lunes, 13 de septiembre de 2021

809. CONDENACIÓN DE IRREGULARIDADES: El Incesto (1 CORINTIOS 5).

1 Corintios 5. CONDENACIÓN DE IRREGULARIDADES: El Incesto

Vers. (1-5) El incestuoso (6) debe ser causa de vergüenza antes que de regocijo. (7-9) La vieja levadura debe ser quitada. (10-13) Debemos apartamos de los perversos y no juntamos con ellos.

1 De Cierto se oye que hay entre vosotros fornicación, y tal fornicación cual ni aun se nombra entre los gentiles; tanto que alguno tiene la mujer de su padre. 2 Y vosotros estáis envanecidos. ¿No debierais más bien haberos lamentado, para que fuese quitado de en medio de vosotros el que cometió tal acción? 3 Ciertamente yo, como ausente en cuerpo, pero presente en espíritu, ya como presente he juzgado al que tal cosa ha hecho. 4 En el nombre de nuestro Señor Jesucristo, reunidos vosotros y mi espíritu, con el poder de nuestro Señor Jesucristo, 5 el tal sea entregado a Satanás para destrucción de la carne, a fin de que el espíritu sea salvo en el día del Señor Jesús.

6 No es buena vuestra jactancia. 

¿No sabéis que un poco de levadura leuda toda la masa?

7 Limpiaos, pues, de la vieja levadura, para que seáis nueva masa, sin levadura como sois; porque nuestra pascua, que es Cristo, ya fue sacrificada por nosotros. 8 Así que celebremos la fiesta, no con la vieja levadura, ni con la levadura de malicia y de maldad, sino con panes sin levadura, de sinceridad y de verdad. 9 Os he escrito por carta, que no os juntéis con los fornicarios; 

10 no absolutamente con los fornicarios de este mundo, o con los avaros, o con los ladrones, o con los idólatras; pues en tal caso os sería necesario salir del mundo.  

11 Más bien os escribí Que No Os Juntéis Con Ninguno Que, Llamándose Hermano, fuere fonicario, o avaro, o idólatra, o maldiciente, o borracho, o ladrón; con el tal ni aun comáis. 

12 Porque ¿qué razón tendría yo para juzgar a los que están fuera? ¿No juzgáis vosotros a los que están dentro? 13 Porque a los que están fuera, Dios juzgará. Quitad, pues, a ese perverso de entre vosotros. (1 Corintios 5).

1. De cierto. Gr. hólÇs, "en realidad", o "generalmente". El informe recibido por el apóstol, era, sin ninguna duda, completamente cierto. Lo sabían todos los creyentes, y eso hacía que la actitud de ellos para con el culpable fuera tanto más reprensible.

Se oye. Súbitamente se introduce el nuevo tema que trata de un, caso de escandaloso incesto en la iglesia. Esta situación, como el asunto de las divisiones, no había sido mencionado en la carta escrita por la iglesia a Pablo (ver com. cap. 7:1). El informe quizá fue dado por los miembros de la familia de Cloé (cf. cap. 1:11).

Fornicación. Gr. pornéia. Este vocablo aparece dos veces en este versículo; es un término genérico que describe relaciones sexuales ilícitas, ya sea entre personas casadas o solteras (ver Mat. 5:32; Hech. 15:20).

FORNICACIÓN (heb. 5enûnîm, 5enût [del verbo zânâh]; gr. pornéia [tal vez derivado del verbo clásico pérn'mi, "vender"]). Los términos originales indican toda clase de relaciones sexuales ilegales. 

 La prohibición del 7º mandamiento (Ex. 20:14) incluye la fornicación, que era parte de los ritos religiosos de los cultos cananeos y en los que a veces los israelitas se mezclaban (2 Cr. 21:11).  Jesús afirmó que un hombre no podía divorciarse de su mujer "a no ser por causa de fornicación" (Mt. 5:32).  El elemento gentil en la iglesia cristiana primitiva fue amonestada contra esta forma de impureza (Hch. 15:20, 29), y Pablo tuvo que escribir claramente a la iglesia de Corinto por causa de la fornicación que había entre ellos; tal que ni siquiera se practicaba entre los notoriamente licenciosos paganos de la región (1Co. 5:1).  Advirtió a los miembros de la iglesia que no debían mantener contactos con un fornicario aunque pretendiera ser creyente (1 Co. 6:9, 11).  Además, señaló que los tales no tienen parte en el reino de Cristo (v 9).  El libro del Apocalipsis usa el término en sentido figurado para indicar apostasía espiritual (Ap. 17:2; 19:2).  Véanse Adulterio; Sodomita. DBA

Se nombra. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. Por lo tanto se leería: "tal fornicación cual ni aun entre los gentiles". El informe ya hubiera sido suficientemente malo si se hubiera referido a cualquier forma de inmoralidad, pero la que existía en Corinto era de tal naturaleza que aun la condenaban los paganos. 

