domingo, 24 de octubre de 2021

856. INTRODUCCIÓN, SECCIÓN DOCTRINAL (COLOSENSES 1).

Colosenses 1. INTRODUCCIÓN: Vers. (1-6) Después del saludo, Pablo agradece a Dios por la fe de los hermanos, (7-8) confirma la enseñanza de Epafrodito, (9-13) ora por el crecimiento de los colosenses en la gracia,

SECCIÓN DOCTRINAL: (14-20) describe al verdadero Cristo y su preeminencia. (21-29) Los anima a recibir a Jesucristo y ensalza su propio ministerio.

1 PABLO, apóstol de Jesucristo por la voluntad de Dios, y el hermano Timoteo, 2 a los santos y fieles hermanos en Cristo que están en Colosas: Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. 3 Siempre orando por vosotros, damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, 4 habiendo oído de vuestra fe en Cristo Jesús, y del amor que tenéis a todos los santos, 

5 a causa de la esperanza que os está guardada en los cielos, de la cual ya habéis oído por la palabra verdadera del evangelio, 6 que ha llegado hasta vosotros, así como a todo el mundo, y lleva fruto y crece también en vosotros, desde el día que oísteis y conocisteis la gracia de Dios en verdad, 7 como lo habéis aprendido de Epafras, nuestro consiervo amado, que es un fiel ministro de Cristo para vosotros, 8 quien también nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu. 

9 Por lo cual también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría e inteligencia espiritual, 10 para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios; 11 fortalecidos con todo poder, conforme a la potencia de su gloria, para toda paciencia y longanimidad; 12 con gozo dando gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz; 13 el cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo,

14 en quien tenemos redención por su sangre, el perdón de pecados. 15 Él es la imagen del Dios invisible, el primogénito de toda creación. 16 Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. 17 Y él es antes de todas las cosas, y todas las cosas en él subsisten; 18 y él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, él que es el principio, el primogénito de entre los muertos, para que en todo tenga la preeminencia; 19 por cuanto agradó al Padre que en él habitase toda plenitud, 20 y por medio de él reconciliar consigo todas las cosas, así las que están en la tierra como las que están en los cielos, haciendo la paz mediante la sangre de su cruz.

21 Y a vosotros también, que erais en otro tiempo extraños y enemigos en vuestra mente, haciendo malas obras, ahora os ha reconciliado 22 en su cuerpo de carne, por medio de la muerte, para presentaros santos y sin mancha e irreprensibles delante de él; 23 si en verdad permanecéis fundados y firmes en la fe, y sin moveros de la esperanza del evangelio que habéis oído, el cual se predica en toda la creación que está debajo del cielo; del cual yo Pablo fui hecho ministro. 24 Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo, que es la iglesia; 25 de la cual fui hecho ministro, según la administración de Dios que me fue dada para con vosotros, para que anuncie cumplidamente la palabra de Dios, 26 el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, pero que ahora ha sido manifestado a sus santos, 27 a quienes Dios quiso dar a conocer las riquezas de la gloria de este misterio entre los gentiles; que es Cristo en vosotros, la esperanza de gloria, 28 a quien anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre; 29 para lo cual también trabajo, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí. (Colosenses 1).

1. Pablo, apóstol. En cuanto al estilo de la introducción y el significado de los términos, ver com. Rom. 1:1; cf. com. Hech. 1:2. Pablo se llama a sí mismo apóstol porque desea destacar que es el embajador del Señor. 

Voluntad de Dios. Ver com. Efe. 1:1. 

Timoteo. Acerca de Timoteo, ver com. Hech. 16:1. 

Pablo incluye a Timoteo en su saludo apostólico en otras de sus epístolas (2 Cor. 1:1; Fil. 1:1; 1 Tes. 1:1; 2 Tes. 1:1; File. 1).

2. Santos. Gr. hágios (ver com. Rom. 1:7).

Fieles hermanos. Esta frase está en aposición a "santos". Pablo alaba a los miembros de la iglesia de Colosas por su fidelidad, integridad y lealtad inmutable.

En Cristo. Ver com. Efe. 1:1.

Colosas. Ciudad de Frigia a unos 200 km al este de Éfeso. En los días de Pablo Frigia formaba parte de la provincia romana de Asia. Colosas se hallaba a orillas del río Lico, a unos 20 km tanto de Hierápolis como de Laodicea. En siglos anteriores Colosas había alcanzado gran importancia. El ejército persa de Jerjes pasó por ella cuando iba en camino para atacar a Grecia. Jenofonte la llama "ciudad populosa, próspera y extensa" (Anábasis i. 2.6). Pero en los días del NT la población se había reducido mucho. En cuanto al origen de la iglesia allí, ver la p. 189.

Gracia y paz. Ver com. Rom. 1:7; 3:24.

Dios nuestro Padre. Ver com. Rom. 1:7.

Señor Jesucristo. La evidencia textual favorece (cf. p. 10) la omisión de estas palabras. Parece que fueron añadidas del pasaje paralelo de Efe. 1:2. Las omiten la BJ, BA, BC y NC. La BJ (nota) las atribuye a una adición propia de la Vulgata.

3. Damos gracias. Cf. com. Efe. 1:16. 

La causa de este agradecimiento se presenta en Col. 1:4-5.

Dios, Padre. O "Dios, el mismo Padre".

Señor Jesucristo. Ver com. Efe. 1:17.

4. Habiendo oído. Epafras (vers. 7 y 8) había llevado a Pablo noticias de la iglesia de Colosas. Fe. La fe en Cristo no es sólo confianza y seguridad en él como una persona, sino una completa subordinación a la voluntad de Dios y una confianza plena en el programa divino. Es la aceptación humana de los caminos de Dios.

En Cristo Jesús. Pablo describe a Cristo como la esfera dentro de la cual vive el cristiano, en la misma forma en que el aire es el elemento en el cual existe su cuerpo. El que está "en Cristo" se halla rodeado y limitado por los principios y las leyes de su Salvador; vive por ellos y en ellos. 

Jesús es el origen y amparo de su vida. La verdadera fe actúa dentro de este círculo que abarca todo aquello que presenta a Jesús como el Cristo de Dios (Efe. 1:15; 1 Tim. 3:13; 2 Tim. 1:13; 3:15).

Amor. Gr. agáp' (ver com. 1 Cor. 13:1). Todos los cristianos se unen movidos por los principios del amor a Dios y a sus hermanos. Esta actitud hace que haya amor por todos los santos. Una fe genuina en Dios no puede producir un resultado menor. Pablo se regocija sobremanera ante el progreso de la vida cristiana de los creyentes de Colosas.

5. Esperanza. Ver com. Rom. 8:24; 12:12. Pablo llega ahora a la tercera de su tríada de virtudes cristianas. La fe y el amor no sólo reciben de la esperanza su poder impelente, sino que la esperanza es también su meta. Los colosenses habían escuchado el mensaje de la redención, y la esperanza había nacido en su corazón. Esa esperanza era la fuerza motriz en su experiencia cristiana y en la filosofía de su vida. De ese modo la esperanza precede a la fe. Como Dios forjó el plan de salvación, es posible que haya esperanza para el hombre caído.

En los cielos. El cristiano tiene la esperanza de "una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos" para él (1 Ped. 1:4; cf. Fil. 3:21). La esperanza de que finalmente se cumpla el propósito de Dios de tener un universo sin pecado y armonioso, era el suelo fructífero del cual brotaban la fe y el amor que habían manifestado los creyentes de Colosas.

De la cual ya habéis oído. Pablo recuerda a los creyentes el gozo y entusiasmo de ellos cuando les llegó por primera vez el mensaje evangélico. Deseaba que los colosenses contrastaran la fe que entonces tenían y el gozo que inundaba sus almas, con las dudas y tendencias perturbadoras creadas por los mensajes presentados por los falsos maestros (cf. vers. 23; cap. 2:6-8, 16-23).

Palabra verdadera. Es decir, el mensaje que contiene la verdad, las buenas nuevas de toda la voluntad revelada de Dios (ver com. Juan 8:32). La verdad es una revelación del pensamiento de Dios, y se ocupa de las realidades últimas y eternas. Del evangelio. Ver com. Mar. 1:1.

6. Que ha llegado hasta vosotros. Cf. vers. 23.

A todo el mundo. Ver com. vers. 23.

Lleva fruto. Un árbol produce fruto porque vive y está floreciente. El cristiano continuamente produce el fruto del Espíritu (Gál. 5:22-23) porque la vida de Cristo es un principio vital dentro de él (Mar. 4:20,28; Rom. 7:4-5; Fil. 4:17). El sentido de la expresión de Pablo es que el Evangelio produce fruto continuamente dondequiera que se predica.

También en vosotros. Pablo se desvía de la verdad general de que el Evangelio invariablemente produce fruto doquiera que se proclama, al hecho particular de que lo había producido también en Colosas. Por lo tanto, esa iglesia estaba vinculada con el propósito universal de Dios para la redención de los seres humanos. El día. En cuanto a la manera en que el Evangelio llegó a Colosas, ver la p. 189.

