Zacarías 4. Quinta Visión: El Candelabro De Oro Y Los Dos Olivos (1-14).
La Quinta visión. muestra el medio por el cual se cumpliría la restauración de Jerusalén y la transformación del carácter: "Con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos" (vers. 6).
Vers. (1-10) El candelero de oro presagia el buen éxito de los cimientos puestos por Zorobabel. (11-14) Los dos olivos representan a los dos ungidos.
1 VOLVIÓ el ángel que hablaba conmigo, y me despertó, como un hombre que es despertado de su sueño. 2 Y me dijo: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelabro todo de oro, con un depósito encima, y sus siete lámparas encima del candelabro, y siete tubos para las lámparas que están encima de él; 3 Y junto a él dos olivos, el uno a la derecha del depósito, y el otro a su izquierda. 4 Proseguí y hablé, diciendo a aquel ángel que hablaba conmigo: ¿Qué es esto, Señor mío?
5 Y el ángel que hablaba conmigo respondió y me dijo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: No, Señor mío. 6 Entonces respondió y me habló diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: no con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos. 7 ¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás reducido a llanura; él sacará la primera piedra con aclamaciones de: Gracia, gracia a ella.
8 Vino palabra de Jehová a mí, diciendo: 9 Las manos de Zorobabel echarán el cimiento de esta casa, y sus manos la acabarán; y conocerás que Jehová de los ejércitos me envió a vosotros.
10 Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Estos siete son los ojos de Jehová, que recorren toda la tierra.
11 Hablé más, y le dije: ¿Qué significan estos dos olivos a la derecha del candelabro y a su izquierda? 12 Hablé aún de nuevo, y le dije: ¿Qué significan las dos ramas de olivo que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro? 13 Y me respondió diciendo: ¿No sabes qué es esto? Y dije: Señor mío, no. 14 Y él dijo: Estos son los dos ungidos que están delante del Señor de toda la tierra. (Zacarías 4).
1. Me despertó. Este incidente sirve de transición entre una visión y otra. El profeta posiblemente estaba sumido en una profunda meditación, y entonces su atención fue dirigida a una nueva presentación simbólica (cf. Dan. 8:18; 10:8-9; ver com. cap. 1:8).
2. Candelabro. Este simbolismo evidentemente es tomado del candelabro del santuario. El candelabro del antiguo tabernáculo tenía siete "lamparillas" (Exo. 25: 31-40). En el templo de Salomón había diez candeleros: cinco a la derecha y cinco a la izquierda (1 Rey. 7: 49).
Pero el candelabro de esta visión no es como los anteriores, y tiene, además, sus lecciones peculiares que enseñar. Depósito. Contenía el aceite que alimentaba las siete lámparas por medio de siete tubos.
3. Olivos. Según el vers. 12, esos árboles suministraban aceite para el depósito central que, a su vez, alimentaba las lámparas.
6. Zorobabel. En cuanto a la identidad y obra de Zorobabel, ver Esd. 2: 1 a 4: 5; también la p. 1095. Zorobabel aquí representa el liderazgo y administración civil, así como Josué (Zac. 3: 1) representa el liderazgo religioso de la nación.
Con mi Espíritu. El aceite suministrado por los olivos (vers. 3) simbolizaba al Espíritu Santo (PVGM 389). Sólo la gracia divina podía vencer todos los obstáculos que afrontaban los reedificadores (ver p. 1095) de Jerusalén. Zorobabel y sus compañeros estaban deprimidos por su reducida capacidad y escasos recursos para continuar con la obra de restauración frente a la oposición de sus enemigos. La visión mostró que los propósitos de Dios para Israel se lograrían no con "ejército" ni con "fuerza" humana, sino mediante el Espíritu de Dios y el poder divino.
7. Gran monte. Símbolo de las dificultades aparentemente insuperables que Zorobabel tenía que enfrentar para lograr su propósito (ver com. Isa. 2: 2).
Primera piedra. "Piedra de remate" (BJ). A Zorobabel se da la seguridad de que él terminará la obra de restauración al poner la "piedra de remate" con que culminaría todo (cf. 3JT 170). Aclamaciones. Sin duda los gritos de gozo de los que contemplaran la colocación de la "piedra de remate".