Esto era ciertamente causa de asombro y perplejidad para Pablo y para cualquier persona que conociera la elevada norma de pureza presentada ante el creyente en Jesús (ver Exo. 20:14; Mat. 5:8, 27-32; 1 Cor. 6:9-10; Gál. 5:19-21; Efe. 5:5; Apoc. 21:8). Que la iglesia cristiana tolerara un delito que aun los paganos consideraban con repugnancia, agravaba en gran manera el pecado y demandaba una acción inmediata y drástica.

Que alguno tiene. En griego puede significar que el culpable se había casado con ella o que simplemente cohabitaba con ella. El padre quizá había muerto antes, o su esposa lo había abandonado, o él se había divorciado de ella.

La mujer de su padre. No su propia madre, sino otra esposa de su padre. Los dos casos se distinguen en Lev. 18:6-8. El crimen merecía la muerte (Lev. 20:11). El castigo no fue atenuado en tiempos posteriores. La Mishnah dice: "Los siguientes son apedreados: el que comete incesto con su madre, con la esposa de su padre, o con su nuera. . ." (Sanhedrin 7.4). La ley romana también prohibía esa relación (Gayo, Institutos i. 63).

2. Estáis envanecidos. Lo sorprendente era que los miembros de la iglesia estuvieran engreídos y orgullosos de su condición espiritual, en vez de bajar la cabeza con vergüenza de que una impiedad tan grande se hubiera manifestado entre ellos. No quiere decir que estuvieran ensoberbecidos u orgullosos de que hubiera ese mal en la iglesia, sino que estaban llenos de orgullo espiritual a pesar de ese pecado. Deberían haberse humillado y haber tomado las medidas necesarias para arreglar tal situación.

Lamentado. La presencia de gran impiedad en la iglesia ha sido siempre causa de dolor para los miembros que se interesan de corazón en el bien de sus hermanos y son celosos por el buen nombre de la iglesia (ver Jer. 13:17).

 El Señor destaca que los que verdaderamente se lamentan debido a los males que prevalecen en la iglesia serán liberados en el tiempo de prueba (ver Eze. 9:4-6; 2Ped. 2:8-9).

Los que son rectos no pueden estar contentos y felices cuando un hermano de la iglesia se descarría y cae en un grave pecado. Los creyentes corintios deberían haberse preocupado mucho por el mal que había entre ellos y haber procedido a eliminar tal pecado de la iglesia.

Tales medidas disciplinarias deben aplicarse sólo con motivos correctos. Los miembros de la iglesia nunca deben proceder contra un hermano culpable movidos por la ira, el orgullo, la venganza, los partidismos, la antipatía o cualquier sentimiento carnal. 

Por el contrario, debe haber amor y tierna compasión para el pecador, junto con el cuidado debido para que otro no caiga en el mismo error (ver Rom. 15:1 Gál. 6:1; Sant. 5:19-20).

Fuese quitado. Una persona que vive en una inmoralidad tan abierta y terrible, debe ser apartada de la iglesia. Dios no bendice a los suyos cuando a sabiendas permiten que haya entre ellos una continua transgresión de la ley divina (ver Jos. 7:1,5, 11-12; Hech. 5:1-11; 1JT 334-335; 3T 269-272).

3. Presente en espíritu. Pablo estaba en Efeso cuando escribió la epístola (ver la p. 106), pero su conocimiento de la situación, como le habían informado los de la familia de Cloé (cap. 1:11) y por revelaciones divinas (HAp 244), lo capacitaba para juzgar el caso como si en realidad hubiera estado presente.

