Zacarías 9. Primera profecía: Destrucción de las naciones paganas vecinas.
Dios defiende a su iglesia. (1-8). El Rey justo sobre un Israel unido: Sion es exhortada a regocijarse por la venida de Cristo y su reino apacible. (9-11). Promesas divinas de victoria y defensa. (12-17).
1 LA PROFECÍA de la palabra de Jehová está contra la tierra de Hadrac y sobre Damasco; porque a Jehová deben mirar los ojos de los hombres, y de todas las tribus de Israel. 2 También Hamat será comprendida en el territorio de éste; Tiro y Sidón, aunque sean muy sabias. 3 Bien que Tiro se edificó fortaleza, y amontonó plata como polvo, y oro como lodo de las calles, 4 he aquí, el Señor la empobrecerá, y herirá en el mar su poderío, y ella será consumida de fuego. 5 Verá Ascalón, y temerá; Gaza también, y se dolerá en gran manera; asimismo Ecrón, porque su esperanza será confundida; y perecerá el rey de Gaza, y Ascalón no será habitada. 6 Habitará en Asdod un extranjero, y pondré fin a la soberbia de los filisteos. 7 Quitaré la sangre de su boca, y sus abominaciones de entre sus dientes, y quedará también un remanente para nuestro Dios, y serán como capitanes en Judá, y Ecrón será como el Jebuseo. 8 Entonces acamparé alrededor de mi casa como un guarda, para que ninguno vaya ni venga, y no pasará más sobre ellos el opresor; porque ahora miraré con mis ojos.
9 Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén; he aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna. 10 Y de Efraín destruiré los carros, y los caballos de Jerusalén, y los arcos de guerra serán quebrados; y hablará paz a las naciones, y su señorío será de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra. 11 Y tú también por la sangre de tu pacto serás salva; yo he sacado tus presos de la cisterna en que no hay agua.
12 Volveos a la fortaleza, oh prisioneros de esperanza; hoy también os anuncio que os restauraré el doble. 13 Porque he entesado para mí a Judá como arco, e hice a Efraín su flecha, y despertaré a tus hijos, oh Sión, contra tus hijos, oh Grecia, y te pondré como espada de valiente. 14 Y Jehová será visto sobre ellos, y su dardo saldrá como relámpago; y Jehová el Señor tocará trompeta, e irá entre torbellinos del austro. 15 Jehová de los ejércitos los amparará, y ellos devorarán, y hollarán las piedras de la honda, y beberán, y harán estrépito como tomados de vino; y se llenarán como tazón, o como cuernos del altar.
16 Y los salvará en aquel día Jehová su Dios como rebaño de su pueblo; porque como piedras de diadema serán enaltecidos en su tierra. 17 Porque ¡cuánta es su bondad, y cuánta su hermosura! El trigo alegrará a los Jóvenes, y el vino a las doncellas. (Zacarías 9).
1. Profecía. Heb. massa', "una declaración profética", "un oráculo" (ver com. Isa. 13:1).
Hadrac. Probablemente Jattarikka de las inscripciones asirias, territorio de Siria limítrofe de Hamat. Sobre Damasco. Sobre Damasco recaería la profecía. Sería un mensaje condenatorio para esa ciudad.
Deben mirar los ojos. No es claro el significado de esta expresión. La LXX traduce: "Pues el Señor contempla a todos los hombres, y a todas las tribus de Israel". La variante: "Porque de Yahveh la fuente de Aram" (BJ) requiere el cambio de dos letras que en hebreo son muy parecidas.
2. Hamat. Ciudad a unos 190 km al noreste de Damasco.
Tiro y Sidón. En cuanto a una descripción de Tiro y de los castigos que caerían sobre Tiro y Sidón como se presentan en los vers. 3 y 4, ver com. Eze. 26 a 28. La descripción de Zacarías es muy parecida al cuadro de Ezequiel, que es más detallado.
5. Ascalón. La caída de la gran ciudad de Tiro provocaría desaliento y temor en los vecinos de Tiro, las principales ciudades de Filistea que aquí se nombran. Compárese con la profecía de Ezequiel contra los filisteos (Eze. 25: 15-17).