9. Echarán el cimiento. Ver com. Esd. 3: 8. La acabarán. Ver com. Esd. 6: 15.
10. Día de las pequeñeces. Es decir, el tímido progreso que, hasta entonces se había logrado. Se alegrarán. Es decir, al alcanzar lo que parecía imposible.
Estos siete. Sin duda se hace referencia a las siete lámparas (vers. 2). Aquí se las convierte en un símbolo de la omnisciencia y omnipresencia de Dios. "No se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel" (Sal. 121: 4). Dios supervisa los asuntos de esta tierra desde su grande y elevado trono y cumple los propósitos de su voluntad. Nada pasa inadvertido para él (ver Sal. 139: 1-12; com. Dan. 4: 17).
11. ¿Qué significan estos . . .? El significado de los dos olivos (vers. 3) aún no había sido explicado.
14. Los dos ungidos. Se los describe como que están "delante del Señor". "Junto al Señor" (BJ). En el símbolo, los olivos proporcionaban aceite para las lámparas (vers. 12). El aceite simboliza al Espíritu Santo (ver com. vers. 6); por lo tanto, los ungidos representan los instrumentos celestiales por medio de los cuales el Espíritu Santo es impartido a los seres humanos que están plenamente consagrados a su servicio. "La misión de los dos ungidos es comunicar luz y poder al pueblo de Dios" (TM 510). Se espera que los que reciben este don celestial comuniquen a otros estas bendiciones.
Juan el revelador también menciona dos olivos y establece un paralelo entre éstos y "los dos candeleros que están en pie delante del Dios de la tierra" (Apoc. 11: 4); y por medio de estos símbolos identifica a los dos testigos, que "representan las Escrituras del Antiguo Testamento y del Nuevo" (CS 310). Por lo tanto, aunque los dos profetas vieron símbolos similares, no era idéntico el significado de los símbolos. (4CBA)
COMENTARIOS DE (EGW).
1-14. Mientras Cristo estaba sentado mirando el grupo que esperaba al esposo, contó a sus discípulos la historia de las diez vírgenes, para ilustrar con ese suceso la experiencia de la iglesia que viviría precisamente antes de su segunda venida.
Las dos clases de personas que esperaban representan dos clases que profesan estar esperando a su Señor. Se las llama vírgenes porque profesan una fe pura. Las lámparas representan la Palabra de Dios. El salmista dice: "Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino".*Salmos 119:105. El aceite es un símbolo del Espíritu Santo.
Así se representa el Espíritu en la profecía de Zacarías. "Volvió el ángel que hablaba conmigo -dijo-, y despertóme como un hombre que es despertado de su sueño. Y díjome: ¿Qué ves? Y respondí: He mirado, y he aquí un candelero todo de oro, con su vaso sobre su cabeza, y sus siete lámparas encima del candelero; y siete canales para las lámparas que 337 están encima de él; y sobre él dos olivas, la una a la derecha del vaso, y la otra a su izquierda. Proseguí, y hablé a aquel ángel que hablaba conmigo, diciendo: ¿Qué es esto, Señor mío?... Entonces respondió y hablóme, diciendo: Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, en que se dice: No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos... Hablé de nuevo, y díjele: ¿Qué significan las dos ramas de olivas, que por medio de dos tubos de oro vierten de sí aceite como oro?... Y él dijo: Estos dos hijos de aceite son los que están delante del Señor de toda la tierra". Zac. 4:1-14.
Procedente de las dos olivas, corría el áureo aceite por los tubos hacia el recipiente del candelero, y luego hacia las lámparas de oro que iluminaban el santuario. Así también de los seres santos que están en la presencia de Dios, su Espíritu es impartido a los instrumentos humanos que están consagrados a su servicio.
La misión de los dos ungidos es comunicar al pueblo de Dios que sólo la gracia celestial puede hacer de su Palabra una lámpara para los pies y una luz para el sendero. "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos".*Zac. 4:6.