Conocisteis. Del verbo griego epiginÇskÇ, "reconocer", "conocer plenamente", "conocer por experiencia". Sería mejor la traducción "conocisteis plenamente". Ese conocimiento completo sólo proviene de la experiencia, por lo tanto es sólo para los que aceptan la gracia de Cristo. El verdadero conocimiento de Dios y la gracia de Dios son inseparables. Gracia. Ver com. Rom. 3:24.

Verdad. Es decir, verdaderamente. Pablo presenta constantemente sutiles contrastes con las enseñanzas falsas que está a punto de mencionar.

7. Epafras. El mensajero que quizá había llevado el mensaje de salvación a Colosas (ver p. 189). Pablo lo llama "nuestro consiervo amado". Cuando escribió a Filemón, habla de él como "mi compañero de prisiones" (Fil. 23). Evidentemente Epafras era oriundo de Colosas (Col. 4:12) Se conjetura que podría haber escuchado el Evangelio en Éfeso, y que después de consagrarse al servicio de Dios, se convirtió en misionero para su propia gente.

Fiel. Pablo respalda los mensajes y las labores de Epafras, un fiel colaborador.

Ministro. Gr. diákonos (ver com. Efe. 6:21).

Para vosotros. Si bien algunas versiones (por ejemplo, la BJ) dicen "para nosotros", la evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el texto de la RVR, "para vosotros". Ambos pronombres tienen una grafía muy similar en griego (humÇn y h'mÇn), por lo que pueden confundirse fácilmente. Dentro del contexto cualquiera de las dos variantes es posible.

8. Quien también nos ha declarado. Epafras había llevado a Pablo noticias de la condición de la iglesia de Colosas.

En el Espíritu. Sencillamente, "en espíritu". No es seguro si Pablo quiere decir el Espíritu Santo o si se refiere al espíritu humano. El verdadero amor es producto de la presencia del Espíritu Santo en la vida; pero Pablo quizá destaque aquí la respuesta amante y de buena voluntad que cada cristiano debe manifestar ante las vicisitudes de la vida.

9. Por lo cual. Es decir, en vista de lo que ha sido dicho en los vers. 4-8, Pablo recuerda la fe de los creyentes de Colosas en Cristo, lo genuino de su amor por los hermanos y su firme esperanza en la recompensa celestial. Todas esas virtudes habían alegrado el corazón del apóstol. La causa inmediata de su regocijo eran las buenas noticias que Epafras le había llevado desde Colosas. Su magnífico informe había reanimado el corazón del anciano Pablo.

El día que lo oímos. La llegada de Epafras fue un día memorable para Pablo. 

El apóstol hace comenzar desde ese momento una experiencia de mayor consagración y gratitud.

No cesamos de orar. Pablo ya había llamado la atención a sus oraciones por los creyentes de Colosas (vers. 3). Las noticias de esta iglesia, que había recibido por medio de Epafras, hicieron que pudiera orar con una intención y un gozo crecientes. 

La frase "no cesamos de orar" significa que Pablo habitualmente oraba por los cristianos colosenses. No podía decirse que alguna vez hubiera dejado de orar por ellos.

Pedir. Pablo estaba agradecido, pero al mismo tiempo preocupado. No estaba satisfecho con los progresos que ya habían alcanzado los creyentes de Colosas, y por eso anhelaba que siguieran progresando. 

Conocimiento. Gr. epígnÇsis, "conocimiento pleno, preciso" (ver com. Rom. 3:20; Efe. 1:17; cf. com. Col. 1:6).

Su voluntad. Específicamente el conocimiento de la voluntad de Dios acerca de la conducta de ellos (vers. 10). En un sentido más general, la comprensión de la suma total del propósito de Dios que todo lo abarca. Para el que posee este conocimiento, cada detalle de la vida, con sus problemas y misterios inexplicables, adquiere un nuevo significado. El cristiano comprende que Dios tiene un plan para su vida, y su meta es cumplir el propósito divino.

Sabiduría. Gr. sofía. Ver com. Luc. 2:52. Sabiduría es la capacidad de aplicar los hechos del conocimiento a las situaciones de la vida. Desgraciadamente no siempre el que tiene conocimiento también posee sabiduría. Por eso Pablo oraba para que los creyentes de Colosas pudieran estar dotados de la sabiduría del cielo.

Inteligencia. La inteligencia dada por el Espíritu es el discernimiento que capacita al cristiano para juzgar entre lo correcto y lo falso. El que está iluminado por el Espíritu Santo reconoce las tentaciones y las trampas del adversario. Y si toda la voluntad está entregada a Dios y está inmersa en las cosas de valor eterno, el cristiano prefiere ocuparse únicamente en aquellas cosas que Dios quiere que haga.

Espiritual. Adjetivo que se aplica a los dos sustantivos que lo preceden: "sabiduría" e "inteligencia".

10. Andéis. Gr. peripatéÇ, "andar en torno", figuradamente "vivir" (ver com. Efe. 2:2). 

El propósito del conocimiento práctico de las verdades celestiales y de la sabiduría e inteligencia espiritual para discernir entre lo correcto y lo falso en relación con el propósito de Dios, que todo lo domina, es producir, como resultado, una conducta o forma de vida adecuada para el hijo de Dios.

Agradándole. La norma de conducta del cristiano es la voluntad de Dios; el propósito es que podamos agradar a Dios todos nuestros días. Somos creados para complacer a Dios. Somos redimidos para que pueda completarse el plan original del Señor. Lo que a él le desagrada es el Pecado. Hablando de su relación con su Padre celestial, dijo Jesús: "Yo hago siempre lo que le agrada" (Juan 8:29).

Llevando fruto. La fecundidad de un árbol es el resultado de su vida interior. 

El fruto demuestra la existencia de la vida. Dar fruto no capacita al árbol para vivir; el árbol da fruto porque vive. Así ilustra el apóstol el resultado de la presencia viviente de Cristo en el corazón. Una vida cristiana que resulta de esta unión de lo divino y lo humano no puede menos que dar buen fruto (Gál. 5:22-23; cf. 2 Ped. 1:8).

En toda buena obra. Aquí se hace énfasis en el carácter cristiano completo en todo sentido. Cristo no desea seguidores a medias o asimétricos. 

El ideal que él presenta ante nosotros es el desarrollo armonioso de todo el ser humano. Cf. Efe. 4:13; 1 Tes. 5:23.

Creciendo. Paralelo al progreso en testificar mediante palabras y hechos, debe haber un discernimiento y conocimiento espiritual que vayan gradualmente adquiriendo mayor profundidad. El proceso de captar la verdad es progresivo. El seguidor de Cristo debe poder mirar hacia atrás y hacia adelante, para que vea que ha hecho progresos visibles pero que hay nuevas alturas que escalar.

Conocimiento. Gr. epígnÇsis (ver com. vers. 9).

11. Fortalecidos con todo poder. Cf. Efe:19. El poder divino capacita al hombre para hacer frente a todos los problemas de su vida diaria, ya sea que éstos se produzcan en su trato con sus prójimos o por un conflicto directo con los agentes satánicos. Pablo deseaba que los creyentes de Colosas recibieran esa fortaleza interior mediante la presencia permanente del Espíritu Santo, lo que se manifestaría en grandes hechos para su Señor. A medida que aumentara la necesidad podrían obtener la fortaleza adecuada para hacerle frente.

Conforme a la potencia de su gloria. La norma por la cual este don de poder celestial se concede a la humanidad es el poder de Dios y su capacidad, y no la necesidad del hombre. En cuanto al significado de "gloria" ver com. Rom. 3:23.

Paciencia. Gr. hupomon'. Ver com. Rom. 2:7.

Longanimidad. Gr. makrothumía (ver com.  Col. 3:12; cf. com. 1 Cor. 13:4; 2Cor. 6:6). Cuando el poder de Dios obra en el alma, la clemencia y la tolerancia dominan las pasiones. El hijo de Dios observa cómo su Señor y Maestro cumple pacientemente sus designios, y él también aprende paciencia. Y al hacer frente a los obstáculos, se desarrollan en su vida paciencia y firmeza, y paz ante la misma muerte. Paciencia es lo opuesto a desaliento o cobardía, mientras que longanimidad es lo contrario de ira o venganza. La paciencia está estrechamente unida con la esperanza (cf. 1 Tes. 1:3), y la longanimidad con frecuencia se relaciona con la misericordia (Exo. 34:6).

12. Con gozo. Cf com. Rom. 14:17.

Dando gracias. Un corazón agradecido es una prueba de que se cultiva en forma habitual y positiva una conformidad agradecida hacia la voluntad del gran Dador (cf. Efe. 5:4; Fil. 4:6; Col. 2:7; 3:17; 4:2; ver com. Efe. 5:20). La falta de gratitud es la raíz de la rebelión y la anarquía (Rom. 1:21). El agradecimiento de corazón es un requisito diario para el crecimiento en la vida cristiana. Esta acción de gracias no sólo consiste en el reconocimiento de que Dios diaria y repetidamente nos concede sus dádivas, es también reconocer con reverencia que merece el honor que debemos a su santo nombre y grandioso poder.

Al Padre. Los vers. 12 y 13 presentan al Padre como Aquel que dio comienzo al plan de salvación. Él fue quien entregó a su Unigénito.