6. Extranjero. "Bastardo" (BJ). Hijo ilegítimo extranjero de nacimiento (ver com. Dt. 23: 2).
7. La sangre. Sin duda se refiere a la práctica pagana de beber la sangre de los sacrificios o de comer los sacrificios con su sangre. Se prohibía estrictamente que los israelitas ingirieran sangre (Lev. 17: 10, 12). Abominaciones. Cf. Isa. 66: 3, 17.
Para nuestro Dios. El remanente abandonaría sus prácticas idólatras y se uniría con Israel.
Capitanes. Heb. 'alluf. El cambio de un punto vocálico permite la traducción "mil", "familia" (BJ), o "clan" (cf. Núm. 1: 16; 10: 4; 1 Sam. 10: 19). Los que se unieran con el Señor llegarían a ser como una de las familias o de los clanes de Judá.
Jebuseo. Los jebuseos fueron los antiguos habitantes de la fortaleza de Sión. Este pueblo no fue enteramente destruido, sino reducido a la servidumbre (1 Rey. 9:20-21). No es del todo claro lo que quiere decir el profeta con esta comparación. Quizá predecía la absorción de los filisteos en el Estado de Israel.
8. Acamparé. Dios defendería a Israel de sus enemigos.
Ninguno vaya ni venga. Referencia a las incursiones de un enemigo o a ataques en diversos lugares. Ahora miraré. Dios ahora tiene en cuenta la condición de Israel y se propone darle ayuda (ver Exo. 3: 7, 9).
9. Alégrate mucho. Se exhorta a Sión para que se regocije, porque la salvación que se le promete se cumplirá mediante la venida de su Rey, el Mesías.
Justo. Heb. tsaddiq, palabra que aparece más de 200 veces en el AT. Puede traducirse "justo" y "recto". En otros lugares el término se usa para el Mesías. Jeremías declaró: "Levantaré a David renuevo justo" que será llamado "Jehová, Justicia nuestra [Heb. tsédeq, de la misma raíz de tsaddiq]" (Jer. 23: 5-6). Algunos ven en tsaddiq también el significado de "triunfante" o "vindicado" (RSV, NASB).
Esta idea deriva de observar que el que recibe lo que le corresponde en justicia, triunfa de esa manera. Aunque una definición tal está en armonía con el contexto, es dudoso que deba aplicársela ese significado. La rectitud moral es uno de los atributos intrínsecos del Mesías. Cristo desarrolló un carácter perfecto en su humanidad, y ofrece impartirlo a todos los que lo aceptan por la fe. "Todas nuestras justicias" son "como trapo de inmundicia" (Isa. 64: 6); pero Jesús fue hecho para nosotros "sabiduría, justificación, santificación y redención" (1 Cor. 1: 30).
Salvador. Del Heb. yasha', "salvar". Yasha' es la raíz verbal del nombre "Jesús" (ver com. Mat. 1: 1, 21). En la forma nifal, en la cual aparece aquí, significa "ser victorioso". De ahí que sea correcto traducir también "victorioso" (BJ, DHH, VM).
Humilde. En cuanto a este atributo del Mesías, ver Mat. 11: 29; Fil. 2: 5-8.
Sobre un asno. Acerca del cumplimiento de esta profecía, ver com. Mat. 21: 1-11.
10. Destruiré. Una predicción de la abolición final de la guerra. Efraín y Jerusalén representan, respectivamente, a las diez tribus del reino del norte, de Israel, y a las dos tribus que constituían el reino del sur, de Judá. Los dos formaban, en conjunto, toda la nación Judía.
A las naciones. Finalmente sería vencida toda oposición enemiga contra el pueblo de Israel (Joel 3: 1-17; Zac. 14: 1-9; ver la p. 32). Fines de la tierra. Una indicación del dominio universal del reino del Mesías (ver la p. 32).
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2020/09/el-papel-de-israel-en-la-profecia-del.html
11. Tú también. Dios se dirige al pueblo de su pacto.
Pacto. Quizá sea, en términos generales, una referencia al pacto hecho con el hombre en el Edén (Gén. 3: 15), y renovado con Abrahán (Gén. 22: 18). Este pacto llegó a conocerse como el nuevo pacto (Heb. 8: 8-12; PR 387-388).
He sacado. O "sacaré". "Soltaré' (BJ). Referencia a los israelitas que todavía estaban cautivos en tierras extranjeras.
