Juan 11. Vers. (1-44) Cristo resucita a Lázaro cuatro días después de ser sepultado. (45-46) Muchos judíos creen en Cristo. (47-48) Los principales sacerdotes y los fariseos consultan entre sí para destruir a Cristo. (49-53) Profecía de Caifás. (54) Jesús se aparta. (55-57) Durante la pascua preguntan por él, y lo acechan.
1 Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. 2 (María, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo, fue la que ungió al Señor con perfume, y le enjugó los pies con sus cabellos.)
3 Enviaron, pues, las hermanas para decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. 4 Oyéndolo Jesús, dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella.
5 Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. 6 Cuando oyéndolo, pues, que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba.
7 Luego, después de esto, dijo a los discípulos: Vamos a Judea otra vez. 8 Le dijeron los discípulos: Rabí, ahora procuraban los judíos apedrearse, ¿y otra vez vas allá? 9 Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, por que ve la luz de este mundo; 10 pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él.
11 Dicho esto, les dijo después: Nuestro amigo Lázaro duerme; mas voy para despertarle. 12 Dijeron entonces sus discípulos: Señor, si duerme, sanará. 13 Pero Jesús decía esto de la muerte de Lázaro; y ellos pensaron que hablaba del reposar del sueño. 14 Entonces Jesús les dijo claramente: Lázaro ha muerto; 15 y me alegro por vosotros, de no haber estado allí, para que creáis; mas vamos a él. 16 Dijo entonces Tomás, llamado Dídimo, a sus condiscípulos: Vamos también nosotros, para que muramos con él.
17 Vino, pues, Jesús, y halló que hacía ya cuatro días que Lázaro estaba en el sepulcro. 18 Betania estaba cerca de Jerusalén, como a quince estadios; 19 y muchos de los Judíos habían venido a Marta y a María, para consolarlas por su hermano. 20 Entonces Marta, cuando oyó que Jesús venía, salió a encontrarle; pero María se quedó en casa.
21 Y Marta dijo a Jesús: Señor, si hubieses estado aquí, mi hermano no habría muerto. 22 Mas también sé ahora que todo lo que pidas a Dios, Dios te lo dará. 23 Jesús le dijo: Tu hermano resucitará. 24 Marta le dijo: Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero.
25 Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. 26 Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? 27 Le dijo: Sí, Señor; yo he creído que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, que has venido al mundo.
28 Habiendo dicho esto, fue y llamó a María su hermana, diciéndole en secreto: El Maestro está aquí y te llama. 29 Ella, cuando lo oyó, se levantó de prisa y vino a él. 30 Jesús todavía no había entrado en la aldea, sino que estaba en el lugar donde Marta le había encontrado.
31 Entonces los judíos que estaban en casa con ella y la consolaban, cuando vieron que María se había levantado de prisa y había salido, la siguieron, diciendo: Va al sepulcro a llorar allí.
32 María, cuando llegó a donde estaba Jesús, al verle, se postró a sus pies, diciéndole: Señor, si hubieses estado aquí, no habría muerto mi hermano. 33 Jesús entonces, al verla llorando, y a los judíos que la acompañaban, también llorando, se estremeció en espíritu y se conmovió, 34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.
35 Jesús lloró. 36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba. 37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego, haber hecho también que Lázaro no muriera? 38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una cueva, y tenía una piedra puesta encima.
39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días. 40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme oído. 42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: !Lázaro, ven fuera! 44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
45 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María, y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él. 46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús había hecho.
47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el concilio, y dijeron: "Qué‚ haremos? Porque este hombre hace muchas señales. 48 Si le dejamos así, todos creerán en ‚él; y vendrán los romanos, y destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo: Vosotros no sabéis nada; 50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que toda la nación perezca.
51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel año, profetizó que Jesús había de morir por la nación; 52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los hijos de Dios que estaban dispersos. 53 Así que, desde aquel día acordaron matarle.
54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y se quedó allí con sus discípulos.
55 Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse. 56 Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a otros: "Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta? 57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen. (Juan 11).
EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO 1-28.
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/05/22-reflexiones-630-666-enlaces-sobre.html
EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS 1-16
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/06/23-enlaces-sobre-el-evangelio-de-marcos.html
EL EVANGELIO SEGÚN SAN LUCAS 1-24
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/07/24-enlaces-sobre-el-evangelio-de.html
1. Estaba entonces enfermo uno. [La resurrección de Lázaro, Juan 11:1-45. Acerca de la cronología de este suceso, ver com. Mat. 19:1; Luc. 17:1,11.
LA NATURALEZA Y EL PROPÓSITO DE LOS MILAGROS.
LOS ESCRITORES DE LOS EVANGELIOS SE REFIEREN A LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR EN VARIOS TÉRMINOS. Los más comunes son dúnamis, "poder", y s'meíon, "señal". El primero se usa cuando se desea caracterizar el milagro como una manifestación del poder divino; el segundo, como una confirmación visible de la autoridad divina de Jesús. Cuando el escritor desea destacar la reacción de la gente, usa téras, "maravilla", thaumásion, "cosa admirable", éndoxon, "cosa gloriosa", o parádoxon, "cosa extraña". Téras era la palabra común para una "maravilla" hecha por un mago, y por eso los escritores del Nuevo Testamento siempre la acompañan con una de las palabras que indican un milagro genuino como un acto de Dios. Jesús comúnmente hablaba de sus milagros como érga, "obras".
HE AQUÍ DOS DEFINICIONES DE MILAGRO: "Acto del poder divino, superior al orden natural y a las fuerzas humanas. Cualquier suceso o cosa rara, extraordinaria y maravillosa" (Diccionario de la Real Academia). "En sentido estricto, intervención extraordinaria de la Providencia en el orden natural de las cosas, y puede definirse: suceso ocurrido fuera del orden y de las leyes naturales (supra, contra o praeter naturam) cuya causa excede el poder de toda naturaleza creada" (Martín Alonso, Enciclopedia del idioma).
LA PALABRA MILAGRO DERIVA DEL LATÍN MIRACULUM: "un objeto de admiración", "cosa maravillosa", "cosa extraña", "cosa admirable", "algo asombroso"; de mirari: "maravillarse".
