Ezequiel 35. Profecía Contra Edom. Juicio contra el monte Seir por su odio a Israel.
*Edom, expresaba su regocijo por la destrucción de su rival y que gozaba fugazmente de una aparente superioridad frente a Israel, a pesar de las apariencias, estaba realmente en desventaja. Para Israel habría una restauración, mientras que para Edom no habría sino asolamiento perpetuo.
El segundo pecado de Edom (Ver. 5) fue pretender heredar la tierra de Judá y de Israel. Así como Edom se había regocijado por la caída de Israel, así también se regocijarían otros por la derrota final de Edom.
Lecciones que debemos aprender para que nos vaya bien en la vida. Recuerda: “ignorar el tema en cuestión, no excusa el delito”.
“Cuando cayere tu enemigo, no te regocijes, Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón; No sea que Jehová lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo. (Prov. 24:17-18).
Leamos el capítulo para hoy. 1 VINO a mí palabra de Jehová, diciendo: 2 Hijo de hombre, pon tu rostro hacia el monte de Seir, y profetiza contra él, 3 y dile: Así ha dicho Jehová el Señor: He aquí yo estoy contra ti, oh monte de Seir, y extenderé mi mano contra ti, y te convertiré en desierto y en soledad. 4 A tus ciudades asolaré, y tú serás asolado; y sabrás que yo soy Jehová.
5 Por cuanto tuviste enemistad perpetua, y entregaste a los hijos de Israel al poder de la espada en el tiempo de su aflicción, en el tiempo extremadamente malo, 6 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, que a sangre te destinaré, y sangre te perseguirá; y porque la sangre no aborreciste, sangre te perseguirá. 7 Y convertiré al monte de Seir en desierto y en soledad, y cortaré de él al que vaya y al que venga. 8 Y llenaré sus montes de sus muertos; en tus collados, en tus valles en todos tus arroyos, caerán muertos a espada.
9 Yo te pondré en asolamiento perpetuo, y tus ciudades nunca más se restaurarán; y sabréis que yo soy Jehová. 10 Por cuanto dijiste: Las dos naciones y las dos tierras serán mías, y tomaré posesión de ellas; estando allí Jehová; 11 por tanto, vivo yo, dice Jehová el Señor, yo haré conforme a tu ira, y conforme a tu celo con que procediste, a causa de tus enemistades con ellos; y seré conocido en ellos, cuando te juzgue.
12 Y sabrás que yo Jehová he oído todas tus injurias que proferiste contra los montes de Israel, diciendo: Destruidos son, nos han sido dados para que los devoremos. 13 Y os engrandecisteis contra mí con vuestra boca, y multiplicasteis contra mí vuestras palabras. Yo lo oí. 14 Así ha dicho Jehová el Señor: Para que toda la tierra se regocije, yo te haré una desolación. 15 Como te alegraste sobre la heredad de la casa de Israel, porque fue asolada, así te haré a ti; asolado será el monte de Seir, y todo Edom, todo él; y sabrán que yo soy Jehová. (Ezequiel 35)
1. Palabra de Jehová. Al profeta se le ordena pronunciar otra profecía contra Edom (cap. 25: 12-14). Esta acusación, ¿por qué aparece en medio de las promesas de restauración? El profeta toma nota de los impedimentos para la reocupación de Palestina. Los edomitas habían penetrado en la parte sur de Palestina después de que Israel fuera llevado cautivo. Quizá Babilonia permitió esto porque Edom parece haberse aliado con Nabucodonosor contra Israel en ocasión del sitio de Jerusalén (ver com. vers. 5). El profeta predice la completa eliminación de este impedimento.
2. Seir. Heb. Ñe'ir, de una raíz que significa "ser peludo". Este era el nombre del jefe de una familia horea, emparentado por matrimonio con Esaú, de quien descendían los edomitas (ver com. Gén. 36). También se emplea este nombre para designar la cadena montañosa que queda al este del Arabá, que se extiende desde el mar Muerto hacia el sur. Aquí en forma poética es símbolo de Edom (ver. Gén. 36: 8-9; Deut. 2: 1, 5; 1 Crón. 4: 42).
4. Tú serás asolado. Algunos han visto el cumplimiento de la presente predicción cuando los nabateos empujaron a los edomitas hacia el Neguev, sur de Palestina (c. 126 a. C.). Sin embargo, puesto que esta profecía aparece en medio de la predicción de la restauración de Israel, puede suponerse que habría hallado su cumplimiento específico en relación con esa restauración (ver com. cap. 25: 14).
5. Enemistad perpetua. Esta enemistad venía del tiempo de Jacob y de Esaú (Gén. 27: 41; cf. Gén. 25: 22-23). En ocasión del éxodo, Edom había rehusado el paso de los israelitas por su territorio (Núm. 20: 14- 21). Después que se establecieron los israelitas en Canaán, los edomitas habían contemplado con manifiesta envidia el creciente poder de Israel. Edom se había unido a Amón y a Moab en contra de Judá en los días de Josafat (2 Crón. 20: 10-11; cf. Sal. 83: 1-8; ver la introducción al Sal. 83). Pareciese que, en ocasión de la toma de Jerusalén, los edomitas habían ayudado a los babilonios, ocupando las puertas y ubicándose en los caminos que llevaban a la campiña para impedir que los fugitivos escaparan (Abd. 11-14). En el día de la calamidad de Jerusalén, los edomitas habían exclamado: "Arrasadla, arrasadla hasta los cimientos" (Sal. 137: 7).
6. A sangre. Comparar esto con lo que dijo Jesús: "Todos los que tomen espada, a espada perecerán" (Mat. 26: 52).
7. Al que vaya. Comparar con Zac. 7: 14; 9: 8, 10.
8. Todos tus arroyos. Las características topográficas de la tierra de Edom son descritas con toda precisión en este pasaje.
9. Asolamiento perpetuo. Edom, que expresaba su regocijo por la destrucción de su rival y que gozaba fugazmente de una aparente superioridad frente a Israel, a pesar de las apariencias, estaba realmente en desventaja. Para Israel habría una restauración, mientras que para Edom no habría sino asolamiento perpetuo.
10. Las dos naciones. Es decir, Judá e Israel. El segundo pecado de Edom (cf. vers. 5) fue pretender heredar la tierra de Judá y de Israel.
Estando allí Jehová. Dios había asignado a Israel su territorio como herencia especial de su pueblo. Aunque Israel estuviera transitoriamente ausente de sus tierras, Dios todavía se interesaba en el país, y lo estaba conservando para el retorno de los exiliados. Cuando más tarde el pueblo perdió sus privilegios (ver p. 33), perdió el derecho a la tierra. Con referencia al hecho de que la tierra pertenecía a Jehová, ver Lev. 25: 23; Ose. 9: 3; Joel 2: 18.
11. Seré conocido. Los castigos que sobrevendrían a Edom servirían para convencer a Israel que su Dios no los había abandonado por completo.
12. Injurias. O también, "insultos" (BJ).
15. Como te alegraste. Así como Edom se había regocijado por la caída de Israel, así también se regocijarían otros por la derrota final de Edom.
Yo soy Jehová. Ver com. cap. 30: 8. (4CBA) Ministerio Hno. Pio
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