En la parábola todas las vírgenes salieron a recibir al esposo. Todas tenían lámparas y vasijas para aceite. Por un tiempo parecía no haber diferencia entre ellas. Tal ocurre con la iglesia que vive precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Todos tienen el conocimiento de las Escrituras. Todos han oído el mensaje de la pronta venida de Cristo, y esperan confiadamente su aparición. Pero así como ocurrió en la parábola, ocurre hoy en día. Interviene un tiempo de espera, la fe es probada; y cuando se oye el clamor: "He aquí, el esposo viene; salid a recibirle", muchos no están listos. No tienen aceite en sus vasijas para las lámparas. Están destituidos del Espíritu Santo.
Sin el Espíritu de Dios, un conocimiento de su Palabra 338 no tiene valor. La teoría de la verdad, cuando no va acompañada del Espíritu Santo, no puede avivar el alma o santificar el corazón.
Uno puede estar familiarizado con los mandamientos y las promesas de la Biblia, pero a menos que el Espíritu de Dios grabe la verdad, el carácter no será transformado. Sin la iluminación del Espíritu, los hombres no podrán distinguir la verdad del error, y caerán bajo las tentaciones maestras de Satanás.
LA CLASE representada por las vírgenes fatuas no está formada de hipócritas. Sus componentes manifiestan respeto por la verdad, la han defendido, y son atraídos hacia aquellos que la creen; pero no se han rendido a si mismos a la obra del Espíritu Santo. No han caído sobre la Roca, Cristo Jesús, y permitido que su vieja naturaleza fuera quebrantada. Esta clase se halla simbolizada también por los oyentes representados por el terreno rocoso. Reciben la palabra con prontitud, pero no asimilan sus principios. La influencia de la palabra no es permanente. El Espíritu obra en el corazón del hombre de acuerdo con su deseo y consentimiento, implantando en él una nueva naturaleza. Pero las personas representadas por las vírgenes fatuas se han contentado con una obra superficial. No conocen a Dios. No han estudiado su carácter; no han mantenido comunión con él; por lo tanto no saben cómo confiar en él, cómo mirarlo y cómo vivir. Su servicio a Dios degenera en formulismo.
"Vendrán a ti como viene el pueblo, y se estarán delante de ti como mi pueblo, y oirán tus palabras, y no las pondrán por obra; antes hacen halagos con sus bocas, y el corazón de ellos anda en pos de su avaricia". Ezeq. 33:31. El apóstol Pablo señala que ésta será la característica especial de aquellos que vivan precisamente antes de la segunda venida de Cristo. Dice: "En los postreros días vendrán tiempos peligrosos: que habrá hombres amadores de si mismos... amadores de los deleites más que de Dios; teniendo apariencia de piedad, mas habiendo negado la eficacia de ella".*2Tim. 3:1-5. 339
Esta es la clase de personas que en tiempo de peligro clama: Paz y seguridad. Arrullan sus corazones en la seguridad, y no sueñan con peligros. Cuando se despiertan alarmados de su letargo, disciernen su destitución, y tratan de que otros suplan su necesidad; pero en las cosas espirituales ningún hombre puede suplir la deficiencia del otro. La gracia de Dios ha sido libremente ofrecida a toda alma. Se ha proclamado el mensaje evangélico: "El que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del agua de la vida de balde".*Apoc. 22:17.
Pero el carácter es intransferible. Ningún hombre puede creer por otro. Ningún hombre puede recibir el Espíritu por otro. Nadie puede impartir a otro el carácter que es el fruto de la obra del Espíritu. Si "estuvieren en medio de ella [la tierra] Noé, Daniel, y Job, vivo yo, dice el Señor Jehová, no librarán hijo ni hija; ellos por su justicia librarán su vida".*Ezeq. 14:20.
Es en la crisis cuando se revela el carácter. Cuando la voz fervorosa proclamó a media noche: "He aquí, el esposo viene; salid a recibirle", y las vírgenes que dormían fueron despertadas de su sueño, se vio quién había hecho la preparación para el acontecimiento. Ambas clases fueron tomadas desprevenidas; pero una estaba preparada para la emergencia, y la otra fue hallada sin preparación. Así también hoy en día, una calamidad repentina e inesperada, algo que pone al alma cara a cara con la muerte, demostrará si uno tiene verdadera fe en las promesas de Dios. Mostrará si el alma es sostenida por la gracia. La gran prueba final viene a la terminación del tiempo de gracia, cuando será demasiado tarde para que la necesidad del alma sea suplida.