POR LO TANTO, NUESTRA PALABRA "MILAGRO" designa específicamente cualquier suceso que resulta inexplicable debido a las limitaciones del conocimiento humano y a nuestra comprensión. No hay milagros para Dios, pues su conocimiento y su comprensión son infinitos. La apariencia milagrosa de ciertos fenómenos naturales no radica tanto en los hechos mismos como en el efecto que producen en la mente de los seres limitados que los contemplan. El suceso es objetivo, pero su apariencia milagrosa es subjetiva.
A MEDIDA QUE AUMENTAN EL CONOCIMIENTO Y LA COMPRENSIÓN DE LOS HOMBRES, algunos sucesos que antes parecían milagrosos pueden dejar de serlo. Por ejemplo, cuando se inventó la imprenta, se la consideró como algo milagroso y se la atribuyó al diablo. Los hombres de ese tiempo y con esos conceptos, ¿Qué habrían pensado de la televisión? Sin embargo, los milagros de nuestro Señor significaron la acción de un poder completamente desconocido para el hombre y produjeron resultados que aún hoy día no se pueden explicar dependiendo del conocimiento humano.
A PESAR DE TODO, LO QUE PARECE SER UNA VIOLACIÓN DE UNA LEY DE LA NATURALEZA, tal como la comprendemos, podría ser sencillamente la acción de una ley de naturaleza superior y desconocida que modifica o contrarresta una ley inferior y conocida. Por ejemplo, la gravedad atrae todas las cosas hacia la tierra; pero una ley superior de la naturaleza contrarresta la ley de la gravedad cuando un ser viviente levanta esas mismas cosas, cuando el sol eleva hacia la atmósfera toneladas de agua para formar las nubes, o cuando la acción de la capilaridad hace subir la savia desde las raíces de un abeto gigantesco (como las sequoais de California) hasta sus ramas más altas. O cuando una ley puede ser modificada por otra, como en el caso de las fuerzas centrífuga y centrípeta, que se equilibran para mantener un planeta en su órbita. Las fuerzas de la naturaleza actúan de acuerdo con la expresa voluntad de Dios, y por esto es difícil pensar o demostrar que los milagros sean una violación de la ley natural. Sería más correcto considerarlos como variaciones de la acción de una ley natural tal como la conocen y entienden los hombres. Dios nunca procede en contra de sí mismo. 199
UN MILAGRO DE CURACIÓN NO ES MAYOR QUE EL MILAGRO DE UNA VIDA TRANSFORMADA. En realidad, una vida tal es el mayor de todos los milagros. Y Dios sencillamente actúa en cada uno de ellos en forma que no podemos comprender plenamente, para nuestro bien en esta vida y en la venidera. Hay una ley espiritual que determina que "la paga del pecado es muerte"; pero hay otra ley superior que enseña que "la dádiva de Dios es vida eterna" (Rom. 6:23; 7:21 a 8:4). Ver DTG 373-374.
PARA PODER COMPRENDER EL PROPÓSITO por el cual se produjeron los milagros de Jesús y las condiciones bajo las cuales pudieron ser hechos, es necesario verlos en su verdadera perspectiva, tal como se relacionan con el ministerio de Jesús en la tierra.
¿POR QUE JESÚS HIZO MILAGROS? Cada milagro de nuestro Señor tuvo un propósito definido. Nunca ejerció su poder divino para satisfacer la curiosidad ociosa o para demostrar que tenía la facultad de proceder así (DTG 678), o para beneficiarse a sí mismo (DTG 677). "Sus obras admirables fueron todas hechas para beneficio de otros" (DTG 95; cf. 373), y contribuyeron material y espiritualmente al bienestar de ellos.
De esa manera procuraba que los hombres estuvieran seguros del amor, la simpatía y la protección de su Padre celestial.
La evidencia de la obra de Cristo en favor de los hombres, demostrada en formas extraordinarias los guiaría a una mejor comprensión y a un aprecio más profundo de la forma en que él suple las necesidades de ellos día tras día en los sucesos más comunes de la vida (DTG 334-335).
LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR TAMBIÉN ILUSTRABAN VERDADES ESPIRITUALES. El paralítico de Capernaúm primero fue curado de su parálisis espiritual (Mat. 2: 9-11). El ciego de Siloé disfrutó de la restauración de su vista natural y de la espiritual (Juan 9:5-7, 35-38). El pan que se dio a los 5.000 tenía el propósito de conducirlos al Pan de vida que descendió del cielo (Juan 6:26-35).
La resurrección de Lázaro demostró el poder de Cristo para impartir vida a todos los que creen en él (Juan 11:23-26; cf. 5:26-29) y su poder para infundir nueva vida en los que están espiritualmente muertos. "Cada milagro era de un carácter destinado a conducir a la gente al árbol de la vida, cuyas hojas son para la sanidad de las naciones" (DTG 334).
LOS MILAGROS DE NUESTRO SEÑOR TESTIFICABAN, POR SOBRE TODO, De Su Misión Divina Como El Salvador De La Humanidad y daban validez a la verdad de su mensaje. Jesús se refirió una y otra vez a sus obras asombrosas como una evidencia de su autoridad divina y de su mesianismo (Mt. 11:20-23; Jn. 5:36; 10:25, 32, 37-38; 14:10-11); y por eso los de sincero corazón reconocían la divinidad que obraba en Cristo y mediante él (Mat. 13:54; Luc. 9:43; 19:37; 24:19; Juan 3:2; 6:14; 9:16, 33).
LOS MILAGROS DE CRISTO NO SÓLO CONTRIBUYERON EN UNA FORMA GENERAL para la comprensión de esos propósitos, sino que cada uno -por lo menos los registrados en los Evangelios- parece haber sido significativo en sí mismo y por sí mismo (ver com. Luc. 2:49). Por eso, un estudio de los milagros de nuestro Señor debiera incluir una investigación de sus resultados, y, por lo tanto, del propósito que los produjo y qué indujo a los evangelistas a registrarlos (ver la columna "Propósito Y [o] resultado(s)", pp. 200-203).