Nos hizo aptos. La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por el pronombre "os". "Nos", por el sentido, tiene el respaldo del vers. 13. Esta idoneidad no es ganada por el hombre. Es concedida a los que por fe aceptan al Señor Jesucristo (ver com. Efe. 2:8).

Para participar de la herencia. Ver com. Rom. 8:17.

Santos. Ver com. Rom. 1:7.

En luz. Esta palabra está en contraste con "tinieblas" (vers. 13), por lo que "en luz" equivale al "reino de su amado Hijo" (vers 13). 

Ver com. Juan 1:5; 1 Juan 1:5.

13. Librado. Gr. rúomai, "rescatar". Pablo usa este verbo en Rom. 7:24 para expresar su angustioso clamor: "¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?" El Libertador que "vendrá a Sion" (Rom. 11:26) es ho ruómenos "el rescatador". En este pasaje se presenta al Padre como Aquel que rescata a los hombres de la servidumbre de Satanás.

Potestad. Gr. exousía, "autoridad". El Vencedor divino ha rescatado a sus santos del reino del mal donde preside el príncipe de las tinieblas como un tirano implacable. Ya no están sujetos a una autoridad usurpada.

Tinieblas. Nótese el contraste con "herencia... en luz" (vers. 12). El hijo de Dios es trasladado de la autoridad del príncipe de las  tinieblas al reino de la luz.

Trasladado. Gr. methíst'mi, "transportar", "mudar". Compárese con el uso que se le da en Luc. 16:4; Hech. 13:22; 19:26 y de una forma parecida en 1 Cor. 13:2. Josefo usa la palabra al hablar de la migración de los israelitas al reino de Asiria durante la invasión de Tiglat-pileser III (Antigüedades ix. 11.1).

Reino. Es decir, el reino de la gracia (ver com. Mat. 4:17; 5:3).

De su amado Hijo. Literalmente "del Hijo de su amor" (BJ, BC, NC), que probablemente signifique el Hijo que es objeto del amor de Dios (cf. com. Mat. 3:17; Efe. 1:6).

14. Tenemos redención. Este versículo es paralelo a Efe. 1:7 (ver el comentario respectivo). Cristo es Aquel mediante cuya muerte expiatoria los hombres obtienen la redención (ver com. Rom. 3:24).

Por su sangre. La evidencia textual establece (cf. p. 10) la omisión de esta frase. La omiten la BJ, BC, BA y NC; sin embargo, esa enseñanza está bien establecida en el pasaje paralelo de Efe. 1:7 (ver el comentario respectivo). 

Ver Problems in Bible Translation, p. 223.

Perdón. Gr. áfesis, "liberación", "perdón". Ver com. Luc. 3:3. Así termina Pablo la introducción a esta epístola (vers. 1-14). Ha agradecido a Dios por lo que ha oído del progreso de los cristianos colosenses. Ha pedido ayuda del cielo para que crezcan en el verdadero conocimiento de la voluntad divina. Estas peticiones continuamente surgían del corazón del apóstol, especialmente desde que recibió un informe directo acerca de los creyentes de Colosas. Después les recuerda sus privilegios por haber sido trasladados al reino de la luz, y cuál debería ser su gozo por su liberación del poder de las tinieblas.

15. Él es. Después de terminar su prólogo (vers. 1-14), el apóstol se ocupa de su tema principal: la persona y la posición de Cristo.

Imagen. Gr. éikÇn, "similitud", "semejanza". Cf. cap. 3:10, donde Pablo declara que el cristiano es renovado "conforme a la imagen [ékÇn] del que lo creó". La imagen del emperador romano en las monedas antiguas era llamada éikÇn (Mat. 22:20).

Dios invisible. "A Dios nadie le vio jamás"; pero Jesús, "la imagen del Dios invisible", vino para revelarlo a los hombres (ver com. Juan 1:18).

Primogénito. Gr. prÇtótokos (ver com. Rom. 8:29). PrÇtótokos se usa en Mat. 1:25 y Luc. 2:7 para referirse a Cristo como el primogénito de María. 

En Heb. 11:28 se emplea para especificar a los primogénitos de Egipto que perecieron, en la décima plaga. En Heb. 12:23 describe a los miembros de "la congregación de los primogénitos". 

En las referencias restantes (Rom. 8:29; Col. 1:15,18; Heb. 1:6; Apoc. 1:5) prÇtótokos se aplica a Cristo (ver los comentarios de estos pasajes).

A través de los siglos se ha debatido mucho el significado de prÇtótokos en Col. 1:15. Los más antiguos padres de la iglesia aplicaban esta palabra a Cristo como el eterno Hijo de Dios. Los arrianos usaron este versículo para mostrar que Cristo era un ser creado. Esta interpretación, aunque es posible en este pasaje por medio de la gramática, queda refutada por otras porciones de las Escrituras (ver Nota Adicional de Juan 1). El pasaje puede ser entendido de modo que armonice plenamente con la enseñanza general de la Biblia. Esto concuerda con los principios sanos de la exégesis bíblica.

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En Heb. 1:6 prÇtótokos claramente se refiere a la encarnación, y algunos han tratado de hacer la misma aplicación en Col. 1:15. Otros creen que en Colosenses Pablo se está refiriendo a la resurrección (ver com. Hech. 13:33). Sin embargo, ninguna de las dos interpretaciones se ajusta al contexto, pues Cristo es presentado aquí como el Creador (cf. Col. 1:16) y anterior a la creación (cf. com. Juan 1:1-3, 14).

Por lo tanto, parece mejor considerar que prÇtótokos se usa en sentido figurado para describir a Jesucristo como primero en categoría. Esta figura deriva de la dignidad y la posición pertenecientes al primogénito de una familia humana o, más específicamente, al primogénito de una familia real. La jerarquía de Cristo es única en su género, autorizada y absoluta. Se le han confiado todas las prerrogativas y toda la autoridad en el cielo y en la tierra. Pablo destaca la posición de Cristo porque está procurando hacer frente a los argumentos de los falsos maestros, quienes declaraban que Cristo era creado y negaban su supremacía.

Creación. Gr. ktísis, "creación", en el sentido del acto de la creación o también de algo creado, "criatura" (RVA, NC). El vocablo griego puede traducirse "creación" o "criatura". El contexto parece favorecer "toda criatura" (RVA, NC). Cristo es presentado en una posición por encima de toda cosa creada. 

Ver com. Apoc, 3:14.

16. Porque en él. Esta traducción corresponde literalmente con el texto griego: hóti en autÇ, que destaca que Cristo es el centro, la fuente, la esfera en que se originó la creación.

Fueron creadas todas las cosas. Acerca de Cristo como Creador, ver com. Juan 1:3. La acción del poder creador era una prueba de la divinidad de Cristo.

Cielos. . . tierra. Esta expresión parece incluir todo el universo. Mediante estos términos se designan todas las cosas materiales o inmateriales.

Invisibles. Sin duda una referencia a seres y poderes espirituales (ver com. "tronos... potestades").

Tronos. . . potestades. Ver com. Rom, 8:38; Efe. 1:21. Estos términos evidentemente eran usados por los falsos maestros de Colosas para describir su clasificación de las jerarquías angélicas. Esos maestros herejes quizá clasificaban a Cristo dentro de esas jerarquías. Si así fue, Pablo atacó de frente esa doctrina declarando que ya fuera que existieran o no tales jerarquías, Cristo las creó a todas y por lo tanto las superaba muchísimo en dignidad.

Fue creado. Esta flexión del verbo es diferente de la que se traduce "fueron creadas" al comienzo de este versículo. El griego destaca con el pretérito perfecto la continuidad o permanencia de la creación, mientras que en la primera se refiere a la creación simplemente como un acto específico que ocurrió en algún momento de la historia.

Por medio de él. Gr. di' autóu. "Por medio de él" expresa quién es el agente, es decir, quién hizo la creación. Ver com. Juan 1:3. Para él. Cristo es la meta y el origen de toda la creación. Es la razón de ser de su existencia. Da sentido a su vida. Él es "el principio y el fin, el primero y el último" (Apoc. 22:13).

17. El. Pronombre enfático en griego, significa "El mismo". Se contrasta a Cristo con los seres creados.

Es. Flexión del verbo eimí, "ser", que como 'n en Juan 1:1, expresa continuidad de existencia (ver el comentario respectivo). "Él es" puede compararse con la expresión "Yo soy" (ver com. Juan 6:20; 8:58).

Antes. Tanto en tiempo como en posición. Cuando en alas de la imaginación penetramos en la eternidad pasada, no hay un momento antes del cual Cristo no existiera (ver com. Juan 1:1; Nota Adicional de Juan 1).

En él. Cristo es la esfera dentro de la cual todo existe.

Subsisten. Gr. suníst'mi, "mantenerse juntos" o "tener coherencia". "Y todo tiene en él su consistencia" (BJ). "Y todas las cosas tienen en él su consistencia" (BC). La flexión del verbo griego pone el énfasis en el continuo mantenimiento de una organización original.

