miércoles, 8 de septiembre de 2021

802. CONCLUSIÓN: Saludos, Advertencias Y Bendiciones… (ROMANOS 16).

Romanos 16. CONCLUSIÓNSaludos, Advertencias Y Bendiciones… Vers. (1-16) Pablo envía saludos a muchos hermanos, (17-20) y recomienda que se tenga cuidado con aquellos que ofenden y causan disensión. 

(21-27) Después de enviar saludos de sus colaboradores, concluye con una alabanza y agradecimiento a Dios.

1 Os Recomiendo además nuestra hermana Febe, la cual es diaconisa de la iglesia en Cencrea; 2 que la recibáis en el Señor, como es digno de los santos, y que la ayudéis en cualquier cosa en que necesite de vosotros; porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo. 3 Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, 4 que expusieron su vida por mí; a los cuales no sólo yo doy gracias, sino también todas las iglesias de los gentiles.

5 Saludad también a la iglesia de su casa. Saludad a Epeneto, amado mío, que es el primer fruto de Acaya para Cristo. 6 Saludad a María, la cual ha trabajado mucho entre vosotros. 7 Saludad a Andrónico y a Junias, mis parientes y mis compañeros de prisiones, los cuales son muy estimados entre los apóstoles, y que también fueron antes de mí en Cristo. 8 Saludad a Amplias, amado mío en el Señor. 9 Saludad a Urbano, nuestro colaborador en Cristo Jesús, y a Estaquis, amado mío. 10 Saludad a Apeles, aprobado en Cristo. Saludad a los de la casa de Aristóbulo. 11 Saludad a Herodión, mi pariente. Saludad a los de la casa de Narciso, los cuales están en el Señor. 12 Saludad a Trifena y a Trifosa, las cuales trabajan en el Señor. Saludad a la amada Pérsida, la cual ha trabajado mucho en el Señor. 13 Saludad a Rufo, escogido en el Señor, y a su madre y mía. 14 Saludad a Asíncrito, a Flegonte, a Hermas, a Patrobas, a Hermes y a los hermanos que están con ellos. 15 Saludad a Filólogo, a Julia, a Nereo y a su hermana, a Olimpas y a todos los santos que están con ellos. 16 Saludaos los unos a los otros con ósculo santo. Os saludan todas las iglesias de Cristo.

17 Mas os ruego, hermanos, que os fijéis en los que causan divisiones y tropiezos en contra de la doctrina que vosotros habéis aprendido, y que os apartéis de ellos. 18 Porque tales personas no sirven a nuestro Señor Jesucristo, sino a sus propios vientres, y con suaves palabras y lisonjas engañan los corazones de los ingenuos. 19 Porque vuestra obediencia ha venido a ser notoria a todos, así que me gozo de vosotros; pero quiero que seáis sabios para el bien, e ingenuos para el mal. 20 Y el Dios de paz aplastará en breve a Satanás bajo vuestros pies. La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vosotros.

21 Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, Jasón y Sosípater, mis parientes. 22 Yo Tercio, que escribí la epístola, os saludo en el Señor. 23 Os saluda Gayo, hospedador mío y de toda la iglesia. Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y el hermano Cuarto. 24 La gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con todos vosotros. Amén.

25 Y al que puede confirmaros según mi evangelio y la predicación de Jesucristo, según la revelación del misterio que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos, 26 pero que ha sido manifestado ahora, y que por las Escrituras de los profetas, según el mandamiento del Dios eterno, se ha dado a conocer a todas las gentes para que obedezcan a la fe, 27 al único y sabio Dios, sea gloria mediante Jesucristo para siempre. Amén. (Romanos 16). 

1. Nuestra hermana. En sentido espiritual, hermana en la fe.

Febe. Este nombre significa "radiante" o "brillante". Nada más se sabe de ella. Puede haber sido la que llevó la epístola de Pablo. Diaconisa. En el texto griego se emplea la palabra de género masculino diákonos. Es la única vez en el NT en que se aplica este término a una dama. El uso de esta palabra sugiere que el cargo de "diaconisa" ya podría haber estado establecido en la iglesia cristiana primitiva. Por lo menos Febe en algún sentido servía como "diácono" en la iglesia de Cencrea. Cencrea. El puerto marítimo oriental de Corinto, a unos 11 km. de la ciudad (ver com. "Cencrea", Hech. 18:18).

2. Como es digno de los santos. O como corresponde a los santos.

Ayudéis. Gr. paríst'mi, literalmente "estar al lado de". Este vocablo y el que se traduce "cosa" (prágma; cf. 1 Cor. 6:1), son términos que se usaban en los procedimientos legales. Es posible que Febe atendiera algunos asuntos legales en Roma, y que los miembros de la iglesia en esa ciudad pudieran serle de alguna ayuda. Como había "ayudado a muchos", es claro que no necesitaba ayuda por causa de su pobreza.

Ayudado. "Ha sido protectora" (BJ). Gr. prostátís, "ayudador", "protector". Este vocablo sólo aparece aquí en el NT. Quizá Febe ocupaba una posición que le permitía ayudar a sus hermanos en la fe, no sólo financieramente, sino también política y socialmente.