¿EN QUÉ CIRCUNSTANCIAS HIZO JESÚS MILAGROS? "Cristo no realizó nunca un milagro que no fuese para suplir una necesidad verdadera" (DTG 334). Dios no recibe honra cuando se acude a él para que haga lo que los hombres pueden hacer por sí mismos. El propósito final de un milagro sólo se puede comprender cuando los hombres reconocen que sus necesidades superan a su sabiduría. No hay duda de que primero debe haber un profundo sentido de necesidad. Luego debe creerse que Dios puede proporcionar la ayuda que se necesita tan desesperadamente y que él la proporcionará, También debe existir un ferviente deseo y un intenso anhelo de que Dios 200 supla esa necesidad. Debe haber una disposición del corazón y de la mente de avanzar por fe, en armonía con todo lo que Dios pueda pedir. Finalmente tiene que sentirse la disposición de ordenar la vida desde ese momento en armonía con los principios del reino de los cielos y de dar testimonio del amor de Dios y de su poder.
Lázaro. Este nombre se deriva del Heb. 'El' azar, que probablemente significa "a quien Dios ayuda", "cuya ayuda es Dios", o "Dios ayuda". No se menciona a Lázaro en los Evangelios sinópticos, aunque Lucas se refiere a la visita de Jesús al hogar de María y Marta (cap. 10:38-42). Sin embargo, Lucas hace notar que esas hermanas tenían un hermano que era muy amado por Jesús.
El mendigo de la parábola de Luc. 16:19-31 se llamaba Lázaro. Algunos ven una posible relación entre esta resurrección y la elección del nombre para el mendigo (ver com. Luc. 16:20).
Betania. Una aldea a unos 15 estadios (aproximadamente 3 km) al sureste de Jerusalén (vers. 18), sobre la falda oriental del monte de los Olivos, en el camino a Jericó. Generalmente se identifica este lugar con la moderna El Azariyeh, que significa "(aldea) de Lázaro".
María. Para la identificación de María ver la Nota Adicional com. Luc. 7.
Marta. Para una descripción del carácter de Marta ver com. Luc. 10: 41.
2. Ungió al Señor. Ver com. cap. 12:1-7. También la Nota Adicional com. Luc. 7. Aunque Juan no menciona este hecho hasta más tarde, indudablemente daba por sentado que sus lectores estaban familiarizados con el relato.
3. Enviaron. Es decir, enviaron un mensajero.
Amas. Gr. filéÇ "amar como a un amigo". Respecto a la distinción entre filéÇ, Y agapáÇ, el amor de respeto, estima y abnegación, ver com. Mat. 5:43-44. AgapáÇ se usa en Juan 11:5 para el amor de Jesús por Lázaro y sus hermanas. El ruego de las hermanas por su hermano enfermo fue enunciado con palabras sencillas que muestran su estrecha amistad Y su gran amor. Creían que bastaba con que Jesús fuera informado de su necesidad para que acudiera inmediatamente en su socorro. No podían comprender la demora de Jesús.
Cuando Lázaro falleció, el corazón de ellas se llenó de pesar. Sus oraciones parecían haber quedado sin respuesta. Sin embargo, Aquel que comprendía todo y que conocía el futuro, tenía en cuenta una respuesta más gloriosa que la que ellas anticipaban.
4. No es para muerte. La enfermedad ocasionó la muerte, pero en este caso la muerte sólo fue de corta duración y pronto dio paso a la vida.
Sino para. Gr. hína, que aquí se entiende debidamente como una cláusula que denota resultado (ver com. cap. 9:3). Es decir, la gloria aumentaría para el nombre de Dios como un resultado de la enfermedad y muerte de Lázaro.
Dios se deleita en tomar los designios del enemigo y los encauza para propósitos de misericordia en favor de los que lo aman (Rom. 8:28; DTG 436).
5. Amaba. Gr. agapáÇ, el amor de respeto, estima y abnegación (com. Mat. 5:43-44). La palabra filéÇ sólo se usa en el caso del amor de Jesús hacia Lázaro (ver com. Juan 11:3). Algunos comentadores ven en los vers. 3 y 5 la evidencia de que Juan aquí usa filéÇ y agapáÇ como sinónimos. Esta no es una conclusión necesaria.
En realidad, puede haberse elegido a propósito agapáÇ en el vers. 5. cuando se trata de las hermanas, para impedir una posible deducción de que meramente se tienen en cuenta afectos humanos. Con frecuencia Juan usa agapáÇ en sus escritos para describir el amor que los cristianos deben manifestarse mutuamente (Juan 13:34; 15:12; 1 Juan 4:7, 11; etc.).
6. Se quedó dos días más. La demora tenía un propósito conocido por Jesús, pero desconocido por la expectante familia de Betania. Si Jesús permitía que Lázaro cayera bajo el dominio de la muerte, le iba a ser posible demostrar su divinidad, dando una prueba irrefutable de que ciertamente él era la resurrección y la vida. Mediante el milagro de la resurrección de Lázaro, Jesús se proponía dar la prueba máxima a los judíos incrédulos de que él era el Mesías, el Salvador del mundo. Desde donde estaba Cristo en Perea hasta Betania en Judea -una distancia de quizá 40 km- había aproximadamente un día de camino. El viaje de Jesús podría haber sido más pausado, por lo que hubiera demorado quizá dos días. Tenía la costumbre de auxiliar a los que encontraba en su camino (DTG 487). Evidentemente, Lázaro estaba todavía vivo cuando el mensajero volvió después de entrevistar a Jesús (DTG 484), pero debe haber muerto poco después, pues cuando llegó Jesús ya hacía cuatro días que Lázaro estaba muerto (vers. 17). Es, pues, posible establecer una sincronización de los sucesos de este capítulo sin que sea necesario llegar a la conclusión -como lo han hecho algunos- de que Lázaro ya había muerto cuando el mensajero llegó para informarle a Jesús.
7. A Judea otra vez. Hacía poco que Jesús había salido de Judea debido a la hostilidad de los judíos (Juan 10:39-40; ver com. Mat. 19:1). Cuando dio a sus discípulos que regresaran, no mencionó a Lázaro, e indudablemente ellos no pensaban en Lázaro como lo parece indicar su respuesta (Juan 11:8).
8. Rabí. Título que se aplicaba a maestros eminentes, y que significa literalmente "mi grande" (ver com. cap. 1:38).
Apedrearte. Cf. cap. 10:39.
Otra vez. A los discípulos les pareció una verdadera locura que Jesús arriesgara la vida en una región donde reinaban la incredulidad y una enemistad acérrima.
