo". Repetidas veces se emplea esta palabra para referirse a la morada de los pastores y a sus campos de pastoreo (Sal. 23: 2; 65: 13; Jer. 9: 19; 23: 10; 251: 37; Amós 1: 2). En este pasaje es evidente que la palabra se refiere a los lugares no fortificados de Judá, en contraste con las "fortalezas" que se mencionan a continuación.
Humilló Al Reino. 0 "profanó". Esta era la nación que Dios había destinado para que fuera "reino de sacerdotes, y gente santa" (Exo. 19: 6).
3. Poderío. En la RVA y la BJ se traduce como "cuerno". Es una traducción literal y correcta. Pero en la RVR se ha empleado una traducción equivalente, pues el "cuerno" era símbolo de fuerza, poder o gloria (Deut. 33:17; Job 16:15; Sal. 75:4; Jer. 48:25; Amós 6:13).
Retiró. En lo pasado, Dios había empleado su mano protectora para defender a su pueblo (Exo. 6: 6; Sal. 98:1-3). Ahora se había quitado de los enemigos todo freno (cf. Sal. 74: 11).
4. Como Enemigo. El profeta no podía llegar al punto de decir que el Señor era el enemigo de Judá, porque en verdad no lo era. Cuando empleó a los enemigos de los judíos para castigarlos, Dios parecía ser un enemigo, pero derramaba sus castigos a fin de que su pueblo pudiera volverse a él.
Su Mano Derecha. Ver com. vers. 3. La mano derecha de Dios no sólo había dejado de proteger al pueblo de Judá, sino que se la presenta como si se hubiera vuelto activamente contra él. Tienda De La Hija De Sión. La puntuación tradicional hebrea indica que esta frase pertenece al final del versículo.
5. Sus Palacios. En los vers. 5-8 se describen las etapas sucesivas de la destrucción de la ciudad: los palacios, las fortalezas, el templo, el altar, y los muros. Cuatro semanas después de haber tomado la ciudad de Jerusalén, Nabuzaradán, el comandante babilonio, había quemado el templo, el palacio real y las principales residencias y había derribado el muro (Jer. 52: 12-14).
Sus Fortalezas. En el hebreo, el dueño de los palacios es alguien del género femenino, mientras que quien posee las fortalezas es un ser masculino. Es posible que los palacios pertenecieran a Jerusalén, la "hija de Judá", mientras que las fortalezas, o ciudades fortificadas (entre ellas, Jerusalén) pertenecían al país, a Israel.
La Tristeza Y El Lamento. Heb. ta'aniyyah wa'aniyyah. Palabras sinónimos, ambas de la raíz 'anah, "lamentar", son muy efectivas en la poesía hebrea. "Lamentos y ayes" (VM); "gemidos y gemidos" (BJ). Las mismas palabras hebreas aparecen en Isa. 29: 2.
6. Tienda. Sin duda se refiere a la rapidez con la cual fue destruido el templo.
Ha Hecho Olvidar. Los castigos de Dios sobre Judá -la destrucción del templo y la deportación de la población- habían resultado en la interrupción de los servicios sabáticos y de días de fiesta en el templo (cap. 1: 4).
El profeta contempla la situación imperante desde el punto de vista de la ciudad arruinada y no insinúa que Dios había determinado que su pueblo dejara de observar el sábado (Jer. 17:27; Sof. 3:18).
7. Su Voz. "Gritos" (BJ). El tumulto de los soldados babilonios victoriosos que saquean el templo es comparado con el canto, el clamor y la danza de los israelitas en sus grandes fiestas anuales (Sal. 42: 4; 74: 3-8; Isa. 30: 29).
8. Extendió El Cordel. Debe entenderse que se habla de un cordel para medir. Esta expresión aparece en Zac. 1: 16 en relación con la reconstrucción del templo. En 2 Rey. 21: 13 e Isa. 34: 11, se la emplea como aquí, en relación con castigo y destrucción. Significa que, así como el arquitecto construye con precisión, así también obra Dios en la destrucción. Su Mano. Ver com. vers. 3-4.