3. Saludad. Gr. aspázomai, palabra que se usa varias veces en este capítulo. 

Priscila. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "Prisca" (BJ), cuyo diminutivo es "Priscila". Aquila, su esposo, era un judío del Ponto. Cuando los judíos fueron expulsados de Roma por Claudio, Priscila y Aquila fueron a Corinto, donde Pablo los encontró y donde se convirtieron (Hech. 18:1-3). Posteriormente se trasladaron a Éfeso (Hech. 18:18-19, 26; 1 Cor. 16:19). Cuando se escribió esta epístola ya habían regresado a Roma, pero parece que después volvieron a Efeso (2 Tim. 4:19).

4. Expusieron su vida. En alguna ocasión que desconocemos, Priscila y Aquila evidentemente arriesgaron sus vidas por Pablo durante el ataque de los judíos en Corinto (Hech. 18:6-18), o en el tumulto en Efeso (Hech. 19).

Iglesias de los gentiles. Las que estarían especialmente agradecidas en vista de la obra de Pablo entre ellas.

5. Iglesia de su casa. Como los primeros cristianos no tenían templos donde reunirse, dependían de la hospitalidad de los miembros que permitían las reuniones en sus casas (cf. Hech. 12:12; 1 Cor. 16:19; Col. 4:15; File. 2). Los creyentes de Roma pueden haber dispuesto de varios lugares como éstos para reunirse, según se deduce de Rom. 16:14-15. Epeneto. Nombre que significa "digno de alabanza". No se sabe de él sino sólo lo que se menciona aquí.

Acaya. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el texto "Asia" (BJ, BC, NC). Si se retiene "Acaya", parece haber un conflicto con 1 Cor. 16:15. Epeneto fue, sin duda, uno de los primeros conversos o "primer fruto" de los que fueron ganados en la provincia de Asia.

6. María. Quizá no se identifique con ninguna de las otras Marías del NT.

7. Andrónico. Nombre que significa "vencedor".

Junias. O "Junia" (BJ, NC). Junia es nombre de mujer; Junias, de varón. La forma acusativa del nombre no permite saber cuál es el nominativo. El que haya sido compañero de prisión sugiere un hombre. Parientes. Gr. suggen's, que aquí posiblemente significa "compatriotas", como en cap. 9:3.

Compañeros de prisiones. Literalmente "compañeros de cautiverio". Andrónico y Junias quizá fueron encarcelados con Pablo durante uno de los muchos encarcelamientos del apóstol (ver 2 Cor. 11:23), aunque ésta puede no ser necesariamente la interpretación del pasaje. Sencillamente alguna vez pudieron haber estado en prisión así como Pablo lo estuvo por causa del Evangelio. Estimados. Gr. epísimos, literalmente "que lleva una señal", "distinguidos" y por lo tanto "ilustres" (BJ).

Entre los apóstoles. El significado podría ser que eran bien conocidos por los apóstoles, o que eran apóstoles distinguidos.

Antes de mí. Es decir, habían aceptado el cristianismo antes de la conversión de Pablo.

8. Amplias. La evidencia textual establece (cf. p. 10) el nombre "Ampliato" (BC, NC); "Amplias" es una forma abreviada de ese nombre. El nombre es latino y significa "agrandado". Amado mío. Es evidente que Pablo era su amigo personal.

9. Urbano. Nombre latino que significa "cortés".

Estaquis. Nombre que significa "espiga de granos". La frase "amado mío" indica que Pablo lo conocía personalmente.

10. Apeles. Sólo se sabe de él que era "aprobado en Cristo".

Aprobado en Cristo. Es decir, un cristiano fiel y probado.

De la casa de Aristóbulo. Literalmente "los de Aristóbulo", expresión que podría aplicarse a sus esclavos. Pablo no aclara si Aristóbulo era cristiano o no. Varios comentadores creen que es probable que este Aristóbulo fuera nieto de Herodes el Grande.

11. Herodión. Judío, tal como lo indican las palabras "mi pariente" (ver com. vers. 7). Narciso. Quizá sea el infame favorito de Claudio, ejecutado después de que Nerón fue coronado como emperador. 

Los cuales están en el Señor. Esto implica que otros de esa casa no eran cristianos.

12. A Trifena y a Trifosa. Quizá dos hermanas. Nada más se sabe de ellas.

Pérsida. Activa cristiana. No se nombra más en el NT.

13. Rufo. No se puede afirmar que este Rufo sea el que se menciona en Mar. 15:21 como hijo de Simón de Cirene. Su madre y mía. No la verdadera madre de Pablo, sino que sin duda había sido como una madre para él.

14. Asíncrito. No se identifica en ninguna otra parte a las cinco personas mencionadas en este versículo, ni se da la razón para presentarlas en conjunto.

Los hermanos. Quizá se refiera a otra congregación cristiana que se reunía en algún lugar de Roma (cf. vers. 5,15). Muchos de los nombres de este capítulo también aparecen, con mayor o menor frecuencia, en inscripciones relacionadas con los que pertenecían a la casa de César. Es significativa la coincidencia general de nombres teniendo en cuenta la mención que hace Pablo de los santos "de la casa de César" en Fil. 4:22.

15. Filólogo. Los cuatro nombres aquí mencionados no se identifican en ninguna otra parte del NT.

16. Ósculo santo. El beso era y es saludo acostumbrado en el Medio Oriente (1Cor. 16:20; 2Cor. 13:12; etc; cf. com. Mat. 26:48). 

Todas las iglesias de Cristo. Estas palabras no aparecen en ninguna otra parte del NT.