El poder que mantiene con precisión matemática los inmensos astros del universo en sus órbitas señaladas, el poder que sostiene las partículas del átomo en sus órbitas predeterminadas, es el mismo. Todas las cosas existen por el poder de Cristo. No sólo las creó, también las sostiene en cada momento.

18. Él es. Gr. autos estín, "él mismo es", las mismas palabras con que comienza el vers. 17 (ver el comentario respectivo).

Cabeza del cuerpo. Así como la cabeza tiene la capacidad de hacer los planes para el cuerpos al cual gobierna y por el cual hace decisiones, y así como todas las actividades del cuerpo dependen completa y continuamente del funcionamiento de la cabeza, Cristo también es la cabeza del cuerpo espiritual. 

Es una figura frecuente en los escritos de Pablo (ver com. 1 Cor. 12:12-27; Efe. 1:22).

Iglesia. Gr. ekkl'sía. Ver com. Mat. 18:17.

Principio. Esta expresión puede entenderse en forma pasiva, para mostrar la precedencia de Cristo en lo que concierne a tiempo y categoría, o en forma activa, en el sentido de que Cristo es el originador (cf. com. Apoc. 1:8). Algunos entienden que se aplica especialmente a lo que sigue, para afirmar que Cristo es el "principio" de los que serán resucitados de los muertos. Pablo también llama a Cristo "primicias de los que durmieron" (ver com. 1 Cor. 15:20,23). Es cierto que Moisés y Lázaro fueron resucitados antes de que Cristo saliera de la tumba, pero lo hicieron en virtud de la resurrección de Jesús; sólo por él volvieron a vivir

Jesús es presentado aquí ante los creyentes no sólo como el que tiene primacía y precedencia en el tiempo, sino también como el que es superior en poder y prestigio.  Como él es antes de todas las cosas, no puede ser una emanación o una forma de creación inferior o subsidiaria. La declaración de Pablo hace frente a los argumentos de los falsos maestros de Colosas.

Primogénito. Gr. prÇtótokos (ver com. vers. 15). De entre los muertos. Como habiendo sido uno de ellos, según lo implica el griego (cf. com. Apoc. 1:18).

En todo. Como en el contexto inmediato la precedencia de Cristo tiene que ver con la iglesia, su posición en cuanto a "todo" también atañe a la iglesia (ver Col. 3:11; cf. Efe. 1:23); sin embargo, esta afirmación también es verdad respecto a su soberanía y primacía en cuanto al universo entero.

Tenga la preeminencia. O "para que tenga él la primacía". Cristo "fue declarado Hijo de Dios con poder... por la resurrección de entre los muertos" (Rom. 1:4; cf. Fil. 2:9).

19. Agradó al Padre. Las palabras "al Padre" son añadidas, puesto que la evidencia textual establece (cf. p. 10) su omisión. El griego sugiere la traducción "la plenitud se complació habitar en él", que resulta difícil de interpretar. En esta construcción, la "plenitud" es el sujeto. Por otra parte, el Padre parece ser el sujeto en el vers. 20, por lo tanto es posible que también tácitamente lo sea en el vers. 19. Ambas formas se amoldan bien al contexto.

Habitase. Del verbo griego katoikéÇ, "residir", "morar", "establecerse" (cf. 2:9). Los falsos maestros sostenían que la Divinidad residía en Jesús sólo parcial y transitoriamente; pero Pablo les explica a los colosenses la verdad al respecto. Jesús posee como una prerrogativa permanente no sólo la plenitud del propósito y del poder divino, sino que también expresa completamente los rasgos de la personalidad divina (Efe. 1:23; 3:19; 4:13; Col. 2:9). 

El Salvador era la expresión de la gloria del Padre, la imagen visible de la persona de Dios (cap. 1:15). En Cristo se manifiesta la expresión perfecta de la Divinidad completa y eternamente. Esta expresión de la Deidad sólo alcanzó su manifestación plena cuando se consumó el sacrificio del Salvador, porque la fase del sacrificio expiatorio de su perfección divina no se había visto antes de la muerte de Jesús.

Plenitud. Gr. pl'rÇma, "plenitud", "hartura", "lo que ha sido completado", "complemento". Pl'rÇma se usaba en el griego secular para designar una tripulación completa en un navío, o un grupo completo de reservistas o una población que había alcanzado a un número máximo, o para indicar la suma total necesaria para completar una transacción comercial o para referirse a los materiales necesarios para completar un edificio. 

En el NT generalmente tiene este significado de algo íntegro (Mar. 2:21; 6:43; Rom. 13:10; 1 Cor. 10:26; Gál. 4:4; Efe. 1:10,23).

Parece que los falsos maestros de Colosas, como los gnósticos posteriores, enseñaban que algunas de las funciones de la Deidad, como la mediación y ciertos atributos creadores, también las poseían los ángeles o jerarquías inferiores de seres creados. Pablo está diciendo a los que pervertían la verdad que en Cristo reside la suma total de todos los atributos de la Deidad. Por lo tanto, él es el Señor de todas las cosas creadas. Esta plenitud residió en Cristo desde el principio.

20. Por medio de él. Esta frase aparece dos veces en el texto original: "por medio de él reconciliar... por medio de él haciendo la paz..." Jesús es Aquel por medio del cual se llevó a cabo la reconciliación. Reconciliar. Gr. apokatallássÇ, verbo más enfático que katallássÇ (ver com. Rom. 5:10), que Pablo usa por lo general para referirse a la reconciliación.

Todas las cosas. Se ha debatido mucho si esta expresión incluye a los seres irracionales y a los inanimados. ¿En qué sentido necesitarían esos seres de la reconciliación? El apóstol quizá esté tratando de los amplios efectos de la entrada del pecado en el universo, y por eso incluye los efectos del pecado y de la redención no sólo sobre los seres inteligentes sino también sobre los irracionales y los inanimados (cf. com. Rom. 8:19).

En la tierra. La transgresión de Adán afectó a toda la tierra. La degeneración se extendió desde el hombre -la obra maestra y cumbre del Creador- hasta las plantas, los insectos, los animales marinos y aun los seres inanimados. Pero el acto redentor de Cristo finalmente restaurará la perfección y la armonía.

En los cielos. Algunos comentadores afirman que aunque sólo un tercio de los ángeles se rebelaron en el cielo contra el gobierno de Dios y fueron expulsados de allí, el resto de las huestes angélicas no entendió plenamente la realidad del pecado ni sus horrendos resultados hasta que Cristo murió en la cruz. Los seres celestiales comprendieron como nunca antes, después de este acontecimiento, que los caminos de Dios son verdaderos y justos y que el programa de Satanás conduce a la muerte.

De ese modo todas las cosas, tanto materiales como espirituales, tanto celestiales como terrenales, serán conducidas a un estado de perfecta armonía mediante la cruz y todo lo que ella representa. El tiempo y el despliegue de los propósitos de Dios mediante Cristo desenmascararán a Satanás y a los que simpatizan con él, y cuando sean aniquilados se verá la justicia de Dios. El plan de la redención cumplirá así su propósito más amplio y profundo, a saber: la vindicación del carácter de Dios ante el universo (PP 54).

Haciendo la paz. La paz es necesaria porque la entrada del pecado en el universo introdujo la desunión. Es evidente que los falsos maestros enseñaban que la paz se estaba logrando debido a la mediación de los ángeles.

Sangre de su cruz. En cuanto al significado de la sangre de Cristo en el plan de salvación, ver com. Rom. 3:25. La cruz de Cristo es el núcleo del plan de salvación. La cruz era el tema en el que Pablo se gloriaba (Gál. 6:14), y será la ciencia y el canto de los redimidos por los siglos eternos (CS 709).

21. Y a vosotros. Pablo hace ahora aplicaciones personales para sus hermanos colosenses, de las doctrinas que ha estado tratando. Ha sostenido que todo el mundo depende de la sangre de Cristo para la reconciliación (ver com. vers. 19). Ahora dice a los colosenses que ellos pueden disfrutar de ese glorioso estado de armonía y gozo sólo por ese mismo camino. Su declaración implica una advertencia a no aceptar los conceptos de los falsos maestros que podrían sugerir otros medios de reconciliación, como el ministerio de los ángeles y de otros espíritus (cf. cap. 2:8, 18-19). Hay sólo un medio de salvación (Hech. 4:12).

En otro tiempo extraños. O "anteriormente extraños". Los creyentes de Colosas habrían continuado en esa desventurada condición si Cristo no hubiera muerto por ellos. La cruz del Calvario proporcionaba expiación para el pecado que había causado esa separación. La actitud hostil del pecador había cambiado y Dios había aceptado al pecador.

Enemigos. Los colosenses no sólo estaban alejados de Dios, ignoraban sus propósitos para la humanidad y eran indiferentes a su ley antes de su conversión, sino que también abierta y decididamente eran hostiles a Dios.

En vuestra mente. La mente es el centro que dirige a los seres racionales (Efe. 4:18). Pablo recuerda a los colosenses que todo el pensamiento de ellos había estado alejado de Dios y era hostil al Señor. Todos sus planes y proyectos estaban opuestos a Dios o eran indiferentes a él. Se hallaban perdidos y en situación desesperada; era menester que la influencia celestial los llevara a una condición en la que pudieran ser salvos.