He juzgado. O "he pronunciado sentencia". Pablo había prestado cuidadosa atención al caso, cuyos hechos eran bien conocidos (vers. 1), y había llegado a una decisión. El proceder que se debía seguir era claro, y el apóstol, ejerciendo su autoridad, dio instrucciones a la iglesia acerca de la forma de tratar al culpable. Se exigía una acción inmediata y drástica en este caso manifiesto de violación de la ley de Dios.

4. En el nombre. La sentencia contra la persona incestuoso debía ser dada con la autoridad de Jesucristo, cabeza de la iglesia (Efe. 5:24). Debía recurriese al poder divino para que la sentencia fuera efectiva tanto en su aplicación espiritual como en su relación con la separación material del culpable de la iglesia. 

La expresión "en su nombre" -con referencia a Cristo- se halla en Mat. 12:21 y Luc. 24:47 con la idea de que Jesús es la fuente de poder y autoridad (ver com. Hech. 3:16). Pablo, como el apóstol divinamente designado para los gentiles (Hech. 9:15; 13:2, 4; 22:21; Gál. 2:7-8), ejerció la autoridad que le había delegado Cristo para decir a la iglesia de Corinto lo que se debía hacer en este caso particular.

Reunidos. El plan del Redentor es trabajar mediante su iglesia. Los dirigentes de ésta, junto con la congregación, tienen poder para tomar medidas disciplinarias en el nombre de Cristo cuando eso llegue a ser necesario, y una acción tal, cuando se han seguido los procedimientos debidos, es ratificada en el cielo (ver com. Mat. 16:19; cf. Mat. 18:15-20; Juan 20:23; 1JT 391).

Debe notarse que Pablo no asumió el papel de un dictador. Les dijo cuál era su opinión, y los instruyó para que se reunieran con el propósito de decidir ese problema particular. No se hubiera atrevido a administrar disciplina sin que la iglesia estuviera de acuerdo. Este episodio demuestra que ningún ministro puede pretender que tiene autoridad para decidir la naturaleza de una medida disciplinaria y para ejecutaría sin consultar con la iglesia.

Dios mismo respeta la autoridad que ha delegado en su iglesia, y obra mediante el agente que él mismo ha establecido para conducir su obra en la tierra. Una ilustración de este plan se ve en el caso de la conversión de Pablo. Dios dirigió a uno de los hermanos del grupo de creyentes de Damasco para que visitara al humillado fariseo y le transmitiera sus instrucciones (ver Hech. 9:10-18; 1JT 393-395). 

Mi espíritu. Ver com. vers. 3.

Poder de nuestro Señor. Jesús prometió que su poder estaría presente con su iglesia cuando estuvieran "congregados" en su nombre (Mat. 18:18-20).

5. Sea entregado. Pablo ahora presenta su opinión, cuidadosamente considerada, acerca de la sentencia que la iglesia debía pronunciar contra ese miembro extraviado. Generalmente se entiende que esta sentencia significaba la separación de esa persona de la iglesia.

A Satanás. Sólo hay dos reinos espirituales en este mundo: el reino de Dios y el reino de Satanás. Si una persona sale del reino de Dios, entra naturalmente en el de Satanás (ver Juan 12:31; 16:11; 2 Cor. 4:4). Este obstinado y desenfrenado pecador se había separado del reino de Dios debido a su propia conducta pecaminosa, y eso debía ser reconocido mediante su expulsión formal de la iglesia (cf. 1 Tim. 1:20).

Destrucción de la carne. Las prácticas inmorales son llamadas en las Escrituras "obras de la carne" (Gál. 5:19; cf. Col. 3:5). Se amonesta a los cristianos a que no vivan "conforme a la carne" (Rom. 8:13). Por lo tanto, "destrucción de la carne" significa mantener en sujeción los deseos carnales. También podría estar contenida la idea del sufrimiento corporal que Satanás inflige con frecuencia. Pablo llamaba a sus propias aflicciones "mensajero de Satanás" (2 Cor. 12:7), pues éste es el autor de la enfermedad y los sufrimientos (ver com. Juan 9:2). Los impíos serán abandonados para que sufran las consecuencias de su mal proceder.

El espíritu. Se les dará nuevos cuerpos a los hombres en el día de la resurrección (ver com. cap. 15:50). Nuestros cuerpos actuales volverán al polvo con la muerte (Gén. 3:19).