17. Os fijéis. Gr. skopéÇ, "observar", "acechar", "atender a", "cuidarse de". Pablo interrumpe sus saludos para amonestar a los creyentes romanos contra los falsos maestros que podrían tratar de turbar su armonía y destruir su fe. Pablo había experimentado en Galacia y Corinto los perniciosos resultados de tales influencias.

Divisiones. Gr. dijostasía, "disensión", "desacuerdo", "desunión". La misma palabra se ha traducido como "disensiones" en 1 Cor. 3:3 y Gál. 5:20, las únicas otras veces que aparece en el NT.

Tropiezos. Gr. skándalon, "causa de tropiezo, "estorbo" (ver com. Mat. 5:29).

Doctrina. Gr. didaj', "enseñanza", "instrucción", aquí con referencia a las verdades fundamentales del cristianismo. Os apartéis de ellos. Cf. 2 Tes. 3:14.

18. No sirven. Gr. douleÇ, "servir como esclavo" (ver com. cap. 1:1; 6:6,18). 

Sus propios vientres. Sus motivos eran viles y sus propósitos egoístas (cf. Fil. 3:17-19; Col. 2:20-23). Suaves palabras. Gr. jr'stología, "palabra o discurso bien dicho", aunque no siempre sincero. Lisonjas. Gr. eulogía, "elogio", aquí "adulación". Engañan. Gr. exapatáÇ, "engañar".

Ingenuos. Gr. ákakos. Y, "inocentes", "sin malicia". Este término sólo aparece en un pasaje más del NT (Heb. 7:26), donde se ha traducido "inocente".

19. Vuestra obediencia. Es evidente que hasta ese momento los falsos maestros sólo habían hecho poco daño, y Pablo tenía confianza en los creyentes de Roma (cf. 15:14). A pesar de todo anhelaba que se mantuvieran en guardia.

Sabios. Compárese con el consejo de Jesús de ser "prudentes como serpientes, y sencillos como palomas" (Mat. 10:16).

Ingenuos. Gr. akéraios, "sin mezcla", "puro", "incontaminado", "sencillo". No es la misma palabra del vers. 18 (ver comentario respectivo).

20. El Dios de paz. Es apropiado que Pablo se refiera a Dios con este título, pues ha estado amonestando acerca de las influencias que ponían en peligro la paz de la iglesia (cf. com. cap. 15:33). El "Dios de paz" es el que destruye a Satanás, pues el maligno es quien procura destruir la paz del pueblo de Dios.

Aplastará. Pablo anticipa la victoria final predicha en Gén. 3:15, que no está lejana. Este triunfo final sobre las fuerzas del mal se presagia en cada victoria conquistada por los creyentes cristianos sobre la tentación y el engaño. Pablo piensa en la victoria que espera que alcancen los creyentes de Roma "apartándose" (cf. vers. 17) de los falsos maestros que se esfuerzan por dividirlos y confundirlos. Gracia. Ver com. cap. 1:7.

21. Timoteo. Pablo menciona el nombre de este converso de sus primeros esfuerzos y colaborador en todas sus otras epístolas, excepto Gálatas, Efesios y Tito. En el saludo inicial de esta epístola a los Romanos (cap. 1:1-7), el nombre de Timoteo no está asociado con el del apóstol como en otras epístolas (ver 2 Cor. 1:1; Fil. 1:1; Col. 1:1; 1Tes. 1:1; 2 Tes. 1:1; File. 1). 

Quizá estuvo ausente cuando comenzó la carta, y vino después a unirse con Pablo en la víspera de su partida para Jerusalén (ver Hech. 20:1-4). 

Lucio. Quizá el Lucio de Cirene mencionado en Hech. 13:1. Jasón. Posiblemente el que había hospedado antes a Pablo en Tesalónica (Hech. 17:9).

Sosípater. Quizá sea el Sópater de Hech. 20:4.

Parientes. Gr. suggen's, aquí posiblemente "compatriotas" como en cap. 9:3.

22. Tercio. Secretario de Pablo, a quien el apóstol permitió que enviara un saludo en su propio nombre. Parece que Pablo por lo general dictaba sus cartas a un escriba y añadía un saludo de su propia mano (ver 1 Cor. 16:21; Col. 4:18; 2 Tes. 3:17; com. Gál. 6:11).

En el Señor. Esto indica la clase de colaboradores que Pablo buscaba. Tercio no era sólo un escriba sino un hermano en la fe, y debe haber seguido con gran interés las instrucciones de Pablo para los cristianos de Roma.

23. Gayo. Este nombre aparece cuatro veces más en el NT (Hech. 19:29; 20:4; 1 Cor. 1:14; 3 Juan 1). El Gayo que se nombra aquí podría ser el mismo que Pablo había bautizado antes en Corinto (1 Cor. 1:14). Se le llama "hospedador. . . de toda la iglesia", porque tal vez la iglesia se reunía en su casa. 

Erasto. Ver Hech. 19:22.

Tesorero. Gr. oikonómos, "ecónomo" o "administrador"; "cuestor" (BJ, BC), el nombre que daban los romanos al magistrado encargado de los asuntos financieros. Ver com. Hech, 19:22. El hermano. "Nuestro hermano" (BJ), en el sentido cristiano. Cuarto. Sólo se lo menciona aquí.  

24. La gracia. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) la omisión de este versículo. 

Ver com. cap. 1:7.

25. Al que. Pablo termina su carta a los Romanos con la más magnífica de todas sus doxologías (cf. Fil. 4:20; Heb. 13:20-21).