9. No Hay Ley. Aunque el hebreo permite traducir esta frase, así como lo hace la RVR, también podría traducirse como lo hace la BJ: "Su rey y sus príncipes están entre las gentes; ¡ya no hay Ley!" El hebreo emplea la palabra torah, "ley", que es muy abarcante, pero cuyo sentido básico es "instrucción" (ver com. Deut. 31: 9; Prov. 3: 1). Dentro del contexto de este pasaje, no parecería irrazonable entender que torah se refiere a todo el sistema de consejo y dirección que ya no existía más en Judá por causa del exilio de su gobierno, de sus sacerdotes (a los cuales les había sido encomendada específicamente la instrucción de la torah), y de sus profetas.
Sus Profetas. Ver Sal. 74: 9; Eze. 7: 26. Se trata de una referencia a tan grupo de profesionales que constituían la clase o partido de los profetas en Judá, los cuales habían sido desleales a su vocación (Jer. 18: 18; 28: 1-17).
En esta clasificación no se incluye a los profetas fieles, tales como Jeremías, Ezequiel y Daniel, quienes recibieron revelaciones divinas después de la caída de Jerusalén (Jer. 42: 4, 7; Eze. 32 al 48; Dan. 5 al 12).
10. Polvo. . . Cilicio. Manifestaciones de luto (los. 7: 6; 2 Sam. 13:19; Neh. 9: 1; Job 2: 12).
11. Mis Entrañas. Ver com. cap. 1: 20. Hígado. El hebreo dice literalmente "mi pesado". Los antiguos creían que el hígado era el más pesado de los órganos abdominales. Por cuanto se pensaba que la sede de las emociones estaba en las vísceras, el derramamiento del hígado indica un gran trastorno emotivo.
12. A Sus Madres. Aquí se alude al aspecto más triste de toda esa guerra: el clamor de los niños hambrientos en brazos de sus padres desvalidos.
El Trigo Y El Vino. Estos dos alimentos representan todos los alimentos, sólidos y líquidos en general (Deut. 11:14). Derramando Sus Almas. Cuando morían de hambre junto al pecho de su madre (ver com. Sal. 16:10; 1 Rey. 17:21).
13. ¿A Quién Te Haré Semejante? La idea de este versículo es que nadie más ha sufrido tanto como Jerusalén, cuyo caso podría servirle de consuelo. Su castigo resulta tanto 583 más duro puesto que nunca antes ha sufrido alguien tanto como ella debe sufrir.
14. Vanidad. Los profetas infieles de Judá habían inventado visiones que agradaban al pueblo (Lam. 2: 9; Miq. 3: 5). Descubrieron. "Revelaron" (BJ); ver cap. 4:22.
Extravíos. Esta palabra aparece únicamente aquí en el AT y no se sabe a ciencia cierta cuál debe ser su traducción. Algunos han propuesto "seducciones", otros, "repudio". En todo caso, la vigorosa condenación lanzada contra los falsos profetas sirve de advertencia a todos los que hablan en nombre de Dios (Eze. 12: 24; 13: 6-9; 22: 28). Quienes hicieron descarriar a Judá empleando el nombre del Señor son responsables en buena medida por el sufrimiento de la nación.
15. Silbaron. Ver com. Jer. 18: 16. Movieron Despectivamente Sus Cabezas. Gesto de burla (Mat. 27: 39; Mar. 15: 29).
16. Todos. En el hebreo, al comienzo de los vers. 16 y 17 están invertidas las letras pe' y 'áyin. Debería aparecer primero áyin, y luego pe', en el orden establecido del alfabeto hebreo (ver com. cap. 1: 1). No hay ninguna explicación satisfactoria para este cambio, que también aparece en los cap. 3:46, 49; 4:16-17. Se entiende como una característica del autor de Lamentaciones.