12. Volveos. La exhortación divina para que los prisioneros esparcidos fuera del país aceptaran la liberación. La fortaleza es Sión, defendida por Dios y símbolo de la salvación divina (cf. Miq. 4: 8).
Prisioneros de esperanza. Los repatriados pensaban que eran prisioneros de las circunstancias; pero Dios les asegura que hay esperanza de liberación si escuchan su voz (cap. 6: 15; ver com. Mat. 7: 24-27). Hoy también. A pesar de las condiciones desfavorables. Doble. Cf. Isa. 61: 7.
13. He entesado . . . a Judá. Dios, como un guerrero listo para la batalla, emplea a Judá como su arco; y a Efraín (Israel), como su flecha.
Grecia. Aquí tal vez sea un símbolo de los países donde habían sido expulsados los Judíos (ver Joel 3: 6).
14. Será visto. Así se describe poéticamente la intervención de Jehová. Cf. Sal. 18:14. Torbellinos. Cf. Job 37: 9.
15. Los amparará. Continúa la descripción poética del vers. 14. El símbolo es sumamente dramático. La matanza de los enemigos es comparada con un sacrificio, y se describe a los atacantes como ebrios con la sangre de sus víctimas.
16. Los salvará. Se invertirían las cosas: los que habían sido hollados y oprimidos brillarían como las piedras preciosas de una corona.
Serán enaltecidos. Si se supone un cambio de letras en el hebreo, se puede leer "centelleante", "reluciente". "Serán piedras de diadema refulgentes" (BJ).
17. Su bondad. Se ensalza al Señor, al poderoso Libertador (ver DTG 17).
Trigo. El trigo y el vino nuevo ("mosto", BJ) representan abundancia y productividad. Habría provisión abundante para las necesidades de la vida cuando Dios restaurara a su pueblo en su heredad. (4CBA).
COMENTARIOS DE (EGW).
9. Cuando Jesús entró triunfalmente en Jerusalén, sus discípulos creían que estaba a punto de subir al trono de David y de libertar a Israel de sus opresores. Llenos de esperanza y de gozo anticipado rivalizaban unos con otros en tributar honor a su Rey. Muchos tendían sus ropas como alfombra en su camino, y esparcían ante él palmas frondosas. En su gozo y entusiasmo unían sus voces a la alegre aclamación: "¡Hosanna al Hijo de David !" Cuando los fariseos, incomodados y airados por esta explosión de regocijo, expresaron el deseo de que Jesús censurara a sus discípulos, él contestó: "Si éstos callaren, las piedras clamarán." (S. Lucas 19: 40.) Las profecías deben cumplirse. Los discípulos estaban cumpliendo el propósito de Dios; sin embargo un duro contratiempo les estaba reservado. Pocos días pasaron antes que fueran testigos de la muerte atroz del Salvador y de su sepultura. Su expectación no se había realizado, y sus esperanzas murieron con Jesús. Fue tan sólo cuando su Salvador hubo salido triunfante del sepulcro cuando pudieron darse cuenta de que todo había sido predicho por la profecía, y de "que era necesario que el Mesías padeciese, y resucitase de entre los muertos." (Hechos 17: 3, V.M.)
Quinientos años antes, el Señor había declarado por boca del profeta Zacarías: "¡Regocíjate en gran manera, oh hija de Sión! ¡rompe en aclamaciones, oh hija de Jerusalem! he aquí que viene a ti tu rey, justo y victorioso, humilde, y cabalgando sobre un asno, es decir, sobre un pollino, hijo de asna." (Zacarías 9: 9, V.M.) Si los discípulos se hubiesen dado cuenta de que Cristo iba al encuentro del juicio y de la muerte, no habrían podido cumplir esta profecía. CS 456
"ALÉGRATE mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalem: he aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna." *(Zacarías 9:9). Quinientos años antes del nacimiento de Cristo, el profeta Zacarías predijo así la venida del Rey de Israel. Esta profecía se iba a cumplir ahora. El que siempre había rechazado los honores reales iba a entrar en Jerusalén como el prometido heredero del trono de David. Fue en el primer día de la semana cuando Cristo hizo su entrada triunfal en Jerusalén. Las multitudes que se habían congregado para verle en Betania le acompañaban ansiosas de presenciar su recepción. Mucha gente que iba en camino a la ciudad para observar la Pascua se unió a la multitud que acompañaba a Jesús. Toda la naturaleza parecía regocijarse. Los árboles estaban vestidos de verdor y sus flores comunicaban delicada fragancia al aire.