Haciendo malas obras. O "en las malas obras", es decir, "en la esfera de las obras impías". Un hombre actúa según su modo de pensar (cf. Prov. 23:7). Es imposible que una mente impía produzca algo que no sea obras de impiedad. En el caso de los colosenses, sus acciones demostraban el estado de su mente. El registro de sus vidas demostraba irrefutablemente que antes de su conversión estaban alejados de Dios y eran sus enemigos.

Ahora. Pero Dios actuó a pesar del alejamiento de los colosenses. Su ministerio de la reconciliación se hace efectivo en el momento en que los hombres lo aceptan.

Os ha reconciliado. Ver com. Rom. 5:10; Col. 1:20. Cristo, por decirlo así, había tomado de la mano a los creyentes de Colosas, y los había presentado ante el Padre no como a siervos o enemigos, sino como a sus amigos (Juan 15:14-16). La cruz del Calvario había desterrado la hostilidad de ellos, había cambiado la tendencia de sus pensamientos y los había transformado a la semejanza de Cristo.

22. Su cuerpo de carne. Algunos creen que Pablo combate aquí una herejía que entró muy temprano en la iglesia cristiana: que Cristo no tenía cuerpo humano. Según esta herejía, el cuerpo humano es esencialmente pecaminoso y por lo tanto no podría haber sido parte del Hijo de Dios. La encarnación era un paso fundamental en la reconciliación del hombre con Dios. La Divinidad se había revestido con la humanidad. Jesús tomó posesión de la humanidad caída para que ésta pudiera unirse de nuevo con el trono de Dios. Participó de carne y sangre para poder liberar al hombre de la esclavitud del pecado. Cristo logró en su cuerpo de carne la victoria de la reconciliación (1 Ped. 2:24). 

Ver t. V, pp. 894-895; t. VI, p. 59.

Por medio de la muerte. La paga del pecado es muerte (Rom. 6:23); todos hemos pecado (Rom. 3:23); por lo tanto nadie puede escapar de la muerte. Cuando Cristo participó de la condición humana, se propuso pagar el precio del castigo del pecado de la humanidad. Murió por cada ser humano. Este hecho estaba simbolizado en todo verdadero sacrificio desde el día cuando Adán ofreció la primera víctima por orden de Dios. La muerte de la víctima vicaria señalaba de antemano la gran expiación que se ofrecería por la sangre de Cristo. Todas esas ceremonias de sacrificios que simbolizaban una mediación, señalaban por anticipado la reconciliación final con Dios. La muerte era la base de todo sacrificio.

Para presentaros. Cuando la reconciliación haya sido alcanzada, los que estuvieron alejados de Dios y le fueron hostiles serán presentados ante el universo como trofeos de la cruz (2 Cor. 4:14; Efe. 5:27; Col. 1:28).

Santos y sin mancha. Gr. hágios, "santo" y ámÇmos, "sin tacha" (ver com. Efe. 1:4).

Irreprensibles. Gr. anégkl'tos, "irreprochable", "irreprensible". Compárese con el uso de esta palabra en 1 Cor. 1:8. Anégkl'tos va más lejos que ámomos en su descripción del proceso de la santificación. Pone de relieve que no debe haber ninguna posibilidad de que se haga alguna acusación contra aquel a quien Dios se propone presentar perfecto delante del universo. El acusador de los hermanos será silenciado cuando el Señor lo reprenda y haga notar que los santos están vestidos con la justicia de Cristo (Zac. 3:1-5; Apoc. 12:10-11).

Delante de él. Todos los seres humanos pasarán ante el ojo escrutador de Dios. El juez de toda la tierra examinará todo. Los hombres pueden no tomar esto en serio en esta vida, y Satanás puede todavía encontrar faltas; pero la pregunta más importante es: ¿qué es lo que ve Dios, y qué es lo que piensa? (ver 2 Cor. 5:10; Efe. 1:4). La estimación divina es lo que vale.

23. Si. . . permanecéis. Los colosenses habían oído la palabra de vida. Habían aceptado la fe y sido reconciliados por la sangre de Cristo. Eran "santos y fieles hermanos" (vers. 2). Pero todos sus esfuerzos resultarían inútiles si no "Permanecían". El apóstol destaca la necesidad que tenían de continuar y permanecer en su confianza en el Evangelio.

Fundados. Gr. themelióÇ, "establecer un fundamento", "fundar". La casa espiritual debe tener su fundamento afirmado en la Roca sólida, que es Cristo; no sobre la arena, como la casa del necio de la parábola de Cristo (Luc. 6:49; Mat. 7:24-27; 1 Cor. 10:4).

Firmes. Gr. hedráios, "arraigado", "inmutable"; "inconmovible" (BJ); "estables" (BC, NC). El creyente cristiano debe estar firmemente establecido en su fundamento. Pablo amonestaba a los colosenses a no apartarse de la posición que tomaron cuando oyeron por primera vez el Evangelio.

En la fe. Cf. vers. 4. Lo que se había comenzado por la fe en la vida de los creyentes de Colosas, debía continuarse también por medio de la fe.

Sin moveros. Literalmente "no siendo removidos". Este es el aspecto negativo de lo que Pablo ha dicho. Es como si dijera: "No permitáis que las artimañas filosóficas de los falsos maestros o las tentaciones seductoras del pecado os desvíen de vuestra posición". 

El tiempo del verbo en griego permite la traducción: "No estéis continuamente cambiando" de una posición a otra (cf 1 Cor. 15:58).

Esperanza del evangelio. Es decir, la esperanza que proporciona el Evangelio. Él ya ha indicado (ver com. vers. 5) que esta esperanza es la fuerza motriz del plan de salvación. Se la descubre por el mensaje del Evangelio; pertenece al Evangelio. Cuando finalmente se alcance esa esperanza en el reino de Dios, se habrán cumplido los propósitos del plan de salvación.

Que habéis oído. Ver com. vers. 5.

Se predica en toda la creación. "A toda criatura" (BJ, NC). El pasaje destaca que el Evangelio que habían oído los colosenses era el mismo que se predicaba en dondequiera que había penetrado el Evangelio. Pablo no quiere decir que el Evangelio había llegado completamente a todas partes. Esto es claro por sus afirmaciones en otros pasajes acerca del progreso del Evangelio. 

Al escribir unos pocos años antes a los romanos, resumía así el progreso del Evangelio: "Desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo" (Rom. 15:19). En ese tiempo esperaba visitar a Roma y desde allí llevar el Evangelio a España (Rom. 15:24).

Pero su arresto y encarcelamiento le impidieron cumplir sus planes. En vez de ir a Roma en libertad como un heraldo del Evangelio, llegó encadenado, y ya preso no pudo visitar a España. Es dudoso que alguna obra importante hubiera sido comenzada allí. Además, no hay ninguna evidencia posterior de que por esa época temprana el Evangelio hubiera penetrado en las regiones de los bárbaros, al norte del mundo civilizado de ese entonces. Este era sin duda el caso de otras regiones apartadas. 

Es, pues, claro que la afirmación de que el Evangelio había sido predicado a toda criatura debajo del cielo no tenía el propósito de que se la tomara en un sentido absoluto. 

En forma semejante a la declaración "así como a todo el mundo" (Col. 1:6), el énfasis recae en el hecho de que el Evangelio predicado en Colosas es el mismo que se está proclamando en todo el mundo. Cf. Mat. 24:14; 1 Tes. 1:8; Apoc. 5:13; 14:6-7; DTG 587.

Del cual yo Pablo. Súbitamente el apóstol se presenta a sí mismo en su argumentación, así como había introducido a los creyentes de Colosas en el vers. 21.

Fui hecho. O "he llegado a ser" (BJ). Cf. Efe. 3:7. Pablo se refiere a la comisión divina de predicar el Evangelio. Dios ahora lo estaba usando para el cumplimiento de deberes eternos (ver Efe. 3:8; 1 Tim. 1:11-16; cf. Gál. 1:11-17). Una mano divina lo había hecho entrar en el plan total de la salvación de los hombres. Cuando los colosenses compararan a Pablo con los falsos maestros, pensarían en los propósitos eternos de Dios y comprenderían que el que les estaba escribiendo formaba parte del gran plan para la salvación de ellos. Por lo tanto el mensaje de Pablo contaba con la autorización divina. La fe de los creyentes se fortalecería y se aumentaría su firmeza con este pensamiento.

Ministro. Gr. diákonos (ver com. Mar. 9:35). Compárese con el uso de esta palabra en Mat. 20:26; Rom. 13:4; Efe. 6:21; 1 Tim. 4:6.

24. Ahora me gozo. Pablo irrumpe en una gozosa acción de gracias porque la causa de Dios está progresando. Cf. Hech. 16:25; Rom. 5:3; 2 Cor. 11:16-33; Fil. 2:17.

Lo que padezco por vosotros. Cf. Efe. 3:1. Pablo se regocijaba al sufrir persecuciones por causa de Cristo, si así podía aumentarse la fe de los cristianos.

Cumplo. O "estoy completando". Gr. antanapl'róÇ, "completar en lugar de otro". Este vocablo sólo aparece aquí en el NT.