9. Doce horas. El día judío se computaba desde la salida del sol hasta la puesta del sol y estaba dividido en doce partes. Como la longitud del día variaba con las estaciones -desde unas 14 horas y 12 minutos en tiempo del solsticio de verano, hasta unas 10 horas y 3 minutos en el solsticio de invierno-, también variaba la duración de las horas. Unos 20 minutos era la variación máxima en la duración de una hora.
Anda de día. Comparar el pensamiento de los vers. 9 y 10 con el que se expresa en el pasaje del cap. 9:4 (ver ese comentario). Allí el énfasis recae en el pensamiento de trabajar mientras dura la oportunidad; aquí, en el hecho de que no había llegado todavía la hora de Jesús (ver com. cap. 7: 6).
11. Nuestro amigo. Aquí se presenta a Lázaro como amigo también de los discípulos (ver com. vers. 3). Duerme. Gr. koimáÇ, palabra que se usa tanto para el sueño común (Mat. 28:13; Luc. 22:45; etc.) como para el sueño de la muerte (Mat. 27:52; 1 Cor. 7:39; etc.).
Los discípulos entendieron que Jesús hablaba de un sueño natural (ver p. 106).
Las siguientes comparaciones demuestran que es adecuado emplear el sueño como una figura para representar la muerte:
(1) Dormir es estar inconsciente. "Los muertos nada saben" (Ecl. 9:5).
(2) Dormir es descansar de toda actividad externa de la vida. "En el Seol. . . no hay obra, ni trabajo, ni ciencia, ni sabiduría" (Ecl. 9:10).
(3) El sueño hace que sea imposible el pensamiento consciente. "Sale su aliento. . . perecen sus pensamientos" (Sal. 146:4).
(4) El sueño continúa hasta que uno despierta. "Así el hombre yace. . . hasta que no haya cielo" (Job 14:12).
(5) El sueño impide que se participe en las actividades de los que esten despiertos. "Nunca más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol" (Ecl. 9:6).
(6) El sueño anula las emociones del alma. "Su amor y su odio y su envidia fenecieron" (Ecl. 9:6).
(7) El sueño llega normal e inevitablemente a todos. "Los que viven saben que han de morir" (Ecl. 9:5).
(8) El sueño hace que cese toda alabanza. "No alabarán los muertos a JAH" (Sal. 115: 17; cf. Isa. 38:18).
13. Pero. No fue comprendida la referencia de Cristo al sueño. Los discípulos tenían la esperanza de que había pasado la crisis de Lázaro y que estaba recuperándose mediante un sueño reparador.
14. Claramente. Jesús no habló más en forma metafórica.
15. No haber estado allí. Se deduce que la muerte no habría ocurrido si Jesús hubiera estado allí.
Para que creáis. La fe de los discípulos en Jesús como el Hijo de Dios sería robustecida con el milagro culminante de su ministerio (cf. com. vers. 6).
16. Tomás. Transliteración del Heb. te'om, "gemelo" (ver com. Mar. 3:18).
Dídimo. Transliteración del Gr. dídumos, que también significa "gemelo". No tiene ningún fundamento la antigua tradición -por ejemplo, la del libro apócrifo Hechos de Tomás- de que era gemelo de Jesús. Comparativamente, Tomás desempeña un papel importante en Juan (cap. 14:5; 20:24-29; 21:2). Aparece con su naturaleza característica: "fiel, aunque tímido y miedoso" (DTG 263). Puesto que su Maestro estaba decidido a ir a Betania, su lealtad lo indujo a seguirlo, aunque él -con la mente llena de las aprensiones más oscuras- le parecía que iban derecho a entregarse a la muerte.
17. Cuatro días. Ver com. vers. 39. En lo que atañe a la relación de este lapso con los "dos días", ver com. vers. 6.
18. Betania. Ver com. vers. 1.
Cerca de Jerusalén. Sin duda, se menciona para mostrar que era fácil que hubiera presentes muchos visitantes de Jerusalén (vers. 19). Entre ellos había algunos que eran acérrimos enemigos de Jesús.
Quince estadios. Unos 3 km (ver p. 52).
19. Para consolarlas. Entre las obras de amor a las que estaban ligados los israelitas, se contaba la de consolar a los afligidos. Se creía que los que cumplían con esta obligación recibían grandes recompensas, y se amenazaba con castigos a los que descuidaban sus responsabilidades.
20. Entonces Marta. Marta refleja los mismos rasgos de carácter que se destacan en ella en Luc. 10:38-42. Era impulsiva, enérgica e inclinada a los deberes prácticos. Por el otro lado, María -que era contemplativa y meditabunda, pero que tenía muchísimo amor- "se quedó en casa". Jesús estaba fuera de la aldea cuando Marta llegó hasta él (Juan 11:30).
21. Si hubieses estado. Las mismas palabras fueron pronunciadas por María cuando se encontró con Jesús (vers. 32).
Sin duda, este sentir había estado con frecuencia en los labios y en el corazón de las hermanas desde la muerte de su hermano. Las hermanas tenían razón al decir eso (ver com. vers. 15; cf. DTG 486).
22. Lo que pidas. Marta reconocía a Jesús como el Hijo de Dios (vers. 27), y creía que Dios siempre escuchaba las peticiones de su Hijo. No se sabe con seguridad hasta qué punto se atrevió a albergar la esperanza de que Jesús resucitaría a su hermano. Sin duda había oído de la resurrección de la hija de Jairo (Mar. 5:35-43), y de la del hijo de la viuda de Naín (Luc. 7:11-15). Estaba segura de que Jesús haría algo para proporcionarles consuelo.
23. Resucitará. Aunque los saduceos negaban la resurrección (ver com. Mat. 22:23), los fariseos -el más numeroso de los dos bandos- claramente manifestaban su creencia en la resurrección y en la vida futura (Hech. 23:8).
Sin duda, muchos que pertenecían a esta tendencia habían procurado consolar a Marta con las palabras empleadas por Jesús en esta ocasión.
24. En el día postrero. Era grande la confianza de Marta en la resurrección futura y le servía para mitigar su dolor (cf. 1 Tes. 4:13-18). Pero ese día parecía estar muy distante. Ella buscaba algo más inmediato para aliviar su pena (ver com. Juan 11:22).