Sea salvo. La medida disciplinaria que aquí se describe tenía un fin benéfico, propósito similar en el caso de Himeneo y Alejandro, a quienes Pablo entregó "a Satanás para que" aprendieran "a no blasfemar" (1 Tim. 1:20).

La Disciplina Eclesiástica tiene el propósito de que los culpables sean movidos a comprender su peligrosa situación y sientan su necesidad de arrepentimiento y contrición. El pecador, una vez que haya sido corregido y humillado por el castigo, puede ser invitado de nuevo a la vida de fe y virtud.

La iglesia nunca debe castigar para hacer sufrir, sino para salvar de la ruina. El miembro separado de la iglesia debe ser motivo de profunda preocupación; debiera hacerse el máximo esfuerzo posible para su restauración espiritual (ver Mat. 18:17; Rom. 15:1; Gál. 6:1-2; Heb. 12:13).

6. No es buena. Siempre es malo jactarse de los triunfos personales porque es una forma de orgullo y exaltación del yo. 

"Es un orgullo impío el que se deleita en la vanidad de las obras propias, el que se jacta de las excelentes cualidades de uno mismo" (3TS 265). 

Si siempre se recuerda el Calvario, se excluirá toda jactancia humana (ver Jer. 9:23-24; 1 Cor. 1:29-31; Gál. 6:14).

Jactancia. Gr. káuj'ma, "aquello de que uno se jacta", no el acto de jactarse. Los creyentes corintios no tenían motivo para jactarse de su condición espiritual. Procuraban dar la impresión de que todo estaba bien en la iglesia. Eso era una evidencia de su ceguera espiritual. Se habían llegado a familiarizar tanto con las malas prácticas que los rodeaban, que no se daban cuenta de la terrible naturaleza de la inmoralidad que existía en su medio.

Un poco de levadura. Esto mismo aparece en Gál. 5:9. Pablo manifestaba su sorpresa de que los corintios, al jactarse de su condición, demostraran que se habían olvidado de la verdad vital de ese dicho familiar. 

Así como una pequeña cantidad de levadura en una masa grande afecta al todo, así también la presencia de un transgresor obstinado en la iglesia tiene un efecto corruptor sobre todo el conjunto (ver com. Mat. 13:33).

Mantener en la iglesia a un miembro manifiestamente culpable debido al deseo de ayudarlo a reformarse, es no tener en cuenta el peligro de su influencia sobre el conjunto de creyentes. Con frecuencia es mejor para el individuo que se lo borre de los registros para que comprenda que sus acciones no están en armonía con las normas elevadas de la iglesia, y que no puede ser tolerado (ver 3JT 203; 1JT 396-397).

7. Limpiaos. Gr. ekkatháirÇ, "purificar", "purgar". Pablo pide la eliminación total de lo que es dañino para la iglesia. No se trata únicamente de eliminar de la iglesia a la persona licenciosa, sino que es una exhortación para que todos comprendan la gravedad de ser complacientes y de permanecer impasibles ante semejantes males dentro de la iglesia.

Vieja levadura. Aquí se usa "levadura" para representar el pecado (cf. Mat. 16:6; DTG 374-375; PP 283). A los judíos se les había ordenado que buscaran cuidadosamente en sus casas antes de comer la cena pascual, para que estuvieran seguros de que no había ni una partícula de pan con levadura en sus hogares (ver Exo. 12:19; 13:7). La iglesia cristiana de Corinto fue también instruida para que estuviera segura de que el pecado había sido eliminado, especialmente toda forma de inmoralidad.

Nueva masa. La iglesia llegaría a ser pura y libre de la corruptora influencia proveniente de complacerse en el mal, una vez que expulsara a los culpables y se apartara de todo pecado.  Sería como una porción nueva de harina o masa sin ninguna levadura. Entonces participarían del poder regenerador del Espíritu Santo.

Sin levadura, como sois. Es decir, el estado ideal. Los creyentes corintios habían sido limpiados de pecado. Debían recordar este hecho y esforzarse siempre para mantener su pureza. Todos los que aceptan lo que se ha hecho para su salvación mediante Jesucristo, están obligados por esa profesión de fe en él a ser puros "como él es puro" (1 Juan 3:2-3; cf. cap. 2:6). El ejemplo perfecto de vida cristiana había sido puesto ante ellos en Jesús, y sus vidas debieran haber sido continuas ilustraciones de existencias victoriosas en el poder de Cristo (ver 1 Cor. 1:4-8).