Abrieron Contra Ti Su Boca. A fin de devorar (Sal. 22:13).
Crujieron Los Dientes. En actitud de odio y desprecio (Sal. 35: 16; 37: 12).
17. Tiempo Antiguo. Muchos siglos antes, Dios había advertido a Israel de las calamidades que le sobrevendrían si persistía en desobedecerle (Lev. 26: 14-39; Deut. 28: 15-68). Una larga sucesión de profetas había repetido estas advertencias. Ahora se habían cumplido.
18. El Corazón De Ellos. Aunque no se da el antecedente de este pronombre, resulta lógico entender que se refiere al pueblo de Judá.
Oh Hija De Sión. El hebreo dice "muros de la hija de Sión". Aquí, al igual que en el vers. 8, los muros representan la ciudad de Jerusalén. Las Niñas De Tus Ojos. Es decir, las pupilas.
19. Levántate. Heb. qum (ver com. Mar. 5: 41). Puesto que el pasaje se refiere a la noche, se habla de hacer levantar a alguien de la cama.
Al Comenzar Las Vigilias. En tiempos del AT, los judíos solían dividir la noche en tres partes, o "vigilias": desde la puesta del sol hasta aproximadamente las 22 horas, la primera; la "guardia de la medianoche" (Juec. 7: 19), desde las 22 horas hasta las 2 de la madrugada; y la "vigilia de la mañana" (Exo. 14: 24; 1 Sam. 11: 11), desde las 2 hasta la salida del sol. Aquí parece decirse que a todas las horas de la noche -al oscurecer, a medianoche, en las primeras horas de la madrugada, cuando todos duermen- se debía instar al pueblo de Jerusalén a levantarse de la cama a fin de buscar al Señor en su situación de extrema necesidad.
Derrama. Ver com. vers. 11. Alza Tus Manos. En la antigüedad, era común orar con las manos alzadas (Sal. 28: 2; 63: 4; 119: 48; 134: 2; 1 Tim. 2: 8).
Las Entradas De Todas Las Calles. Ver Lam. 4: 1; Isa. 51: 20; Nah. 3: 10. Las ciudades antiguas por lo general no tenían calles trazadas a la usanza actual. Sus callejuelas eran algunas veces meros callejones tortuosos que llevaban a las plazas o a algún otro centro público. Las "entradas" de las calles serían estas plazuelas o intersecciones de los callejones.
20. Mira. Los vers. 20-22 constituyen una oración con la cual Judá implora al Señor en respuesta al clamor del vers. 19.
Considera. Jerusalén no procura instruir a Dios en cuanto a lo que él debería hacer sino que, con espíritu de verdadera oración y genuino arrepentimiento, sólo ruega que él le conceda su atención, reconociendo que el Padre sabe mejor que ella lo que más le conviene.
A Quien. Las espantosas escenas que se han pintado no habían transcurrido en una nación pagana, sino en medio del pueblo escogido de Dios, a quien habían sido prometidas una vez las más ricas bendiciones divinas con la condición de que Israel le obedeciera (Gén. 12: 2-3; 15: 5; 18: 18; 26: 3- 4; 28: 14; Deut. 28: 1-13; 30: 1-10; 33). De modo que los que pretenden recibir las riquísimas promesas de Dios se hacen responsables de permitir que la justicia de Cristo cubra sus vidas, a fin de que no sean hallados indignos de las bendiciones que desean recibir.
La enormidad del sufrimiento de Israel indica la inconmensurable riqueza de las bendiciones que esa nación habría recibido si hubiera permanecido fiel al Señor.
El Fruto. Es decir, sus hijos (cap. 4: 10). En Deut. 28: 53; Jer. 19: 9 se profetizó que en tiempos de gran angustia las madres comerían a sus hijos. El relato de 2 Rey. 6: 28-29 confirma que esto ocurrió.
22. Día De Solemnidad. Ver com. cap. 1: 15. (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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