25. Yo soy la resurrección. Esta es otra de las veces cuando Jesús dijo: "Yo soy" (cf. cap. 6:35, 51; 8:12; 10:7,9,11,14; 14:6; 15:1,5).
Jesús aquí declara que él es el Dador de la vida.
En él "hay vida original, que no proviene ni deriva de otra" (DTG 489). El que lo recibe, recibe la vida (1 Juan 5:11-12) y tiene la seguridad de una resurrección futura para vida eterna (cf. 1 Cor. 15:51-55; 1 Tes. 4:16; etc.).
Cree. Jesús estaba procurando desviar la atención de la resurrección en un futuro remoto y, en cambio, dirigirla a él. Sólo los que fijan su fe en Cristo durante el período de su peregrinación terrenal, pueden esperar recibir la vida en aquel día. La fe en Cristo es de importancia inmediata.
Aunque esté muerto. Mejor "aunque muera, vivirá " (BJ).
26. No morir eternamente. La negación está vigorosamente expresada en el texto griego (ver com. cap. 4:48). Claramente aquí se hace referencia a la segunda muerte y no a la cesación de la vida que sobreviene a todos al término de su peregrinación terrenal (ver com. cap. 10:28). Esta última experiencia está implícita en la expresión "aunque esté muerto, vivirá ". (cap. 11:25), que se traduce mejor "aunque. muera, vivirá". La segunda muerte es sinónima de la expresión "no se pierda" (cap. 3:16). Quedaran libres de este terrible fin los que vivan en Jesús y crean en él (Apoc. 20:6).
27. He creído. Marta reafirma su fe en Jesús como el Mesías, y de ese modo, indirectamente, en lo que él acaba de afirmar. Cristo. Ver com. Mat. 1:1.
Hijo de Dios. En lo que atañe al significado de esta frase aplicada a Jesús, ver com. Luc. 1:35 y la Nota Adicional com. Juan 1.
Has venido al mundo. Comparar esta expresión con Mat. 11:3; Juan 1:9; 3:31; 6:14; 9: 39; 16:28; 18:37.
28. En secreto. Sin duda, para que las plañideras no siguieran a María hasta el lugar donde estaba Jesús y para que María pudiera encontrarlo solo.
Las hermanas también sabían el complot para matar a Jesús, por lo que tomaron precauciones a fin de que no se divulgara que él estaba en las proximidades. También quizá esta consideración las indujo a no pedirle directamente que fuera a Betania.
Maestro. Gr. didáskalos, que, literalmente, significa "el que enseña". Este título fue usado muchas veces para Jesús (cap. 13:13; ver com. cap. 1:38).
29. Se levantó de prisa. Había estado sentada en la casa (vers. 20).
30. Todavía no había entrado. Sin duda, debido a la hostilidad de los Judíos (vers. 8), y también para que pudiera encontrarse a solas con las hermanas.
31. La siguieron. Tiene significado el que la hubieran seguido, pues de ese modo fueron testigos del milagro que Cristo estaba por realizar.
32. Se postró. Era más expresiva que su hermana (cf. vers. 20-21).
Si hubieses estado aquí. Exactamente lo que Marta había dicho (ver com. vers. 21). pero, indudablemente, no hubo una conversación como en el caso de Marta. María quedó postrada a los pies de Jesús, llorando. Quizá su emoción era tan grande que no la dejaba hablar.
33. Los judíos... también llorando. El llanto de María y de los amigos íntimos de Lázaro era genuino, pero, en gran medida, el llanto de los otros quizá sólo eran las lamentaciones superficiales características en los funerales del Cercano Oriente.
La palabra aquí traducida "llorando" aparece en Mar. 5:39 para describir los lamentos artificiosos de las plañideras contratadas.
Se estremeció. Gr. embrimáomai, que, básicamente, significa "jadear" o "bufar" [de indignación]". Esta palabra está en la LXX en Dan. 11:30, dentro de un contexto que sugiere indignación. Esta idea parece encontrarse también en Mar. 14:5. La frase acompañante "se conmovió" (Juan 11:33) sugiere aquí la misma idea. Por lo tanto, embrimáomai describe una conmoción de la mente. Una profunda experiencia emotiva, en este caso de justa indignación, sin duda causada por el dolor hipócrita de los Judíos reunidos, algunos de los cuales pronto harían planes para dar muerte a aquel a quien ahora lamentaban, y a Aquel que pronto impartiría vida al muerto (DTG 490).
34. Pusisteis. Gr. títh'mi, "colocar", palabra que comúnmente se usaba para describir la sepultura (cap. 19:41-42; 20:2,13,15), y que, por lo tanto, equivale aproximadamente a "enterrar".
35. Lloró. Gr. dakrúÇ. "derramar lágrimas". La palabra sólo aparece aquí en el NT. En la LXX se emplea en Job 3:24; Eze. 27:35; Miq. 2:6. El vocablo traducido como "llorando" en Juan 11:33 deriva del verbo kláiÇ, que describe no sólo un llanto sosegado sino también los lamentos que acompañaban en el Cercano Oriente a las expresiones de dolor por los muertos (ver com. vers. 33). Sin embargo, kláiÇ también aparece en Luc. 19:41, pero en otro sentido. En su humanidad, Jesús fue conmovido por el dolor humano y lloró con los afligidos. "Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos" (Heb. 2:17).
Debido a su identificación con la humanidad, "es poderoso para socorrer a los que son tentados" (Heb. 2:18).
Para el tema de la humanidad de Jesús, ver com. Luc. 2:52; Juan 1:14. En cuanto a la causa de las lágrimas de Jesús, ver DTG 490-491. (Link al final).
36. Amaba. Gr. filéÇ (ver com. vers. 3,5).
37. ¿No podía éste? Superficialmente, estas palabras parecen ser una repetición de la idea expresada tanto por Marta como por María que si el Señor hubiera estado presente, Lázaro no habría muerto (vers. 21,32). Sin embargo, dentro de su contexto (ver com. vers. 38) parece más natural interpretarlas como una expresión de escepticismo y de duda -en realidad, aún de mofa-, como si hubieran dicho: "Si fuera realmente el obrador de milagros que pretende ser, con seguridad habría hecho algo por uno de sus amigos más íntimos". Querían llegar a la conclusión de que, después de todo, ese fracaso era una prueba de que él no había abierto los ojos del ciego.