En mi carne. Es decir, los sufrimientos personales de Pablo.

Lo que falta. Las tribulaciones y las aflicciones son la suerte del cristiano (Hech. 14:22; Fil. 1:29; cf 2 Cor. 1:5; 4:10; 1 Tes. 3:3). Pablo piensa en los sufrimientos que tendrá que soportar. Está contento de poder sufrir aflicciones por la causa de Cristo.

Aflicciones de Cristo. Es decir, aflicciones por Cristo. No debe entenderse que estas palabras se refieren a los sufrimientos que soportó Cristo, pues si así fuera significaría que faltaba algo en los sufrimientos de Cristo. Además, la palabra traducida "aflicciones" en ninguna otra parte se usa para referirse a los sufrimientos de Cristo. Por su cuerpo. Es decir, por causa del cuerpo de Cristo: su iglesia (cf. Efe. 1:22-23).

25. Fui hecho ministro. O "he llegado a ser ministro" (BJ). Ver com. vers. 23.

Administración. Gr. oikonomía, "mayordomía" (ver com. Efe. 1:10; 3:2). El gran principio que gobernaba a Pablo era el de colaborar con el plan y el propósito supremo de Dios. Declara que se le ha asignado una mayordomía en esa providencia suprema de Dios. Cumplidamente la palabra de Dios. El propósito de la mayordomía de Pablo era predicar la Palabra de Dios. Su meta era cumplirla hasta el máximo.

26. Misterio. Gr. must'rion (ver com. Rom. 11:25).

Oculto desde los siglos. Cf. Rom. 16:25; Efe. 3:3,5,9. Las bendiciones plenas de la era del Evangelio fueron comprendidas sólo vagamente por los patriarcas y las generaciones siguientes.

Ahora ha sido manifestado. Ver com. 1 Cor. 2:9-10; Efe. 3:5.

27. Dios quiso dar a conocer. El plan de Dios es que los suyos penetren en los misterios más profundos del conocimiento divino mediante la ayuda de su Espíritu Santo. Cuando reciban esta revelación Dios transformará de tal manera sus inclinaciones, que alcanzarán la santificación de sus caracteres.

Riquezas de la gloria. Cf. com. Rom. 9:23; cf. Efe. 1:7,18; 2:7; 3:8,16.

Gentiles. Los judíos sufrieron una verdadera conmoción al saber que este glorioso misterio debía también alcanzar a los gentiles. Pero Dios no hace acepción de personas (Hech. 10:34). Su misericordia se extiende a todos los que lo aceptan. 

El apóstol destaca la universalidad de los alcances del plan de salvación.

Cristo en vosotros. La presencia interior de Jesús en el corazón humano es la manifestación del misterio eterno (ver com. Gál. 2:20; Efe. 1:1).

Ezperanza de gloria. Cf. vers. 5. Con el comienzo del plan de salvación Dios colocó frente a la humanidad caída la esperanza de su restauración ante la presencia divina. La encarnación de Cristo hizo que el hombre sintiera más próxima la cristalización de esta esperanza. La presencia interior de Cristo en el corazón del individuo demuestra que el poder de la gracia está actuando para transformar el carácter. Esto hace que sea real la esperanza de glorificación. 

El cristiano vive ahora en el reino de la gracia, lo que le da la seguridad de que llegará un día cuando vivirá con Cristo en el reino de gloria. Cf. Rom. 8:18; 1 Tim. 1:1.

28. A quien anunciamos. Pablo establece el contraste entre él y sus colaboradores por un lado y los falsos maestros por el otro. 

Amonestando. Gr. nouthetéÇ, "inculcar", "advertir", "amonestar" (cf. com. Efe. 6:4).

Todo hombre. La triple repetición de esta frase en este versículo subraya la universalidad del Evangelio. No hay exclusivismo en las enseñanzas de Pablo, como lo había en las de los falsos maestros. Todas las clases sociales deben ser alcanzadas con el Evangelio de salvación.

Enseñando. Pablo amonesta, pero también instruye. Así debe hacerse en toda predicación.

En toda sabiduría. Algunos comentadores entienden que estas palabras muestran la forma de las enseñanzas de Pablo (cf. Efe. 1:8; Col. 4:5); otros, que el texto de estudio para este ministerio docente abarca todos los alcances de la sabiduría. 

La primera opinión parece estar más en armonía con el griego. "Con toda sabiduría" (BJ, BA).

A fin de presentar. Cf. com. vers. 22. El apóstol se ha identificado con la obra de ganar almas, y ahora presenta la meta de su ministerio.

Perfecto. Gr. téleios (ver com. Mat. 5:48). En Fil. 3:12-15 (ver el comentario respectivo) Pablo aclara la perfección de la cual habla en sus epístolas.

En Cristo Jesús. Estas son las palabras claves de la Epístola a los Efesios (ver com. Efe. 1:1). También son frecuentes en las otras epístolas de Pablo. Sólo en Cristo pueden los santos alcanzar la perfección.

29. Para lo cual. Es decir, con el propósito de presentar a "todo hombre" (vers. 28) perfecto en Cristo.

Trabajo. Gr. kopiáÇ, "esforzarse", "afanarse", "bregar". Compárese con el uso de este vocablo en 1 Cor. 15:10; Gál. 4:11; Fil. 2:16.

Luchando. Del verbo griego agÇnízomai, "contender", "combatir" (ver com. Luc. 13:24). Esta palabra sugiere el esfuerzo máximo que era desplegado por los participantes en los juegos atléticos.

Potencia. Gr. enérgeia, "energía", poder operante, a diferencia de dúnamis, que denota poder potencial. "Energía" deriva de enérgeia. Compárese con el uso de enérgeia en Efe. 1:19; 3:7; 4:16; Fil. 3:21; etc.

Actúa. Del verbo griego energéò, "obrar", "producir", "ejecutar". Compárese con el sustantivo energeía (ver com. "potencia"). Pablo comprendía que la realización de sus deberes requería un ferviente esfuerzo. Además, se daba cuenta de que el resultado sería eficaz para el bien hasta donde el esfuerzo individual estuviera combinado con el gran poder de Dios que diera energía a cada facultad del agente humano.

Poderosamente. Pablo podía dar testimonio del poder del Salvador porque ese poder había obrado intensamente en su propia vida. (7CBA).

COMENTARIOS DE EGW

1-29. TM 221. Ruego por causa de Cristo que no permitáis que salgan de vuestros labios expresiones apresuradas o ásperas, que no uséis un lenguaje extravagante, que no expreséis nada que tenga sabor de crítica, porque todo esto es humano. Cristo no tiene parte en ello. Sean cuidadosos los escritores ligeros de cómo usan su pluma, no sea que parezcan ridiculizar la posición de creyentes o no creyentes. Nuestra única seguridad la hallaremos al conservar el espíritu humilde de Cristo, y al hacer derechos pasos a nuestros pies, para que lo cojo no salga fuera del camino. La mansedumbre y la humildad de Cristo deben tomar posesión del alma.

Satanás está ejerciendo su poder para presentar engaños magistrales, de manera que logre que ocurra lo que no está de acuerdo con la voluntad de Dios. No den ocasión aquellos que creen la verdad, a que nuestros enemigos afirmen la oposición, y den pie a una falsa presentación que los hombres usarían para oponerse al avance de la verdad. Por causa de Cristo, realice cada obrero esfuerzos que anulen los asertos de Satanás, y no se empeñe en nada que Dios no pidió de sus manos. Bajo la dirección del General del cielo hemos de trabajar de acuerdo con la voluntad de Dios, y el éxito coronará nuestros esfuerzos. Dad a Dios una oportunidad de trabajar, y dejad que los hombres hagan lo que él desea que realicen para hacer progresar su verdad. 222

2; 7-12. HAp 375; 16-17; 21, 22. HAp. 376. EL DESEO DEL APÓSTOL para aquellos a quienes escribía sus cartas de consejo y admonición era que no fuesen "niños fluctuantes y llevados por doquiera de todo viento de doctrina," 375 sino que todos llegaran "a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la edad de la plenitud de Cristo." 

Rogó a aquellos que eran seguidores de Cristo y que vivían en comunidades paganas, que no anduviesen "como los otros Gentiles, que andan en la vanidad de su sentido, teniendo el entendimiento entenebrecido, ajenos de la vida de Dios . . . por la dureza de su corazón," sino "avisadamente; no como necios, mas como sabios; redimiendo el tiempo." (Efe. 4:14,13,17,18; 5:15,16.) Animó a los creyentes a mirar hacia el tiempo cuando Cristo, que "amó a la iglesia y se entregó a sí mismo por ella," podría "presentársela gloriosa para sí, una iglesia que no tuviese mancha ni arruga, ni cosa semejante," una iglesia "santa y sin mancha." (Efe. 5:25,27.)

ESTOS MENSAJES, ESCRITOS, No Con Poder Humano, Sino Con El De Dios, contienen lecciones que deben ser estudiadas por todos, lecciones que será provechoso repetir frecuentemente. En ellas encontramos delineada la piedad práctica, se formulan principios que deben ser seguidos en cada iglesia y se define el camino que lleva a la vida eterna.