Nuestra pascua, que es Cristo. "La inmolación del cordero pascual prefiguraba la muerte de Cristo" (CS 450; cf. PP 280-281). La fiesta de la pascua también era un recordativo de la liberación de Egipto. La noche de esa liberación, el ángel exterminador pasó por alto los hogares donde se veía la sangre en los dinteles de las puertas (ver Exo. 11:7; 12:29; PP 284). 

En los días finales de la historia de este mundo el ángel exterminador saldrá otra vez para cumplir su terrible misión, y sólo los que se hayan limpiado de la levadura del pecado y hecho su elección colocándose bajo la sangre de Jesucristo, el Cordero pascual simbolizado, serán liberados (ver com. Eze. 9:1-6; Apoc. 7:1-3; 14:1-5; TM 444-445; 1JT 334-335; 2JT 64, 66, 711; 5T 505).

La iglesia de Dios debe ser una iglesia pura. Debe estar enteramente libre de toda corrupción e imperfección como las que aquí se simbolizan con la "levadura" (ver Mat. 5:48; Efe. 1:4; 5:27). Debe estar cubierta por la sangre de Jesús, el cual es representado simbólicamente por el Cordero pascual.

8. Celebremos. El griego significa "continuemos celebrando". El cristiano debe mantenerse siempre libre de la contaminación del pecado; es decir, "la vieja levadura" tiene que estar eliminada de su alma. Esta epístola fue escrita en la primera parte del año, quizá cerca de la pascua (ver pp. 106-107).

No con la vieja levadura. Una invitación a abandonar la vieja manera de vivir, con los sentimientos corruptos y las pasiones que engendran los deseos de un corazón que no ha sido renovado.

Malicia. Gr. kakía, "mala voluntad", "impiedad", "mal" en general. El uso de esta palabra quizá se refiera aquí principalmente a los malos sentimientos originados por las divisiones o bandos en la iglesia de Corinto (cap. 1:11-13). La división en grupos separados dentro de la iglesia, antagónicos entre sí y luchando por la supremacía, aumenta la envidia y los malos sentimientos.

Maldad. Quizá sea una referencia especial a la inmoralidad que el apóstol había reprobado en los corintios (ver 1 Cor. 5:1; cf. 2 Cor. 12:21). Los cristianos que se han entregado a Jesús y han nacido de nuevo, no retienen sus malos deseos y prácticas antiguas. 

Todo esto desaparece cuando están "revestidos" de Cristo (ver Gál. 3:27; 5:24-26). Estudiando las Escrituras y poniendo la vida en armonía con la voluntad de Dios, celebramos "la fiesta" (ver Jer. 15:16; Eze. 3:1,3; Mat. 4:4; Juan 6:63; Heb. 4:12).

De sinceridad y de verdad. Un verdadero cristiano es en su vida tan recto, puro y fiel en todo respecto, que su integridad es evidente para todos. No hay ninguna mancha oculta de pecado o incredulidad que, a semejanza de la levadura, afecte a toda la persona, aunque no se vea desde afuera. Así como en el pan de la pascua no había la más pequeña partícula de levadura, así también el carácter del verdadero hijo de Dios está completamente libre de cualquier transigencia con el mal. "La piedad verdadera comienza cuando cesa toda transigencia con el pecado" (DMJ 78).

9. Por carta. Literalmente "en la epístola", que podría entenderse como "en mi carta". Difícilmente podría aplicarse esto a la carta que está escribiendo, pues en ella no aparece la orden a que se hace referencia. Además, si Pablo se hubiera referido a la carta que estaba escribiendo, las palabras "por carta" serían innecesarias. Esa otra "carta" se perdió. Según 2 Cor. 10:9-10 es evidente que el apóstol tenía la costumbre de escribir cartas a las iglesias. Las cartas del NT, preservadas para nuestro beneficio, forman sólo una parte de toda la enseñanza de Pablo a los muchos grupos de creyentes que él había organizado como iglesias.