Las diez vírgenes están esperando en el atardecer de la historia de esta tierra. Todas aseveran ser cristianas. Todas han recibido un llamamiento, tienen un nombre y una lámpara: todas profesan estar realizando el servicio de Dios. Aparentemente todas esperan la aparición de Cristo. 340 Pero cinco no están listas. Cinco quedarán sorprendidas y espantadas fuera de la sala del banquete.
En el día final, muchos pretenderán ser admitidos en el reino de Cristo, diciendo: "Delante de ti hemos comido y bebido, y en nuestras plazas enseñaste". Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre lanzamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?" Pero la respuesta es: "Dígoos que no os conozco; apartaos de mí".*Lucas 13:26,27; Mateo 7:22. En esta vida no han practicado el compañerismo con Cristo; por lo tanto no conocen el lenguaje del cielo, son extraños a sus gozos. "¿Quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios, sino el Espíritu de Dios".*1Cor. 2:11.
Las más tristes de todas las palabras jamás escuchadas por oídos mortales son las que constituyen la sentencia: "No os conozco".
El compañerismo del Espíritu, que vosotros habéis despreciado, es lo único que podría identificaros con la gozosa multitud en la fiesta nupcial. No podéis participar en esa escena. Su luz caería sobre ojos cegados, su melodía en oídos sordos. Su amor y su gozo no haría vibrar ninguna cuerda de alegría en el corazón entumecido por el mundo. Sois excluidos del cielo por vuestra propia falta de idoneidad para habitar en él. PVGM 336-340
*¿Por qué no nos entusiasmamos con el Espíritu de Cristo? ¿Por qué nos conmovemos tan poco ante los lastimeros clamores de un mundo que sufre? ¿Consideramos nuestro exaltado privilegio de añadir una estrella a la corona de Cristo un alma librada de las cadenas con las cuales Satanás la ha ligado, un alma salvada en el reino de Dios?
La iglesia debe darse cuenta de su obligación de llevar el Evangelio de la verdad presente a toda criatura. Os encomiendo que leáis el tercero y el cuarto capítulos de Zacarías. Si estos capítulos son comprendidos, si son recibidos, se hará una obra en favor de aquellos que tienen hambre y sed de justicia, una obra que significa para la iglesia: "Avanzad hacia adelante y hacia arriba." (Testimonies, tomo 6, pág. 296).
La gran mayoría de los habitantes de la tierra han manifestado lealtad al enemigo. Pero no hemos sido engañados. No obstante el aparente triunfo de Satanás, Cristo está llevando a cabo su obra en el santuario celestial y en la tierra. La Palabra de Dios describe la maldad y corrupción que iban a existir en los últimos días. Al ver nosotros el cumplimiento de la profecía, nuestra fe en el triunfo final del reino de Cristo debe fortalecerse; y debemos salir con renovado valor para hacer la obra que nos ha sido asignada. (OE 26, 27.) SC 140
6T 458-459; TM 187, 383
1-4 PVGM 389, TM 518
1-6 PR 436
1-9 6T 458
2-3 2JT 366, 403-404; OE 388; PVGM 397; 7T 249
6 CS 247, 584; Ev 18; HAp 15; 2JT 283; 3JT 166; MB 185; NB 222; OE 265, 397; PR 438; PVGM 50, 389; 2T 608; 6T 50, 74; TM 188, 268, 518, 521; 3TS 387
7 3JT 170; PR 437-438
9 PR 438
10 CMC 52; 3JT 169; PR 437
10-14 6T 459
11 TM 518
11-14 CW 114; Ev 209; 2JT 366, 403-404; 3JT 149, 155; MM 184; OE 388; PR 436; 7T 249; TM 343, 345
12 PVGM 389; 7T 195
14 PVGM 389; TM 519
Ministerio Hno. Pio
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