Confirmaros. Gr. st'rízÇ, "establecer", "fortalecer", "confirmar", "sostener", "consolidaros" (BJ). Cf. cap. 1:11.

Según mi evangelio. Cf. cap. 2:16. El Evangelio de Pablo era el mensaje de salvación que le había sido confiado. La predicación de Jesucristo. Podría significar "lo que Jesús predicaba" o "la predicación en cuanto a Jesús". Lo segundo es lo más natural y que mejor concuerda con el contexto. Jesucristo es el tema del Evangelio de Pablo (cf. Rom. 1:3; 2:16; 10:8-13; Gál. 1:6-8).

Del misterio. Ver com. cap. 11:25. Este misterio es el eterno propósito de Dios que anhela salvar a sus criaturas caídas (ver 1 Cor. 2:6-7; Efe. 3:3-10; Col. 1:26). Oculto. Literalmente "en silencio" o "en secreto".

Desde tiempos eternos. El plan de Dios para salvar al hombre por medio de la fe en Cristo había estado oculto en el silencio, pero ahora ha sido revelado. La evidencia textual (cf. p. 10) se inclina por mantener el orden de versículos que aparece en la RVR; sin embargo, hay varios MSS que ubican los vers. 25-27 después del cap. 14:23 ó 15:33.

26. Ha sido manifestado ahora. Es decir, desde la venida de Jesús (ver DTG 13-14, cf. 2 Tim. 1:9-10; Tito 1:2-3). Las Escrituras. Mediante ellas el ministerio de Dios "se ha dado a conocer a todas las gentes". El plan de Dios para salvar a los hombres por la fe en Jesucristo ha sido predicho en las enseñanzas del AT y concuerda plenamente con ellas (cf. cap. 1:1-2; 3:21).

Según el mandamiento. Los mensajeros del Evangelio son llamados a su obra por iniciativa de Dios (ver Hech. 13:2; com. 10:15). Pablo creía que había sido comisionado directamente para predicar a los gentiles (Rom. 1:1,5).

Para que obedezcan a la fe. O para producir obediencia a la fe, o para ganarlos a la obediencia que emana de la fe (ver com. cap. 1:5).

27. Al único y sabio Dios. Cf. 1 Tim. 1:17; Jud. 25. 

La sabiduría divina de Dios se ha manifestado especialmente en el plan que ahora ha sido revelado (cf. Rom. 11:33-34), y que ha sido el tema de esta epístola. Gloria. Ver com. cap. 3:23. 

Amén. Ver com. Mat. 5:18; Rom. 15:33. (6CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1-2. 2JT 570. LOS PRINCIPIOS DE LA HOSPITALIDAD. "Amador de la hospitalidad" es una de las cualidades que, según el Espíritu Santo, han de señalar al que debe llevar responsabilidad en la iglesia.  Y a toda la iglesia es dada la orden: "Hospedaos los unos a los otros sin murmuraciones. Cada uno según el don que ha recibido, adminístrelo a los otros, como buenos dispensadores de las diferentes gracias de Dios." (1 Ped. 4:9,10.)

Estas amonestaciones han sido extrañamente descuidadas. 570 Aun entre los que profesan ser cristianos se ejercita poco la verdadera hospitalidad. Entre nuestro propio pueblo la oportunidad de manifestar hospitalidad no es considerada como debiera serlo: como un privilegio y una bendición. Es en absoluto demasiado escasa la sociabilidad y disposición para hacer lugar para dos o tres más en la mesa de la familia, sin molestia u ostentación. Algunos alegan que "es demasiado trabajo." No resultaría así si dijéramos: "No hemos hecho preparativos especiales, pero le ofrecemos gustosos lo que tenemos." El huésped inesperado aprecia una bienvenida tal mucho más que una preparación elaborada.

Viene a ser negar a Cristo el hacer para las visitas preparativos que requieren tiempo que pertenece legítimamente al Señor.  En esto robamos a Dios.  Y también perjudicamos a otros. Al preparar un agasajo elaborado, muchos privan a su propia familia de la atención necesaria, y su ejemplo induce a otros a seguir la misma conducta.

El deseo de hacer ostentación para agasajar a las visitas crea inútiles congojas y cargas. A fin de preparar gran variedad para la mesa, la dueña de casa trabaja demasiado; y debido a los muchos platos preparados los huéspedes comen demasiado; y la enfermedad y los padecimientos provenientes del trabajo excesivo por un lado y el comer demasiado por el otro, son el resultado. Estos festines elaborados son una carga y un perjuicio.

Pero el Señor quiere que cuidemos de los intereses de nuestros hermanos y hermanas. El apóstol Pablo ha dado una ilustración de esto. Dice a la iglesia de Roma: "Encomiéndoos empero a Febe nuestra hermana, la cual es diaconisa de la iglesia que está en Cencreas: que la recibáis en el Señor, como es digno a los santos, y que la ayudéis en cualquiera cosa en que os hubiere menester: porque ella ha ayudado a muchos, y a mí mismo." (Rom. 6:1,2.) Febe había atendido al apóstol, y se destacaba como hospitalaria para los forasteros que necesitaban cuidados. Su ejemplo debe ser seguido por las iglesias de hoy. 571

A Dios le desagrada el interés egoísta tan a menudo manifestado para "mí y mi familia." Cada familia que alberga este espíritu necesita ser convertida por los principios puros ejemplificados en la vida de Cristo. Los que se encierran en sí mismos, que no están dispuestos a agasajar visitas, pierden muchas bendiciones.