Nueva vida y gozo animaban al pueblo. La esperanza del nuevo reino estaba resurgiendo. Como quería entrar cabalgando en Jerusalén, Jesús había enviado a dos de sus discípulos para que le trajesen una asna y su pollino. Al tiempo de su nacimiento, el Salvador dependió de la hospitalidad de los extraños. El pesebre en el cual yaciera era un lugar de descanso prestado. Y ahora, aunque le pertenecían los millares de animales en los collados, dependía de la bondad de un extraño para conseguir un animal en el cual entrar en Jerusalén como su Rey. Pero de nuevo su divinidad se reveló, aun en las detalladas indicaciones dadas a sus discípulos respecto a su diligencia. Según lo predijo, la súplica: "El Señor los ha menester" fue atendida de buena gana. Jesús escogió para su uso un pollino sobre el cual nunca se había sentado nadie. Con alegre entusiasmo, los discípulos extendieron sus vestidos sobre la bestia y sentaron encima a su Maestro.
En 524 ocasiones anteriores, Jesús había viajado siempre a pie, y los discípulos se extrañaban al principio de que decidiese ahora ir cabalgando. Pero la esperanza nació en sus corazones al pensar gozosos que estaba por entrar en la capital para proclamarse rey y hacer valer su autoridad real. Mientras cumplían su diligencia, comunicaron sus brillantes esperanzas a los amigos de Jesús y, despertando hasta lo sumo la expectativa del pueblo, la excitación se extendió lejos y cerca. Cristo seguía la costumbre de los judíos en cuanto a una entrada real. El animal en el cual cabalgaba era el que montaban los reyes de Israel, y la profecía había predicho que así vendría el Mesías a su reino. No bien se hubo sentado sobre el pollino cuando una algazara de triunfo hendió el aire. La multitud le aclamó como Mesías, como su Rey. Jesús aceptaba ahora el homenaje que nunca antes había permitido que se le rindiera, y los discípulos recibieron esto como una prueba de que se realizarían sus gozosas esperanzas y le verían establecerse en el trono. La multitud estaba convencida de que la hora de su emancipación estaba cerca. En su imaginación, veía a los ejércitos romanos expulsados de Jerusalén, y a Israel convertido una vez más en nación independiente. Todos estaban felices y alborozados; competían unos con otros por rendirle homenaje…DTG 523.524.
* Muchos fariseos eran testigos de la escena y, ardiendo de envidia y malicia, procuraron cambiar la corriente del sentimiento popular. Con toda su autoridad trataron de imponer silencio al pueblo; pero sus exhortaciones y amenazas no hacían sino acrecentar el entusiasmo. Temían que esa multitud, por la fuerza del número, hiciera rey a Jesús. Como último recurso, se abrieron paso a través del gentío hasta donde estaba el Salvador, y se dirigieron a él con palabras de reprobación y amenazas: "Maestro, reprende a tus discípulos." Declararon que tan ruidosa demostración era contraria a la ley, y que no sería permitida por las autoridades. Pero fueron reducidos al silencio por la respuesta de Jesús: "Os digo que si éstos callaren, las piedras clamarán." Tal escena de triunfo estaba determinada por Dios mismo. Había sido predicha por el profeta, y el hombre era incapaz de desviar el propósito de Dios. Si los hombres no hubiesen cumplido el plan de Dios, él habría dado voz a las piedras inanimadas y ellas habrían saludado a su Hijo con aclamaciones de alabanza. Cuando los fariseos, reducidos al silencio, se apartaron, miles de voces repitieron las palabras de Zacarías: "Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalem: he aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, así sobre un pollino hijo de asna." *(Zacarías 9:9). DTG 527
* Después de un rato, los sacerdotes y gobernantes se atrevieron a volver al templo. Cuando el pánico hubo pasado, los sobrecogió la ansiedad de saber cuál sería el siguiente paso de Jesús. Esperaban que tomara el trono de David. Volviendo quedamente al templo, oyeron las voces de hombres, mujeres y niños que alababan a Dios. Al entrar, quedaron estupefactos ante la maravillosa escena. Vieron sanos a los enfermos, con vista a los ciegos, con oído a los sordos, y a los tullidos saltando 543 de gozo. Los niños eran los primeros en regocijarse. Jesús había sanado sus enfermedades; los había estrechado en sus brazos, había recibido sus besos de agradecido afecto, y algunos de ellos se habían dormido sobre su pecho mientras él enseñaba a la gente. Ahora con alegres voces los niños pregonaban sus alabanzas. Repetían los hosannas del día anterior y agitaban triunfalmente palmas ante el Salvador. En el templo, repercutían repetidas veces sus aclamaciones: "Bendito el que viene en nombre de Jehová." "He aquí, tu rey vendrá a ti, justo y salvador." *(Salmos 118:26; Zacarías 9:9).