38. Conmovido. Ver com. vers. 33. La nota de incredulidad expresada por algunos de los judíos (vers. 37) contribuyó para ese estado de ánimo de Jesús.
Sepulcro. Gr. mn'méion, literalmente "recordativo", de mn'monéuÇ "recordar", que se usa frecuentemente como recordativo de los muertos, pero principalmente para la tumba o la cámara mortuoria (Mar. 16:5; etc.).
Cueva. Era común que en Palestina se usaran las cuevas naturales, mejor adaptadas mediante excavaciones, como sepulturas (cf. Gén. 23:19; Isa. 22:16).
La Mishnah describe lo que es probablemente una típica tumba familiar: "El espacio central de la caverna debe contener [una superficie de] seis codos por ocho. Y trece cámaras deben desembocar en ella; cuatro en un lado, cuatro en el otro; tres en frente [de la entrada], y una a la derecha de la entrada y una a la izquierda. Fuera de la entrada de la caverna debe hacerse un atrio de seis [codos] por seis, [que es] el espacio destinado al féretro y a los que lo sepultan. Dos cavernas deben desembocar en él; una a un lado y la otra al otro" (Baba Bathra 6. 8). Los descubrimientos arqueológicos muestran que las entradas a las tumbas generalmente estaban en un plano horizontal.
Piedra. La entrada a las cuevas estaba cubierta con frecuencia con piedras circulares a fin de que se las pudieran hacer rodar. Con frecuencia, una piedra de sostén mantenía en su lugar a la piedra circular (ver Mishnah Ohololh 2. 4).
39. Quitad. Jesús podría haber quitado la piedra milagrosamente.
Pero ésa era una tarea que las manos humanas podían realizar. Los hombres deben cooperar con Dios y no deben esperar que Dios haga para ellos lo que pueden hacer por sí mismos (ver p. 199).
Hiede. Esta impulsiva exclamación muestra que la fe de Marta era demasiado débil para captar todo el significado de lo que estaba implicado en los vers. 23-26 (ver com. vers. 22). Pero su reacción también proporcionó una evidencia positiva a los judíos de que no se estaba realizando ningún engaño y que Lázaro estaba realmente muerto.
El hecho de que Marta temiera que ya hubiera comenzado la putrefacción sugiere que el cuerpo no había sido embalsamado, aunque el vers. 44 indica una cuidadosa preparación del cuerpo.
Cuatro días. Una tradición judía del siglo III d. C., que quizá refleja algo de lo que se creía en los días de Jesús, enseñaba que durante tres días el alma vuelve al cuerpo con la esperanza de entrar de nuevo en él. Cuando al fin de ese lapso el alma observa que el rostro se ha desfigurado, se aleja y nunca regresa. Por lo tanto, durante tres días los parientes visitaban la tumba con la esperanza de que la persona sólo estuviera en estado de coma sin haber muerto en realidad. Cuando llegaba el cuarto día, ya no había más ninguna duda en cuanto a la muerte. Si esas tradiciones eran admitidas en el tiempo de Jesús, el hecho de que ya fuera el cuarto día habría sido una evidencia convincente de que Lázaro estaba realmente muerto. Quizá Jesús tuvo en cuenta este concepto popular cuando demoró su llegada hasta el cuarto día.
40. ¿No te he dicho? Las palabras exactas no se encuentran en los vers. 21-27, pero están implícitas al compararse estos versículos con el mensaje que mandó Jesús cuando se le informó de la enfermedad de Lázaro (vers. 4; cf. DTG 484).
41. Piedra. Ver com. vers. 38.
De donde. La evidencia textual establece la omisión (cf. p. 147) de la frase explicativa: "donde había sido puesto el muerto". (Esta omisión se ha efectuado en la BJ.)
Alzando los ojos. Lo que Jesús solía hacer al orar (cf. Mar. 6:41; Juan 17:1). En lo que atañe a los otros, rara vez se menciona esta costumbre. De acuerdo con una tradición del siglo II d.C., que, sin embargo, tal vez refleje costumbres más antiguas, la práctica era al menos dirigir los ojos hacia el templo (por ejemplo, ver Mishnah Berakoth 4. 5).
Padre. Forma habitual de Jesús para dirigirse a Dios (Luc. 22:42; Juan 12:27; 17:1,11,25). En el Padrenuestro, Jesús enseñó a sus seguidores que se dirigieran así a Dios (ver com. Mat. 6:9).
Por haberme oído. Jesús estaba en constante comunión con su Padre. Todo lo que le sucedía en la vida concordaba con un plan convenido antes de que Jesús dejara el cielo (ver com. Luc. 2:49). La realización de ese plan demandaba que se diera una evidencia máxima de la divinidad de Cristo. La oración fue simple, en marcado contraste con los encantamientos de los que recurren a la magia. No hubo ningún pedido, tan sólo una expresión de agradecimiento, pero con ella un reconocimiento tácito de la completa armonía del Hijo con la voluntad del Padre.
42. Por causa de la multitud. De lo contrario, no hubiera habido necesidad de la oración. La resurrección del hijo de la viuda de Naín (Luc. 7:11-17) se había efectuado en un pequeño y oscuro pueblo de Galilea.
La resurrección de la hija de Jairo (Luc. 8:41-56) acaeció en la intimidad de un dormitorio, con sólo unos pocos testigos presentes. Además, ella había estado muerta sólo un corto tiempo (ver com. Juan 11:39). Este milagro, en cambio, se realizó a plena luz del día, con la presencia de amigos y enemigos como testigos. Se hizo frente a todo posible motivo de dudas. Los fariseos habían acusado a Jesús de que expulsaba a los demonios mediante el príncipe de los demonios (Mat. 12:24). Jesús reconoció abiertamente su unión con el Padre, sin el cual no intentaba hacer nada (Juan 5:19-30; 7:28-29), y ahora declaró que su propósito era que creyeran que Dios lo había "enviado".
43. Clamó. Gr. kraugázÇ, "vocear fuertemente". Este verbo aparece en otras partes del NT (Mat. 12:19; 15:22; Juan 18:40; 19:6,15; Hech. 22:23).