Algunos de nuestros obreros trabajan donde es necesario atender con frecuencia visitas, sean de nuestros hermanos o forasteros. Algunos insisten en que la asociación debiera tomar nota de ello, y que además de su sueldo regular se les debiera conceder una cantidad suficiente para cubrir estos gastos adicionales. Pero el Señor ha encomendado la obra de la hospitalidad a todo su pueblo. No está de acuerdo con la orden divina el que una o dos personas hagan toda la obra hospitalaria de una asociación o una iglesia, o que se pague a los obreros para alojar y alimentar a sus hermanos. Esto es algo inventado por el egoísmo, y los ángeles de Dios toman nota de estas cosas.

Los que viajan de lugar en lugar como evangelistas o misioneros en cualquier ramo, deben recibir hospitalidad de los miembros de las iglesias con quienes trabajen. Hermanos y hermanas, dad albergue a estos obreros, aun cuando sea a costa de considerable sacrificio personal.

Cristo lleva cuenta de todo gasto en que se incurre al dar hospitalidad por causa suya. El provee todo lo que es necesario para esta obra. Los que por amor a Cristo alojan y alimentan a sus hermanos, haciendo lo mejor que puedan para que la visita sea provechosa para los huéspedes como para sí mismos, son anotados en el cielo como dignos de bendiciones especiales. 2JT

17. 1T 334. Vi que Dios en su sabia providencia lo preparó en esta forma para que no olvidara en quién debía confiar, y que no debía lanzarse impremedi­tadamente al peligro. Como instrumento suyo, Dios lo estaba preparando para la gran obra que le aguardaba. 

La oración de Lutero fue escuchada. Recuperó su valor y su fe cuando se enfrentó a sus enemigos. Humilde como un cordero compareció entre los grandes hombres del mundo, quienes como lobos fu­riosos, fijaron sus ojos en él con la esperanza de deslumbrarlo con (334) su poder y grandeza; pero él se había aferrado a la fortaleza de Dios, de modo que no sentía temor. Habló con tanta majestad y poder que sus enemigos no pudieron hacer nada contra él. Dios hablaba por medio de Lutero, y había reunido a emperadores y sabios, para deshacer su sabiduría públicamente, y para que todos vieran la fortaleza y firmeza de un hombre débil cuando se apoyaba en Dios, su Roca eterna. 

La actitud tranquila de Lutero contrastaba notablemente con la pasión y la ira manifestadas por los así llamados grandes hombres. No pudieron amedrentarlo para que se retractara de la verdad. Con noble sencillez y serena firmeza se mantuvo inconmovible como una roca. La oposición de sus enemigos, su ira y sus amenazas, como poderosa ola se abalanzaron contra él, pero fueron a deshacerse inofensiva­mente a sus pies. Lutero permaneció inconmovible. Quedaron mortificados al ver que su poder, que había hecho temblar a reyes y nobles, fuera despreciado de esa manera por un hombre humilde, y an­helaron hacerle sentir su ira torturándolo hasta hacerlo morir. Pero Uno que es más poderoso que los potentados del mundo, se había hecho cargo de este valeroso testigo. Dios tenía una obra para él. Toda­vía debía sufrir por la verdad. Tenía que verla abrirse paso entre sangrientas persecuciones.  

Debía verla vestida de cilicio y vituperada por fanáticos. Debía vivir para justificarla y defenderla cuando las pode­rosas autoridades del mundo procuraran destruirla. Debía vivir para verla triunfar y abatir los errores y supersticiones del papado. Lutero ganó una victoria en Worms, la cual debilitó al papado y se difundió por otros reinos y naciones. Este fue un golpe efectivo en favor de la Reforma. Se me presentó el caso de los ministros que predican la verdad presente en contraste con los líderes de la Reforma; especialmente la vida dedicada y fervorosa de Lutero fue comparada con las vidas de algu­nos de nuestros predicadores. Demostró su perdurable amor por la verdad mediante su valor, su serena firmeza y su abnegación. Soportó pruebas y sacrificios, y a veces sufrió la más profunda angustia de espíritu, mientras defendía la verdad; y sin embargo no se quejó. Fue perseguido como bestia salvaje, pero lo sufrió todo gozosamente por amor a Cristo.

17-19. 8T 167. En el pasado la verdad ha sido proclamada para gloria de Dios y con poder convincente por médi­cos y asistentes en nuestros sanatorios. Dios no espera menos de usted, sino mucho más. Usted y sus colaboradores deberían obrar con fe y firmeza para evitar el declive y asegurar el progreso. No debiera haber una disminución en su trabajo, y nada de ocultar los principios de la verdad; debiera ampliarse la base de operaciones. Deberían levantarse instalaciones en diferentes lugares. Es menester que haya más celo, más fe, mayor influencia, más obreros activos y de buen ánimo. No olvide que está trabajando por el tiempo y la eternidad. Ángeles del cielo son asignados para coope­rar con sus esfuerzos para conquistar almas. Se deberían hacer mayores esfuerzos para establecer la verdad en diferentes localidades. Y no se ha de encubrir ninguna fase del mensaje. La verdad para este tiempo a ser dada a las almas que están a punto de perecer. Los que en alguna forma ocultan la verdad deshonran a Dios. Sobre sus vestiduras caerá la sangre de las almas.