"¡Hosanna al Hijo de David!" Oír estas voces libres y felices ofendía a los gobernantes del templo, quienes decidieron poner coto a esas demostraciones. Dijeron al pueblo que la casa de Dios era profanada por los pies de los niños y los gritos de regocijo. Al notar que sus palabras no impresionaban al pueblo, los gobernantes recurrieron a Cristo: "¿Oyes lo que éstos dicen? Y Jesús les dice: Sí: ¿nunca leísteis: De la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste la alabanza?"
La profecía había predicho que Cristo seria proclamado rey, y esa predicción debía cumplirse. Los sacerdotes y gobernantes de Israel rehusaron proclamar su gloria, y Dios indujo a los niños a ser sus testigos. Si las voces de los niños hubiesen sido acalladas, las mismas columnas del templo habrían pregonado las alabanzas del Salvador. Los fariseos estaban enteramente perplejos y desconcertados. Uno a quien no podían intimidar ejercía el mando. Jesús había señalado su posición como guardián del templo. Nunca antes había asumido esa clase de autoridad. Nunca antes habían tenido sus palabras y obras tan gran poder. Había efectuado obras maravillosas en toda Jerusalén, pero nunca antes de una manera tan solemne e impresionante. En presencia del pueblo que había sido testigo de sus obras maravillosas, los sacerdotes y gobernantes no se atrevieron a manifestarle abierta hostilidad. Aunque airados y confundidos por su respuesta, fueron incapaces de realizar cualquier cosa adicional ese día. A la mañana siguiente, el Sanedrín consideró de nuevo qué conducta debía adoptar para con Jesús. Tres años antes, habían exigido una señal de su carácter mesiánico. Desde aquella ocasión, él había realizado obras poderosas por todo el país… DTG 543
* Fui transportada al tiempo cuando Cristo entró triunfalmente en Jerusalén. Los gozosos discípulos creían que él iba a tomar entonces el reino y reinar como príncipe temporal. Siguieron a su Rey con grandes esperanzas, cortando hermosas palmas, sacando sus ropas exteriores y extendiéndolas con celo entusiasta por el camino. Algunos le precedían y otros le seguían, clamando: "¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!" La excitación perturbó a los fariseos, y desearon que Jesús reprendiese a sus discípulos. Pero él les dijo: "Si, éstos callaran, las piedras clamarían." La profecía de Zacarías 9:9, debía cumplirse; sin embargo los discípulos estaban condenados a sufrir un amargo chasco. A los pocos días siguieron a Jesús al Calvario, y le vieron sangrante y lacerado en la cruz cruel. Presenciaron su agonía y su muerte y lo depositaron en la tumba. El pesar ahogaba sus corazones; ni un solo detalle de lo que esperaban se había cumplido, y sus esperanzas murieron con Jesús. Pero cuando resucitó de los muertos y apareció a sus discípulos entristecidos, las esperanzas de ellos revivieron. Le habían encontrado de nuevo. PE 244
12 EC 106; FE 290, 370; 2JT 517; 3JT 211;
MM 335; PR 194, 280; SC 290; IT 268;
2T 510; 4T 633; 8T 124
15-16 HAp 71
16 DMJ 75; OE 534; PVGM 104
16-17 DTG 17
Ministerio Hno. Pio
No hay comentarios:
Publicar un comentario