A gran voz. Gr. fÇn' megál'. Estas dos palabras griegas aparecen juntas también en Mat. 24:31; Mar. 15:34,37; Apoc. 1:10.
Lázaro. Jesús se dirigió a él como nosotros lo haríamos con un amigo familiar para despertarlo de un sueño. Ven fuera. Gr. déuro éxÇ. Déuro, que significa "hacia acá", tiene la fuerza del imperativo "ven", y así se ha traducido en Mat. 19:21; Mar. 10:21; Hech. 7:34; etc. ExÇ significa "fuera".
No hay el menor indicio en todo el relato de que el alma de Lázaro dejó su cuerpo en el momento de la muerte y ascendió al cielo. Si tal hubiera sido el caso, podríamos haber esperado que Jesús se dirigiera al alma consciente y no al cuerpo muerto. Podría haber dicho: "Lázaro, desciende y vive otra vez en la carne". Pero, a semejanza de David, Lázaro "no subió a los cielos" (Hech. 2:34). Los últimos cuatro días habían sido para él un período de olvido e inconsciencia (ver Sal. 146:4). Si alguno esperaba oír de él un relato glorioso de las andanzas de su alma después de la muerte, estaba condenado a chasquearse, pues Lázaro no tenía nada que relatar.
44. Atadas las manos y los pies. Se ha conjeturado mucho en cuanto a cómo Lázaro pudo moverse en esas circunstancias.
No hay duda de que estaba trabado en sus movimientos, pues Jesús ordenó que lo desataran (cf. DTG 493).
Vendas. En la Mishnah se habla de "un cadáver" y su "ataúd y mortaja" (Shabbath 23.4). Cf. cap. 19:40. Sudario. Gr. soudárion, del latín sudarium, "un paño para limpiarse la transpiración". Esta palabra se usa también en Luc.19:20; Juan 20:7; Hech. 19:12.
45. Creyeron en él. En el caso de muchos, este milagro cumplió su propósito. Tuvo alcances mucho mayores de lo que se podría haber esperado (vers. 42; cf. cap. 2:23; 7:31). Esta respuesta debe haber reconfortado a Jesús y a sus discípulos.
46. A los fariseos. [Retirada a Efraín, Juan 11:46-57. Ver p. 53. Es probable que entre los informantes estaban algunos de los espías que constantemente seguían los pasos de Jesús. Quizá otros, sencillamente, pensaron que un acontecimiento tan notable debía ser conocido por los dirigentes religiosos. Pueden haber deseado recibir consejo en cuanto a su forma de reaccionar frente a ese hecho.
47. Los principales sacerdotes. En su mayoría eran saduceos (ver p. 54).
Los saduceos negaban la posibilidad de la resurrección (Mat. 22:23; Hech. 23:8). Quedaron grandemente perturbados al ver que una de sus principales teorías era comprobada como errónea. Entonces se unieron con los fariseos en una abierta hostilidad contra Jesús. En realidad, los principales sacerdotes desempeñaron un papel muy importante en el arresto, el juicio y la condenación de Jesús (Mat. 20:18; 21:15,23,45; 26:3; etc.).
Fariseos. Ver p. 53.
https://ministeriohnopio1.blogspot.com/2021/04/los-judios-del-primer-siglo-de-la-era.html
Concilio. Gr. sunédrion, que deriva de sun, "junto" y hedra, "asiento", que se ha transliterado en castellano como "sanedrín". En cuanto a este concilio, ver p. 68.
¿Qué haremos? Comprendieron que la situación había tomado un cariz que no permitía más demoras. Algunos oponentes se habían vuelto creyentes; enemigos se habían convertido en amigos; y en sus propias filas había algunos que estaban llegando a una convicción profunda. La influencia de ellos ante el pueblo disminuía rápidamente.
48. Vendrán los romanos. Irónicamente, cuando se escribió este Evangelio (ver p. 173), los romanos habían hecho exactamente lo que se temía (ver las pp. 74-78), pero por una razón muy diferente. Si Jesús hubiese sido el mesías político de las expectativas judías, las represalias de los romanos habrían sucedido inmediatamente después de cualquier intento de colocarlo en el trono. Pero Jesús nunca aspiró a ser un libertador nacional. Cuando las 1multitudes procuraron hacerlo rey a la fuerza, rápidamente despidió a la gente y se alejó de la escena (cap. 6:15).
Nuestro lugar santo. En el texto griego no está el adjetivo "santo". Con todo, probablemente la referencia es al templo (ver Jer. 7:15; 2 Mac. 5:19), o, en un sentido más amplio, se puede entender Jerusalén.
Nación. A pesar del nombramiento de un procurador romano (ver p. 67) y la presencia en la misma colina del templo de la fortaleza romana Antonia (ver mapa p. 215), los judíos disfrutaban de un considerable grado de libertad en lo que atañía a sus asuntos locales. Estaban en peligro de perder esa libertad, y, en realidad, la perdieron unos 40 años más tarde.
49. Caifás. Ver com. Mat. 26:57; Luc. 3:2.
Aquel año. Esto no significa que el sumo sacerdote estaba en su cargo sólo durante un año. Antiguamente, el cargo era vitalicio; pero durante el dominio romano el sumo sacerdote era depuesto en cualquier momento y se nombraba otro. Caifás estuvo en su cargo aproximadamente desde 18 d.C. hasta 36 (ver com. Luc. 3:1). "Aquel año" sin duda significa aquel año decisivo o memorable en el cual fue crucificado nuestro Señor.
50. Que un hombre muera. Este principio está confirmado en la literatura rabínica. Midrash Rabbah, com. Gén. 43:8, dice: " Mejor que se arriesgue una vida antes que todos ciertamente deban [morir]".
El mismo Midrash, com. Gén. 46:26 y siguiente dice: "'Mejor que tú seas ejecutado antes que toda la comunidad sea castigada debido a ti '". Tácitamente, Caifás argüía que aun en el caso de que Jesús fuera inocente, su eliminación sería para el bien de Israel.
51. No lo dijo por sí mismo. Es cierto que Caifás conocía las profecías, pero las predicciones divinas eran entendidas sólo borrosamente. Le preocupaba mantener su poder y que continuara la vida nacional de los judíos; sin embargo, sus palabras fueron notablemente proféticas de lo que Jesús estaba por hacer. Jesús moriría, pero, irónicamente, la nación que Caifás esperaba así salvar de la destrucción, perecería miserablemente.