20. FV 74; 

6T 52. Los ministros debieran estar listos para actuar como maestros y guías en las tareas del cam­pamento cuando la ocasión lo requiera; pero no deben agotarse. Deben sentirse refrigerados, y estar en disposición animosa, porque esto es esencial para el bienestar de la congregación. Deben poder hablar palabras de aliento y valor, y dejar caer en el terreno de los corazones sinceros, semillas de verdad espi­ritual que brotarán y darán precioso fruto. Los ministros deben enseñar a la gente a acudir al Señor y cómo llevara otros a él. Deben adoptarse métodos, ejecutarse planes, por los cuales se elevarán las normas y se enseñará cómo purificarse de la iniquidad y superarse por la adhesión a los principios puros y santos. Es necesario que haya tiempo para el escudriñamiento del corazón y el cultivo de la mente. Cuando la mente se espacia exageradamente en asuntos de negocios, se producirá como resultado falta de poder espiritual. La piedad personal, la verdadera fe y la santidad del corazón, deben tenerse presentes, para que los hermanos comprendan su importancia.

25. DTG 13. Mirando a Jesús, vemos que la gloria de nuestro Dios consiste en dar. "Nada hago de mí mismo," dijo Cristo; "me envió el Padre viviente, y yo vivo por el Padre." "No busco mi gloria," sino la gloria del que me envió. (Juan 8:28; 6:57; 8:50; 7:18. En estas palabras se presenta el gran principio que es la ley de la vida para el universo. Cristo recibió todas las cosas de Dios, pero las recibió para darlas. Así también en los atrios celestiales, en su ministerio en favor de todos los seres creados, por medio del Hijo amado fluye a todos la vida del Padre; por 13 medio del Hijo vuelve, en alabanza y gozoso servicio, como una marea de amor, a la gran Fuente de todo. Y así, por medio de Cristo, se completa el circuito de beneficencia, que representa el carácter del gran Dador, la ley de la vida. Esta ley fue quebrantada en el cielo mismo. El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer, el querubín protector, deseó ser el primero en el cielo. Trató de dominar a los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse su homenaje. Para ello, representó falsamente a Dios, atribuyéndole el deseo de ensalzarse. Trató de investir al amante Creador con sus propias malas características.   

Así engañó a los ángeles. Así sedujo a los hombres. Los indujo a dudar de la palabra de Dios, y a desconfiar de su bondad. Por cuanto Dios es un Dios de justicia y terrible majestad, Satanás los indujo a considerarle como severo e inexorable. Así consiguió que se uniesen con él en su rebelión contra Dios, y la noche de la desgracia se asentó sobre el mundo. La tierra quedó obscura porque se comprendió mal a Dios. A fin de que pudiesen iluminarse las lóbregas sombras, a fin de que el mundo pudiera ser traído de nuevo a Dios, había que quebrantar el engañoso poder de Satanás. Esto no podía hacerse por la fuerza. El ejercicio de la fuerza es contrario a los principios del gobierno de Dios; él desea tan sólo el servicio de amor; y el amor no puede ser exigido; no puede ser obtenido por la fuerza o la autoridad. El amor se despierta únicamente por el amor. El conocer a Dios es amarle; su carácter debe ser manifestado en contraste con el carácter de Satanás. En todo el universo había un solo ser que podía realizar esta obra. Únicamente Aquel que conocía la altura y la profundidad del amor de Dios, podía darlo a conocer. Sobre la obscura noche del mundo, debía nacer el Sol de justicia, "trayendo salud eterna en sus alas."* Malaquías 4:2. 

El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación "del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio." Rom. 16:25.

Ed 122. "Con ciencia se llenarán las cámaras de todo bien preciado y agradable".

SEGUN la ley de Dios, la fuerza para la mente y el alma, lo mismo que para el cuerpo, se adquiere por medio del esfuerzo. El desarrollo se obtiene por medio del ejercicio. De acuerdo con esta ley, Dios ha provisto en su Palabra los medios necesarios para el desarrollo mental y espiritual.

La Biblia contiene todos los principios que los hombres necesitan comprender, a fin de prepararse para esta vida o para la venidera. Estos principios pueden ser comprendidos por todos. Nadie que tenga disposición para apreciar su enseñanza puede leer un solo pasaje de la Biblia sin obtener de él algún pensamiento útil. Pero la enseñanza más valiosa de la Biblia no se obtiene por medio de un estudio ocasional o aislado. 

Su gran sistema de verdad no se presenta de tal manera que pueda descubrirlo el lector apresurado o descuidado. Muchos de sus tesoros están lejos de la superficie, y sólo pueden ser obtenidos por medio de una investigación diligente y de un esfuerzo continuo.  Las verdades que forman el gran todo deben ser buscadas y reunidas "un poquito allí, otro poquito allá”. *Isa. 28:10.  

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HAp 129. LA CAUSA DE DIOS En La Tierra Necesita Hoy Día Representantes Vivos De La Verdad Bíblica. Los ministros ordenados solos no pueden hacer frente a la tarea de amonestar a las grandes ciudades. Dios llama no solamente a ministros, sino también a médicos, enfermeros, colportores, obreros bíblicos, y a otros laicos consagrados de diversos talentos que conocen la Palabra de Dios y el poder de su gracia, y los invita a considerar las necesidades de las ciudades sin amonestar. El tiempo pasa rápidamente, y hay mucho que hacer. Deben usarse todos los agentes, para que puedan ser sabiamente aprovechadas las oportunidades actuales…

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OE 59. PABLO, EL APÓSTOL A LOS GENTILES. Entre aquellos que fueron llamados a predicar el Evangelio de Cristo, descuella el apóstol Pablo, y es para cada ministro un ejemplo de lealtad, consagración y esfuerzo incansable. Su experiencia y sus instrucciones acerca del carácter sagrado de la obra ministerial, son una fuente de ayuda e inspiración para aquellos que están empeñados en el ministerio evangélico. Antes de su conversión, Pablo era un acérrimo perseguidor de los discípulos de Cristo. 