No os juntéis. Del Gr. sunanamígnumi, "entremezclarse", "tener relación habitual íntima con". Comparar con el uso de esta palabra en 2 Tes. 3:14. Dios no quiere que los suyos se expongan a la corruptora influencia de rebeldes pecadores, y advierte a los creyentes que no tengan un trato íntimo con ellos. No se prohíbe que se les hable o que se trate de convertirlos, sino de no mantener estrechas relaciones de amistad con ellos, lo que afectaría su vida espiritual.

Fornicarios. Este término se refiere a los individuos depravados que practicaban relaciones sexuales ilegales para obtener ganancia o sencillamente para la complacencia de sus propios deseos carnales. El Señor aborrece dichas prácticas (ver 1 Cor. 6:9-10; Gál. 5:19-21; Efe. 5:5; 1 Tim. 1:9-10; Apoc. 21:8; 22:15).

10. De este mundo. Es decir, los pecadores incrédulos que están fuera de la iglesia y que no han aceptado la vida cristiana. Pablo no enseña en este versículo que los cristianos no deben tener ningún trato con los que no son cristianos o los incrédulos; esto sería completamente impracticable en Corinto, donde el libertinaje era muy extendido. Por otra parte, es necesario mantener el contacto con los no creyentes a fin de alcanzarlos con el Evangelio. En su oración en favor de sus seguidores, Jesús aclaró que su pueblo permanecería en relación con el mundo incrédulo que lo rodea, pero que no debía participar de su espíritu (Juan 17:14-16).

Avaros. Gr. pleonékt's, de pléon, "más" y éjÇ, "tener". Se aplica a los que desean más y más. 

Ladrones. O estafadores. "Rapaces" (VM) está más cerca del sentido literal del vocablo hárpax empleado en el texto griego. Se refiere a esa clase de personas que, codiciosas de riqueza material, oprimen a los pobres y desvalidos. No tienen piedad ni compasión. Están tan esclavizados por su egoísta codicia de dinero, que usan cualquier método para lograr sus propósitos. No tienen en cuenta los principios de la decencia y la bondad (ver Sal. 109:11).

Idólatras. La gran mayoría de los habitantes de Corinto eran adoradores de ídolos. 

El idólatra puede definirse como el que consagra sus pensamientos a cualquier cosa que ocupe el lugar de Dios. 

Los cristianos deben evitar una relación estrecha con los que no colocan a Dios como primero y más importante en sus pensamientos, palabras y hechos.

 La mente debe estar estrictamente controlada por Dios en todo momento para que los pensamientos, las ideas y los principios del mundo no dominen la vida en vez de los puros y santos principios del Evangelio de Jesucristo (ver 2 Cor. 10:5).

Salir del mundo. Mientras los cristianos estén en este mundo estarán en relación con los pecadores impenitentes que no entienden la terrible naturaleza de las malas prácticas mencionadas en este versículo.

 Los cristianos no deben ser ermitaños que se aíslen de la sociedad. Tienen una definida tarea que realizar en el mundo incrédulo. Se les ordena que den testimonio ante el mundo del poder salvador del Evangelio de Jesucristo. Para hacerlo, necesariamente deben relacionarse con el mundo. Su relación con los incrédulos no debe ser la misma que tienen con los creyentes (ver 2 Cor. 6:14-16).  

Jesús andaba entre la gente del mundo. Visitaba los hogares y participaba de su hospitalidad (ver Mat. 4:23-25; 9:10-13; Luc. 19:5-7).

Se relacionaba con la gente para ministrar a sus necesidades. Les impartía el conocimiento del Padre y les ofrecía la salvación del pecado (ver DTG 124-126). Este debe ser el constante propósito de la relación del cristiano con los incrédulos. Dios no desea que su pueblo se aisle del mundo. Espera que los suyos participen en las diversas actividades lícitas de los hombres y al mismo tiempo den testimonio contra los pecados del mundo.

11. Os escribí. U "os escribo". El texto griego puede entenderse en ambas formas. "Os escribí" se referiría a las cartas anteriores de Pablo (ver com. vers. 9); "os escribo", a la carta que estaba escribiendo. Varias otras prácticas de impiedad están incluidas con la fornicación en la lista de pecados que excluyen a una persona de un natural y estrecho compañerismo con los santos. Los creyentes deben mantenerse enteramente separados de cualquier persona que afirma que es cristiano pero es culpable de cosas tales. No tienen excusa los que, a pesar de su conocimiento de que Dios condena toda impureza, se aferran a prácticas inmorales. No hay razón válida para que los creyentes tengan una estrecha relación con ellos.