EN SU CARTA "A Los Santos Y Hermanos Fieles En Cristo Que Están En COLOSAS," escrita mientras estaba preso en Roma, Pablo hace mención de su regocijo por la constancia de ellos en la fe, cuyas buenas nuevas le fueron traídas por Epafras, quien, escribió el apóstol, "nos ha declarado vuestro amor en el Espíritu. Por lo cual -continúa,- también nosotros, desde el día que lo oímos, no cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y espiritual inteligencia; para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, fructificando en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios: corroborados de toda fortaleza, conforme a la potencia de su gloria, para toda tolerancia y largura de ánimo con gozo."

De este modo Pablo expresó en palabras sus deseos para con los creyentes de Colosas. ¡Cuán elevado es el ideal que mantienen 376 estas palabras ante el seguidor de Cristo! Muestran las maravillosas posibilidades de la vida cristiana y hacen bien claro que no hay límites para las bendiciones que los hijos de Dios pueden recibir. Creciendo constantemente en el conocimiento de Dios, podían ir de fortaleza en fortaleza, de altura en altura en la experiencia cristiana, hasta que por "la potencia de su gloria," llegasen a ser "aptos para participar de la suerte de los santos en luz."

EL APÓSTOL EXALTÓ A CRISTO delante de sus hermanos como aquel por quien Dios había creado todas las cosas, y por quien había labrado su redención. Declaró que la mano que sostiene los mundos en el espacio y mantiene en su ordenada distribución e infatigable actividad todas las cosas en el universo, es la que fue clavada por ellos en la cruz. "Por él fueron criadas todas las cosas -escribió Pablo- que están en los cielos, y que están en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue criado por él y para él. Y él es antes de todas las cosas, y por él todas las cosas subsisten." "A vosotros también que erais en otro tiempo extraños y enemigos de ánimo en malas obras, ahora empero os ha reconciliado en el cuerpo de su carne por medio de muerte, para haceros santos y sin mancha, e irreprensibles delante de él."

El Hijo de Dios se humilló para levantar al caído. Por ello dejó los mundos celestiales que no han conocido el pecado, los noventa y nueve que le amaban, y vino a esta tierra para ser "herido por nuestras rebeliones," y "molido por nuestros pecados." (Isa. 53:5.) Fue hecho, en todas las cosas, semejante a sus hermanos. Se revistió de carne humana igualándose a nosotros.

Él sabía lo que significaba tener hambre, sed y cansancio. Fue sustentado por el alimento y refrigerado por el sueño. Fue un extranjero y advenedizo sobre la tierra, -en el mundo, pero no del mundo. Tentado y probado como lo son los hombres de la actualidad, vivió, sin embargo, una vida libre del pecado. 377 Lleno de ternura, compasión, simpatía, siempre considerado con los demás, representó el carácter de Dios. "Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros, ... lleno de gracia y de verdad." (Juan 1:14.)

11-13. HAp 381. LA CARTA A LOS COLOSENSES está llena de lecciones de gran valor para todos los que están ocupados en el servicio de Cristo, lecciones que muestran la sinceridad de propósito y la altura del blanco que será visto en la vida de aquel que representa correctamente a su Salvador. Renunciando a todo lo que pueda impedirle realizar progresos en el camino ascendente, o quiera hacer volver los pies de otros del camino angosto, el creyente revelará en su vida diaria misericordia, bondad, humildad, mansedumbre, tolerancia y el amor de Cristo.

El Poder De Una Vida Más Elevada, Pura Y Noble Es Nuestra Gran Necesidad. El Mundo Abarca Demasiado De Nuestros Pensamientos, Y El Reino De Los Cielos Demasiado Poco.

EN SUS ESFUERZOS POR ALCANZAR EL IDEAL DE DIOS, el cristiano no debería desesperarse de ningún empeño. A todos es prometida la perfección moral y espiritual por la gracia y el poder de Cristo. Él es el origen del poder, la fuente de la vida. Nos lleva a su Palabra, y del árbol de la vida nos presenta hojas para la sanidad de las almas enfermas de pecado. Nos guía hacia el trono de Dios, y pone en nuestra boca una oración por la cual somos traídos en estrecha relación con él. En nuestro favor pone en operación los todopoderosos agentes del cielo. A cada paso sentimos su poder viviente.

DIOS NO FIJA LÍMITES al avance de aquellos que desean ser "llenos del conocimiento de su voluntad, en toda sabiduría y espiritual inteligencia." Por la oración, la vigilancia y el desarrollo en el conocimiento y comprensión, son "corroborados de toda fortaleza, conforme a la potencia de su gloria." Así son preparados para trabajar en favor de los demás. Es el propósito del Salvador que los seres humanos, purificados y santificados, sean sus ayudadores. Demos gracias por este gran privilegio a Aquel "que nos hizo aptos para participar de la suerte de los santos en luz: que nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo."

23. HAp 474. HACE alrededor de (20) siglos que los apóstoles descansan de sus labores; pero la historia de sus fatigas y sacrificios por la causa de Cristo se encuentra todavía entre los más preciosos tesoros de la iglesia. Dicha historia, escrita bajo la dirección del Espíritu Santo, fue registrada a fin de que por ella los seguidores de Cristo de todas las épocas fuesen inducidos a empeñarse con mayor celo y fervor en la causa del Salvador.

Los discípulos cumplieron la comisión que Cristo les dio.  A medida que esos mensajeros de la cruz salían a proclamar el Evangelio, se manifestaba tal revelación de la gloria de Dios como nunca antes habían visto los mortales.  Por medio de la cooperación del Espíritu divino, los apóstoles realizaron una obra que conmovió al mundo. El Evangelio fue llevado a toda nación en una sola generación.

Gloriosos fueron los resaltados que acompañaron al ministerio de los apóstoles escogidos por Cristo. Al principio, algunos de ellos eran hombres sin letras, pero su consagración a la causa de su Maestro era absoluta y bajo su instrucción consiguieron una preparación para la gran obra que les fue encomendada. La gracia y la verdad reinaban en sus corazones, inspiraban sus motivos y dirigían sus acciones. Sus vidas estaban escondidas con Cristo en Dios, el yo se perdía de vista, sumergido en las profundidades del amor infinito.

LOS DISCÍPULOS eran hombres que sabían hablar y orar sinceramente, hombres que podían apoderarse de la fuerza del Poderoso de Israel. ¡Cuán cerca estaban de Dios, y cuán estrechamente ligaban su honor personal a su trono! Jehová era 475 su Dios. Su honor era el honor de ellos. La verdad de Dios era la suya. Cualquier ataque al Evangelio hería profundamente sus almas, y con todo el poder de su ser luchaban por la causa de Cristo. Podían predicar la palabra de vida, porque habían recibido la unción celestial. Esperaban mucho y por lo tanto intentaban mucho. Cristo se revelaba a ellos y le miraban como su guía. Su entendimiento de la verdad y su poder para afrontar la oposición estaban en proporción con su conformidad a la voluntad de Dios. Jesucristo, sabiduría y poder de Dios, era el tema de todo discurso. Su nombre -el único dado a los hombres debajo del cielo para que puedan ser salvos- era exaltado por ellos. A medida que proclamaban un Salvador todopoderoso, resucitado, sus palabras conmovían los corazones y hombres y mujeres eran ganados para el Evangelio. Multitudes que habían vilipendiado el nombre del Salvador y despreciado su poder, ahora se confesaban discípulos del Crucificado.

LOS APÓSTOLES no cumplían su misión por su propio poder, sino con el del Dios Viviente. Su tarea no era fácil. Las primeras labores de la iglesia cristiana se realizaron bajo opresión y amarga aflicción. Los discípulos encontraban constantemente privaciones, calumnias y persecuciones en su trabajo; pero no consideraban sus propias vidas como caras; antes se regocijaban porque eran llamados a sufrir por Cristo. La irresolución, la indecisión, y la debilidad de propósito no hallaban cabida en sus esfuerzos. Estaban dispuestos a gastar y ser gastados. El sentido de la responsabilidad que descansaba sobre ellos, purificaba y enriquecía sus vidas; y la gracia del cielo se revelaba en las conquistas que lograron para Cristo. Con el poder de la omnipotencia, Dios obraba por intermedio de ellos para hacer triunfar el Evangelio.

LOS APÓSTOLES edificaron la iglesia de Dios sobre el fundamento que Cristo mismo había puesto. Frecuentemente se usa en las Escrituras la figura de la construcción de un templo para ilustrar la edificación de la iglesia. 

Zacarías señaló a 476 Cristo como el Pimpollo que debía edificar el templo del Señor. Habla de los gentiles como colaboradores en la obra: "Y los que están lejos vendrán y edificarán en el templo de Jehová;" e Isaías declara: "Los hijos de los extranjeros edificarán tus muros." (Zac. 6:12,15; Isa. 60:10.)

Escribiendo acerca de la edificación de dicho templo, Pedro dice: "Al cual allegándoos, piedra viva, reprobada cierto de los hombres, empero elegida de Dios, preciosa, vosotros también, como piedras vivas, sed edificados una casa espiritual, y un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales, agradables a Dios por Jesucristo." (1 Ped. 2:4,5.)