Pero ante las puertas de Damasco le habló una voz, resplandeció en su alma la luz del cielo, y en la revelación que recibió del Crucificado, contempló lo que cambió todo el curso de su vida. Desde entonces en adelante, el amor por el Señor de gloria, a quien había perseguido tan implacablemente en la persona de sus santos, lo superaba todo. 

Le había sido dado el ministerio de dar a conocer el "misterio encubierto desde tiempos eternos."*Rom. 16:25. "Instrumento escogido me es éste -declaró el Ángel que le apareció a Ananías,- para que lleve mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel."*Hechos 9:15.

Y durante todo su largo servicio, Pablo no vaciló nunca en su lealtad al Salvador. "No hago cuenta de haberlo ya alcanzado -escribió a los filipenses;- pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo al blanco, al premio de la soberana vocación de Dios en Cristo Jesús."*Fil. 3:13,14.  60

La vida de Pablo fue una vida de actividades intensas y variadas. De ciudad en ciudad, y de país en país, él viajaba, contando la historia de la cruz, ganando conversos para el Evangelio y estableciendo iglesias. Sentía una solicitud constante por estas iglesias, y les escribió muchas cartas de instrucción. A veces trabajaba en su oficio para ganar su pan cotidiano. Pero en toda la atareada actividad de su vida, nunca perdió de vista el gran propósito, el de proseguir hacia el blanco de su alta vocación.

Pablo llevaba consigo la atmósfera del cielo. Todos los que se asociaban con él sentían la influencia de su unión con Cristo. El hecho de que su propia vida ejemplificara la verdad que él proclamaba, daba poder convincente a su predicación.  En esto reside la fuerza de la verdad. La influencia natural e inconsciente de una vida santa es el sermón más convincente que pueda predicarse en favor del cristianismo. Los argumentos, aun cuando sean incontestables, pueden provocar tan sólo oposición; mientras que un ejemplo piadoso tiene un poder al cual es imposible resistir completamente.

El corazón del apóstol ardía de amor por los pecadores, y él dedicaba todas sus energías a la obra de ganar almas.  Nunca vivió obrero más abnegado y perseverante, Las bendiciones que recibía las apreciaba como otras tantas ventajas que debía emplear para beneficio de otros. El no perdía oportunidad de hablar del Salvador o de ayudar a quienes estuviesen en dificultades. Dondequiera que pudiese encontrar auditorio, trataba de contrarrestar el mal y encaminar los pies de hombres y mujeres por la senda de justicia.

Pablo no se olvidaba nunca de la responsabilidad que pesaba sobre él como ministro de Cristo; ni de 61 que si se perdían almas por infidelidad de su parte, Dios lo tendría por responsable. "Yo os protesto el día de hoy -declaró,- que yo soy limpio de la sangre de todos."*Hechos 20:26. "Del cual yo Pablo soy hecho ministro -dice hablando del Evangelio,- según la dispensación de Dios que me fue dada en orden a vosotros, para que cumpla la palabra de Dios, a saber, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, mas ahora ha sido manifestado a sus santos: a los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria: el cual nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús: en lo cual aún trabajo, combatiendo según la operación de él, la cual obra en mi poderosamente."*Col. 1:25-29.

Estas palabras presentan al que trabaja para Cristo una alta norma que alcanzar, la cual, sin embargo, puede ser alcanzada por todos aquellos que, poniéndose bajo la dirección del gran Maestro, aprenden diariamente en la escuela de Cristo. 

El poder de que dispone Dios es ilimitado; y el ministro que, en su gran necesidad, busca al Señor en la soledad, puede tener la seguridad de que recibirá aquello que será para sus oyentes sabor de vida para vida.

Los escritos de Pablo demuestran que el ministro evangélico debe ser un ejemplo de las verdades que enseña, "no dando a nadie ningún escándalo, porque el ministerio nuestro no sea vituperado."*2Cor. 6:3.

A Tito escribió: "Exhorta asimismo a los mancebos a que sean comedidos; mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, 62 gravedad, palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros."*Tito 2:6-8.

Acerca de su propia obra, él nos ha dejado una descripción en su epístola a los creyentes corintios: "Habiéndonos en todas cosas como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias; en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos; en castidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en amor no fingido; en palabra de verdad, en potencia de Dios, en armas de justicia a diestro y siniestro; por honra y por deshonra, por infamia y por buena fama; como engañadores, más hombres de verdad; como ignorados, más conocidos; como muriendo, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como doloridos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos."*2Cor. 6:4-10.

El corazón de Pablo estaba lleno de un hondo y constante sentimiento de su responsabilidad; y él trabajaba en íntima comunión con Aquel que es la fuente de justicia, misericordia y verdad. Se aferraba a la cruz de Cristo como su única garantía de éxito. El amor del Salvador era el constante motivo que lo sostenía en sus conflictos con el yo y en su lucha contra el mal, a medida que en el servicio de Cristo avanzaba frente a la frialdad del mundo y a la oposición de sus enemigos.