52. No solamente por la nación. Este es un comentario añadido por Juan. Caifás sólo se había referido a la nación de los judíos. Sin embargo, la muerte de Jesús sería para todos, y de cada nación, los que lo aceptaran, se unirían en un gran conjunto de creyentes (Efe. 2:11-22). Estas eran las "otras ovejas" que atraería el Buen Pastor (Juan 10:16).
53. Acordaron. Oficialmente, el sanedrín acordó hacer morir a Jesús. Les quedaba el problema de la forma en que podrían ejecutar su plan sin suscitar un tumulto popular.
Había habido intentos anteriores de matar a Jesús (cap. 5:18; etc.), pero la resurrección de Lázaro había llevado esto a una crisis.
El consejo de Caifás de proceder sin establecer necesariamente la culpabilidad o inocencia de Jesús (ver com. vers. 50) parecía ser la solución que buscaban los miembros del concilio.
54. Efraín. Generalmente, se identifica con Taiyibeh, lugar a unos 6 km al noreste de Bet-el (ver 2 Sam. 13:23; 2 Crón. 13:19; Josefo, Guerra iv. 9. 9). Estaba cerca del desierto que se extiende junto al valle del jordán.
55. La pascua de los judíos. Considerando que la fiesta anónima del cap. 5:1 (ver allí el comentario) fuera una pascua, ésta es la cuarta pascua mencionada por Juan (ver pp. 185, 238; diagrama 5, p. 219).
Región. Es decir, la región de Palestina, en términos generales, aunque asistían a la pascua judíos de todas partes del mundo.
Para purificarse. En cuanto a la purificación ceremonial como un requisito para comer la pascua, ver 2 Crón. 30:17-20; cf. Núm. 9:10. Durante el enjuiciamiento de Jesús, los sacerdotes se negaron a entrar en el pretorio para no contaminarse y quedar así excluidos de comer la pascua (Juan 18:28).
56. Buscaban. Como lo habían hecho antes de la fiesta de los tabernáculos (7:11). Pero ahora, al unirse el esfuerzo de los saduceos y los fariseos (ver com. cap. 11:47), su búsqueda se intensificó muchísimo.
¿No vendrá? En vista de la reciente orden de arrestar a Jesús, había muchas dudas en cuanto a su presencia en la fiesta. El texto griego puede ser interpretado como que expresa la idea: "No se atrevería a venir a la fiesta, ¿verdad?" Indudablemente, esperaban que se presentara, y así facilitara su arresto.
57. Principales sacerdotes. Ver com. vers. 47.
Supiese. Es decir "hubiese descubierto".
Manifestase. Gr. m'núÇ, "descubrir", "informar". (5CBA).
COMENTARIOS DE EGW
1-44 DTG 482-494. LÁZARO, VEN FUERA"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-58-lazaro-ven-fuera.html
47-54 DTG 495-500. "CONSPIRACIONES SACERDOTALES"
https://elaguila3008.blogspot.com/2009/11/dtg-capitulo-59-conspiraciones.html
56. Los muchos viajeros que iban hacia la ciudad difundieron las noticias de que él estaba en camino a Jerusalén y pasaría el sábado en Betania. Había gran entusiasmo entre la gente. Muchos se dirigieron a Betania, algunos llevados por la simpatía para con Jesús, y otros por la curiosidad de ver al que había sido resucitado.
Muchos esperaban oír de Lázaro una descripción maravillosa de las escenas de ultratumba. Se sorprendían de que no les dijera nada.
Nada tenía él de esta naturaleza que decir.
La Inspiración declara: "Los muertos nada saben.... Su amor, y su odio y su envidia, feneció ya." (Eclesiastés 9:5,6).
PERO LÁZARO TENÍA UN ADMIRABLE TESTIMONIO QUE DAR RESPECTO A LA OBRA DE CRISTO. Había sido resucitado con este propósito. Con certeza y poder, declaraba que Jesús era el Hijo de Dios. Los informes llevados de vuelta a Jerusalén por los que visitaron Betania aumentaban la excitación. El pueblo estaba 512 ansioso de ver y oír a Jesús. Por todas partes se indagaba si Lázaro le acompañaría a Jerusalén, y si el profeta sería coronado rey en ocasión de la Pascua.
LOS SACERDOTES Y GOBERNANTES veían que su influencia sobre el pueblo estaba debilitándose cada vez más, y su odio contra Jesús se volvía más acerbo. Difícilmente podían esperar la oportunidad de quitarlo para siempre de su camino. A medida que transcurría el tiempo, empezaron a temer que al fin no viniera a Jerusalén. Recordaban cuán a menudo había frustrado sus designios criminales, y temían que hubiese leído ahora sus propósitos contra él y permaneciera lejos. Mal Podían Ocultar Su Ansiedad, Y Preguntaban Entre Sí: "¿Qué os parece, que no vendrá a la fiesta?" Convocaron un concilio de sacerdotes y fariseos.
DESDE LA RESURRECCIÓN DE LÁZARO, las simpatías del pueblo estaban tan plenamente con Cristo que sería peligroso apoderarse de él abiertamente. Así que las autoridades determinaron prenderle secretamente y llevarle al tribunal tan calladamente como fuera posible. Esperaban que cuando su condena se conociese, la voluble corriente de la opinión pública se pondría en favor de ellos. Así se proponían destruir a Jesús.
PERO LOS SACERDOTES Y RABINOS SABÍAN QUE MIENTRAS LÁZARO VIVIESE, no estarían seguros. La misma existencia de un hombre que había estado cuatro días en la tumba y que había sido resucitado por una palabra de Jesús, ocasionaría, tarde o temprano, una reacción. El pueblo habría de vengarse contra sus dirigentes por haber quitado la vida a Aquel que podía realizar tal milagro. Por lo tanto, el Sanedrín llegó a la conclusión de que Lázaro también debía morir.
A Tales extremos conducen a sus esclavos la envidia y el prejuicio.
El odio y la incredulidad de los dirigentes judíos habían crecido hasta disponerlos a quitar la vida a quien el poder infinito había rescatado del sepulcro. DTG 511,512.
Ministerio Hno. Pio
No hay comentarios:
Publicar un comentario