LOS APÓSTOLES TRABAJARON EN LA CANTERA DEL MUNDO JUDÍO Y GENTIL, extrayendo piedras que habían de colocar sobre el fundamento. En su carta a los creyentes de Éfeso, Pablo les dice: "Así que ya no sois extranjeros ni advenedizos, sino juntamente ciudadanos con los santos, y domésticos de Dios; edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo; en el cual, compaginado todo el edificio, va creciendo para ser un templo santo en el Señor: en el cual vosotros también sois juntamente edificados, para morada de Dios en Espíritu." (Efe. 2:19-22.)

25-28. TM 222.  El problema de la libertad religiosa es muy importante, y debe ser manejado con gran sabiduría y discreción. A menos que se haga esto, hay peligro de que por nuestra propia conducta traigamos sobre nosotros mismos una crisis antes de estar preparados para ella.  La carga de nuestro mensaje debe ser "los mandamientos de Dios y la fe de Jesús". Debe pedirse a nuestros hermanos que tengan cuidado de no hacer movimientos que despierten o provoquen a los poderes existentes, de no tomar determinaciones que limiten la obra, y nos impidan proclamar el mensaje en diferentes localidades.

Necesitamos más de la obra del Infinito y mucho menos confianza en los agentes humanos. Hemos de preparar a un pueblo para estar en pie en el día de la preparación de Dios; hemos de llamar la atención de los hombres a la cruz del Calvario, para explicarles la razón por la cual Cristo realizó su gran sacrificio. Hemos de mostrar a los hombres que es posible para nosotros volver a su lealtad a Dios y a la obediencia a sus mandamientos. Cuando el pecador mira a Cristo como la propiciación hecha por sus pecados, háganse a un lado los hombres. Declárenle al pecador que Cristo "es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo".  Anímeselo a buscar sabiduría de Dios; pues por medio de la oración ferviente aprenderá el camino del Señor más perfectamente que si fuera instruido por algún consejero humano. Verá que fue la transgresión de la ley lo que causó la muerte del Hijo del Dios infinito, y odiará los pecados que hirieron a Jesús. Al mirar a Cristo como un compasivo y tierno Sumo Pontífice, su corazón será preservado en la contrición. 223

25-29 HAp 296. LO EXPERIMENTADO POR EL APÓSTOL y su instrucción en cuanto a la santidad de la obra del ministro, son una fuente de ayuda e inspiración para los que se ocupan en el ministerio evangélico.

EL CORAZÓN DE PABLO ARDÍA DE AMOR POR LOS PECADORES, y dedicaba todas sus energías a la obra de ganar almas. Nunca vivió un obrero más abnegado y perseverante. Las bendiciones que recibía las consideraba otras tantas ventajas que debía usar para bendición de otros. No perdía ninguna oportunidad de hablar del Salvador o ayudar a los que estaban en dificultad. Iba de lugar en lugar predicando el Evangelio de Cristo y estableciendo iglesias. Dondequiera podía encontrar oyentes, procuraba contrarrestar el mal y tornar los hombres y mujeres a la senda de la justicia.

PABLO NO SE OLVIDABA DE LAS IGLESIAS QUE HABÍA ESTABLECIDO. 296 Después de hacer una gira misionera, él y Bernabé volvieron sobre sus pasos y visitaron las iglesias que habían levantado, escogiendo de entre sus miembros hombres a quienes podían preparar para que se les unieran en la proclamación del Evangelio.

ESTE Rasgo De La Obra De Pablo Contiene Una Importante Lección Para Los Ministros Hoy Día.

EL APÓSTOL HIZO DE LA ENSEÑANZA DE JÓVENES para el oficio de ministros una parte de su obra. Los llevaba consigo en sus viajes misioneros, y así adquirían la experiencia necesaria para ocupar más tarde cargos de responsabilidad. Mientras estaba separado de ellos, se mantenía al tanto de su obra, y sus epístolas a Timoteo y Tito demuestran cuán vivamente anhelaba que obtuviesen éxito.

LOS OBREROS DE EXPERIENCIA Hacen Hoy Una Noble Obra Cuando, En Lugar De Tratar De Llevar Todas Las Cargas Ellos Mismos, Adiestran Obreros Más Jóvenes Y Colocan Cargas Sobre Sus Hombros.

NUNCA OLVIDABA PABLO LA RESPONSABILIDAD QUE DESCANSABA SOBRE ÉL COMO MINISTRO DE CRISTO; ni que si las almas se perdían por su infidelidad, Dios lo tendría por responsable. "Soy hecho ministro -declaró,- según la dispensación de Dios que me fue dada en orden a vosotros, para que cumpla la palabra de Dios; a saber, el misterio que había estado oculto desde los siglos y edades, mas ahora ha sido manifestado a sus santos: a los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio entre los Gentiles; que es Cristo en vosotros la esperanza de gloria: el cual nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría, para que presentemos a todo hombre perfecto en Cristo Jesús: en lo cual aún trabajo, combatiendo según la operación de él, la cual obra en mí poderosamente." (Col. 1:25-29.)

ESTAS PALABRAS PRESENTAN AL OBRERO DE CRISTO UNA NORMA ELEVADA, que puede ser alcanzada, sin embargo, por todos los que, poniéndose bajo la dirección del gran Maestro, aprenden diariamente en la escuela de Cristo. El poder que Dios tiene a 297 su disposición es ilimitado, y el ministro que en su gran necesidad se esconde en el Señor, puede estar seguro de que recibirá lo que será para sus oyentes un sabor de vida para vida.

LOS ESCRITOS DE PABLO muestran que el ministro evangélico debe ser un ejemplo de las verdades que enseña, "sin dar en nada ocasión de ofensa, para que no sea culpado el ministerio." (2 Cor. 6:3, V.M.)

DE SU PROPIA OBRA NOS HA DEJADO un cuadro en su carta a los corintios: "En todo recomendándonos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en aflicciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en cárceles, en alborotos, en trabajos, en vigilias, en ayunos; con pureza, con ciencia, con longanimidad, con mansedumbre, con el Espíritu Santo, con amor no fingido, con palabra de verdad, con poder de Dios; por medio de la armadura de justicia, a diestra y a siniestra, por medio de honra y deshonra, por medio de mala fama y buena fama; como impostores, y sin embargo veraces; como desconocidos, y sin embargo bien conocidos; como moribundos, y he aquí que vivimos; como castigados, mas no muertos; como pesarosos, mas siempre gozosos: como pobres, mas enriqueciendo a muchos." (Vers. 4-10, V. M.)

A TITO ESCRIBIÓ: "Exhorta asimismo a los mancebos a que sean comedidos; mostrándote en todo por ejemplo de buenas obras; en doctrina haciendo ver integridad, gravedad, palabra sana, e irreprensible; que el adversario se avergüence, no teniendo mal ninguno que decir de vosotros." (Tito 2:6-8.)

NO HAY NADA MÁS PRECIOSO A LA VISTA DE DIOS QUE los ministros de su Palabra, que penetran en los desiertos de la tierra para sembrar las semillas de verdad, esperando la cosecha. Ninguno sino Cristo puede medir la solicitud de sus siervos mientras buscan al perdido. Él les imparte su Espíritu, y por sus esfuerzos las almas son inducidas a volverse del pecado a la justicia.

29. DMJ 121. Muchos son atraídos por la belleza de Cristo y la gloria del cielo y, sin embargo, rehúyen las únicas condiciones; por las cuales pueden obtenerlas. Hay muchos en el camino ancho que no están del todo satisfechos con la senda en que andan. Anhelan escapar de la esclavitud del pecado y tratan de resistir sus costumbres pecaminosas con sus propias fuerzas. Miran el camino angosto y la puerta 121 estrecha; pero el placer egoísta, el amor del mundo, el orgullo y la ambición profana alzan una barrera entre ellos y el Salvador. La renuncia a su propia voluntad y a cuanto escogieron como objeto de su afecto o ambición exige un sacrificio ante el cual vacilan, se estremecen y retroceden.  
Muchos procurarán entrar, y no podrán". *Lucas 13:24. Desean el bien, hacen algún esfuerzo para obtenerlo, pero no lo escogen; no tienen un propósito firme de procurarlo a toda costa. Nuestra única esperanza, si queremos vencer, radica en unir nuestra voluntad a la de Dios, y trabajar juntamente con él, hora tras hora y día tras día. No podemos retener nuestro espíritu egoísta y entrar en el reino de Dios. Si alcanzamos la santidad, será por el renunciamiento al yo y por la aceptación del sentir de Cristo. El orgullo y el egoísmo deben crucificarse. ¿Estamos dispuestos a pagar lo que se requiere de nosotros? ¿Estamos dispuestos a permitir que nuestra voluntad sea puesta en conformidad perfecta con la de Dios?  Mientras no lo estemos, su gracia transformadora no puede manifestarse en nosotros. 

LA GUERRA QUE DEBEMOS SOSTENER ES "la buena batalla de la fe". Por "lo cual también trabajo -dijo el apóstol Pablo-, luchando según la potencia de él, la cual actúa poderosamente en mí". *1 Timoteo 6:12; Colosenses 1:29.

Ministerio Hno. Pio


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