Lo que la iglesia necesita en estos días de peligro, es un ejército de obreros que, como Pablo, se hayan educado para ser útiles, que tengan una experiencia profunda en las cosas de Dios, y que estén llenos de fervor y celo. Se necesitan hombres santificados, 63 abnegados, valientes y fieles; hombres en cuyos corazones habite Cristo, "la esperanza de gloria,"*Col. 1:27. Y que con labios tocados por, el fuego santo prediquen "la palabra."*2Tim. 4:2. 

Por falta de tales obreros, la causa de Dios languidece, y errores fatales, como un veneno mortífero, mancillan la moral y agostan las esperanzas de gran parte de la especie humana.

A medida que los fieles y cansados portaestandartes deponen sus vidas por la verdad, ¿quién se adelantará a reemplazarlos? ¿Aceptarán nuestros jóvenes el santo cargo de manos de sus padres? ¿Se están preparando para llenar las vacantes producidas por la muerte de los fieles? ¿Oirán la recomendación del apóstol, el llamado al deber, en medio de las incitaciones al egoísmo y a la ambición que seducen a la juventud? 64

8T 270.  SECCIÓN CINCO: EL CONOCIMIENTO ESENCIAL. "Para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo" (2 Corintios 4:6).

CAPÍTULO 122. LA OBRA DE LA CREACIÓN. Nunca podrá la ciencia explicar la obra de la creación. ¿Qué ciencia puede explicar el misterio de la vi­da? La teoría de que Dios no creó la materia cuando sacó al mundo a la existencia, no tiene fundamento al­guno. Al formar el mundo, Dios no se valió de materia preexistente. Por el contrario, todas las cosas, materiales y espirituales, comparecieron ante el Señor Jehová a la orden de su voz y fueron creadas pa­ra el propósito de él. Los cielos y todo su ejército, y todas las cosas que contienen, son no sólo la obra de sus manos, sino que llegaron a la existencia por el aliento de su boca. "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Hebreos 11:3). "Por la palabra de Jehová fueron hechos los cielos, y todo el ejército de ellos por el aliento de su boca... Porque él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió". (Salmo 33:6-9).

CAPÍTULO 123. LAS LEYES DE LA NATURALEZA. Al espaciarse en las leyes de la materia y de la naturaleza, muchos pierden de vista la intervención con­tinua y directa de Dios, si es que no la niegan. Expresan la idea de que la naturaleza actúa independien­temente de Dios, teniendo en sí y de por sí sus propios límites y sus propios poderes con que obrar. Hay en su mente una marcada distinción entre lo natural y lo sobrenatural. Atribuyen lo natural a causas comunes, desconectadas del poder de Dios. Se atribuye poder vital a la materia, y se hace de la natura­leza una divinidad. Se supone que la materia está colocada en ciertas relaciones, y que se la deja obrar de acuerdo a leyes fijas, en las cuales Dios mismo no puede intervenir; que (271) la naturaleza está do­tada de ciertas propiedades y sujeta a ciertas leyes, y luego abandonada a sí misma para que obedezca a estas leyes y cumpla la obra originalmente ordenada. Esta es una falsa ciencia. 

En la Palabra de Dios no hay nada que pueda sostenerla. Dios no anula sus leyes, sino que obra continuamente por su intermedio y las usa como sus instrumentos. Ellas no operan independientemente. Dios está obrando perpetuamente en la naturaleza. Ella es su sierva, y él la dirige como a él le place. En su obra, la naturaleza atestigua la presencia inteligente y la intervención activa de un Ser que actúa en todas sus obras de acuerdo con su voluntad. No es por un poder original in­herente a la naturaleza como año tras año la tierra produce sus dones y continúa su marcha alrededor del sol. La mano del poder infinito obra de continuo para guiar este planeta. Lo que le conserva su po­sición durante la rotación es el poder de Dios ejercido a cada momento. 

El Dios del cielo obra constantemente. Su poder hace florecer la vegetación, aparecer cada hoja y abrir­se cada flor. Cada gota de lluvia o copo de nieve, cada brizna de hierba, cada hoja, flor y arbusto, testi­fican acerca de Dios. Estas cosas pequeñas que son tan comunes en derredor nuestro enseñan la lección de que nada es demasiado humilde para que lo note el Dios infinito; nada es demasiado pequeño para su atención. El mecanismo del cuerpo humano no puede comprenderse plenamente; contiene misterios que dejan perplejo al más inteligente. Si el pulso late y una respiración sigue a la otra, no es como resultado de un mecanismo que una vez puesto en movimiento, sigue funcionando. 

En Dios vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser. Cada respiración, cada palpitación del corazón constituyen una evidencia continua del poder de un Dios siempre presente. Dios es el que hace salir el sol en los cielos. Él abre las ventanas de los cielos y da lluvia. Él hace cre­cer la hierba sobre los montes. "Da nieve como lana, y derrama la escarcha como ceniza”. (272) "A su voz se produce muchedumbre de aguas en el cielo... hace los relámpagos con la lluvia, y saca el viento de sus depósitos" (Salmo 147:16; Jeremías 10:13). El Señor está constantemente ocupado en sostener y usar como siervos suyos las cosas que ha hecho. Dijo Cristo: "Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo" (Juan 5:17). 

Ministerio Hno. Pio


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