Avaro, o idólatra. Ver com. vers. 10.

Maldiciente. O "ultrajador" (BC, BJ). El que maltrata o vitupera a otros. 

Los cristianos que tienen el hábito de usar un lenguaje injurioso, deben ser excluidos de la iglesia. 

La tendencia natural de insultar al que insulta, vituperar al que vitupera, maltratar al que maltrata, ser despiadados con el malo, es algo directamente opuesto al espíritu de Cristo, quien "cuando le maldecían, no respondía con maldición" (1Ped, 2:23). 

Comparar con 1 Cor. 6:10; Efe. 4:31; 1 Tim. 6:4; Sant. 1:26; 3:5-6, 10,14; 4:11; 1Ped. 3:8-10. 

Borracho. La embriaguez es una de las obras de la carne (Gál. 5:19,21). 

Ver com. Prov. 20:1. 

Ladrón. Ver com. vers. 10.

Ni aun comáis. Un ejemplo especifico de la prohibición más general al comienzo del versículo. La prohibición incluye comidas de carácter social (cf. Gál. 2:12) como también la Cena del Señor (DTG 612). Los creyentes no deben hacer nada que pueda dar razón a los observadores para que crean que los obstinados transgresores de la ley de Dios son reconocidos como cristianos de buena reputación (ver 2 Juan 10-11). Debe mantenerse en alto la norma de verdad y pureza.

En los días de Pablo esto era muy importante en Corinto. Los enemigos del cristianismo acusaban a los creyentes de diversas formas de crímenes y vicios. Si se llegaba a saber que los cristianos toleraban en su medio a personas impías o inmorales, o tenían estrecha relación con ellas, esas acusaciones e informes hubieran tenido fundamento por parecer dignas de crédito. Por lo tanto, era necesario apartarse completamente de los apóstatas impíos e impenitentes, y hacer saber que la iglesia no tenía relación con ellos. Sólo así podía mantenerse pura y libre de la contaminadora influencia de los pecadores apóstatas que se negaban a arrepentirse y renunciar a su impiedad.

12. Los que están fuera. Pablo declara que sabía que no tenía derecho ni autoridad que le permitiera tener jurisdicción sobre cualquiera que estuviera fuera de la iglesia. Sus consejos e instrucciones eran para los miembros de la iglesia. Su cargo como apóstol cristiano no lo autorizaba para disciplinar o castigar a los que no eran cristianos. Sólo se dirigía a "los que están dentro".

Los que están dentro. La iglesia tiene autoridad para disciplinar a sus propios miembros, pero no está facultada para controlar los que no son miembros suyos. Pablo aclaró que la iglesia de Corinto tenía el deber de usar su autoridad para tratar eficazmente con los miembros de iglesia que eran pecadores obstinados y manifiestos.

13. Dios juzgará. Dios examina los pensamientos, las palabras y los hechos de todos los hombres. Ya sea que un hombre reconozca o no la autoridad divina, Dios es el que valora todos los detalles de su vida y los aprueba o condena de acuerdo con su sabia justicia (Gén. 18:25; Sal. 50:6; 75:7; 94:1-10; Hech. 10:42). Este conocimiento de la inevitable justicia de Dios ayuda para que el creyente esté tranquilo cuando es ultrajado y maltratado. Sabe que Dios vela por él y que finalmente lo justifica (ver Mat. 5:10-12; Luc. 6:22-23).

Quitad, pues. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de la palabra "pues". Las palabras, "quitad a ese perverso de entre vosotros" son una cita de Deut. 17:7, que se aproxima más a la LXX que al texto hebreo. (6CBA).

COMENTARIOS DE EGW

ENTRE Los Peores Males Que Se Habían Desarrollado Entre Los Creyentes Corintios, figuraba el retorno a muchas de las degradantes costumbres del paganismo. Un ex converso había vuelto tanto a sus andadas que su conducta licenciosa era una violación aun de la baja norma de moralidad mantenida por el mundo gentil. El apóstol rogó a la iglesia que quitara de su seno "a ese malo." "¿No sabéis ­ advirtió ­ que un poco de levadura leuda toda la masa? Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura." HAp 245.

Ministerio Hno. Pio


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